miércoles, 19 de septiembre de 2018

Sermón de San Agustín: acusación dirigida contra los pastores que se apacientan a sí mismos en vez de apacentar a las ovejas


Sermón de San Agustín, obispo, sobre los pastores.

Somos cristianos y somos obispos.
Sermón sobre los pastores 46, 1-2

No acabáis de aprender ahora precisamente que toda nuestra esperanza radica en Cristo y que Él es toda nuestra verdadera y saludable gloria, pues pertenecéis a la grey de Aquel que dirige y apacienta a Israel. Pero, ya que hay pastores a quienes les gusta que les llamen pastores, pero que no quieren cumplir con su oficio, tratemos de examinar lo que se les dice por medio del profeta. Vosotros escuchad con atención, y nosotros escuchemos con temor.

Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza diciéndoles». Acabamos de escuchar esta lectura; ahora podemos comentarla con vosotros. El Señor nos ayudará a decir cosas que sean verdaderas, en vez de decir cosas que sólo sean nuestras. Pues, si sólo dijésemos las nuestras, seríamos pastores que nos estaríamos apacentando a nosotros mismos, y no a las ovejas; en cambio, si lo que decimos es Suyo, Él es quien os apacienta, sea por medio de quien sea. Esto dice el Señor:


«¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No son las ovejas lo que tienen que apacentar los pastores?»



Es decir, que no tienen que apacentarse a sí mismos, sino a las ovejas. Ésta es la primera acusación dirigida contra estos pastores, la de que se apacientan a sí mismos en vez de apacentar a las ovejas.


¿Y quiénes son ésos que se apacientan a sí mismos?

Los mismos de los que dice el Apóstol:
Todos sin excepción buscan su interés, no el de Jesucristo.
Por nuestra parte, nosotros que nos encontramos en este ministerio, del que tendremos que rendir una peligrosa cuenta, y en el que nos puso el Señor según su dignación y no según nuestros méritos, hemos de distinguir claramente dos cosas completamente distintas: la primera, que somos cristianos, y, la segunda, que somos obispos. Lo de ser cristianos es por nuestro propio bien; lo de ser obispos, por el vuestro. En el hecho de ser cristianos, se ha de mirar a nuestra utilidad; en el hecho de ser obispos, la vuestra únicamente.

Son muchos los cristianos que no son obispos y llegan a Dios quizás por un camino más fácil y moviéndose con tanta mayor agilidad, cuanto que llevan a la espalda un peso menor. Nosotros, en cambio, además de ser cristianos, por lo que habremos de rendir a Dios cuentas de nuestra vida, somos también obispos, por lo que habremos de dar cuenta a Dios del cumplimiento de nuestro ministerio.


Que nadie busque su interés, sino el de Jesucristo.
Sermón sobre los pastores 46, 6-7


El que ofrece la leche ofrece el sustento, y el que ofrece la lana ofrece el honor. Éstas son las dos cosas que esperan del pueblo los que se apacientan a sí mismos en vez de apacentar a las ovejas: la satisfacción de sus necesidades con holgura y el favor del honor y la gloria.

Desde luego, el vestido se entiende aquí como signo de honor, porque cubre la desnudez. Un hombre es un ser débil. Y, el que os preside, ¿qué es sino lo mismo que vosotros? Tiene un cuerpo, es mortal, come, duerme, se levanta; ha nacido y tendrá que morir. De manera que, si consideras lo que es en sí mismo, no es más que un hombre. Pero tú, al rodearle de honores, haces como si cubrieras lo que es de por sí bien débil.

Ved qué vestidura de esta índole había recibido el mismo Pablo del buen pueblo de Dios, cuando decía: Me recibisteis como a un mensajero de Dios. Porque hago constar en vuestro honor que, a ser posible, os habríais sacado los ojos por dármelos. Pero, habiéndosele tributado semejante honor, ¿acaso se mostró complaciente con los que andaban equivocados, como si temiera que se lo negaran y le retiraran sus alabanzas si los acusaba? De haberlo hecho así, se hubiera contado entre los que se apacientan a sí mismos en vez de a las ovejas. En ese caso, estaría diciendo para sí: «¿A mí qué me importa? Que haga cada uno lo que quiera; mi sustento está a salvo, lo mismo que mi honor: tengo suficiente leche y lana; que cada uno tire por donde pueda». ¿Con que para ti todo está bien, si cada uno tira por donde puede? No seré yo quien te dé responsabilidad alguna, no eres más que uno de tantos. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él.

Por eso, el mismo Apóstol, al recordarles la manera que tuvieron de portarse con él, y para no dar la impresión de que se olvidaba de los honores que le habían tributado, les aseguraba que lo habían recibido como si fuera un mensajero de Dios y que, si hubiera sido ello posible, se habrían sacado los ojos para ofrecérselos a él. A pesar de lo cual, se acercó a la oveja enferma, a la oveja corrompida, para cauterizar su herida, no para ser complaciente con su corrupción. ¿Y ahora me he convertido en enemigo vuestro por ser sincero con vosotros? De modo que aceptó la leche de las ovejas y se vistió con su lana, pero no las descuidó. Porque no buscaba su interés, sino el de Jesucristo.

Prepárate para las pruebas.
Sermón sobre los pastores 46, 10-11


Ya habéis oído lo que los malos pastores aman. Ved ahora lo que descuidan. No fortalecéis a las débiles, ni curáis a las enfermas, ni vendáis a las heridas, es decir, a las que sufren; no recogéis a las descarriadas, ni buscáis a las perdidas, y maltratáis brutalmente a las fuertes, destrozándolas y llevándolas a la muerte. Decir que una oveja ha enfermado quiere significar que su corazón es débil, de tal manera que puede ceder ante las tentaciones en cuanto sobrevengan y la sorprendan desprevenida.

El pastor negligente, cuando recibe en la fe a alguna de estas ovejas débiles, no le dice: Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios, prepárate para las pruebas; mantén el corazón firme, sé valiente. Porque quien dice tales cosas, ya está confortando al débil, ya está fortaleciéndole, de forma que, al abrazar la fe, dejará de esperar en las prosperidades de este siglo. Ya que, si se le induce a esperar en la prosperidad, esta misma prosperidad será la que le corrompa; y, cuando sobrevengan las adversidades, lo derribarán y hasta acabarán con él.

Así, pues, el que de esa manera lo edifica, no lo edifica sobre piedra, sino sobre arena. Y la roca era Cristo. Los cristianos tienen que imitar los sufrimientos de Cristo, y no tratar de alcanzar los placeres. Se conforta a un pusilánime cuando se le dice: «Aguarda las tentaciones de este siglo, que de todas ellas te librará el Señor, si tu corazón no se aparta lejos de él. Porque precisamente para fortalecer tu corazón vino Él a sufrir, vino Él a morir, a ser escupido y coronado de espinas, a escuchar oprobios, a ser, por último, clavado en una cruz. Todo esto lo hizo Él por ti, mientras que tú no has sido capaz de hacer nada, no ya por Él, sino por ti mismo».

¿Y cómo definir a los que, por temor de escandalizar a aquellos a los que se dirigen, no sólo no los preparan para las tentaciones inminentes, sino que incluso les prometen la felicidad en este mundo, siendo así que Dios mismo no la prometió? Dios predice al mismo mundo que vendrán sobre él trabajos y más trabajos hasta el final, ¿y quieres tú que el cristiano se vea libre de ellos? Precisamente por ser cristiano tendrá que pasar más trabajos en este mundo.

Lo dice el Apóstol: Todo el que se proponga vivir piadosamente en Cristo será perseguido. Y tú, pastor que tratas de buscar tu interés en vez del de Cristo, por más que aquél diga: Todo el que se proponga vivir piadosamente en Cristo será perseguido, tú insistes en decir: «Si vives piadosamente en Cristo, abundarás en toda clase de bienes. Y, si no tienes hijos, los engendrarás y sacarás adelante a todos, y ninguno se te morirá». ¿Es ésta tu manera de edificar? Mira lo que haces, y dónde construyes. Aquel a quien tú levantas está sobre arena. Cuando vengan las lluvias y los aguaceros, cuando sople el viento, harán fuerza sobre su casa, se derrumbará, y su ruina será total.

Sácalo de la arena, ponlo sobre la roca; aquel que tú deseas que sea cristiano, que se apoye en Cristo. Que piense en los inmerecidos tormentos de Cristo, que piense en Cristo, pagando sin pecado lo que otros cometieron, que escuche la Escritura que le dice:



El Señor castiga a sus hijos preferidos. Que se prepare a ser castigado, o que renuncie a ser hijo preferido.

Ofrece el alivio de la consolación.
Sermón sobre los pastores 46, 11-12

El Señor, dice la Escritura, castiga a sus hijos preferidos.


Y tú te atreves a decir: «Quizás seré una excepción». Si eres una excepción en el castigo, quedarás igualmente exceptuado del número de los hijos. «¿Es cierto (preguntarás) que castiga a cualquier hijo?» Cierto que castiga a cualquier hijo, y del mismo modo que a su Hijo único. Aquel Hijo, que había nacido de la misma substancia del Padre, que era igual al Padre por su condición divina, que era la Palabra por la que había creado todas las cosas, por su misma naturaleza no era susceptible de castigo. Y, precisamente, para no quedarse sin castigo, se vistió de la carne de la especie humana. ¿Con qué va a dejar sin castigo al hijo adoptado y pecador, el mismo que no dejó sin castigo a su único Hijo inocente? El Apóstol dice que nosotros fuimos llamados a la adopción. Y recibimos la adopción de hijos para ser herederos junto con el Hijo único, para ser incluso su misma herencia: Pídemelo: te daré en herencia las naciones. En sus sufrimientos, nos dio ejemplo a todos nosotros.

Pero, para que el débil no se vea vencido por las futuras tentaciones, no se le debe engañar con falsas esperanzas, ni tampoco desmoralizarlo a fuerza de exagerar los peligros. Dile: Prepárate para las pruebas, y quizá comience a retroceder, a estremecerse de miedo, a no querer dar un paso hacia adelante. Tienes aquella otra frase: Fiel es Dios, y no permitirá Él que la prueba supere vuestras fuerzas. Pues bien, prometer y anunciar las tribulaciones futuras es, efectivamente, fortalecer al débil. Y, si al que experimenta un temor excesivo, hasta el punto de sentirse aterrorizado, le prometes la misericordia de Dios, y no porque le vayan a faltar las tribulaciones, sino porque Dios no permitirá que la prueba supere sus fuerzas, eso es, efectivamente, vendar las heridas.

Los hay, en efecto, que, cuando oyen hablar de las tribulaciones venideras, se fortalecen más, y es como si se sintieran sedientos de la que ha de ser su bebida. Piensan que es poca cosa para ellos la medicina de los fieles y anhelan la gloria de los mártires. Mientras que otros, cuando oyen hablar de las tentaciones que necesariamente habrán de sobrevenirles, aquellas que no pueden menos de sobrevenirle al cristiano, aquellas que sólo quien desea ser verdaderamente cristiano puede experimentar, se sienten quebrantados y claudican ante la inminencia de semejantes situaciones.

Ofréceles el alivio de la consolación, trata de vendar sus heridas. Di: «No temas, que no va a abandonarte en la prueba aquel en quien has creído. Fiel es Dios, y no permitirá Él que la prueba supere sus fuerzas». No son palabras mías, sino del Apóstol, que nos dice: Tendréis la prueba que buscáis de que Cristo habla por mí. Cuando oyes estas cosas, estás oyendo al mismo Cristo, estás oyendo al mismo Pastor que apacienta a Israel. Pues a Él le fue dicho: Nos diste a beber lágrimas, pero con medida. De modo que el salmista, al decir con medida, viene a decir lo mismo que el Apóstol: No permitirá Él que la prueba supere vuestras fuerzas. Sólo que tú no has de rechazar al que te corrige y te exhorta, te atemoriza y te consuela, te hiere y te sana.

Los cristianos débiles.
Sermón sobre los pastores 46, 13


No fortalecéis a las ovejas débiles, dice el Señor. Se lo dice a los malos pastores, a los pastores falsos, a los pastores que buscan su interés y no el de Jesucristo, que se aprovechan de la leche y la lana de las ovejas, mientras que no se preocupan de ellas ni piensan en fortalecer su mala salud. Pues me parece que hay alguna diferencia entre estar débil, o sea, no firme (ya que son débiles los que padecen alguna enfermedad), y estar propiamente enfermo, o sea, con mala salud.

Desde luego que estas ideas que nos estamos esforzando por distinguir las podríamos precisar, por nuestra parte, con mayor diligencia, y por supuesto que lo haría mejor cualquier otro que supiera más o fuera más fervoroso; pero, de momento, y para que no os sintáis defraudados, voy a deciros lo que siento, como comentario a las palabras de la Escritura. Es muy de temer que al que se encuentra débil no le sobrevenga una tentación y le desmorone. Por su parte, el que está enfermo es ya esclavo de algún deseo que le está impidiendo entrar por el camino de Dios y someterse al yugo de Cristo.

Pensad en esos hombres que quieren vivir bien, que han determinado ya vivir bien, pero que no se hallan tan dispuestos a sufrir males, como están preparados a obrar el bien. Sin embargo, la buena salud de un cristiano le debe llevar no sólo a realizar el bien, sino también a soportar el mal. De manera que aquellos que dan la impresión de fervor en las buenas obras, pero que no se hallan dispuestos o no son capaces de sufrir los males que se les echan encima, son en realidad débiles. Y aquellos que aman el mundo y que por algún mal deseo se alejan de las buenas obras, éstos están delicados y enfermos, puesto que, por obra de su misma enfermedad, y como si se hallaran sin fuerza alguna, son incapaces de ninguna obra buena.

En tal disposición interior se encontraba aquel paralítico al que, como sus portadores no podían introducirle ante la presencia del Señor, hicieron un agujero en el techo, y por allí lo descolgaron. Es decir, para conseguir lo mismo en lo espiritual, tienes que abrir efectivamente el techo y poner en la presencia del Señor el alma paralítica, privada de la movilidad de sus miembros y desprovista de cualquier obra buena, gravada además por sus pecados y languideciendo a causa del morbo de su concupiscencia. Si, efectivamente, se ha alterado el uso de todos sus miembros y hay una auténtica parálisis interior, si es que quieres llegar hasta el médico (quizás el médico se halla oculto, dentro de ti: este sentido verdadero se halla oculto en la Escritura), tienes que abrir el techo y depositar en presencia del Señor al paralítico, dejando a la vista lo que está oculto.

En cuanto a los que no hacen nada de esto y descuidan hacerlo, ya habéis oído las palabras que les dirige el Señor: No curáis a las enfermas, ni vendáis sus heridas; ya lo hemos comentado. Se hallaba herida por el miedo a la prueba. Había algo para vendar aquella herida; estaba aquel consuelo: Fiel es Dios, y no permitirá Él que la prueba supere vuestras fuerzas. No, para que sea posible resistir, con la prueba dará también la salida.

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

Video tomado de YOUTUBE:

7 advertencias sobre el demonio del famoso exorcista Gabriele Amorth



El reconocido exorcista italiano, P. Gabriele Amorth, dejó un importante legado en este campo, en el que destacan algunas frases claras sobre la acción del demonio en el mundo actual.

Aquí presentamos 7 frases que el sacerdote pronunció en sus muchos años como exorcista.

1. “Satanás está siempre activo. Es el tentador desde el principio”


En una entrevista de junio de 2004 realizada por el vaticanista italiano Sandro Magister, el P. Amorth hablaba sobre la situación del satanismo y la acción del demonio en la cultura actual.

“En términos generales Satanás está siempre activo. Es el tentador desde el principio. Hace de todo para que el hombre peque y cada vez que se realiza el mal, él está detrás, dejando en claro que es el hombre quien decide libremente sus actos. Pero también existe una acción extraordinaria del maligno: y ésta es la posesión diabólica”, dijo en aquella ocasión.

2. “El mundo está bajo el poder del diablo”


En el libro, “El último exorcista”, escrito junto al vaticanista Paolo Rodari, el P. Amorth aseguró que "el mundo está bajo el poder del diablo. Y junto con Satanás muchos de sus profetas. Personas que la Biblia llama los falsos profetas. Falsos porque llevan a la mentira y no a la verdad".

"Estas personas existen tanto fuera como dentro de la Iglesia. Son fácilmente reconocibles: dicen que hablan en nombre de la Iglesia pero hablan en nombre del mundo. Exigen de la Iglesia que asuma los roles del mundo, y hablando así confunden a los fieles y llevan a la Iglesia a aguas que no son las suyas. Son las aguas del Maligno”, agregó.

3. “Satanás ataca sobre todo al Papa”


También en su libro “El último exorcista”, el P. Amorth señaló que "Satanás ataca sobre todo al Papa. Su odio por el sucesor de Pedro es feroz. Lo he experimentado en mis exorcismos".

"Después del Papa, Satanás ataca a los cardenales, obispos y a todos los sacerdotes y religiosos. Es normal que sea así. Ninguno se debería escandalizar. Los sacerdotes, religiosos y religiosas, están llamados a una dura lucha espiritual".

4. “Invocar a Juan Pablo II es efectivo contra el diablo”


En mayo de 2011 el P. Amorth señaló a ACI Prensa que San Juan Pablo II se ha convertido, en los últimos años, en un poderoso intercesor en la lucha contra el demonio”.

"Le he preguntado al demonio más de una vez: ‘¿Por qué te da tanto miedo Juan Pablo II?’ Y he tenido dos respuestas distintas, ambas interesantes. La primera, ‘por qué desarmó mis planes’. Y creo que con eso se refiere a la caída del comunismo en Rusia y en Europa del Este. El colapso del comunismo".

"Otra respuesta que el demonio me dio fue ‘porque arrebató a muchos jóvenes de mis manos’. Hay muchos jóvenes que, gracias a Juan Pablo II, se convirtieron. Tal vez algunos ya eran cristianos pero no practicantes, y luego con Juan Pablo II volvieron a la práctica", explicó.

5. “El demonio quiere la muerte de la Iglesia porque ella es la madre de los santos”


El P. Amorth se refirió a la campaña difamatoria contra el entonces Papa Benedicto XVI, a quien algunos acusaban de encubrir abusos sexuales cometidos por miembros del clero cuando en realidad fue él quien estableció la política de tolerancia cero. El exorcista denunció en aquella ocasión que el demonio "usa" a los sacerdotes para culpar a toda la Iglesia.

"El demonio la tiene contra la Iglesia, quiere la muerte de la Iglesia porque ella es la madre de los santos. Combate a la Iglesia a través de los hombres de Iglesia, pero con la Iglesia no tiene nada que hacer", acotó.

El experimentado exorcista también manifestó que "el demonio tienta a los hombres de Iglesia y entonces no nos debe maravillar si también los sacerdotes, que tienen todos los auxilios divinos, de la oración y los sacramentos, caen en la tentación. También ellos viven en el mundo y pueden caer como hombres del mundo".

6. “El intercesor más efectivo de todos es la Virgen María”


En mayo de 2002, al ser preguntado sobre el intercesor más efectivo de todos, el P. Amorth dijo a ACI Prensa, que "por supuesto que la Virgen es la más efectiva. ¡Y cuando la invocas como María!"

"Una vez le pregunté a Satanás. ‘¿Pero por qué te asustas más cuando invoco a Nuestra Señora que cuando invoco a Jesucristo?’ Me contestó ‘porque me humilla más ser derrotado por una criatura humana que ser derrotado por Él".

7. “El Estado Islámico (ISIS) es Satanás”


El 13 de abril del 2015 a través de la red social Facebook, el conocido sacerdote afirmó que “El ISIS es Satanás”. “Las cosas suceden primero en las esferas espirituales, luego se hacen concretas en esta tierra”.

Así describió el presbítero a los terroristas musulmanes que persiguen y asesinan a cristianos en Irak y Siria.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:
https://www.aciprensa.com/noticias/7-advertencias-sobre-el-demonio-del-famoso-exorcista-gabriele-amorth-68397

Sale a la luz una carta privada del expresidente Ronald Reagan a su suegro moribundo y ateo: conversión y vida eterna...


Ronald Reagan, en el centro de la imagen,
junto a sus suegros Loyal y Edith

Javier Lozano / ReL - 19 de septiembre de 2018

Investigando para una biografía sobre Nancy Reagan, esposa del que fuera presidente de Estados Unidos entre 1981 y 1989, la columnista del Washington Post, Karen Tumulty, se encontró con una enorme sorpresa: una carta manuscrita y de carácter privado que Ronald Reagan enviaba a su suegro moribundo Loyal Davis, abiertamente ateo. En el escrito le exhortaba a convertirse antes de que muriese haciéndole ver que existe vida eterna, y hablándole de Cristo, de la Virgen mientras hacía un recorrido por las Escrituras.

La carta, fechada el 7 de agosto de 1982, no formaba parte de los registros presidenciales sino que se encontraba en una caja de cartón con los efectos personales de Nancy Reagan. La periodista que ha descubierto la misiva llega a la conclusión tras analizarla en profundidad que “la fe no fue una estratagema electoral para Ronald Reagan; sus palabras privadas muestran que formaban el núcleo de que lo que él era”.

Un suegro moribundo y abiertamente ateo

El entonces presidente de Estados Unidos decidió dedicar un buen rato de su tiempo en plena Guerra Fría para animar a su suegro, hablándole de un Dios bueno y amoroso. Loyal había escrito en el pasado que “nunca he podido creer en la divinidad de Jesucristo ni en su nacimiento virginal. No creo en su Resurrección, ni en el cielo ni en el infierno como lugares”.

Unos días después de que leyera la carta, el 19 de agosto moría este destacado neurocirujano. Nancy, que estaba junto a su padre cuando falleció, explicó más adelante que su padre “recurrió a Dios en los últimos instantes de su vida”.

De izquierda a derecha, Nancy, Ronald,
Nelle Reagan (madre del futuro presidente),
Loyal y Edith (padres de Nancy)
“Dos días antes de su muerte pidió un capellán al hospital y rezó con él. Me di cuenta de que estaba más tranquilo y no tan asustado”, dijo Nancy.

Una ayuda antes de la muerte

Reagan, que junto a San Juan Pablo II y Margaret Thatcher, son considerados como los grandes responsables de la caída del Muro de Berlín, hace un recorrido tanto de su propio recorrido de fe como de la historia del cristianismo.

“Querido Loyal, espero que me perdones por esto, pero he querido escribirte desde que hablamos por teléfono. Soy consciente de la tensión que estás viviendo y creo con todo mi corazón que hay ayuda para esto”, comienza la carta el presidente norteamericano.

En su escrito, Reagan escribe a su suegro: “conozco tus sentimientos, tus dudas, ¿pero podría insistir un poco más?”. Y entonces vuelve a hablar de Cristo a este hombre moribundo.

La vida eterna

“Tú Loyal, y Edith habéis conocido un gran amor, más de lo que muchos han podido tener. Ese amor no terminará con el final de esta vida. Nos han prometido que esto es solo una parte y que hay una vida más grande, una gloria mayor nos espera. Os espera juntos un día y todo lo que requiere es que creías y digáis al Dios que os ponéis en sus manos”.

Reagan cita también Juan 3, 16: “Tanto amó Dios al mundo, que envió a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna”.

Por ello, insiste a su suegro que “se nos ha prometido que todo lo que tenemos que hacer es pedirle a Dios en el nombre de Jesús que nos ayude cuando hayamos hecho todo lo posible, cuando hayamos llegado hasta el final de nuestras fuerzas y habilidades, y tendremos esa ayuda. Sólo debemos confiar y tener fe en su infinita bondad y misericordia”.

Ronald y Nancy Reagan, junto a San Juan Pablo II

Un recorrido por las Escrituras

El que fuera un conocido actor y gobernador de California antes de acceder a la Casa Blanca continúa su misiva explicándole la historia del cristianismo, como un elemento providencial. “Unos setecientos años antes del nacimiento de Cristo, los profetas judíos predijeron la venida de un Mesías. Dijeron que nacería en un lugar humilde, se proclamaría a sí mismo el Hijo de Dios y sería condenado a muerte por decirlo”, escribe.

Reagan, que era cristiano presbiteriano, recuerda igualmente en la misiva que “en total hubo 123 profecías específicas sobre su vida, todas las cuales se hicieron realidad. La crucifixión era desconocida en aquellos tiempos, sin embargo, se predijo que sería clavado en un madero. Y una de las predicciones fue que nacería de una Virgen, ahora sé que es probablemente lo más difícil de aceptar para ti como médico. La única respuesta que se puede dar es que fue un milagro”.

Sin embargo, considera que la historia de Cristo es un milagro aún mayor. “O Él era quien decía ser o era el mayor impostor y charlatán que jamás haya existido. Pero, ¿un mentiroso y un impostor sufrirían la muerte que tuvo cuando todo lo que tenía que hacer para salvarse era admitir que había estado mintiendo?”, explica a Loyal.

El inigualable "impacto" de Cristo en la historia

A lo largo de su extensa carta prosigue: “El milagro es que un joven de 30 años sin credenciales como erudito o sacerdote comenzó a predicar en todas las esquinas. No poseía más que la ropa que llevaba puesta y no viajó más allá de un círculo de menos de cien millas alrededor. Hizo esto sólo durante tres años y luego fue ejecutado como un delincuente común”.

La conclusión a la que llega Ronald Reagan es que pese a todo esto “durante dos mil años Él ha tenido más impacto en el mundo que todos los maestros, científicos, emperadores, generales y almirantes que alguna vez hayan vivido, más que todos juntos”.





Una experiencia de cuando era gobernador

Incluso llega a contarle una experiencia concreta de su vida. El presidente contaba a su suegro como había sufrido durante meses una úlcera durante su primer año como gobernador en California. Sus síntomas iban desde un dolor constante a tremendos ataques, que inexplicablemente desaparecieron un día.

Precisamente, al abrir el correo aquel día en su oficina las dos primeras cartas eran de personas que no conocía que le escribieron para informarle que pertenecían a un grupo que se reunía regularmente para rezar por él.

Justamente después de ver estas dos cartas, un joven de su equipo legal entró en su despacho para una reunión rutinaria. Al salir, este empleado le dijo a Reagan: “Gobernador, creo que tal vez le gustaría saberlo: algunos miembros del personal entramos antes cada mañana y nos reunimos para rezar por usted”.

“¿Coincidencia?”, escribe Ronald a su suegro. “No lo creo”. Entonces les cuenta también en la carta que unas semanas después de este suceso su médico se quedó perplejo pues corroboró que ya no había ninguna úlcera ni había pruebas de que alguna vez hubiera habido.

Por ello, recuerda a Loyal que “hay una línea en la Biblia” que dice que “donde quiera que dos o más estén reunidos en mi Nombre, allí estaré yo también”.

Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:

MILAGRO: La sangre de San Genaro vuelve a licuarse antes de lo previsto - Septiembre 19 de 2018


Redacción ACI Prensa
19 de septiembre de 2018 - 11:01 am | ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN HOY 11:16 am



“¡Ha ocurrido el milagro!”, exclamó el Cardenal Crescenzio Sepe, Arzobispo de Nápoles, ante la multitud de fieles congregada en la catedral de esta ciudad italiana. La sangre de San Genaro, patrono de Nápoles, había vuelto a licuarse durante la mañana de este miércoles 19 de septiembre, día en que se celebra su festividad.




Chiesa di Napoli@Chiesadinapoli
Il Cardinale Crescenzio Sepe si è prontamente ripreso dal breve malore che lo ha colpito quasi al termine della Celebrazione Eucaristica in onore di San Gennaro e che è stato dovuto al forte raffreddore in atto e al grande sudore per il calore intenso… https://goo.gl/8xS4Qp 
9:29 - 19 sept. 2018


El Cardenal Crescenzio Sepe hizo el anuncio durante la celebración de la fiesta litúrgica de este santo del siglo III. El Purpurado mostró el relicario que contiene la sangre de San Genaro para que los fieles comprobaran que efectivamente ésta, normalmente coagulada, se había vuelto líquida. A continuación, como marca la tradición, agitó un pañuelo blanco para indicar que el milagro había tenido lugar.

Aunque habitualmente el proceso se produce ante la vista de los fieles congregados, el Arzobispado, por medio de un comunicado de prensa, señaló que en esta ocasión comprobaron que la sangre ya estaba licuada cuando abrieron la caja fuerte en la que se guarda el relicario.

La licuefacción de la sangre de este santo es un fenómeno inexplicable que se produce tres veces al año: el sábado anterior al primer domingo de mayo, con motivo de la traslación de los restos del santo a Nápoles; el día de su fiesta litúrgica, el 19 de septiembre; y el 16 de diciembre, aniversario de la intercesión de San Genaro para evitar los efectos de la erupción del volcán Vesubio en el año 1631.

Cabe recordar que en diciembre del año 2016 no se produjo el milagro, lo cual provocó cierta preocupación entre los fieles. Aunque el hecho de que no se licúe se suele interpretar como el anuncio de un desastre, esto no siempre es así.

De hecho, el proceso no siempre se produce del mismo modo: a veces tarda varias horas, o incluso días, en licuarse. En otras, como en esta ocasión, el milagro se produce antes de la celebración litúrgica, y en otras ocasiones, por motivos desconocidos, la sangre no se licúa.

El mismo Papa Francisco fue testigo del inexplicable fenómeno en marzo de 2015. En aquella ocasión, la sangre se licuó delante de la mirada del mismo Santo Padre fuera de las tres fechas indicadas. Por lo tanto, se trató de un hecho extraordinario, que también se produjo en 1848 delante del Papa Pío IX. 

El milagro no sucedió durante las visitas de San Juan Pablo II en 1979, ni de Benedicto XVI en 2007.

La sangre licuada permanecerá expuesta en la Catedral de Nápoles durante varios días antes de devolver el relicario a la Capilla del Tesoro.

El martirio de San Genaro



San Genaro, patrono de Nápoles, fue Obispo de Benevento. Durante la persecución contra los cristianos fue hecho prisionero junto a sus compañeros y sometido a terribles torturas. Un día, él y sus amigos fueron arrojados a los leones, pero las bestias sólo rugieron sin acercárseles.

Entonces fueron tildados de usar magia y condenados a morir decapitados cerca de Pozzuoli, donde también fueron enterrados. Esto sucedió aproximadamente en el año 305.

Las reliquias de San Genaro fueron trasladadas a diferentes lugares hasta que finalmente llegaron a Nápoles en 1497.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:
https://www.aciprensa.com/noticias/la-sangre-de-san-genaro-vuelve-a-licuarse-esta-vez-antes-de-lo-previsto-85564

Virgen de la Salette - Fiesta Septiembre 19



Historia de La Salette

Sucedió este gran acontecimiento en una meseta montañosa al sudeste de Francia, cerca del poblado de La Salette. Un niño llamado Maximino Giraud, de 11 años y Melanie Mathieu de 15 años estaban cuidando el ganado. Melanie estaba acostumbrada y entrenada a este tipo de trabajo desde que tenía nueve años de edad, pero todo era nuevo para Maximino. Su padre le había pedido que lo hiciera como un acto generoso para cooperar con el granjero que tenía a su ayudante enfermo por esos días.

Narración de la Aparición
según la vidente Melanie

El día 18 de septiembre, de 1846, víspera de la Aparición de la Santísima Virgen, estaba yo sola como siempre cuidando el ganado de mi amo, alrededor de las once de la mañana vi a un niño que se aproximaba hacía mí. Por un momento tuve miedo, pues me parecía que todos deben saber que evitaba todo tipo de compañía. El niño se acercó y me dijo:
"Hey niña, voy a ir contigo, soy de Corps"
A estas palabras mi malicia natural se mostró y le dije:
"No quiero a nadie a mi alrededor. Quiero estar sola"
Pero él, siguiéndome, dijo:
"Mi amo me envió aquí para que contigo cuidara el ganado. Vengo de Corps"
Me separé molesta de él, dándole a entender que no quería a nadie alrededor mío. Cuando estaba ya a cierta distancia me senté en la hierba. Usualmente de esta forma hablaba a las florecitas o al Buen Dios. Después de un momento, detrás de mí estaba Maximino sentado y directamente me dijo: 
"Déjame estar contigo, me portaré muy bien"
Aún en contra de mi voluntad y sintiendo un poco de lástima por Maximino le permití quedarse. Al oír la campana de La Salette para el Ángelus, le indiqué elevar su alma a Dios. Él se quitó el sombrero y se mantuvo en silencio por un momento. Luego comimos y jugamos juntos. Cuando cayó la tarde bajamos la montaña y prometimos regresar al día siguiente para llevar al ganado nuevamente.

Al día siguiente, sábado, 19 de septiembre, de 1846, el día estaba muy caluroso y los dos jovencitos acordaron comer su almuerzo en un lugar sombreado. Melanie había descubierto que Maximino era muy buen niño, simple y dispuesto a hablar de lo que ella deseara. Era muy flexible y juguetón, pero si un poco curioso. Llevaron el ganado a una pequeña quebrada y encontrando un lugar agradable decidieron tomar una siesta. Ambos durmieron profundamente. Melanie fue la primera en despertar. El ganado no estaba a su vista, entonces rápidamente llamó a Maximino. Juntos fueron en su búsqueda por los alrededores y lo encontraron pastando plácidamente.

Los dos jóvenes volvían en la búsqueda de sus utensilios donde habían llevado su almuerzo y cerca de la quebrada en donde habían hecho la siesta divisaron un globo luminoso que parecía dividirse. Melanie pregunta a Maximino si él ve lo que ella está viendo.
¡Oh Dios mío!, exclamó Melanie dejando caer la vara que llevaba
Algo fantásticamente inconcebible la inundaba en ese momento y se sintió atraída, con un profundo respeto, llena de amor y el corazón latiéndole más rápidamente. Vieron a una Señora que estaba sentada en una enorme piedra. Tenía el rostro entre sus manos y lloraba amargamente. Melanie y Maximino estaban atemorizados, pero la Señora, poniéndose lentamente de pie, cruzando suavemente sus brazos, les llamó hacía Ella y les dijo que no tuvieran miedo. Agregó que tenía grandes e importantes nuevas que comunicarles. Sus suaves y dulces palabras hicieron que los jóvenes se acercaran apresuradamente. Melanie cuenta que su corazón deseaba en ese momento adherirse al de la bella Señora.


La Señora era alta y de apariencia majestuosa. Tenía un vestido blanco con un delantal ceñido a la cintura, no se podría decir que era de color dorado pues estaba hecho de una tela no material, más brillante que muchos soles. Sobre sus hombros lucía un precioso chal blanco con rosas de diferentes colores en los bordes. Sus zapatos blancos tenían el mismo tipo de rosas. De su cuello colgaba una cadena con un crucifijo. Sobre la barra del crucifijo colgaban de un lado el martillo y del otro las tenazas. De su cabeza una corona de rosas irradiaba rayos luminosos, como una diadema. En sus preciosos ojos habían lágrimas que rodaban sobre sus mejillas. Una luz más brillante que el sol pero distinta a éste le rodeaba.

Le dijo a los jovencitos:
"Que la mano de su Hijo era tan fuerte y pesada que ya no podría sostenerla, a menos que la gente hiciera penitencia y obedeciera las leyes de Dios. Si no, tendrían mucho que sufrir. La gente no observa el Día del Señor, continúan trabajando sin parar los Domingos. Tan solo unas mujeres mayores van a Misa en el verano. Y en el invierno cuando no tienen más que hacer van a la iglesia para burlarse de la religión. El tiempo de Cuaresma es ignorado. Los hombres no pueden jurar sin tomar el Nombre de Dios en vano. La desobediencia y el pasar por alto los mandamientos de Dios son las cosas que hacen que la mano de mi Hijo sea más pesada"
Ella continuó conversando y les predijo:
"Una terrible hambruna y escasez. Dijo que la cosecha de patatas se había echado a perder por esas mismas razones el año anterior. Cuando los hombres encontraron las patatas podridas, juraron y blasfemaron contra el nombre de Dios aún más. Les dijo que ese mismo año la cosecha volvería a echarse a perder y que el maíz y el trigo se volverían polvo al golpearlo, las nueces se estropearían, las uvas se pudrirían. Después, la Señora comunica a cada joven un secreto que no debían revelar a nadie, excepto al Santo Padre, en una petición especial que él mismo les haría"
"La Señora agregó que si el pueblo se convirtiera, las piedras y las rocas se convertirían en trigo y las patatas se encontrarían sembradas en la tierra. Entonces preguntó a los jovencitos: ¿Hacéis bien vuestras oraciones, hijos míos?"
Respondieron los dos:
¡Oh! no, Señora; no muy bien"
"¡Ay, hijos míos! Hay que hacerlas bien por la noche y por la mañana. Cuando no podáis hacer más, rezad un Padrenuestro y un Avemaría; y cuando tengáis tiempo y podáis, rezad más"
Con su voz maternal y solícita les termina diciendo:
"Pues bien, hijos míos, decid esto a todo mi pueblo"
Luego continuó andando hasta el lugar en que habían subido para ver donde estaban las vacas. Sus pies se deslizan, no tocan más que la punta de la hierba sin doblarla. Una vez en la colina, la hermosa Señora se detuvo. Melanie y Maximino corren hacia ella apresuradamente para ver a donde se dirige. La Señora se eleva despacio, permanece unos minutos a unos metros de altura (aprox. 3-5 m.). Mira al cielo, a su derecha (¿hacia Roma?), a su izquierda (¿Francia?), a los ojos de los niños, y se confunde con el globo de luz que la envuelve. Éste sube hasta desaparecer en el firmamento.

Al principio solo algunos creían lo que los jóvenes decían haber visto y oído. Los campesinos que habían contratado a los jóvenes estaban sorprendidos que, siendo éstos tan ignorantes, fueran capaces de transmitir y relacionar tan complicado mensaje tanto en francés, el cual no entendían bien, como en patuá en el cual describían exactamente lo que decían.

A la mañana siguiente Melanie y Maximino fueron llevados a ver al párroco. Era un sacerdote de edad avanzada, muy generoso y respetado. Al interrogar a los jóvenes, escuchó todo el relato, ante el cual quedó muy sorprendido y realmente pensó que ellos decían la verdad. En la Misa del domingo siguiente habló de la visita de la Señora y su petición. Cuando llegó a oídos del obispo que el párroco había hablado sobre la aparición desde el púlpito, éste fue reprendido y reemplazado por otro sacerdote. Esto no es sorprendente ya que la Iglesia es muy prudente en no hacer juicios apresurados sobre apariciones.

Melanie y Maximino eran constantemente interrogados tanto por los curiosos como por los devotos. Ellos simplemente contaban la misma historia, repitiéndola una y otra vez. A los que estaban interesados en subir la montaña, les señalaban el lugar exacto donde la Señora se había aparecido. En varias ocasiones fueron amenazados de ser arrestados si no negaban lo que continuaban diciendo. Sin ningún temor y vacilación reportaban a todos los mensajes que la Señora había dado.

Surgió una fuente cerca del lugar donde la Señora se había aparecido y el agua corría colina abajo. Muchos milagros empezaron a ocurrir. Las terribles calamidades que fueron anunciadas se empezaron a cumplir. La terrible hambruna de patatas de 1846 se difundió, especialmente en Irlanda donde muchos murieron. La escasez de trigo y maíz fue tan severa que más de un millón de personas en Europa murieron de hambre. Una enfermedad afectó las uvas en toda Francia. Probablemente el castigo hubiera sido peor de no haber sido por los que acataron el mensaje de La Salette. Muchos comenzaron a ir a misa. Las tiendas fueron cerradas los domingos y la gente cesó de hacer trabajos innecesarios el día del Señor. Las malas palabras y las blasfemias fueron disminuyendo. Las profecías sobre el deterioro de las cosechas y la hambruna se cumplieron.

(La Virgen) dijo que habría un castigo, y que las uvas se marchitarán. Yo fui a estudiar qué había sucedido con las uvas en Francia después de 1846. Después de las apariciones, hizo su aparición un hongo parásito que agrede a la uva, esparciendo el oidio, una enfermedad de la vid nunca vista en Francia hasta entonces. Cuando desapareció, se manifestó enseguida la filoxera, un piojo microscópico que destruyó la mitad de las viñas de todo el país. Se encontró un remedio para la filoxera, pero apareció inmediatamente la peronospera, una enfermedad desconocida en Europa, y originaria de América. Las pocas vides que habían logrado salir sanas y salvas de los flagelos precedentes, fueron destruidas por el nuevo mal. He investigado también en los archivos y en las bibliotecas francesas: en Francia no existe una sola especie de vid anterior a 1847. Todas las que existían murieron. Una terrible predicción que se cumplió totalmente... -Vittorio Messori en Hipótesis sobre María.


 


Aprobación Eclesiástica

El Obispo de La Salette encargó a dos teólogos la investigación de la aparición y de todas las curaciones registradas. Durante cinco años se hicieron las más minuciosas investigaciones. En toda Francia, en aproximadamente ochenta diferente lugares, los obispos encargaron canónigos que investigasen las curaciones milagrosas a través de las oraciones a Nuestra Señora de la Salette y del agua de la fuente. Cientos de milagrosos favores fueron registrados.

El Santo Padre, Pío IX, aprobó la devoción a Nuestra Señora de la Salette. Pidió a los jóvenes que le fuera enviado el relato de los secretos por escrito. Tiempo después dirá el Santo Padre:
"Estos son los secretos de La Salette, si el mundo no se arrepiente, perecerá"
Una preciosa basílica fue construida en el lugar de la aparición, seis mil pies sobre el nivel del mar. En la actualidad junto a la basílica hay un centro de acogida a los peregrinos con alojamiento.



Una nueva congregación de sacerdotes fue fundada: "Sacerdotes misioneros de Nuestra Señora de la Salette" que tienen casas y escuelas alrededor del mundo. Para fomentar su trabajo y contribuir en la propagación de los mensajes de Nuestra Señora de penitencia, una confraternidad fue fundada, y fue elevada casi instantáneamente a Archicofradía. Una congregación de religiosas, las Hermanas de Nuestra Señora de la Salette, fue establecida para ayudar a mujeres peregrinas y a los enfermos. Muchos peregrinos llegan anualmente a la Basílica y con espíritu de penitencia suben la montaña. Muchos milagros se dan en el cuerpo y en el alma dependiendo de la devoción de los fieles y la gracia de Dios.

Al preguntarnos cual es el significado y la gracia derramada a la humanidad el 19 de septiembre, de 1846, encontramos aspectos de la Palabra de Dios que son recordados en el mensaje enviado del cielo a través de la Virgen de la Salette.

Algunos puntos
del importante secreto
dado por la Virgen a Melanie



La Hermosa Señora de la Salette comunicó un secreto que debía revelar años más tarde. Maximino aseguró que la Virgen dijo algo a Melanie que el no oyó. Este secreto, sin embargo, no está incluido en la aprobación dada por la Iglesia a la aparición ya que fue divulgado posteriormente.

"Melanie: Esto que Yo te voy a decir no será siempre secreto; puedes publicarlo en 1858. Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza. Sí, los sacerdotes piden venganza, y la venganza pende de sus cabezas. ¡Ay de los sacerdotes y personas consagradas a Dios, que por sus infidelidades y mala vida crucifican de nuevo a mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al cielo y piden venganza, y he aquí que la venganza está a las puertas, pues ya no hay almas generosas ni persona digna de ofrecer la Víctima sin mancha al Eterno en favor del mundo. Dios va a castigar de una manera sin precedentes. ¡Ay de los habitantes de la tierra! Dios va a derramar su cólera y nadie podrá sustraerse a tantos males juntos. Los jefes, los conductores del pueblo de Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias, se han convertido en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer. Dios permitirá a la antigua serpiente poner divisiones entre los soberanos, en todas las sociedades y en todas las familias. Se sufrirán penas físicas y morales. Dios abandonará a los hombres a sí mismos y enviará castigos que se sucederán durante más de treinta y cinco años.

Los malos libros abundarán en la tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán por todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al servicio de Dios y obtendrán un poder extraordinario sobre la naturaleza: habrá iglesias para servir a esos espíritus. Algunas personas serán transportadas de un lugar a otro por esos espíritus malvados, incluso sacerdotes, por no seguir el buen espíritu del Evangelio, que es espíritu de humildad, de caridad y de celo por la gloria de Dios.

Habrá por todas partes prodigios extraordinarios, porque la verdadera fe se ha extinguido y la falsa luz alumbra al mundo. ¡Ay de los príncipes de la Iglesia que se hayan dedicado únicamente a amontonar riquezas, a poner a salvo su autoridad y a dominar con orgullo!

Dado el olvido de la santa fe de Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser superior a sus semejantes. El Santo Padre sufrirá mucho. Yo estaré con él hasta el fin para recibir su sacrificio. Los malvados atentarán muchas veces contra su vida, sin poder poner fin a sus días.

Los gobernantes civiles tendrán todos un mismo plan, que será abolir y hacer desaparecer todo principio religioso, para dar lugar al materialismo, al ateísmo, al espiritismo y a toda clase de vicios.

En los conventos, las flores de la Iglesia estarán corrompidas y el demonio se hará como el rey de los corazones. Que los que estén al frente de las comunidades religiosas vigilen a las personas que han de recibir, porque el demonio usará de toda su malicia para introducir en las órdenes religiosas a personas entregadas al pecado, pues los desórdenes y el amor de los placeres carnales se extenderán por toda la tierra.

Los justos sufrirán mucho; sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas subirán hasta el cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia e implorará mi ayuda e intercesión. Entonces Jesucristo, por un acto de justicia y de su gran misericordia con los justos, mandará a sus ángeles para que mueran todos sus enemigos. De golpe los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y todos los hombres dados al pecado perecerán y la tierra quedará como un desierto. Entonces se hará la paz, la reconciliación de Dios con los hombres; Jesucristo será servido, adorado y glorificado; la caridad florecerá en todas partes. Los nuevos reyes serán el brazo derecho de la Santa Iglesia, que será fuerte, humilde, piadosa, pobre, celosa e imitadora de las virtudes de Jesucristo. El Evangelio será predicado por todas partes y los hombres harán grandes progresos en la fe, porque habrá unidad entre los obreros de Jesucristo, y los hombres vivirán en el temor de Dios. Esta paz entre los hombres no será larga: 25 años de abundantes cosechas les harán olvidar que los pecados de los hombres son la causa de todos los males que suceden en la tierra.

Yo dirijo una apremiante llamada a la tierra; llamo a los verdaderos discípulos del Dios que vive y reina en los cielos; llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho Hombre, el único y verdadero Salvador de los hombres; llamo a mis hijos, a mis verdaderos devotos, a los que se me han consagrado a fin de que los conduzca a mi divino Hijo, los que llevo, por decirlo así, en mis brazos, los que han vivido de mi espíritu; finalmente llamo a los apóstoles de los últimos tiempos, los fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en el menosprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, en el desprecio y en el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento y desconocidos del mundo. Ya es hora que salgan a iluminar la tierra. Id y mostraos como mis hijos queridos, Yo estoy con vosotros y en vosotros con tal que vuestra fe sea la luz que os ilumine en esos días de infortunio. Que vuestro celo os haga hambrientos de la gloria de Dios y de la honra de Jesucristo. Pelead, hijos de la luz, vosotros, pequeño número que ahí veis; pues he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines.

La Virgen Santísima predijo acontecimientos que se cumplieron en la fecha indicada, afectando naciones, a la Iglesia y al mundo entero.

Conclusión

Los mensajes de Nuestra Señora de La Salette para el mundo dados a Maximino y Melanie en 1846 son importantes y actuales para nuestros días: 

"No ofendan más a Dios (no pequen más) y hagan penitencia; sino, terribles pruebas y sufrimientos vendrán sobre el mundo". El mismo mensaje ha dado Nuestra Señora en Lourdes y en Fátima oración, penitencia y consagración a su Inmaculado Corazón.

Datos principales de La Salette

Los pastorcitos Maximino y Melanie, vieron a la Virgen y recibieron sus mensajes urgentes para toda la humanidad. 

La Virgen mencionó específicamente la necesidad de renunciar a dos graves pecados que se habían hecho muy comunes:

1. La blasfemia.

2. El no tomar el domingo como día de descanso y asistencia a la Santa Misa.

Le pidió a los niños que recen, hagan sacrificios y propaguen su mensaje.

La Virgen lloraba, con su cabeza entre sus manos, porque los hombres ignoran la cruz de Jesucristo.

Varias congregaciones se han fundado por inspiración de La Salette, entre estas, los Misioneros y las Hermanas de Nuestra Señora de La Salette, que están dedicados a propagar el mensaje de reconciliación. 

La Salette es una de las apariciones que fueron aprobadas en el siglo XIX. 

San Juan Pablo II:

"En este lugar, María, la madre siempre amorosa, mostró su dolor por el mal moral causado por la humanidad. Sus lágrimas nos ayudan a entender la gravedad del pecado y del rechazo a Dios, mientras que manifiestan al mismo tiempo la apasionante fidelidad que su Hijo mantiene para con cada persona, aunque su amor redentivo está marcado con las heridas de la traición y abandono de los hombres".

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG: