martes, 13 de noviembre de 2018

"Es 'DIABÓLICO' tratar de adaptar la Iglesia a la cultura del mundo" - Cardenal Burke


Por Carlos Esteban | 10 de noviembre de 2018

En una reciente alocución a un grupo de jóvenes reunidos en Roma, el cardenal norteamericano Raymond Leo Burke tachó de “diabólica” la actual situación de la Iglesia aparentemente tratando de “acomodarse” al mundo y su “cultura de la muerte”.

Precisamente ahora, cuando nuestra cultura parece empeñada en sus ataques a la integridad de la familia, a la vida y a la libertad de conciencia, es cuando la Iglesia debería proclamar la verdad de modo especialmente “firme y claro”, señaló el cardenal Burke en una conferencia a jóvenes celebrada recientemente en Roma por Voice of the Family. “Y, sin embargo, da la impresión de intentar acercarse a esta cultura, que es ciertamente una cultura de muerte, y tratar de algún modo de acomodarse a su cultura. Esto es, a mi juicio, una situación diabólica”.

Desde la misma predicación de Jesús, el cristianismo ha presentado siempre una marcada oposición con el Mundo o el Siglo, es decir, con las cambiantes ideologías y modas intelectuales de cada momento. De hecho, el Mundo, concebido en ese sentido, se ha presentado tradicionalmente como uno de los enemigos del alma, junto al Diablo y a la Carne.

Esta posición milenaria se mitigó marcadamente con el Concilio Vaticano II, explícitamente marcado por el ‘aggiornamento’ -actualización- y su deliberado acercamiento a los ‘signos de los tiempos’ y la modernidad. Pero lo que el Concilio apenas esbozaba y se refería más bien a una adaptación del lenguaje para hacer más asequibles las verdades eternas a los hombres de hoy, el llamado ‘espíritu del concilio’ lo transformó en una desastrosa carrera por plegarse a los caprichos intelectuales e ideológicos del momento. Atrás parecía quedar esa Iglesia que, según palabras del converso G. K. Chesterton, liberaba al hombre de la humillante esclavitud de ser “hijos de su tiempo”.

Ahora la Iglesia, denuncia Burke, ofrece una falsa “misericordia”, lo que llama “una especie de expresión del amor y la solicitud de la Iglesia por la humanidad, como si pudiéramos amar a nuestro prójimo sin proclamar la verdad y sin actuar según la verdad”.



Burke, como ya hemos informado a menudo en estas páginas, se convirtió en un paria entre sus pares al hacerse responsable, junto con otros tres colegas en el cardenalato, de una carta formal al Papa en la que se solicitaba aclaración de puntos ambiguos en la exhortación papal Amoris Laetitia, las célebres Dubia. Los prelados de todo el mundo, y muy especialmente de su país, saben ya que “no conviene” a su carrera eclesial ser vistos junto al cardenal ‘marcado’, mucho menos invitarle a sus diócesis o participar con él en evento alguno.

Pero Burke no se calla, y en esta ocasión ha recordado que si San Juan Pablo II convocó a la Iglesia a una nueva evangelización, “primero debe reevangelizarse internamente, porque los males del secularismo y el relativismo han entrado en la propia Iglesia”.

En cuanto a la “terrible” crisis concreta que vive en estos momentos la iglesia de su país, no va a resolverse con comités y directrices burocráticas, asegura el cardenal. “A lo que nos enfrentamos aquí es a un pecado grave”, dice, y solo puede solucionarse “poniéndole un nombre al pecado, responsabilizándonos de él y expiándolo”.

Fuente - Texto tomado de INFOVATICANA.COM:
https://infovaticana.com/2018/11/10/es-diabolico-tratar-de-adaptar-la-iglesia-a-la-cultura-del-mundo-dice-el-cardenal-burke/

Oremos por: víctimas del terrorismo - guerras en el mundo - católicos perseguidos - personas secuestradas y damnificados por desastres naturales





Oración al Divino Niño Jesús

para verse libre de peligros

DIVINO NIÑO JESUS


Señor Dios, Rey Omnipotente
en tus manos están puestas todas las cosas.
Si quieres salvar a tu pueblo
nadie puede resistir a tu voluntad.
Tú hiciste el cielo y la tierra,
y todo cuanto en ellos se contiene.
Tú eres el dueño de todas las cosas.
¿Quién podrá pues resistir a tu Majestad?
Señor Dios de nuestros padres,
ten misericordia de tu pueblo,
porque los enemigos del alma quieren perdernos
y las dificultades que se nos presentan
son muy grandes, Tú has dicho:
"Pedid y se os dará.
El que pide recibe.
Pero pedid con fe".
Escucha pues nuestras oraciones.
Perdona nuestras culpas.
Aleja de nosotros los castigos que merecemos
y haz que nuestro llanto
se convierta en alegría,
para que viviendo
alabemos tu Santo Nombre
y continuemos alabándolo
eternamente en el cielo.
Amén.


Oración
Súplicas para tiempos difíciles



Divino Niño Jesús:
Tengo mil dificultades, ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En los desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis soledades: acompáñame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En las horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón paternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Amén.




Oración en demanda
del socorro de María


¡Madre de Dios y reina de los ángeles!
¡Esperanza de los hombres!
¡Mira al que te llama y a Ti recurre!
Me postro ante Ti, yo, pobre esclavo,
me consagro por tu siervo para siempre
y me ofrezco a servirte y honrarte
cuanto pueda, toda la vida.

Poco puede honrarte un esclavo tan ruin
y rebelde que tanto ha ofendido
a mi Dios y Redentor.
Pero si me aceptas, aunque sin merecerlo,
y con tu intercesión me haces digno,
tu misma misericordia me hará santo
y te daré el honor que yo sólo no puedo.
Acéptame y no me rechaces, Madre mía.

Estas ovejas perdidas vino a rescatar
el Verbo eterno, y por salvarlas se hizo
Hijo tuyo. ¿Despreciarás a esta oveja
extraviada que a Ti recurre para encontrar
a Jesús? Ya está entregado el rescate
que me salva; mi Salvador ya derramó
Su Sangre preciosa, la que basta
para salvar mil mundos.

Basta que esa Sangre se me aplique,
y ésto en tus manos está, Virgen bendita.
En tus manos está salvar al que quieres.
Ayúdame, mi Reina, y sálvame.
En Ti confío a tu intercesión me entrego.
Salud de los que te invocan, sálvame.



Oración a San Miguel Arcángel



San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla;
sé nuestro amparo contra la perversidad
y asechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes;
y tú, Príncipe de la milicia celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos,
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén.


Por favor recemos el Santo Rosario: