viernes, 28 de diciembre de 2018

Historia y Devoción al Santo Niño Jesús de Praga


Devoción al Niño de Praga

La particular devoción al Santo Niño de Praga comenzó a principios del siglo XVII. La princesa Polyxenia de Lobkowitz recibió, como regalo de su madre en su matrimonio, una hermosa estatua del Divino Niño procedente de España. La estatua era de cera, de 48 cm. El Niño Jesús está de pie, con la mano derecha levantada, en actitud de bendecir, mientras con la izquierda sostiene un globo dorado que representa la tierra. Su rostro es tierno y gracioso.

Después de la muerte de su esposo, la princesa se dedicó a las obras de caridad. Los religiosos de la orden carmelita en Praga, fueron particularmente favorecidos por la generosa asistencia de la princesa.

En el año 1628 estalló la guerra en Praga y el monasterio de los monjes fue reducido al extremo de la pobreza. En aquellos días, la princesa Polyxenia se presentó a la puerta del monasterio con su estatua y dijo así:



"Aquí les traigo el objeto de mi mayor aprecio en este mundo. Honrad y respetad al Niño Jesús y nunca os faltará lo necesario"

La hermosa estatua fue colocada en el oratorio del convento. Su túnica y el manto habían sido arreglados por la misma princesa. Muy pronto sus palabras resultaron proféticas. Mientras los religiosos mantuvieron la devoción al Divino Infante de Praga, gozaron de la prosperidad. En 1631 el ejército de Sajonia entró en Praga y los Padres Carmelitas se trasladaron a Münich sin llevarse la estatua la que terminó arrojada a los escombros por manos de los herejes invasores.

En el año 1635 terminó la guerra y regresaron los carmelitas a su convento en la ciudad de Praga pero las condiciones de vida eran muy malas. Uno de los monjes llamado el Padre Cirilo regresó a Praga después de siete años. Encontró la situación en la ciudad en pésimas condiciones. Los ciudadanos corrían el peligro de perder hasta la fe. Fue entonces que el Padre Cirilo, quién había recibido anteriormente gran ayuda espiritual por medio de su devoción al Santo Niño de Praga, quiso restaurar la devoción. Con mucha diligencia él comenzó a buscar la estatua milagrosa. Al cabo de cierto tiempo, el Padre la encontró entre los escombros detrás del altar, donde los invasores la habían arrojado. Estaba cubierta por un manto. Extasiado de alegría, el Padre Cirilo volvió a colocar al Santo Niño en su lugar, en el Oratorio donde los carmelitas lo veneraron con gran devoción y confianza. Pronto se levantó el sitio impuesto por los enemigos y todos gozaron felizmente de la paz.

Un día, mientras que el padre Cirilo rezaba devotamente ante la estatua milagrosa, oyó una voz que le decía: 

"Ten piedad de mi y yo tendré piedad de vosotros. Devolvedme mis manos y yo os daré la paz. Cuánto mas me honren, tanto más os bendeciré"

Asombrado de oír estas palabras, el Padre Cirilo examinó la estatua minuciosamente. Removiendo el manto que cubría al Divino Niño, el Padre descubrió que ambas manitas estaban quebradas. El Superior se negó a restaurarlas alegando la extrema pobreza en que aún vivía el convento. El Padre Cirilo fue llamado a auxiliar un moribundo llamado Benito Maskoning y recibió de él 100 florines. Los llevó al Superior y tenía esperanza que se usasen para reparar la estatua. Pero éste juzgó que sería mejor comprar una nueva. El mismo día que se inauguró la nueva estatua, un candelabro de la pared se desprendió y cayendo sobre la estatua, la redujo a pedazos. Al mismo tiempo, el Padre Superior cayó enfermo y no pudo terminar su período de mando.

Elegido un nuevo Superior, el P. Cirilo volvió a suplicarle que hiciera reparar la estatua pero no consiguió nada. Un día mientras oraba a la Virgen María lo llamaron a la Iglesia donde una señora le entregó una cuantiosa limosna antes de desaparecer. Lleno de gozo, el P. Cirilo fue al Superior con el dinero pero éste lo utilizó para otra cosa.

Pronto vinieron nuevas calamidades y pobreza. Ante esas circunstancias todos acudieron al Niño Jesús. El Superior se humilló y prometió celebrar 10 misas ante la estatua y propagar su culto. La situación mejoró notablemente, pero no se arreglaba la estatua. Un día el Padre Cirilo, que no cesaba de interceder ante Jesús, escuchó que le decía:

"Colócame a la entrada de la sacristía, y encontrarás quién se compadezca de mí"

Se presentó un desconocido, el cual, notando que el hermoso Niño no tenía manos, se ofreció espontáneamente a repararlas. Al poco tiempo el desconocido ganó un juicio en el que recuperó una fortuna. Innumerables beneficios fueron recibidos por los devotos. Los carmelitas por eso quisieron edificarle una capilla pública, teniendo en cuenta que el sitio donde debían levantarla, había sido ya indicado por la Santísima Virgen al Padre Cirilo. Pero no había dinero y los conflictos con los calvinistas hacía peligroso levantar nuevas iglesias.

Finalmente, en el 1642, la Princesa Lobkowitz edificó un santuario que se inauguró en 1644, el día de la fiesta del Santo Nombre de Jesús. Acudían devotos de todas partes y de toda condición. En 1655, el Conde Martinitz, Gran Marqués de Bohemia, regaló una preciosa corona de oro esmaltada con perlas y diamantes. El Reverendo José de Corte se la colocó al Niño Jesús en una solemne ceremonia de coronación.

Al Divino Niño le llamaban el "Pequeño Grande" y su reputación milagrosa se esparció por todas las naciones. En innumerables colegios, parroquias, hogares, el Divino Niño entró a presidir y derramar sus bendiciones, sobre todo la gracia de la fe. 

Surgieron las Letanías del Nombre de Jesús; la recitación de 5 Padrenuestros, Avemarías y Glorias seguidas de la jaculatoria:


"Sea bendito el Nombre del Señor ahora y por los siglos de los siglos"

Repetida 5 veces; la oración del Padre Cirilo; la recitación del Rosario del Niño Jesús; y la celebración de la fiesta de Su Santísimo Nombre, el 2º domingo después de la Epifanía.

Es significativo que Jesús quiera propagar la devoción a su infancia en un mundo en que los niños son abortados, abusados y la mayoría no recibe una educación ni ejemplo de vida cristiana. Jesús, quién dijo:


"Dejad que los niños se acerquen a mi"

Fue Él mismo niño y quiere que seamos humildes y puros como niños para entrar en Su Reino. Al meditar sobre su niñez, Jesús nos bendecirá y suscitará en nosotros sus virtudes.

La devoción al Divino Niño siempre había sido practicada por los carmelitas. Santa Teresa de Jesús practicaba una devoción muy particular al Divino Niño. Igualmente lo hacía Santa Teresita, llamada la "pequeña flor de Jesús". 

ORACIONES



Oración revelada por la Virgen al P. Cirilo 

Oh, Niño Jesús, yo recurro a Ti y te ruego por la intercesión de tu Santa Madre, me asistas en esta necesidad (pídase el favor que se desea obtener), porque creo firmemente que tu Divinidad me puede socorrer.

Espero con toda confianza obtener tu santa gracia. Te amo con todo el corazón y con todas las fuerzas de mi alma. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados, y te suplico, oh buen Jesús, me des fuerzas para triunfar. Propongo no ofenderte y me ofrezco a ti, dispuesto a sufrir antes que hacerte sufrir.

De ahora en adelante, quiero servirte con toda fidelidad, y por tu amor ¡oh Divino Niño! amaré a mi prójimo como a mí mismo. Niño omnipotente, Señor Jesús, nuevamente te suplico me asistas en esta circunstancia (se manifiesta). Concédeme la gracia de poseerte eternamente con María y José y adorarte con los Ángeles en la Corte del Cielo. 

Amén

Oración al Milagroso Niño de Praga

¡Oh Milagroso Niñito Jesús! Te suplicamos que mires nuestros corazones enfermos. Deja que tu Corazón de gran misericordia se apiade y nos de la gracia que te rogamos de rodillas.

(Aquí se presenta la intención)

Límpianos del dolor y de la desesperación, de las enfermedades y desgracias que nos agobian. Acuérdate de todos los méritos de tu santísima infancia, y oye nuestra súplica. Danos tu consolación y tu gracia para que eternamente te podamos adorar junto al Padre y al Espíritu Santo, Dios por los siglos de los siglos.

Amén

Poderosa Novena de 9 horas al Niño de Praga

(Se reza cada hora por nueve horas)

Oh mi Jesús, Tú que dijiste:

"Pide y recibirás, busca y hallarás, toca y se te abrirá".

Por el Corazón Inmaculado de tu Santísima Madre, yo te pido, busco y toco a tus puertas, que mi oración sea escuchada.

(Pida su intención)

Oh mi Jesús, Tú que dijiste: "Todo lo que pidieras a Mi Padre en Mi Nombre te será concedido".

Por el Corazón Inmaculado de tu Santísima Madre, humilde y urgentemente pido al Padre, en Tu Nombre que escuche mi oración.

(Petición)

Oh Mi Jesús, Tú que dijiste: "Los cielos y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán". 

Por el Corazón Inmaculado de tu Santísima Madre, te pido confiado de que escuchas mis súplicas.

(Petición)

¡Gracias, Divino Niño de Praga!

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:
http://www.corazones.org/jesus/nino_praga.htm

Del carecimiento de toda consolación - Imitación de Cristo - Beato Tomás de Kempis


1. No es grave cosa despreciar la humana consolación, cuando tenemos la divina.

Gran cosa es y muy grande ser privado, y carecer de consuelo divino y humano, y querer sufrir de gana destierro de corazón por la honra de Dios, y en ninguna cosa buscarse a sí mismo, ni mirar a su propio merecimiento.

¿Qué gran cosa es, si estás alegre y devoto, cuando viene la gracia de Dios? Esta hora todos la desean.

Muy suavemente camina aquel a quien llama la gracia de Dios.

Y ¿qué maravilla, si no siente carga el que es llevado del Omnipotente, y guiado por el soberano guiador?

2. Muy de gana tomamos algún pasatiempo, y con dificultad se desnuda el hombre de sí mismo.

El mártir San Lorenzo venció al mundo y al afecto que tenía por su sacerdote, porque despreció todo lo que en el mundo parecía deleitable; y sufrió con paciencia, por amor de Cristo, que le fuese quitado Sixto, el Sumo Sacerdote de Dios, a quien él amaba mucho.

Pues así con el amor de Dios venció al amor del hombre, y trocó el acontecimiento humano por el buen placer divino.

Así tú aprende a dejar algún pariente o amigo por amor de Dios; y no te parezca grave cuando te dejare tu amigo, sabiendo que es necesario que nos apartemos al fin unos de otros.

3. Mucho y de continuo conviene que pelee el hombre consigo mismo, antes que aprenda a vencerse del todo, y traer a Dios cumplidamente todo su deseo.

Cuando el hombre se está en sí mismo, de ligero se desliza en las consolaciones humanas.

Mas el verdadero amador de Cristo, y estudioso imitador de las virtudes, no se arroja a las consolaciones, ni busca tales dulzuras sensibles; mas antes procura fuertes ejercicios, y sufrir por Cristo duros trabajos.

4. Así, cuando Dios te diere la consolación espiritual, recíbela con hacimiento de gracias, mas entiende que es don de Dios, y no merecimiento tuyo.

No quieras ensalzarte ni alegrarte demasiado, ni presumir vanamente, mas humíllate por el don recibido, y sé mas avisado y temeroso en todas tus obras: porque se pasará aquella hora y vendrá la tentación.

Cuando te fuere quitada la consolación, no desesperes luego, mas espera con humildad y paciencia la visitación celestial: porque poderoso es Dios para tornarte mucha mayor consolación.

Esto no es cosa nueva ni ajena de los que han experimentado el camino de Dios; porque en los grandes Santos y antiguos Profetas, acaeció muchas veces esta manera de mudanza.

5. Por esto decía uno cuando tenía presente la gracia: Yo dije en mi abundancia, no seré movido ya para siempre. Y ausente la gracia, añade lo que experimentó en si diciendo: Volviste tu rostro, y fui lleno de turbación.

Mas por cierto, entre estas cosas no desespera, sino con mayor instancia ruega a Dios, y dice: A Ti, Señor, llamaré, y a mi Dios rogaré. Y al fin alcanza el fruto de su oración, y confirma ser oído, diciendo: Oyóme el Señor, y tuvo misericordia de mí: el Señor es hecho mi ayudador.

¿Mas en qué? Volviste, dice, mi llanto en gozo, y cercásteme de alegría.

Y si así se hizo con los grandes Santos, no debemos nosotros, enfermos y pobres, desconfiar si algunas veces estamos en fervor de devoción, y a veces tibios y fríos.

Porque el espíritu se viene y se va, según la divina voluntad.

Por eso dice el bienaventurado Job: Visítasle en la mañana, y súbito le pruebas.

6. Pues ¿sobre qué puedo esperar, o en quien debo confiar, sino solamente en la gran misericordia de Dios, y en la esperanza de la gracia celestial?

Pues aunque esté cercado de hombres buenos, o de hermanos devotos, o de amigos fieles, o de libros santos o tratados lindos, o de cantos suaves e himnos, todo aprovecha poco y tiene poco sabor, cuando soy desamparado de la gracia, y dejado en mi propia pobreza.

Entonces no hay mejor remedio que la paciencia, y negándome a mí mismo, ponerme en la voluntad de Dios.

7. Nunca hallé hombre tan religioso y devoto que alguna vez no tuviese apartamiento de la consolación divina o sintiese disminución del fervor.

Ningún Santo fue tan altamente arrebatado y alumbrado que antes o después no haya sido tentado.

Pues no es digno de la alta contemplación de Dios, el que no es ejercitado en alguna tribulación.

Porque suele ser la tentación precedente, señal que vendrá la consolación.

Que a los probados en tentación, es prometida la consolación celestial.

Al que venciere, dice, dará a comer del árbol de la vida.

8. Dase también la divina consolación, para que el hombre sea más fuerte para sufrir las adversidades.

Y también se sigue la tentación, porque no se ensoberbezca del bien.

El demonio no duerme, ni la carne no está aún muerta: por esto no ceses de prepararte a la batalla.

A la diestra y a la siniestra están los enemigos, que nunca descansan.

Fuente - Texto tomado de ENCUENTRA.COM:
http://encuentra.com/imitacion_de_cristo/del_carecimiento_de_toda_consolacion13740/

Reflexiones para fin y principio de año - ¿Qué me traerá el año que comienza?






Se termina el año 2018

El día de hoy podríamos considerar tres cosas: 

a) El tiempo pasa. 
b) La muerte se acerca. 
c) La eternidad nos espera. 

El tiempo pasa volando


Han pasado ya las penas y las alegrías. De ellas sólo quedan el mérito de haber sufrido con espíritu sobrenatural, y de haber agradecido a Dios las satisfacciones. El pasado deja huella en la biografía que Dios tiene de mí. 

La muerte se acerca

Cada día que pasa estoy más cerca de ella. Es necio no querer pensar esto. Muchos de los que murieron el año pasado se creían que iban a seguir vivos en éste, pero se equivocaron. Puede que este año sea el último de nuestra vida. No es probable, pero sí posible. Debo tenerlo en cuenta. En ese momento trascendental, ¿qué querré haber hecho? ¿Qué NO querré haber hecho? Conviene hacer ahora lo que entonces me alegraré de haber hecho, y no lo que me pesará haber hecho. 

La eternidad nos espera



Nos preocupamos mucho de lo terrenal que va durar muy poco. Nos preocupamos de la salud, del dinero, del éxito, de nuestra imagen, etc. Todo esto es transitorio. Lo único que va a perdurar es lo espiritual. El cuerpo se lo van a comer los gusanos. Lo único que va a quedar de nosotros es el alma espiritual e inmortal. 

Con la muerte no termina la vida del hombre: se transforma, como dice el Prefacio de Difuntos. Palabras de Santo Tomás Moro sobre la morada en el cambio de destino. 

Los que niegan la vida eterna es porque no les conviene. Pero negarla no es destruirla. La verdad es lo que Dios nos ha revelado.


Hoy es el momento
de hacer balance



No sólo económico, sino también espiritual y moral. 

Hagamos examen del año que termina. 

Sin duda que habrá páginas maravillosas, que besaremos con alegría. 

Pero también puede haber páginas negras que desearíamos arrancar. Pero eso ya no es posible. Lo escrito, escrito está. 

Hoy abrimos un libro nuevo que tiene todas las páginas en blanco. ¿Qué vamos a escribir en él? 

Que al finalizar este año que hoy comienza, podamos besar con alegría cada una de sus páginas. 

Que no haya páginas negras que deseemos arrancar. 

Puede que en ese libro haya cosas desagradables que no dependen de nosotros. 

Lo importante es que todo lo que dependa de nosotros sea bueno. 


Pidamos a Dios que dirija nuestra mano para que a fin de año podamos besar con alegría todo lo que hemos escrito. 

También es el momento de examinar todas las ocasiones perdidas de hacer el bien. 

Ocasiones irrecuperables. Pueden venir otras; pero las perdidas, no se recuperarán. 

Finalmente, demos gracias a Dios de todo lo bueno recibido en el año que termina. 

De la paciencia que Dios ha tenido con nosotros. 

Y de su gran misericordia.

Autor: P. Jorge Loring SJ


¿Qué me traerá
el año que comienza?
¡Lo que Tú quieras, Señor!

Balance de fin de año

En fin de año se reúnen las familias cristianas, para despedir juntos el año que termina y recibir el que empieza. Es una oportunidad para hacer un balance de nuestra vida y reflexionar en lo que hemos hecho y lo que dejamos de hacer.

Debemos ir a la Iglesia a dar gracias a Dios por el año que termina y pedir ayuda para el año que comienza. 

En familia, se puede conversar acerca de cómo ha sido el año para cada uno y los propósitos que se tienen para el próximo. 

Algunas pautas para reflexionar:
  • ¿Qué cosas buenas he hecho este año para mí?
  • ¿Qué obras buenas he hecho por los demás?
  • ¿Con qué no cumplí de la mejor manera?
  • ¿Cómo puedo mejorar mi vida?
  • ¿Cuánto aumentó mi amor a Dios y a la Iglesia?
  • ¿Cómo he cumplido con mi vocación (como hijo de familia, como padre o madre de familia, como esposo, como cristiano?
  • ¿Qué propósitos tengo para el siguiente año?
Sugerencias para despedir
el año viejo:

Hoy terminas de escribir
un capítulo más de la
historia de tu vida


Cuando naciste, este libro era todo tuyo. Te lo puso Dios en tus manos. Podías escribir en él lo que quisieras: un poema, una pesadilla, una aventura, una blasfemia, o una oración. Podías… ahora ya no puedes, ya no es tuyo, ya lo has escrito, ahora es de Dios. Te lo va a leer Dios, en el día mismo en que te mueras, con todos sus detalles. Ya no puedes corregirlo, ha pasado al dominio de la eternidad.


Piensa unos momentos en esta noche... Toma tu libro y hojéalo despacio. Deja pasar sus páginas entre tus manos y entre tu conciencia. ¡Ten el gusto de leerlo a ti mismo!

Lee todo. Repite aquellas páginas de tu vida en las que pusiste tu mejor estilo, no te olvides de que uno de tus mejores maestros, si tienes la conciencia bien formada, eres tú mismo.

Lee también aquellas páginas que nunca quisieras haberlas escrito. ¡No!... ¡no intentes arrancarlas!, es inútil. Ten valor para leerlas. Son tuyas.

No puedes arrancarlas… pero puedes anularlas cuando escribas las páginas siguientes. Si lo haces así, seguramente Dios las pasará de corrido cuando lea tu libro en tu último día.

Lee tu libro esta noche... Hay en él trozos enteros de ti mismo.

Es un drama apasionante en el cual, el primer personaje eres tú: Tú en escena con Dios, con los hombres, con la vida. Tú lo has escrito con el instrumento asombroso de tu libertad sobre la superficie inmensa y movediza del mundo.

Es un libro misterioso que en su mayor parte, la más interesante, no puede leerlo nadie más que tú y Dios.

Esta noche, cuando hayas terminado de leerlo… si te dan ganas de besarlo, bésalo.

Si te dan ganas de llorar, llora fuerte sobre tu libro viejo, pero sobre todo… reza sobre tu libro viejo. Tómalo entre tus manos, levántalo hacia el cielo y dile a Dios sólo dos palabras: “gracias” y “perdón”.

Después, dáselo a Cristo, no importa… así como esté, aunque tenga páginas negras… nunca olvides que Cristo sabe perdonar.

Esta noche, Dios te entregará un libro nuevo. Es todo tuyo. Puedes escribir en él lo que quieras. Escribe el nombre de Jesús en la primera página. Después pídele que no te deje escribir a ti solo. Pídele que te lleve siempre de la mano y del corazón.




Oración de agradecimiento


¡Gracias, Señor, por todo lo que
en este año me diste!
¡Gracias por los días de sol
y los nublados tristes!
¡Gracias por las noches tranquilas
y por las inquietas horas obscuras!
¡Gracias por la salud y la enfermedad,
por las penas y las alegrías!
¡Gracias por todo lo que me prestaste
y después me pediste!
¡Gracias por la sonrisa amable
y la mano amiga, por el amor
y todo lo hermoso y dulce!
¡Por las flores y las estrellas
y la existencia de los niños
y de las almas buenas!
¡Gracias por la soledad, por el trabajo,
por las dificultades y las lágrimas,
por todo lo que me acercó
a Ti más íntimamente!
¡Gracias por tu presencia
en el Sagrario y la gracia
de tus Sacramentos!
¡Por haberme dejado vivir,
gracias Señor!


¿Qué me traerá
el año que comienza? 

¡Lo que Tú quieras, Señor!
Te pido fe para mirarte en todo;
esperanza para no desfallecer;
caridad perfecta en todo
lo que haga, piense y quiera.
Dame paciencia y humildad.
Dame desprendimiento y un
olvido total de mí mismo.
Dame, Señor, lo que Tú sabes
me conviene y yo no sé pedir:
suficientes pruebas que me
mantengan fuerte,
suficientes tristezas
que me mantengan humano,
suficientes fracasos que me
mantengan humilde,
suficiente determinación
para hacer cada día
mucho mejor que ayer.
¡Que pueda yo amarte
cada vez más y hacerte amar
por los que me rodean!
¡Derrama, Señor,
tus gracias sobre mí
y todos los que quiero,
para que en este año
que empieza,
tengamos siempre
el corazón alerta,
el oído atento,
las manos y la mente activas
y el pie dispuesto
para extender tu Reino!

Fuente - Textos tomados de ES.CATHOLIC.NET:

Oración de fin de año 2018 y principio de año nuevo 2019


Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.

Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de Ti.

Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.


Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.

Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.

Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón; perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.


También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte.

Por todos mis olvidos, descuidos y silencios, nuevamente te pido perdón.

En los próximos días iniciaremos un nuevo año y detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo Tú sabes si llegaré a vivirlos.


Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad, llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.

Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno; que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso.


Cólmame de bondad y de alegría para que cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí, encuentren en mi vida un poquito de Ti.

Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad.

Amén.

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET: