sábado, 18 de agosto de 2018

Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 6, 51-58



51. "Yo Soy el pan vivo, que he descendido del cielo.
52. Quien comiere de este pan, vivirá eternamente; y el pan que Yo daré, es mi misma carne, la cual daré Yo para la vida o salvación del mundo".
53. Comenzaron entonces los judíos a altercar unos con otros, diciendo:
"¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"
54. Jesús, empero, les dijo:
"En verdad, en verdad os digo, que si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y no bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros.


55. Quien come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y Yo le resucitaré en el último día.
56. Porque mi carne verdaderamente es comida, y mi sangre es verdaderamente bebida.
57. Quien come mi carne, y bebe mi sangre, en Mí mora, y Yo en él.
58. Así como el Padre que me ha enviado vive, y Yo vivo por el Padre; así quien me come, también él vivirá por Mí, y de mi propia vida".
Palabra de Dios
Gloria a Ti, Señor Jesús

San Juan Eudes - Fundador Año 1680 - Fiesta Agosto 19


San Juan Eudes
"El apóstol de la devoción

a los Sagrados Corazones"
Nació en un pueblecito de Francia, llamado Ri (en Normandía) en el año 1601. Sus padres no tenían hijos e hicieron una peregrinación a un santuario de Nuestra Señora y Dios les concedió este hijo, y después de él otros cinco. Ya desde pequeño demostraba gran piedad, y un día cuando un compañero de la escuela lo golpeó en una mejilla, él para cumplir el consejo del Evangelio, le presentó la otra mejilla.

Estudió en un famoso seminario de París, llamado El Oratorio, dirigido por un gran personaje de su tiempo, el cardenal Berulle, que lo estimaba muchísimo. Al descubrir en Juan Eudes una impresionante capacidad para predicar misiones populares, el cardenal Berulle lo dedicó apenas ordenado sacerdote, a predicar por los pueblos y ciudades. Predicó 111 misiones, con notabilísimo éxito. Un escritor muy popular de su tiempo, monseñor Camus, afirmaba:
"Yo he oído a los mejores predicadores de Italia y Francia y puedo asegurar que ninguno de ellos conmueve tanto a las multitudes, como este buen padre Juan Eudes"
Las gentes decían de él:
"En la predicación es un león, y en la confesión un cordero"
San Juan Eudes se dio cuenta de que para poder enfervorizar al pueblo y llevarlo a la santidad era necesario proveerlo de muy buenos y santos sacerdotes y que para formarlos se necesitaban seminarios donde los jóvenes recibieran muy esmerada preparación. Por eso se propuso fundar seminarios en los cuales los futuros sacerdotes fueran esmeradamente preparados para su sagrado ministerio. En Francia, su patria, fundó cinco seminarios que contribuyeron enormemente al resurgimiento religioso de la nación.

Con los mejores sacerdotes que lo acompañaban en su apostolado fundó la Congregación de Jesús y María, o Padres Eudistas, comunidad religiosa que ha hecho inmenso bien en el mundo y se dedica a dirigir seminarios y a la predicación. En sus misiones lograba el padre que muchas mujeres se arrepintieran de su vida de pecado, pero desafortunadamente las ocasiones las volvían a llevar otra vez al mal. Una vez una sencilla mujer, Magdalena Lamy, que había dado albergue a varias de esas convertidas, le dijo al santo al final de una misión:
"Usted se vuelve ahora a su vida de oración, y estas pobres mujeres se volverán a su vida de pecado; es necesario que les consiga casas donde se puedan refugiar y librarse de quienes quieren destrozar su virtud"
El santo aceptó este consejo y fundó la Comunidad de las Hermanas de Nuestra Señora del Refugio para encargarse de las jóvenes en peligro. De esta asociación saldrá mucho después la Comunidad de Religiosas del Buen Pastor, que tienen ahora en el mundo 585 casas con 7.700 religiosas, dedicadas a atender a los jóvenes en peligro y rehabilitar a las que ya han caído.


San Juan Eudes propagó dos nuevas devociones que llegaron a ser sumamente populares: La Devoción al Corazón de Jesús y la Devoción al Corazón de María. Escribió un hermoso libro titulado: "El Admirable Corazón de la Madre de Dios", para explicar el amor que María ha tenido por Dios y por nosotros. Él compuso también un oficio litúrgico en honor del Corazón de María, y en sus congregaciones celebraba cada año la fiesta del Inmaculado Corazón. Otro de sus libros se titula: "La Devoción al Corazón de Jesús". Por eso el Papa San Pío X llamaba a San Juan Eudes: "El apóstol de la devoción a los Sagrados Corazones". Redactó también dos libros que han hecho mucho bien a los sacerdotes: "El buen confesor", y "El predicador apostólico".

Murió el 19 de agosto de 1680. Su gran deseo era que de su vida y de su comportamiento se pudiera repetir siempre lo que decía Jesús:
"Mi Padre Celestial me ama, porque yo hago siempre lo que a Él le agrada"
Este santo compuso una frase que se ha hecho famosa entre los creyentes. Dice así:
"Para ofrecer bien una Eucaristía se necesitarían tres eternidades: una para prepararla, otra para celebrarla y una tercera para dar gracias"




Oración de Misericordia
a los Corazones de Jesús y María


Oh benevolísimo y misericordísimo
Corazón de Jesús,
estampa en nuestros corazones
una imagen perfecta
de tu gran misericordia,
para que podamos cumplir
el mandamiento que nos diste:
"Serás misericordioso como lo es tu Padre"

Madre de la misericordia,
vela sobre tanta desgracia,
tantos pobres, tantos cautivos,
tantos prisioneros,
tantos hombres y mujeres
que sufren persecución
en manos de sus hermanos y hermanas,
tanta gente indefensa,
tantas almas afligidas,
tantos corazones inquietos.

Madre de la misericordia,
abre los ojos de tu clemencia
y contempla nuestra desolación.
Abre los oídos de tu bondad
y oye nuestra súplica.

Amorosísima y poderosísima abogada,
demuéstranos que eres en verdad
la Madre de la Misericordia.


Sagrado
Corazón de Jesús
Sagrado Corazón
de la Virgen María
"Te saludamos,
Corazón amantísimo de Jesús y de María.
Te alabamos, te glorificamos,
te damos gracias.
Te amamos con todo
nuestro corazón,
con toda nuestra alma,
con todas nuestras fuerzas.
 Te ofrecemos nuestro corazón:
recíbelo, poséelo totalmente”

San Juan Eudes

San Juan Eudes
Jesús mi Salvador,
yo no se si te he comenzado
a amar como debo.
Es ahora que quiero amarte
con todo mi corazón,
con toda mi alma
y con todas mis fuerzas.

Renuncio para siempre
a todo lo que sea contrario a tu amor.
Te doy mi corazón; tómalo totalmente
y transforma en él todo lo que te disgusta.

Yo te ofrezco el Corazón de tu Madre,
que tiene más amor por Ti
que todos los corazones reunidos.

María, Madre de Jesús,
ama a tu Hijo por mí.
Jesús, ama a tu Madre por mí.
Santos y Santas de la tierra y del cielo,
amen a Jesús y a María por mí;
asócienme al amor
que ustedes les tienen eternamente.

San Juan Eudes

San Juan Eudes:
No dejes de rogar cada día
por esas tres clases de personas
que tanto ayudaste
durante tu vida de apostolado:
los seminaristas, los sacerdotes,
las mujeres en peligro.
Tu oración les puede hacer inmenso bien.

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

Fuente - Video tomado de YOUTUBE - PROVINCIAEUDISTA:
https://www.youtube.com/watch?v=JDNviLb5Fxw

Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Juan_Eudes_8_19.htm

San Alberto Hurtado Cruchaga - Fiesta Agosto 18


Nació el 22 de enero de 1901, en Viña del Mar, Chile, en el seno de una familia cristiana. Sus padres, Alberto Hurtado y Ana Cruchaga vivían en un campo cercano a la localidad de Casablanca. En el fundo Los Perales de Tapihue, Alberto pasó sus primeros años de vida. Pero cuando tenía cuatro años, su padre falleció.

Su madre quedó sola, a cargo de Alberto y de su hermano Miguel. La venta del fundo se hizo necesaria junto con el traslado a Santiago.

Acogidos por sus familiares, Alberto, Miguel y doña Ana, iniciaron una nueva etapa de sus vidas en la capital.

En 1909 ingresó al Colegio San Ignacio, en donde destacó por ser buen compañero, entusiasta y alegre. Fue en este lugar donde comenzó a manifestarse su vocación, esas ganas de ayudar a los otros estando al servicio de Cristo.

Sin embargo, aunque sabía que por sobre todas las cosas quería ser sacerdote, la difícil situación económica de su madre le hacía imposible cumplir su sueño de entrar a la Compañía de Jesús. Por eso, una vez finalizado el colegio entró a estudiar Leyes en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Para ayudar a su familia trabajaba en las tardes y en las pocas horas que le quedaban libres se lo dedicaba a la Parroquia Virgen de Andacollo.

Su vocación sacerdotal seguía presente, aunque los años pasaban, él no perdía la esperanza. Finalmente sus rezos fueron escuchados y en 1923 pudo cumplir su sueño e ingresar al noviciado. Luego de varios años de estudios, fue ordenado sacerdote en Bélgica, en 1933.

Volvió a Chile en 1936. De inmediato se puso a trabajar como profesor del Colegio San Ignacio, aquí niños y jóvenes buscaban su compañía y orientación. Su inmenso arrastre entre los jóvenes sobrepasó los límites del colegio. Fue llamado entonces como asesor de la Acción Católica Juvenil. Con sus jóvenes colaboradores recorrió la patria inflamando los corazones juveniles con el deseo de luchar por la gloria de Cristo.

Jesús lo llamaba. En cada lugar el Padre Alberto Hurtado veía la cara de Cristo en los pobres. Había tantos que necesitaban techo, abrigo y comida. Para ellos fundó el Hogar de Cristo en 1944.

Sin tiempo para desfallecer siempre tenía un nuevo proyecto entre sus manos. Una nueva casa de acogida para los niños, talleres de enseñanza, más camas para las hospederías, eran algunas de las miles de ideas que rondaban en su cabeza. Pese a la incomprensión de muchos, siempre encontraba la fuerza para seguir sirviendo a Cristo.

Su obra se multiplicó con su trabajo en la Acción Católica, en la Acción Sindical de Chile y en la Revista Mensaje. Pese a la cantidad de tareas impuestas, nunca dejó de realizar Dirección Espiritual. Con su mejor sonrisa recibía y escuchaba a sus "patroncitos".

Tenía 51 años cuando le diagnosticaron cáncer. Pese a los fuertes dolores de su enfermedad, siguió trabajando por Cristo desde su pieza en el Hospital Clínico de la Universidad Católica. Hasta el final se mantuvo alegre y contento, siempre dando una palabra de esperanza y apoyo a quien lo visitaba.

El 18 de agosto de 1952 el Padre Alberto Hurtado Cruchaga dejó este mundo, partiendo al encuentro con Cristo. Su esfuerzo, su lucha, su alegría y su intenso amor por Jesús dieron frutos. El 16 de octubre de 1994, Su Santidad Juan Pablo II beatificó al Padre Hurtado. Fue canonizado el 23 de octubre de 2005 por el Papa Benedicto XVI.

En la mención dedicada a la vida del padre Hurtado durante la Misa de canonización de cinco nuevos santos, el Papa hizo notar como “el programa de vida de San Alberto Hurtado” fue la síntesis de:


“Amarás a Dios con todo tu corazón… y a tu prójimo como a ti mismo”.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM: