lunes, 18 de junio de 2018

10 hechos sobre la cohabitación o vivir juntos ¿Desastre?



Cohabitación

Se llama cohabitar a vivir juntos como pareja sin casarse. Es contrario al orden de Dios porque la intimidad sexual es su don exclusivamente para un hombre y una mujer que han unido sus vidas en el matrimonio. La unión sexual es signo del matrimonio: entrega total, fiel, para siempre y disponibilidad para formar una familia con hijos. La cohabitación es un pecado grave que atenta contra el Sexto Mandamiento

10 hechos sobre la cohabitación

Estudios demuestran que la cohabitación es un desastre

La cohabitación es mala para los hombres, peor para las mujeres y horrible para los hijos. Es una toxina mortífera para el matrimonio, la familia y la cultura, según un artículo del doctor A. Patrick Schneider II, publicado en la revista New Oxford Review, que se basa en las conclusiones de más de una docena de estudios a fondo sobre el tema.

El artículo expone el elevado riesgo de divorcio, inestabilidad, problemas psiquiátricos, enfermedades de transmisión sexual, pobreza o drogadicción para las parejas que cohabitan en vez de casarse. Y sus hijos sufren problemas emocionales y de conducta, expulsión escolar, abuso y delincuencia en una proporción muy superior a la de los niños de padres casados.

El Papa Benedicto XVI ha dicho en su Encíclica Sacramentum Caritatis (March 13, 2007) que entre los cuatro “valores fundamentales” que “no son negociables”, el segundo después del respeto a la vida es “la familia edificada sobre un matrimonio entre un hombre y una mujer”. 

“La cohabitación es un entrenamiento para el divorcio” Chuck Colson (1995).

10 hechos sobre la cohabitación

1. La cohabitación está aumentando

Hace 35 a 40 años apenas existía, era un tabú social. En la década del 60 creció un 19 por ciento; en los 70 se multiplicó un 204 por ciento; en la década del 80 aumentó un 80 por ciento; en los 90 subió un 66 por ciento. Sin embargo entre el año 2000 y el 2004 sólo creció un 7.7. En total, la cohabitación es en la actualidad once veces superior, de acuerdo al Buró del Censo ("Unmarried-Couple Households, by Presence of Children: 1960 to Present", June 12, 2003). 

2. Las relaciones son inestables

Una sexta parte de las parejas que cohabitan sólo permanecen unidas por tres años; una de cada diez sobrevive junta más de cinco años. Son datos extraídos del libro de Bennett, W.J., The Broken Hearth: Reversing the Moral Collapse of the American Family (2001).

3. El riesgo de divorcio es mayor

El porcentaje de divorcio entre quienes cohabitan antes del matrimonio es de casi el doble -39 por ciento frente a 21 por ciento- que el de las parejas que se casan sin haber vivido juntos.

4. Las mujeres sufren desproporcionadamente

Las mujeres que cohabitan con sus parejas acaban asumiendo las responsabilidades del matrimonio pero sin la protección legal, particularmente en lo referido al cuidado de los hijos, al tiempo que aportan más de 70 por ciento a la economía de la pareja (datos del estudio realizado por Crouse, J.C., "Cohabitation: Consequences for Mothers and Children," (Oct. 2004).

5. Mayor riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual o ETS (STD por sus siglas en inglés)

Los hombres en relaciones de cohabitación tienen cuatro veces más probabilidades de ser infieles que los casados. En 1960 había sólo tres tipos de ETS, mientras que ahora hay dos docenas que son además incurables. Los casos de ETS se han triplicado en los últimos seis años. El porcentaje de ETS entre las parejas que cohabitan es seis veces superior al de las mujeres casadas (Crouse, J.C., Gaining Ground: A Profile of American Women in the Twentieth Century, 2000).

6. Mayor riesgo de abuso de drogas y de problemas psiquiátricos

Una revisión de 130 estudios realizada por la universidad UCLA halló que los matrimonios precedidos por cohabitación eran más propensos a problemas de drogas y alcohol (Coombs, R.H., "Marital Status and Personal Well-Being: A Literature Review," Family Relations, 1991). La depresión es tres veces más probable entre parejas que cohabitan que entre matrimonios (Robbins, L., Rieger, D., Psychiatric Disorders in America, 1990).

7. Mayor índice de pobreza

La situación económica de las parejas que conviven pero nunca se casan es un 78 por ciento inferior que la de los casados (Cohabitation Facts website).

8. Los niños sufren

El índice de pobreza entre los niños de parejas que cohabitan es de cinco veces que el de los hogares de casados (Bennett, op. cit.). En comparación con los hijos de matrimonios, los adolescentes de 12 a 17 años de padres que cohabitan son seis veces más propensos a padecer problemas emocionales y de conducta (Booth, A., Crouter, A.C., eds., Just Living Together: Implications of Cohabitation on Families, Children and Social Policy, 2002).

Igualmente, los adolescentes de parejas no casadas tienen un 122 por ciento más de probabilidades de ser expulsados de la escuela (Manning, W.D., Lamb, K.A., "Adolescent Well-Being in Cohabiting, Married and Single-Parent Families," Journal of Marriage and Family, Nov. 2003).

9. La sociedad paga el precio

Estados Unidos tiene el índice más alto de encarcelamientos del mundo, con dos millones de presos. Un 70 por ciento de los jóvenes en las cárceles de los Estados son de hogares sin padre (Drake, T., "The Father Factor: Crime on Increase in ‘Dad Free' Zones" National Catholic Register, 2007). Y tres cuartas partes de los niños involucrados en actos delictivos son hijos de parejas que cohabitan (Crouse).

10. La cohabitación engendra abuso, violencia y asesinato


Datos sobre el abuso de niños:

Los porcentajes más bajos de abuso se registran entre hijos de matrimonios que viven en armonía; es seis veces superior en familias adoptivas; 14 veces superior en los hogares de madres solteras; 20 veces mayor en hijos biológicos de parejas que cohabitan; y 33 veces mayor cuando la madre cohabita con un novio que no es el padre biológico de los hijos (Crouse, op. cit.).


Datos de abuso de mujeres:

En comparación con las mujeres casadas, las que cohabitan tiene tres veces más probabilidades de sufrir agresiones físicas de su pareja (Salari, S.M., Baldwin, B.M., "Verbal, Physical, and Injurious Aggression Among Intimate Couples Over Time," Journal of Family Issues, May 2002): y nueve veces más probabilidades de ser asesinadas por ellos (Shackelford, T.K., "Cohabitation, Marriage, and Murder: Woman-Killing by Male Romantic Partners," Aggressive Behavior, vol. 27, 2001).

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:
http://www.corazones.org/diccionario/cohabitacion.htm

Santa Juliana de Falconieri - Fundadora Siervas de la Virgen María - Año 1341 - Fiesta Junio 19



Esta santa tuvo la dicha de ser sobrina de un santo (San Alejo Falconieri, hermano de su padre), y de ser dirigida espiritualmente por otro santo (San Felipe Benicio).

Nació en Florencia en el año 1270. Su padre era riquísimo y había construido por su propia cuenta un templo en honor de la Santísima Virgen de quien era sumamente devoto. Sus padres habían suplicado por muchos años a Dios que les concediera descendencia, y al fin consiguieron que les diera esta hija que iba a ser su gloria y su alegría. De joven era tan virtuosa, que San Alejo le dijo a la mamá de Juliana:
"Dios no sólo te dio una hija, sino que te regaló un verdadero ángel"
De niña acostumbraba pasar largos ratos rezando en el templo, por lo cual la mamá le repetía:
"Si no concedes más tiempo a la costura y a la cocina, no vas a encontrar marido"
Pero aquella amenaza no le producía ningún temor, ya que sentía una inmensa inclinación hacia la virginidad. Habiendo muerto su padre cuando ella era muy pequeña, la mamá y el tío le prepararon un honroso matrimonio, pero ella los llamó aparte y les dijo que había tomado la decisión inquebrantable de quedarse soltera y dedicar su vida a la oración, a la meditación, a la caridad y al apostolado. Tenía apenas 15 años.

Bien preparada por su tío, San Alejo (Fundador de los Siervos de María), recibió del gran apóstol San Felipe Benicio el distintivo de Terciaria de los Siervos de María. Este distintivo era un manto sobre la cabeza. Ella siguió viviendo en su casa con la mamá, pero observando una conducta tan religiosa y tan santa como la de una fervorosa religiosa. A otras les agradó este modo de practicar la vida religiosa (quedándose con sus familiares, pero observando una conducta como la de una santa monja), y siguiendo su ejemplo. Todas llevaban como distintivo un manto sobre la cabeza, por lo cual la gente las llamaba: las muchachas de la pañoleta.

Creció mucho el número de las jóvenes Terciarias (se llaman terciarias a las que pertenecen a la tercera rama de una comunidad religiosa; la primera son los hombres; la segunda son las monjas y la tercera son las personas laicas, que viven en el mundo pero llevando una conducta como de gente muy piadosa), y tuvieron que conseguir una casa para reunirse. Entonces ellas eligieron como superiora a Juliana. Su asociación tomó el nombre de "Siervas de la Virgen María". Durante 35 años, hasta su muerte, dirigió nuestra santa a esta piadosa asociación, llevándola a un alto grado de perfección.

Juliana se propuso un Reglamento sumamente riguroso. Ayunaba tres días por semana, y a veces pasaba días sin comer bocado (sobre todo cuando se dedicaba a altísimas oraciones). Ésto hizo que se enfermara muy gravemente del estómago (úlcera llamaríamos quizás hoy a la tal enfermedad). Los viernes los dedicaba a meditar en la Pasión y Muerte de Jesucristo. Los sábados a pensar y leer acerca de la Santísima Virgen (de quien fue supremamente devota desde sus primeros años). Muchas veces dormía sobre el duro suelo.

Se propuso hacer los oficios más humildes de la casa, y tratar a cada una de sus compañeras como si fuera muy superior a ella (cumpliendo lo que recomienda San Pablo: "Considerad a los demás como superiores en todo a vosotros" - Filip. 2,3).

Redactó para su comunidad un Reglamento que fue aprobado después por cuatro Sumos Pontífices (Honorio IV, Nicolás IV, Benedicto XI y Martín V). Ella misma era la más exacta en cumplir cada uno de los artículos del Reglamento, dando así muy buen ejemplo a todas. Los que tuvieron que tratar con ella estuvieron de acuerdo en que su caridad, su amabilidad y su inclinación a buscar el bien de las almas de los demás, eran extraordinarias. La gente gozaba al recibir las demostraciones de su afectuosa bondad. Nunca dejaba escapar una oportunidad de ayudar a los que necesitaban de su colaboración.

Los sacerdotes decían que a los pecadores les hacían mayor bien los sencillos consejos de esta sencilla religiosa seglar, que los sermones de los mejores predicadores. Muchos pecadores se convirtieron de su vida de maldad, después de tener una charla con Juliana, la de la "pañoleta". Enemigos que se odiaban a muerte, hacían las paces y se declaraban para siempre la paz, cuando la santa se dedicaba a volverlos otra vez a la amistad. Pasaba horas y horas seguidas dedicada a la oración, sin sentir pasar el tiempo. A quien le preguntaba por qué se estaba tanto tiempo de rodillas, le respondía:
"Es para alejar las tentaciones"
Muchos días los pasó solamente con la Sagrada Comunión, sin ningún alimento más. Su fama de santidad se extendió por todos los alrededores de la casa donde vivía y por toda la ciudad. Y por medio de sus fervorosas oraciones consiguió favores especialísimos para quienes se encomendaban a sus plegarias. En su última enfermedad, a la edad de 71 años, ya su estómago no le recibía ningún alimento. Vomitaba todo lo que comía. Así que tuvo que dejar de recibir la Sagrada Comunión. Y esto constituía para Juliana la más grande mortificación y penitencia. Y sucedió que en la última visita que le hizo el sacerdote, llevando el Santísimo Sacramento, la santa, sabiendo que no podía comulgar, pidió que le colocaran sobre su corazón un mantel blanco y sobre este mantel la Santa Hostia.


Y he aquí que de un momento a otro, la Hostia Consagrada desapareció y nadie la pudo encontrar. Ella había pedido poder recibir a Jesús Sacramentado antes de morir, y su estómago no le permitía, pero su fe le consiguió el prodigio de poder comulgar. Tan pronto como la Hostia Consagrada colocada sobre su corazón desapareció, Juliana, con una expresión de inmensa alegría en su rostro, como si estuviera en éxtasis, murió llena de amor hacia Nuestro Señor.

Después de muerta encontraron sobre su corazón, en la piel, una cicatriz redonda, como si hubieran cortado para que pasara una Hostia. En recuerdo de ésto, sus religiosas llevan siempre sobre su hábito, en el lado del corazón, una medalla donde está grabada una Santa Hostia. En su sepulcro se obraron numerosos milagros. Y nosotros le pedimos a tan grande santa que nos obtenga de Dios que también a la hora de nuestra muerte, recibamos con todo el fervor posible la Sagrada Hostia, donde está el Cuerpo Santísimo de Cristo.

Fuente - Texto tomado de EWTN:

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro - Día Segundo - Junio 19 de 2018



Día Segundo

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro quiere que acudamos a Ella en todas nuestras necesidades.

Vemos que la Virgen Santísima del Perpetuo Socorro, cuando el Niño Jesús estrecha su mano, en vez de volver su mirada a Él la vuelve a nosotros. Sin duda quiere así mostrarnos su ardiente deseo de que acudamos a Ella. Con esta tierna y amorosa mirada nos está diciendo a todos:
"Yo Soy Madre de Dios, pero también Soy Madre vuestra"
¿Qué mayor deseo puede tener una madre que el de ayudar y socorrer a sus hijos? Entonces venid a mí hijos míos. Acudid a mí en todas vuestras necesidades y miserias; en vuestras penas, en vuestros desfallecimientos, en vuestras dudas; y si alguna vez llegareis, por desgracia, a caer, después de vuestra caída venid: Yo Soy la Madre del Perpetuo Socorro; Yo os consolaré, Yo os confirmaré, os defenderé, y os conduciré a la Patria bienaventurada del cielo.

Pedir la gracia
que se desea conseguir.
Rezar 3 Avemarías
y la oración correspondiente

Oración

¡Oh Salvador mío, Jesucristo! Al contemplaros en brazos de Vuestra Madre, veo que en medio de vuestro santo temor os abrazáis con Ella y me decís que os imite, recurriendo yo también a la que es mi perpetuo socorro. Inspiradme ¡oh Madre del Perpetuo Socorro! una confianza ilimitada en vuestra poderosa bondad.

Fuente - Texto tomado del Libro "Acudamos a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro" - Heraldos del Evangelio (Caballeros de la Virgen)