sábado, 15 de septiembre de 2018

Lectura del Santo Evangelio Según San Marcos 8, 27-35


27. Desde allí partió Jesús con sus discípulos por las aldeas comarcanas de Cesarea de Filipo; y en el camino les hizo esta pregunta:
"¿Quién dicen los hombres que soy Yo?"
28. Respondiéronle:
"Quién dice que Juan Bautista; quién Elías; y otros, en fin, que eres como uno de los antiguos profetas"
29. Díceles entonces:
"¿Y vosotros, quién decís que soy Yo?"
Pedro, respondiendo por todos, le dice:


"Tú eres el Cristo o Mesías"
30. Y les prohibió rigurosamente el decir ésto de Él a ninguno, hasta que fuese la ocasión de publicarlo.

31. Y comenzó a declararles cómo convenía que el Hijo del hombre padeciese mucho, y fuese desechado por los ancianos, y por los príncipes de los sacerdotes, y por los escribas, y fuese muerto, y que resucitase a los tres días.



32. Y hablaba de ésto muy claramente. Pedro entonces, tomándole aparte, comenzó a reprenderle respetuosamente.

33. Pero Jesús vuelto contra él y mirando a sus discípulos para que atendiesen bien a la corrección, reprendió ásperamente a Pedro, diciendo:
"Quítateme de delante, Satanás, porque no te saboreas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres"
34. Después, convocando al pueblo con sus discípulos, les dijo a todos:


"Si alguno quiere venir en pos de mí niéguese a sí mismo, y cargue con su cruz, y sígame.


35. Pues quien quisiere salvar su vida a costa de su fe, la perderá para siempre; mas quien perdiese su vida por amor de Mí y del Evangelio, la pondrá en salvo eternamente".

Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

Nuestra Señora de las Lajas - Fiesta Septiembre 16


Nuestra Señora de Las Lajas
Fiesta Septiembre 16

Es una advocación mariana venerada en el santuario de su mismo nombre, en el sur de Colombia desde el siglo XVIII.

Historia

En el siglo dieciocho, en Colombia, María Meneses de Quiñones, que descendía de caciques indígenas de Potosí, solía caminar la distancia de seis millas y un cuarto que separaban su villa de otra llamada Ipiales, ubicado en el Departamento de Nariño en los límites con la frontera del Ecuador.

Un día de 1754, cuando ella se acercaba al puente encima del río Guáitara, en un sitio de nombre Las Lajas (las piedras planas y lisas), se desató una terrible tormenta. Muy asustada, la pobre indígena, se refugió en una cueva al lado del camino. Sintiéndose angustiada y sola, comenzó a invocar a Nuestra Señora del Rosario, cuyo patrocinio se había hecho popular en la región gracias a los Dominicos.

Entonces, sintió que alguien le tocó la espalda y la llamó. Ella se volteó, pero no vio nada. Con gran miedo, huyó a Potosí. Días después, María regresó a Ipiales, llevando en la espalda a su hijita Rosa, que era sordomuda. Cuando llegaron a la cueva del Guáitara, ella se sentó a descansar sobre una piedra. No había terminado de acomodarse, cuando la niña se bajó de su espalda y comenzó a treparse en las piedras de la cueva, exclamando:

"¡Mami! ¡Mami!, ¡Aquí hay una señora blanca con un niño en sus brazos!"
María estaba fuera de sí del espanto, pues era la primera vez que oía a su hija hablar. Y, más aún, no veía por ninguna parte las figuras que la niña describía. Muy nerviosa y con temor, colocó a la niña sobre su espalda y se fue para Ipiales. Allí les contó a parientes y amigos lo sucedido, pero nadie le creyó.

Una vez que María arregló sus asuntos en Ipiales, regresó a su casa en Potosí. Cuando llegó al sitio donde se hallaba la cueva, sin vacilar, pasó por el frente de la entrada, y entonces Rosa gritó:
"¡Mami! ¡La señora blanca me está llamando!"
María no podía ver nada. Asustada en extremo, se apresuró a llevarse a la niña lejos de allí. Cuando llegó a casa, hizo el relato a sus amistades de lo que le había pasado. De esta manera, muy pronto la región entera supo del misterio de la cueva, la cual todos conocían, pues quedaba al pie de un camino muy transitado.

Aparición de la 
Virgen con el Niño Jesús


Unos días después, Rosa desapareció de su casa. María, angustiadísima, la buscó por todas partes, pero no la halló, hasta que su corazón de madre la hizo caer en la cuenta de que su hija debía haber ido a la cueva, pues a menudo decía que la mujer blanca la llamaba. Así pues, se apresuró a la cueva del Guáitara y se alegró muchísimo de que su corazón de madre no la había engañado. Vio a su hija arrodillada frente a la mujer blanca y jugando, cariñosa y familiarmente, con el Niño, el cual había bajado de los brazos de su madre para permitirle a la niña disfrutar su divina y sublime ternura. María cayó de rodillas ante este hermoso espectáculo; había visto a la Santísima Virgen por primera vez.

Temerosa del menosprecio de sus parientes y vecinos, que no le habían creído lo que ya les había contado, María prefirió callar al respecto. Comenzó a frecuentar la cueva, y, poco a poco, la llenó de flores silvestres y velas de sebo, que su hija le ayudó a pegar en la vía de piedra.

Pasó el tiempo, y el secreto lo sabían sólo María y Rosa, hasta el día en que la niña cayó gravemente enferma y pronto murió. María, muy afligida, decidió llevar el cuerpo de la niña a los pies de la Señora del Guáitara. Allí le recordó a la Virgen todas las flores y velas que Rosa le solía llevar, y le pidió que le devolviera la vida.

Milagro asombroso

Sintiéndose presionada por la tristeza de las súplicas maternales que no cesaban, la Virgen Santísima consiguió de su Divino Hijo el milagro de la resurrección de la pequeña Rosa. Llena de alegría, María se fue a Ipiales. Llegó a las diez de la noche. Les contó a todos sus allegados la maravilla ocurrida. Los que se encontraban ya durmiendo, se levantaron; hicieron que tocaran las campanas de la iglesia, y una gran muchedumbre se reunió frente a la iglesia de la villa. Ya estaba amaneciendo, y todos se dirigieron hacia la cueva. Llegaron al rayar el alba.

A las seis de la mañana, se encontraban en Las Lajas. Ya no podía haber duda acerca del milagro; de la cueva brillaban luces extraordinarias. Allí, en la pared de piedra, se hallaba grabada para siempre la imagen de la Santísima Virgen.

Imagen







La imagen está pintada en una piedra laja que tiene 3,20 m. de alto por 2,03 m. de ancho, ubicada en un hueco de 0,58 m. de fondo en la pared del cañón del río Guaítara. El conjunto iconográfico tiene 1,80 m. por 1,22 m. La figura principal corresponde a la de la Virgen del Rosario, de pie sobre una media luna, llevando a Jesús Niño sobre su brazo izquierdo, mientras que con el derecho ofrece el rosario a una de las figuras que la acompañan en cada lado, y que son las de dos frailes santos en actitud orante, y que han sido identificados como Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís. El estilo pictórico de la imagen es el de la escuela quiteña de los siglos XVI y XVII, y con el tiempo los devotos la han adornado con alhajas como testimonio de su agradecimiento por los favores recibidos, incluyendo coronas para la Virgen y el Niño Jesús, y estrellas de oro y plata que adornan su manto.

El Santuario de
Nuestra Señora de las Lajas


El precioso santuario estilo gótico está edificado sobre el lugar del milagro en Guáitara, en los Andes colombianos, a 7 km. de la ciudad de Ipiales y 11 km. del puente de Rumichaca que une Colombia y Ecuador. Es un lugar de extraordinaria belleza escogido por la Madre para prodigar su amor. La Basílica también es una obra preciosa edificada sobre la pendiente del río. La imagen se encuentra en el punto central sobre el altar.

Cada 16 de septiembre, fecha de su aparición, millares de peregrinos acuden al santuario para honrar la Virgen y rezar junto con ella.

Uno de los más populares benefactores del templo de las Lajas fue "el ciego Rivera", quien sin la luz de sus ojos recorrió campos, pueblos y ciudades mendigando dinero para comprar materiales con los cuales construirle el santuario a Nuestra Señora. Es el amor a la Madre que no repara en sacrificios con tal de poder levantarle un templo digno de tan Gran Benefactora. Nos podemos imaginar cómo le habrá recompensado Ella en la eternidad.


El arquitecto Espinoza la construyó con obreros que no sabían nada de construcción. Labradores campesinos a los cuales él tenía que enseñarles desde el modo como se hace una formaleta hasta la proporción en que hay que mezclar la arena y el cemento. Pero la buena voluntad pudo más que las dificultades que se presentaban. Y trabajando fueron aprendiendo.

Alrededor de la imagen los fieles devotos le han erigido cuatro templos sucesivamente cada vez más grandes, hasta culminar en el actual santuario, cuya construcción duró 30 años siendo terminado en 1949.

En 1952 el Papa Pío XII le otorgó a la imagen la coronación canónica y al santuario el título de Basílica Menor en 1954.


Autor



El pintor es desconocido. En el manto de la Virgen se ven dos letras: P y B, que algunos autores han propuesto que corresponden a las iniciales del Fraile Pedro Bedón (1555 - 1621), provincial de la Orden de los Dominicos entre 1618 a 1621, pintor, misionero, caminante y viajero por esas tierras.

Otros autores señalan la imposibilidad de dicha autoría por su improbable conservación de aproximadamente 150 años a la intemperie, hasta que fue descubierta en la mitad del siglo XVIII, y se propone también la teoría de su factura milagrosa no humana, con base en sus características físicas como su colorido mate y el hecho de que no la dañen el humo de los cirios o las deyecciones de los insectos y palomas.

Qué hermoso que cuando nos presentemos a Jesucristo en el día del juicio para que nos señale nuestro puesto en la eternidad, le podamos oír decir:

"He oído a mi Madre hablar bien de ti"
Fuente - Texto tomado de IPITIMES.COM:

Fuente - Texto tomado de ES.WIKIPEDIA.ORG:

Los 7 Dolores de la Virgen María






Los Siete Dolores de la Virgen María


1. La profecía de Simeón en la Presentación del Niño Jesús.
2. La huída a Egipto con Jesús y José.
3. La pérdida de Jesús.
4. El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario.
5. La crucifixión y la agonía de Jesús.
6. La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto.
7. El entierro de Jesús y la soledad de María.


    Los siete dolores y su meditación:







    La profecía de Simeón: Por esta profecía se le revela a María que la misión salvadora de Jesús no será bien recibida por muchos, y que su vida terminará con una dolorosa Pasión y Muerte, durante la cual, una espada de dolor le atravesará a ella el alma.






















    La huida de Egipto: El rey Herodes está furioso por el nacimiento de Jesús y se propone matarlo. El dolor de la Virgen María es el dolor de la Madre que ve amenazada la vida de su recién nacido, que es el Hijo de Dios, El Mesías.



















    El niño Jesús perdido en el Templo: Fue el dolor más sensible, porque en todos los otros tuvo consigo a su querido Hijo; mas éste lo sufrió apartada de Él.
















    Encuentro de Jesús y María camino al Calvario: Jesús va cargando la pesada Cruz, su rostro está bañado de sangre, sus facciones desfiguradas por la multitud de golpes y por el dolor. María va siguiendo sus pasos para ser crucificada junto a Él.





















    La crucifixión: Su Inmaculado Corazón no miraba la pena propia, miraba la Pasión y Muerte del Hijo tan Amado. Todas las penas de la crucifixión las sufrieron los dos. Se ofrecían dos holocaustos: el cuerpo de Jesús y el corazón de María.
























    El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz: Al tenerlo en sus brazos, María ve de cerca la gravedad y profundidad de todas las llagas y heridas de su Hijo, reavivando el dolor.


















    El entierro de Jesús: A pesar que sabe que su Hijo va a resucitar, siente un grandísimo dolor al separarse físicamente de Él.











    Nuestro Señor Jesucristo dijo a María Valtorta:






    "Pensad en mi Madre que, desde el momento que me concibió, ha sufrido pensando que era condenado, esta Madre que, cuando me ha dado el primer beso en mi cuerpo de recién nacido, ha presentido las futuras llagas de su Criatura, esta Madre que habría dado diez, cien, miles de veces su vida, con tal de impedir que, en mi vida adulta, llegara el momento de la Inmolación, esta Madre que sabía y que debía desear que se cumpliera ese tremendo acontecimiento, para aceptar la voluntad del Señor, para la gloria del Señor, por bondad hacia la humanidad".

    Por favor leer el siguiente enlace:
    Nuestra Señora la Virgen de los Dolores