lunes, 25 de diciembre de 2017

San Esteban - Protomártir - Siglo I - Fiesta Diciembre 26



San Esteban es Protomártir del siglo I. Este santo se llama "Protomártir", porque tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo.

Esteban significa = "coronado" (Esteb: corona)

Esteban era uno de los hombres de confianza de los apóstoles. La S. Biblia, en los Hechos de los Apóstoles narra que cuando en Jerusalén hubo una protesta de las viudas y pobres que no eran israelitas, porque en la distribución de las ayudas se les daba más preferencia a los que eran de Israel, que a los pobres que eran del extranjero, los 12 Apóstoles dijeron:
"A nosotros no nos queda bien dejar nuestra labor de predicar por dedicarnos a repartir ayudas materiales"
Y pidieron a los creyentes que eligieran por voto popular a siete hombres de muy buena conducta y llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, para que se encargaran de la repartición de las ayudas a los pobres. Y entre los siete elegidos, resultó aclamado Esteban (junto con Nicanor, Felipe y otros). Fueron presentados a los Apóstoles los cuales oraron por ellos y les impusieron las manos, quedando así ordenados de diáconos (palabra que significa "ayudante", "servidor". Diácono es el grado inmediatamente inferior al sacerdote).

Los judíos provenientes de otros países, al llegar a Jerusalén empezaron a discutir con Esteban que les hablaba muy bien de Jesucristo, y no podían resistir a su sabiduría y al Espíritu Santo que hablaba por medio de él. Siempre les ganaba las discusiones. Lo llevaron ante el Tribunal Supremo de la nación llamado Sanedrín, para acusarlo con falsos testigos, diciendo que él afirmaba que Jesús iba a destruir el templo y a acabar con las leyes de Moisés. Y los del tribunal al observarlo vieron que su rostro brillaba como el de un ángel.

Esteban pronunció ante el Sanedrín un impresionante discurso, en el cual fue recordando toda la historia del pueblo de Israel (está en el Capítulo 7 de los Hechos de los Apóstoles)y les fue echando en cara a los judíos que ellos siempre se habían opuesto a los profetas y enviados de Dios, terminando por matar al más santo de todos, JESUCRISTO El Salvador. Al oír ésto, ellos empezaron a rechinar de rabia. Pero Esteban lleno del Espíritu Santo miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba en pie a la derecha de Dios y exclamó:
"Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre en pie a la derecha de Dios"

Entonces ellos llenos de rabia se taparon los oídos y se lanzaron contra él. Lo arrastraron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Los que lo apedreaban dejaron sus vestidos junto a un joven llamado Saulo (el futuro San Pablo, que se convertirá por las oraciones de este mártir) y que aprobaba aquel delito. Mientras lo apedreaban, Esteban decía:
"Señor Jesús, recibe mi espíritu"
Y de rodillas dijo con fuerte voz:
"Señor, no les tengas en cuenta este pecado"
Y diciendo ésto, murió. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban y la comunidad hizo gran duelo por él.


El primer mártir cristiano moría perdonando a sus verdugos, tal y como lo había hecho Jesucristo en lo alto de la Cruz. Esta mansedumbre y caridad cristiana es la nota definitiva de la plenitud de San Esteban. Estaba lleno de gracia, sabiduría y de poder sobrenatural, pero sobre todo estaba lleno de amor, tenía un corazón formado en la escuela de Cristo. El odio contra Esteban y Jesús, recogido en el corazón más grande que allí había presente, el único en que cabía, se iba a convertir en amor.

Saulo, el fariseo, será muy pronto Pablo, el siervo de Cristo. La mejor corona de Esteban será la conversión de Saulo, que ahora guarda los vestidos de los verdugos, y que se va a convertir en el Apóstol, en el medio elegido por Dios para dar a conocer la doctrina de su Hijo.

Dichoso tú Esteban:
que por proclamar tu amor
a Cristo en la tierra te fuiste
a acompañarlo a Él en el cielo.
Haz que seamos muchos,
muchísimos los que con nuestras
palabras y buenas obras
nos declaremos amigos
y seguidores de Jesús en esta vida
y seamos sus compañeros
en el gozo eterno del Paraíso.
Amén.

Fuente - Texto tomado de EWTN:

SORPRENDENTE: ¿Cómo fue el Nacimiento de Jesús en Belén? Ana Catalina Emmerich lo cuenta con detalle en sus visiones


¿Cómo fue el Nacimiento de Jesús en Belén?
En sus visiones, la beata Emmerich lo cuenta con detalle

La beata Emmerich cuenta con detalle todo lo que rodeó al nacimiento de Cristo.

J.L. / ReL - 25 de diciembre de 2017

“El resplandor en torno a la Santísima Virgen se hacía cada vez mayor y ya no se veía la luz de la lámpara que había encendido José. La Santísima Virgen estaba vuelta a Oriente y arrodillada sobre su colcha de dormir, con su amplio vestido suelto y extendido en torno a ella”.


Este fue el momento justamente previo a que la Virgen María diera a luz a Cristo, el Salvador, tal y como lo relató la beata Ana Catalina Emmerich, que recibió el don especial para revelar cómo fue la vida de Jesús y la propia María a través de lo que ella llamaba “cuadros”, una especie de fotogramas que veía al mismo tiempo que se producían estos acontecimientos históricos.

Las visiones de una beata que tuvo los estigmas de la Pasión


Esta religiosa alemana, declarada beata, sufrió los estigmas de Jesús y se alimentaba únicamente de la Eucaristía. Esta humilde mujer nació a finales del siglo XVIII y aunque sus visiones no son dogma de fe, la Iglesia considera particulares de gran valor para acercarse, en este caso, a la figura de la Virgen. Durante un largo tiempo el escritor Clemente Brentano fue recogiendo de boca de la Emmerich estas visiones y que ahora están publicadas en libros como La vida oculta de la Virgen María y La Amarga Pasión de Cristo.

En su relato, la monja agustina explica con detalle todo lo que vio de este momento clave para la humanidad. Así, recuerda que “a las doce de la noche (la Virgen) se quedó arrobada en oración: la vi elevarse sobre la tierra de modo que podía verse el suelo debajo (…) Entonces ya no vi más el techo de la gruta, y una vía de luz se abrió entre María y lo más alto del Cielo con un resplandor cada vez más alto”.

Coros de espíritus celestiales

Según explicaba la beata, “en esta vía de luz apareció un maravilloso movimiento de glorias que se interpretaban y se acercaban perceptiblemente en forma de coros de espíritus celestiales”.

Y entonces se produjo el Nacimiento del Mesías, el Señor, pues “la Santísima Virgen, que levitaba en éxtasis, rezaba ahora mirando hacia abajo, al suelo, a su Dios en cuya madre se había convertido, que yacía ante ella en el suelo como un recién nacido desvalido”.


Así vio Ana Catalina Emmerich a Jesús recién nacido: “Vi a Nuestro Salvador como un niño muy pequeño y refulgente cuya luz sobrepasaba la del esplendor circundante, acostado en la manta delante de las rodillas de la Santísima Virgen. Para mí era como si fuera muy pequeñito y se fuera haciendo más grande ante mis ojos. Pero todo esto solo era un movimiento del otro resplandor tan grande, que no puedo decir con seguridad cómo lo he visto”.

El niño, sostenido en brazos por María


Siguiendo con esta visión en la gruta de Belén, cuenta que la Virgen estuvo así arrobada todavía un rato y vi que le puso al niño un paño, pero no lo tomó en brazos ni lo levantó. Al cabo de un largo rato vi que el niño rebullía y lo oí llorar, y entonces fue como si María volviera en sí: levantó al niñito de la alfombra y lo envolvió en el pañal que le había puesto encima y lo sostuvo en brazos junto a su pecho. Luego se sentó y envolvió completamente al niño en su velo: creo que María daba de mamar al Salvador. Entonces vi en torno a ella ángeles de figura totalmente humana adorando con el rostro en el suelo”.


Un poco después recuerda la humilde monja, a la que gracias a sus indicaciones se hallaron los restos de la casa de la Virgen en Éfeso, que “ya habría pasado más de una hora desde el nacimiento cuando María llamó a José, que todavía estaba en oración. Cuando se acercó, se postró sobre su rostro con fervor, alegría y humildad, y sólo se levantó cuando María le pidió varias veces que lo apretara contra su corazón y diera gracias alegremente por el sagrado regalo del Altísimo. Entonces José se incorporó, recibió en sus brazos al niño Jesús y alabó a Dios con lágrimas de gozo”.

Sumidos en la contemplación

A continuación, prosigue la beata con su visión, “la Santísima Virgen envolvió al niño en pañales. En este momento no recuerdo la forma de envolverlo en pañales, sólo sé que uno era rojo, y sobre él una envoltura blanca hasta debajo de los bracitos y otro pañalito más por arriba hasta la cabecita. María solamente tenía cuatro pañales”.


"Luego vi a María y José sentados en el suelo desnudo con las piernas cruzadas uno junto a otro. No hablaban y parecían sumidos en contemplación. Sobre la alfombra delante de María yacía envuelto como un bebé, Jesús recién nacido, hermoso y radiante como un relámpago. ¡Ay!, pensé, este lugar contiene la salvación del mundo entero y nadie tiene ni la menor idea”, recogía Brentano de labios de la monja alemana.


Después de esto colocaron al Niño en el pesebre, que según Emmerich, “estaba lleno de juncos e hierbas finas y revestido con un cobertor que colgaba por los costados. El pesebre estaba encima del abrevadero de piedra que había a la derecha de la entrada de la cueva”.

María y José lloraban de alegría

Una vez que María y José dejaron ahí al niño, “los dos se quedaron de pie a su lado cantando himnos entre lágrimas de alegría”.

El gozo de la Creación

El Nacimiento de Cristo recorrió el mundo y cuenta que “Vi que los corazones de muchas buenas gentes se llenaron de jubiloso anhelo, y los corazones de los malos de gran temor. Muchos animales se movían alegremente, y en muchos lugares vi que las flores se enderezaban y que las hierbas, árboles y arbustos expandían aromas y destilaban bálsamos. Muchas fuentes se hinchieron y brotaron, y en la cueva de la loma al sur de la Cueva del Pesebre brotó una caudalosa fuente a la hora que nació Jesús, que a la mañana siguiente San José enmarcó y la preparó un cauce”.

La llegada de los pastores


A la mañana siguiente llegaron tres mayorales de los pastores a los que el Ángel se les había aparecido aquella noche. “Cuando llamaron tímidamente a la Cueva del Pesebre, San José salió a recibirlos cordialmente. Ellos le dijeron lo que les había anunciado esa noche el ángel, y que venían a adorar al Niño de la Promesa y a regalarle sus pobres dones. José aceptó sus regalos con humilde gratitud e hizo que llevaran los animales a la cueva cuya entrada estaba junto a la puerta Sur de la Cueva del Pesebre, adonde los acompañó”.

Ana Catalina Emmerich prosigue asegurando que José “luego llevó a los tres mayorales a ver a la Santísima Virgen, que estaba junto al pesebre sentada en el suelo encima de una manta con el Niño Jesús en el regazo. Los pastores, con sus cayados en la mano, se hincaron de rodillas humildemente delante de Jesús. Lloraban de alegría y permanecieron mucho rato con gran dulzura y sin palabras. Luego cantaron el himno de alabanza que los ángeles habían cantado esa noche y un salmo que he olvidado. Cuando quisieron despedirse, la Santísima Virgen les puso a uno tras otro el Niño Jesús en brazos. Se lo devolvieron con lágrimas y abandonaron la cueva”.

Favor leer:

Beata Ana Catalina Emmerick - Mística Alemana y Estigmatizada - Fiesta Febrero 9

Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:
https://www.religionenlibertad.com/como-fue-nacimiento-jesus-belen-sus-visiones-61305.htm

Solemnidad Natividad del Señor - Lectura del Santo Evangelio Según San Lucas 2, 1-14


1. Por aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto, mandando empadronar a todo el mundo.

2. Éste fue el primer empadronamiento hecho por Cirino, que después fue gobernador de la Siria.

3. Y todos iban a empadronarse, cada cual a la ciudad de su estirpe.

4. José, pues, como era de la casa y familia de David, vino desde Nazareth, ciudad de Galilea, a la ciudad de David llamada Betlehem, en Judea.


5. Para empadronarse con María, su esposa, la cual estaba encinta.

6. Y sucedió que hallándose allí, le llegó la hora del parto.

7. Y parió a su Hijo primogénito, y envolvióle en pañales, y recostóle en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en el mesón.


8. Estaban velando en aquellos contornos unos pastores, y haciendo centinela de noche sobre su grey.

9. Cuando de improviso un Ángel del Señor apareció junto a ellos, y cercólos con su resplandor una luz divina, lo cual los llenó de sumo temor.

10. Díjoles entonces el Ángel:

"No tenéis que temer; pues vengo a daros una nueva de grandísimo gozo para todo el pueblo.

11. Y es, que hoy os ha nacido en la ciudad de David, el Salvador, que es el Cristo, o Mesías, el Señor nuestro.

12. Y sírvaos de seña que hallaréis al niño envuelto en pañales, y reclinado en un pesebre".

13. Al punto mismo se dejó ver con el Ángel un ejército numeroso de la milicia celestial, alabando a Dios, y diciendo:




14. "Gloria a Dios en lo más alto de los cielos, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad".

Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús