sábado, 3 de marzo de 2018

San José: el santo de la simplicidad - del sentido común - de la sencillez y del silencio


Celebremos el encuentro cariñoso, afectuoso y generoso de este hombre, que Dios llamó a vivir de una manera sencilla.

Por: P Idar Hidalgo | Fuente: Catholic.net 

José, como padre del recién nacido, le circuncida al octavo día y le impone el nombre de Jesús, que era un derecho inherente a la misión del padre.

José es quien transmite a Cristo su ascendencia y genealogía y con ello la descendencia de Abraham y la de David junto a las promesas del reino mesiánico y eterno. (cf Rm 1,3; 2 Tm 2,8; Ap 22,16).

Hablar o escribir sobre San José suele ser algo paradójico, ya que por un lado resulta ser algo muy simple, y por la misma simplicidad muchas veces se nos complica.

Pero San José es el santo de la simplicidad, el santo del sentido común, el santo de la sencillez, el santo del silencio. Y se podría seguir enumerando los calificativos de su santidad y todos sus atributos, y no se trata de hacer eso en esta pequeña meditación, sino que reflexionemos sobre la fiesta de San José y celebremos el encuentro cariñoso, afectuoso y generoso, de este hombre que Dios llamó a vivir de una manera sencilla y su respuesta total a la realización del proyecto de salvación de Dios.

Para hablar de San José, es necesario hablar del silencio, pues es el santo del silencio, porque desde ahí supo contemplar el misterio del plan de Dios y porque solo en el silencio se encuentra lo que se ama. Solo en el silencio amoroso es desde donde se puede contemplar el misterio más trascendente de la redención, de un Dios que por amor se ha hecho hombre como nosotros.

Bien podemos decir que San José es el santo modelo de la fe, porque supo esperar contra toda desesperanza, por la fe aceptó a María y por la fe aceptó ser padre en esta tierra de Jesús hecho niño.

Llama la atención que no escribió nada, no se tiene referencia que haya dicho algo, simplemente obedeció con gran docilidad. Siempre a la escucha de la voz de Dios, siempre dispuesto a obedecer a Dios, a pesar de que, más de una vez, las cosas que se le mandaban no eran fáciles de aceptar.

La simplicidad de vida, el sentido común vivido con amor, haciendo ordinarias las cosas más extraordinarias… y viviendo extraordinariamente lo ordinario, porque todo lo vivió en referencia al Padre.

Hoy que hemos avanzado en el conocimiento de las ciencias naturales o en las ciencias humanas, parece que hemos perdido el sentido común también en la vida espiritual y nos cuestionamos cómo hemos de vivir el Evangelio, como se puede tener certeza de que estoy obrando bien, y llegamos a reducir la vida del Evangelio con portarse bien… y nos olvidamos que lo importante es amar y como consecuencia del amor está el portarse bien.

Sentido común en la vida espiritual es vivir con docilidad la Voluntad del Padre, es vivir con corazón agradecido por las bendiciones que de Dios hemos recibido, es ser conscientes de la misión personal que se nos ha encomendado y ser fieles a ese llamamiento.

Ser cristiano con sentido común, es vivir la fe sin buscar protagonismos, vivir nuestra esperanza con la confianza de las promesas que se nos han hecho y vivir cada instante de vida en el amor, sabedores que solo el amor hace eterno el instante.

Ser cristiano con sentido común, es vivir la simplicidad de vida con la madurez del realismo, que se traduce en esa conciencia de que se es capaz de amar y de ser amado. Para hacer de cada acción, de cada instante, el punto de llegada y el punto de partida de la realización de la promesa.


San José es Patrono de la Iglesia Universal porque a él se le encomendó el cuidado de Jesús hecho hombre y el cuidado de la Virgen María, y es patrono de todos los bautizados porque cuida desde el cielo por cada uno de nosotros que le hemos sido confiados.

Si bien es cierto que a Cristo se llega por María, por San José nos acercamos a contemplar el misterio de la Iglesia que a él se le ha encomendado.

Es la presencia de San José en la Iglesia de Dios, destacada por San Mateo, como varón justo, Esposo verdadero de María y Padre singular y virginal de Jesús.

Pío IX lo declaró Patrono de la Iglesia Universal el 8 de diciembre de 1870; aunque la fiesta fue suprimida más tarde. Actualmente le recordamos y celebramos el 19 de marzo.

Oración


¡Glorioso Patriarca San José!, animado de una gran confianza en vuestro gran valor, a Vos acudo para que seáis mi protector durante los días de mi destierro en este valle de lágrimas.

Vuestra altísima dignidad de Padre adoptivo de mi amante Jesús hace que nada se os niegue de cuanto pidáis en el cielo.

Sed mi abogado, especialmente en la hora de mi muerte, y alcanzadme la gracia de que mi alma, cuando se desprenda de la carne, vaya a descansar en las manos del Señor.

Amén.

Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 2, 13-25


13. Estaba ya cerca la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.

14. Y encontrando en el templo gentes que vendían bueyes, y ovejas, y palomas, y cambistas sentados en sus mesas.



15. Habiendo formado de cuerdas como un azote, los echó a todos del templo, juntamente con las ovejas y bueyes, y derramó por el suelo el dinero de los cambistas, derribando las mesas.

16. Y hasta a los que vendían palomas, les dijo:
"Quitad eso de aquí, y no queráis hacer de la casa de mi Padre una casa de tráfico"
17. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito:
"El celo de tu casa me tiene consumido"
18. Pero los judíos se dirigieron a Él, y le preguntaron:
"¿Qué señal nos das de tu autoridad para hacer estas cosas?"
19. Respondióles Jesús:

"Destruid este templo, y Yo en tres días lo reedificaré"
20. Los judíos le dijeron:
"Cuarenta y seis años se han gastado en la reedificación de este templo, y tú lo has de levantar en tres días?"
21. Mas Él les hablaba del templo de su cuerpo.

22. Así, cuando hubo resucitado de entre los muertos, sus discípulos hicieron memoria de que lo dijo por ésto, y creyeron, con más viva fe, a la Escritura y a las palabras de Jesús.

23. En el tiempo, pues, que estuvo en Jerusalén con motivo de la fiesta de la Pascua, creyeron muchos en su Nombre, viendo los milagros que hacía.



24. Verdad es que Jesús no se fiaba de ello, porque los conocía bien a todos.

25. Y no necesitaba que nadie le diera testimonio o le informase acerca de hombre alguno: porque sabía Él mismo lo que hay dentro de cada hombre.

Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

3a. Semana de Cuaresma - Marzo 4 al 10 de 2018



Domingo - Marzo 4

Tercer Domingo de Cuaresma

Domingo de Moisés
y de la samaritana

"Tengo los ojos puestos en el Señor porque Él saca mis pies de la red. Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido".

Reflexión

Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a Él, y Él te habría dado agua viva» (Juan 4:10).

Las personas de Israel han pecado; han renegado y probado a Dios con su falta de fe y desconfianza. A su ingratitud y dureza de corazón, Dios responde con el regalo del agua que fluye. Esta agua es más que una señal de la Divina Providencia que está presente en Moisés y en el agua; predice esa otra agua, la vida nueva, que ofrece en Cristo.

Jesús le pide de beber a la mujer Samaritana y entonces, en diálogo con ella, le ofrece agua viva y se revela como el Mesías (Cristo.) La mujer deja su cántaro de agua, su vida pasada, y corre a contar a todas las personas lo que pasó. Jesús, en nuestro bautismo también nos invita a beber ésta agua viva y, como la Samaritana, nos da la oportunidad de reconocer nuestros errores, cambiar nuestra vida y dar testimonio de lo que creemos...

Oración

Señor, Padre de misericordia y origen de todo bien, que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros pecados, mira con amor a tu pueblo penitente y restaura con tu misericordia a los que estamos hundidos bajo el peso de las culpas. Por nuestro Señor, Jesucristo. Amén.

MARZO 5 - MARZO 10

Lunes, Marzo 5

"Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y carne retozan por el Dios vivo" (Antífona de Entrada, Sal 83, 3).

Oración

Señor, purifica y protege a tu Iglesia con misericordia continua, y pues sin ti no puede mantener su firmeza, que tu protección la dirija y la sostenga siempre. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Martes, Marzo 6

"Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras. Guárdame como a las niñas de tus ojos, a la sombra de tus alas escóndeme" (Antífona de Entrada, Sal 16, 6.8).

Oración

Señor, que tu gracia no nos abandone, para que, entregados plenamente a tu servicio, sintamos sobre nosotros tu protección continua. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Miércoles, Marzo 7

"Asegura mis pasos con tu promesa, que ninguna maldad me domine".

Oración

Penetrados del sentido cristiano de la Cuaresma y alimentados con tu palabra, te pedimos, Señor, que te sirvamos fielmente con nuestras penitencias y perseveremos unidos en la plegaria. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Jueves, Marzo 8

"Yo soy la salvación del pueblo -dice el Señor-. Cuando me llamen desde el peligro, yo les escucharé y seré para siempre su Señor" (Antífona de Entrada, Salmo 37 (36), 39s.28).

Oración

Te pedimos humildemente, a medida que se acerca la fiesta de nuestra salvación, vaya creciendo en intensidad nuestra entrega para celebrar dignamente el misterio pascual. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Viernes, Marzo 9

"No tienes igual entre los dioses, Señor: Grande eres Tú y haces maravillas, Tú eres el único Dios" (Antífona de Entrada, Sal 85, 8.10).

Oración

Infunde, Señor, tu gracia en nuestros corazones para que sepamos dominar nuestro egoísmo y secundar las inspiraciones que nos vienen del cielo. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Sábado, Marzo 10

"Bendice alma mía, al Señor y no olvides sus beneficios. Él perdona todas tus culpas" (Antífona de Entrada, Sal 102, 2-3).

Oración

Llenos de alegría, al celebrar un año más la Cuaresma, te pedimos, Señor vivir los sacramentos pascuales, y sentir en nosotros el gozo de su eficacia. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:
http://ewtn.com/espanol/cuaresma/week3.asp

San Casimiro de Polonia - Año 1484 - Fiesta Marzo 4


Casimiro nació en 1458 en Cracovia. Era el tercero de los 13 hijos de Casimiro, rey de Polonia. Muchos santos han salido de familias muy numerosas, y de esta clase de familias llegan a la Iglesia Católica excelentes vocaciones. Su madre Isabel, hija del emperador de Austria, era una fervorosa católica y se esmeró con toda el alma porque sus hijos fueran también entusiastas practicantes de la religión. Ella, en una carta a una amiga hace una formidable lista de las cualidades que debe tener una buena madre, y seguramente que esas cualidades fueron las que practicó con sus propios hijos.

Y además de la educación que le dieron sus padres, Casimiro tuvo la gran suerte de que el rey le consiguió dos maestros que eran buenísimos educadores. El Padre Juan y el profesor Calímaco. El Padre Juan era polaco y dejó fama de ser muy sabio y muy santo, pero su mayor honor le viene de haber sido el que encaminó a San Casimiro hacia una altísima santidad. El profesor Calímaco era un gran sabio que había sido secretario del Papa Pío II, y después estuvo 30 años en la corte del rey de Polonia ayudándole en la instrucción de los jóvenes. Calímaco dijo:
"Casimiro es un joven excepcional en cuanto a virtud"
Claro está que no basta con recibir una buena educación de parte de los papás y tener buenos profesores, sino que es necesario que el joven ponga de su parte todo el empeño posible por ser bueno. Pues de los otros 12 hermanos de Casimiro, que tuvieron los mismos profesores, ninguno llegó a la santidad, y algunos hasta dieron malos ejemplos. En cambio nuestro santo llegó a unas alturas de virtud que admiraron a los que lo conocieron y lo trataron.

Dicen los biógrafos de San Casimiro que su más grande anhelo y su más fuerte deseo era siempre agradar a Dios. Para eso trataba de dominar su cuerpo, antes de que las pasiones sensuales mancharan su alma. Siendo hijo del rey, sin embargo vestía muy sencillamente, sin ningún lujo. Se mortificaba en el comer, en el beber, en el mirar y en el dormir. Muchas veces dormía sobre el puro suelo y se esforzaba por no tomar licor. Y esto en un palacio real donde las gentes eran bastante inclinadas a una vida fácil y de muchas comodidades y comilonas.

Para Casimiro el centro de su devoción era la Pasión y Muerte de Jesucristo. En aquellos tiempos los maestros espirituales insistían frecuentemente en que para ser fervoroso y crecer en el amor a Dios aprovecha muchísimo el meditar en la Pasión de Jesucristo. Nuestro santo pasaba mucho tiempo meditando en la Agonía de Jesús en el Huerto y en los azotes que padeció, como también en la Coronación de Espinas y las bofetadas que le dieron a Nuestro Señor. Ratos y ratos se estaba pensando en la subida de Jesús al Calvario y en las cinco heridas del Crucificado, y meditando en el amor que llevó a Jesús a sacrificarse por nosotros. Le gustaban los cristos muy sangrantes, y ante un Crucifijo se quedaba tiempos y tiempos meditando, suplicando y dando gracias.



Otra gran devoción de Casimiro era la de Jesús Sacramentado. Como durante el día estaba sumamente ocupado ayudando a su padre a gobernar el Reino de Polonia y de Lituania, aprovechaba el descanso y el silencio de las noches para ir a los templos y pasar horas y horas adorando a Jesús en la Santa Hostia.



Sus preferidos eran los pobres. La gente se admiraba de que siendo hijo de un rey, nunca ni en sus palabras ni en su trato se mostraba orgulloso o despreciador con ninguno, ni siquiera con los más miserables y antipáticos. Un biógrafo (enviado por el Papa León X a recoger datos acerca de él), afirma que la caridad de Casimiro era casi increíble, un verdadero don del Espíritu Santo. Que el amor tan grande que le tenía a Dios, lo llevaba a amar inmensamente al prójimo, y que nada le era tan agradable y apetecible como la entrega de todos sus bienes en favor de los más necesitados, y no sólo de sus bienes materiales, sino de su tiempo, sus energías, de su influencia respecto a su padre y de su inteligencia. Que prefería siempre a los más afligidos, a los más pobres, a los extranjeros que no tenían a nadie que los socorriera, y a los enfermos. Que defendía a los miserables y por eso el pueblo lo llamaba:
"El defensor de los pobres"
Su padre quiso casarlo con la hija del emperador Federico, pero Casimiro dijo que le había prometido a la Virgen Santísima conservarse en perpetua castidad. Y renunció a tan honroso matrimonio. Los secretarios y otras personas que vivieron con Casimiro durante varios años estuvieron todos de acuerdo en afirmar que lo más probable es que este santo joven no cometió ni un sólo pecado grave en toda su vida. Y esto es tanto más admirable en cuanto que vivía en un ambiente de palacio de gobierno, donde generalmente hay mucha relajación de costumbres. La gente se admiraba al ver que un joven de 20 años observaba una conducta tan equilibrada y seria como si ya tuviera 60.

A su padre el rey le advertía con todo respeto pero con mucha valentía, las fallas que encontraba en el gobierno, especialmente cuando se cometían injusticias contra los pobres. Y el papá atendía con rapidez a sus peticiones y trataba de poner remedio. Casimiro llegó lo mismo que San Luis GonzagaSan Gabriel de la DolorosaSan Estanislao de Kostka, San Juan Berchmans, y Santa Teresita de Jesús, a una gran santidad, en muy pocos años.

Se enfermó de tuberculosis, y el 4 de marzo de 1484, a la corta edad de 26 años, murió santamente dejando en todos, los más edificantes recuerdos de bondad y de pureza. Lo sepultaron en Vilma, capital de Lituania. A los 120 años de enterrado abrieron su sepulcro y encontraron su cuerpo incorrupto, como si estuviera recién enterrado. Ni siquiera sus vestidos se habían dañado, y eso que el sitio donde lo habían sepultado era muy húmedo. 



Sobre su pecho encontraron una poesía a la Santísima Virgen, que él había recitado frecuentemente y que mandó que la colocaran sobre su cadáver cuando lo fueran a enterrar. Esa poesía que él había propagado mucho dice así:



"Cada día alma mía,
dí a María su alabanza.
En sus fiestas la honrarás,
y su culto extenderás"



Hasta después de muerto quería que en su sepulcro se honrara a la Virgen María, a quien le tuvo inmensa devoción durante toda su vida. San Casimiro trabajó incansablemente por extender la religión católica en Polonia y Lituania, y estas dos naciones han conservado admirablemente su fe católica, y aún en este tiempo cuando las gentes ven que está en peligro su religión, invocan al santo joven que fue tan entusiasta por nuestra religión. Y él demuestra con verdaderos prodigios lo mucho que intercede ante Dios en favor de los que lo invocan con fe.

Fuente - Texto tomado de EWTN:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Casimiro_de_Polonia.htm