miércoles, 20 de diciembre de 2017

INCREÍBLE: Cómo el Padre Pío detenía en pleno vuelo los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial


En la zona de San Giovanni Rotondo donde vivía el santo no cayó jamás una bomba.

Esta historia increíble sobre el Padre Pío la cuenta el padre Damaso de Sant’Elia, superior del convento en Pianisi (Italia), en la Positio para la causa de canonización del famoso capuchino con estigmas.

“Varios pilotos de la aviación anglo-estadounidenses de varias nacionalidades y religiones diversas que durante la Segunda Guerra Mundial, después del 8 de septiembre de 1943, se encontraban en la zona de Bari para llevar a cabo misiones en territorio italiano, fueron testigos de un hecho fuera de lo normal. En el cumplimiento de sus obligaciones algunos aviadores pasaron por la zona de Gargano, cerca de San Giovanni Rotondo, vieron a un monje en el cielo que les prohibía lanzar bombas en el lugar.

En Foggia y casi toda Puglia fueron bombardeados en varias ocasiones, pero increíblemente en la zona de San Giovanni Rotondo (donde vivía el Padre Pío) no cayó jamás una bomba, testigo directo de este evento fue el general de la fuerza aérea italiana, Bernardo Rosini que, entonces, era parte del “Comando de Unidad Aérea” junto a las fuerzas aliadas.

El general Rosini me refirió que entre los militares hablaban sobre un monje que aparecía en el cielo y hacía que los aviones se retiraran. Muchos reían incrédulos al escuchar estas historias, pero debido a que los episodios se repetían, y siempre con diferentes pilotos, el general decidió intervenir personalmente, tomó el mando de una escuadrilla de bombarderos para ir y destruir un depósito de municiones alemán que se encontraba justo en San Giovanni Rotondo.

Todos estábamos muertos de curiosidad por saber el resultado de la operación, así que cuando la escuadra regresó inmediatamente fuimos a ver al general que atónito contó cómo, apenas llegado al lugar, él y sus pilotos vieron en el cielo la figura de un monje con las manos en alto, las bombas se desengancharon solas cayendo en un bosque y los aviones dieron la vuelta sin ninguna intervención de los pilotos”.

“Todos se preguntaban quién era ese fantasma al que los aviones obedecían, alguien le dijo al general que en San Giovanni Rotondo había un fraile con estigmas, considerado un santo por la gente, y que tal vez podría ser él el autor de estos acontecimientos.

El general dijo que quería ir a comprobarlo apenas fuera posible, y cuando la guerra terminó fue lo primero que hizo. Acompañado de algunos pilotos, fue al convento de los capuchinos. Al cruzar el umbral de la sacristía, se encontró frente a varios monjes, entre los que inmediatamente reconoció al que había parado sus aviones.

El Padre Pío se acercó a él y, poniendo una mano sobre su hombro, le dijo: 


“¿Así que tú eras el que quería matarnos a todos?”

El general se arrodilló delante del Padre Pío. El capuchino le había hablado, como de costumbre, en dialecto de Benevento, pero el general estaba convencido de que el monje le había hablado en Inglés. Los dos se hicieron amigos y el general, que era protestante, se convirtió al catolicismo”.

Fuente: Positio III / 1, pp. 689-690 (Pena, 20)

Fuente - Texto tomado de ES.ALETEIA.ORG:
https://es.aleteia.org/2017/02/23/como-el-padre-pio-detenia-en-pleno-vuelo-los-bombardeos-en-la-segunda-guerra-mundial/

Novena de Navidad (Día Sexto) - Diciembre 21 de 2017



Consideración

Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de José y María, y allí era de creerse que había de nacer, según todas las probabilidades. Más Dios lo tenía dispuesto de otra manera, y los profetas habían anunciado que el Mesías nacería en Belén de Judá, ciudad de David.

Para que se cumpliese esta predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objeto, a saber: la orden dada por el emperador Augusto de que todos los súbditos del imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios. María y José como descendientes que eran de David, estaban obligados a ir a Belén.

No ignoraba Jesús en qué lugar debía nacer, y así inspira a sus padres que se entreguen a la Providencia, y que de esta manera concurran a la ejecución de sus designios. Almas interiores, observad este manejo del Divino Niño, porque es el más importante de la vida espiritual: aprended que el que se haya entregado a Dios ya no ha de pertenecer a sí mismo, ni ha de querer sino lo que Dios quiera para él.


A continuación se reza:

Oración para todos los días
Oración a la Santísima Virgen María
Oración a San José
Gozos para la llegada del Niño Dios
Oración al Niño Jesús

Oración para todos los días


Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de Él, te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu Hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

(Se reza tres veces el Gloria)

Oración a la Santísima Virgen María
(para todos los días)


Soberana María, que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera por Madre suya: te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo hacen esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado Hijo. ¡Oh, dulcísima Madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que Tú lo guardaste, para que nos hagas menos indignos de verlo, amarlo y adorarlo por toda la eternidad. Amén.

(Se reza tres veces el Avemaría)

Oración a San José
(para todos los días)


¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego, por el amor que tuviste al Divino Niño, que me llenes de fervorosos deseos de verlo y recibirlo sacramentalmente, mientras, en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.

(Se reza Padrenuestro, Avemaría y Gloria)

Gozos para la llegada del Niño Dios
(para todos los días)


Dulce Jesús mío,
mi Niño adorado, 
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

(Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto)

¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano,
que a nivel de un niño te hayas rebajado!
¡Oh Niño Divino, ven para enseñarnos
la prudencia que hace verdaderos sabios!

(Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto)

¡Oh Adonaí potente que a Moisés hablando,
de Israel al pueblo diste los mandatos!
¡Oh ven prontamente para rescatarnos,
y que un niño débil muestre fuertes brazos!

(Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto)

¡Oh raíz sagrada de Jesé que en lo alto
presentas al orbe tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño que has sido llamado
lirio de los valles, bella flor del campo!

(Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto)

¡Llave de David que abre al desterrado
las cerradas puertas del regio palacio!
¡Sácanos, oh Niño, con tu blanca mano,
de la cárcel triste que labró el pecado!

(Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto)

¡Oh lumbre de Oriente, Sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas tu esplendor veamos!
¡Niño tan precioso, dicha del cristiano,
luzca la sonrisa de tus dulces labios!

(Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto)

¡Espejo sin mancha, Santo de los santos,
sin igual imagen del Dios soberano!
¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado
y en forma de niño, da al mísero amparo!

(Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto)

¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro
de Israel anhelo, Pastor del rebaño,
Niño que apacientas con suave cayado,
ya la oveja arisca, ya el cordero manso!

(Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto)

¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto,
bienhechor rocío como riego santo,
ven, hermoso Niño, ven Dios humanado,
luce hermosa estrella, brota flor del campo!

(Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto)

¡Ven que ya María previene sus brazos,
de un Niño vean en tiempo cercano!
¡Ven, que ya José, con anhelo sacro,
se dispone a hacerse de tu amor sagrario!

(Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto)

¡Del débil auxilio, del doliente amparo,
consuelo del triste, luz del desterrado!
¡Vida de mi vida, mi Dueño adorado,
mi constante amigo, mi Divino Hermano!

(Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto)

¡Ve ante mis ojos, de Ti enamorado!
¡Bese ya tus plantas, bese ya tus manos,
postrado yo en tierra te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases, te dice mi llanto!

(Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto)

¡Ven Salvador nuestro,
por quien suspiramos!

(Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto)


Oración al Niño Jesús
(para todos los días)


Acordaos ¡Oh dulcísimo Niño Jesús! Que dijiste a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi Infancia y nada te será negado". Llenos de confianza en Ti ¡Oh Jesús, que eres la misma verdad! Venimos a exponerte toda nuestra miseria. Ayudadnos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.

Concédenos, por los méritos de tu Encarnación y de tu Infancia, la gracia... de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a Ti ¡Oh Niño omnipotente! Seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente nuestra súplica. Amén.

Fuente - Textos tomados de la Novena de Navidad - Arquidiócesis de Medellín

MILAGRO: licuefacción de la sangre de San Genaro vuelve a conmover a fieles



ROMA, 19 de diciembre de 2017 / 12:39 p.m. (ACI).

El milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro volvió a conmover a los cientos de fieles presentes en la Real Capilla del Tesoro, durante una ceremonia presidida por el abad, Mons. Vincenzo De Gregorio.

El milagro tuvo lugar el sábado 16 de diciembre, día en que se celebra a San Genaro como patrono de Nápoles.

Los fieles llegaron a la capilla a las 9 a.m. en espera del milagro, hasta que a las 12:07 del día se agitó el pañuelo blanco que, según la tradición, indica que el prodigio se ha realizado.

El milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro sucede tres veces al año. El sábado que precede al primer domingo de mayo, cuando se recuerda el traslado de las reliquias del santo del cementerio de Agro Marciano a las catacumbas de Capodimonte; el 19 de septiembre, cuando se conmemora su martirio; y el 16 de diciembre, fecha en que se le celebra como patrono de la ciudad.

Sin embargo, en diciembre del año pasado no ocurrió el milagro, generando preocupación entre los fieles.


Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:

Santo Domingo de Silos - Fiesta Diciembre 20



Domingo significa: "el que está consagrado a Dios". (Dominus: Dios).

Domingo de Silos es el primer santo que lleva este nombre. Después de él muchos santos más llevarán tan hermoso nombre. 

Cuenta la tradición que Santo Domingo nació en el año 1000 en La Rioja, España, en la pequeña villa de Cañas, que en aquellos tiempos pertenecía al reino de Navarra, dentro de una familia de noble linaje. Era hijo de agricultores, y sus primeros años los pasó como pastor de ovejas. El resto de su vida lo pasará como pastor de almas. El oficio del pastor despertó en su espíritu el gusto por la soledad y por la oración contemplativa. Pensaba retirarse al desierto a vivir vida de soledad absoluta, pero en sueños recibió un aviso de que era mejor entrar de religioso.

Ya desde niño, asistía a las Celebraciones Pinos con tal gravedad y cordura, que revelaba en él un profundo espíritu de fe. Después de ejercer cuatro años el oficio de pastor, los padres de Domingo quisieron secundar los deseos del muchacho de consagrarse a Dios, por lo que le dedicaron como clérigo, tal vez con patrimonio de la familia, al servicio y ayuda del sacerdote de la parroquia, con el cual aprendió los Salmos de David, el canto eclesiástico y el Evangelio, ensayándose en la lectura y la comprensión de los libros de la Sagrada Escritura, pasionarios y homilías de los Santos Padres que más frecuentemente se recitaban en las Celebraciones Pinos. No nos consta con certidumbre si hizo toda la carrera eclesiástica en su pueblo, ya que solía haber una especie de seminarios parroquiales, o bien cursó lo que llamaríamos hoy teología en la ciudad episcopal de Nájera. Lo cierto es que don Sancho, obispo de esta ciudad, se decidió a conferir a Domingo el presbiterado cuando apenas contaba con 26 años, edad a la que los otros clérigos recibían solamente el diaconado.

Después de una breve experiencia eremítica, a los 30 años, decidió ingresar en el monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla. En los primeros tiempos de vida monástica, se dedicó Domingo a completar su formación intelectual, aprovechando la rica biblioteca del monasterio; allí estudió a Esmaragdo y, sobre todo, el famoso códice de San Millán, que contenían las promulgaciones dogmáticas de los concilios ecuménicos de la Iglesia y otros particulares. A los dos años de profeso, el abad le nombró maestro de los jóvenes que se educaban en el monasterio.


Semejante encumbramiento moral tan rápidamente conquistado, no pudo menos de suscitar ciertos recelos en algunos religiosos que, más antiguos de la casa, podían creerse postergados. Por envidia o buena fe, se puso en tela de juicio su virtud y la objetividad de sus ideales. "Fácil es", decían, "obedecer cuando la obediencia trae consigo honores y cuando el trabajo se ve recompensado con el cariño y el agradecimiento. Confíesele una misión más dura y entonces veremos el verdadero valor de la obediencia". Fue entonces nombrado prior de Santa María de Cañas. El priorato se encontraba en un estado lamentable: desmantelado, sin enseres, sin bienes y sin libros. Con esfuerzo y gran acierto en el manejo de los negocios temporales, arregló las cuentas atrasadas y fomentó el cultivo en las propiedades del monasterio, de suerte que poco tiempo después pudo ya vivir de su trabajo y del de sus monjes, y procurar al priorato lo más preciso en ropas, ornamentos de iglesia y códices, construyendo poco después una iglesia nueva.

Desde el monasterio de San Millán de la Cogolla, se seguía con interés la obra que Domingo realizaba en Cañas, por lo que a finales de 1038, Domingo fue nombrado prior mayor del monasterio, casi a la fuerza, porque la humildad del Santo rehuía los honores de tan alto cargo. Desgraciadamente ocurrió que a los pocos meses de ser nombrado prior, murió el abad don García y en su lugar fue nombrado el anterior prior don Gomesano. Si la elección hubiese sido libre y estado en manos de los monjes, es indudable que hubiera recaído en la persona de Domingo.

Gobernaba por entonces los reinos de Navarra y La Rioja don García, hijo mayor del rey don Sancho. Pródigo a veces con los monasterios e iglesias, cuando se veía apurado por las necesidades de la guerra, no respetaba ni derechos sagrados ni sus propias donaciones, ni siquiera las de San Millán. En el año 1040, exhausto su tesoro y creyendo que el nuevo abad le apoyaría en sus pretensiones, se dirigió al monasterio exigiendo una fuerte suma por sus pretendidos derechos reales.

Entonces llegó el rey de Navarra a exigirle que le entregara los cálices sagrados y lo más valioso que hubiera en el convento, para dedicar todo ésto a los gastos de guerra. Santo Domingo se le enfrentó valientemente y le dijo: 
"Puedes matar el cuerpo y a la carne hacer sufrir. Pero sobre el alma no tienes ningún poder. El Evangelio me lo ha dicho, y a él debo creer: que sólo al que al infierno puede echar el alma, a ese debo temer"
Y no le entregó al rey ninguna de las posesiones sagradas del monasterio.

El rey de Navarra, lleno de indignación desterró al abad Domingo, y lo hizo salir de allí, pero fue un destierro inmensamente provechoso, porque al saberlo el rey Fernando I de Castilla, lo mandó llamar y le confió el Monasterio de Silos, que estaba en un sitio estéril y alejado y se hallaba en estado de total abandono y descuido, tanto en lo material como en lo espiritual.

A principios del año 1041, el monasterio de San Sebastián de Silos estaba casi abandonado. Perdido su antiguo prestigio y gran parte del patrimonio, todo anunciaba un fin poco glorioso, pues el puñado de monjes que lo habitaba, vegetaba y languidecía tristemente. Fue entonces cuando el rey don Fernando, movido tal vez por los ruegos del padre del Cid Campeador, que tenía sus posesiones colindantes con las de Silos, encomendó a Domingo la restauración del monasterio de San Sebastián de Silos y le propuso como abad. En una mañana de invierno, Santo Domingo entraba en la iglesia acompañado del obispo y de algunos nobles, para tomar posesión del cargo.

Comenzó la restauración material del monasterio por la iglesia, de tal modo que, completada con la cúpula y atrio por sus sucesores, llegó a ser una de las más bellas basílicas románicas de España, parecida a la catedral antigua de Salamanca. Hacia 1056, se comenzó la construcción de la sala capitular en el sitio llamado hoy el gallinero del Santo, así como el maravilloso claustro románico, que es la joya más original en su estilo y que eternizará en la historia del arte el nombre de Santo Domingo de Silos.

Domingo demostró ser un genio organizador, un talento para la restauración. Levantó un monasterio ideal. Una hermosa capilla, con una sacristía que es una obra de arte. Hizo un gran salón para que los monjes se dedicaran a copiar las Sagradas Escrituras y las obras de los santos (en ese tiempo no había imprentas). Formó una biblioteca llena de los mejores libros de ese tiempo. Organizó una droguería en la cual las gentes de los alrededores encontraban remedios baratísimos (y muchas veces regalados, para los más pobres).

Aquella casa se volvió un hervidero de trabajadores. Unos cultivaban plantas de uvas, o árboles de olivos; otros se dedicaban a escribir o pintar. Era una casa donde todos se dedicaban a trabajar, rezar, cantar, hacer progresar el monasterio y ganarse así un buen premio para el cielo. Aquel inmenso edificio estaba siempre abierto para solucionar las miserias de los vecinos. El Monasterio de Silos llegó a ser uno de los más famosos de España.


Santo Domingo de Silos se propuso reunir ayudas para libertar a los cristianos que estaban prisioneros y esclavos de los musulmanes, y logró libertar a más de 300. Por eso lo pintan casi siempre acompañado de hombres con cadenas, a los cuales les consiguió la libertad. Así estaba él preparando lo que más tarde harían los Padres Mercenarios con San Pedro Nolasco, libertando cautivos.

Ver: Virgen de la Merced

El santo no era capaz de negar un favor cuando podía hacerlo. De todas partes llegaban gentes a pedir ayudas. Pero también sabía no dejarse engañar. Una vez llegaron unos mentirosos a pedirle vestidos y para conmoverlo dejaron sus mejores ropas escondidas en una cueva cercana y se presentaron vestidos de harapos. El santo se dio cuenta de esto y envió a un monje a que trajera esos vestidos y con ellos hizo un gran paquete y le dijo a los pedigüeños:
"Con mucho gusto les damos la ropa que necesitan. Tomen este paquete lleno de ropa y vayan a la cueva cercana y allá se la reparten"
Ellos se fueron muy contentos y al llegar allá se dieron cuenta de que eran los mismos vestidos que habían dejado allí escondidos.

Una noche llegaron unos ladrones a robarse toda la cosecha del monasterio. El santo los dejó trabajar toda la noche y a la madrugada, cuando ya estaba todo recogido, en costales y empacado, mandó a sus monjes con garrotes a decirles que muchas gracias por haberlos reemplazado en recoger la cosecha y que podían irse. Pero para que no se fueran demasiado tristes les envió un desayuno como pago por el trabajo de toda esa noche.

Este santo obtuvo de Dios muchísimos milagros para quienes se encomendaban a sus oraciones. El biógrafo, que escribió su vida poco tiempo después de la muerte del santo, dice que no había enfermedad que las oraciones de este santo no lograra curar. Otro testigo de aquel tiempo afirma: 
"Nunca vi a un enfermo, ni a un sano, a quien no le alegrara él con su boca o con su mano"
Llegó hasta a anunciar la fecha de su propia muerte. 96 años después de su muerte, nuestro santo se apareció en sueños a la mamá de Santo Domingo de Guzmán para anunciarle que tendría un hijo que sería un gran apóstol. Por eso cuando el niño nació le pusieron el nombre de Domingo en honor del santo de Silos. Es por ello también que muchas mamás en España se encomiendan al santo Domingo de Silos para obtener que su hijo nazca bien y que sea una buena persona después.


Las fuerzas de su cuerpo se rendían al peso de sus 72 años, tan cargados de fatigas; su cuerpo, necesitaba el apoyo de aquel báculo sencillo de avellano, que aún se conserva en el Monasterio como preciosa reliquia. Su espíritu se mantenía firme y sereno, pero las fatigas del otoño de 1073, después de los últimos esfuerzos para la distribución de las cosechas, le rindieron del todo y cayó enfermo. Santo Domingo, murió el viernes 20 de diciembre de 1073, en cuyo honor sigue existiendo todavía el famoso monasterio de Santo Domingo de Silos.


Fuente - Texto tomado de ABADIADESILOS.ES:

Fuente - Texto tomado de EWTN.COM: