sábado, 2 de diciembre de 2017

Lectura del Santo Evangelio Según San Marcos 13, 33-37



33. Estad, pues, alerta, velad y orad, ya que no sabéis cuándo será el tiempo.



34. A la manera de un hombre que saliendo a un viaje largo dejó su casa, y señaló a cada uno de sus criados lo que debía hacer, y mandó al portero que velase.

35. Velad, pues, también vosotros (porque no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa: si a la tarde, o a la medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer).



36. No sea que viniendo de repente, os encuentre dormidos.

37. En fin, lo que a vosotros os digo, a todos lo digo:
Velad
Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

Primer Domingo de Adviento - Diciembre 3 de 2017


CORONA DE ADVIENTO



Liturgia de las Horas:
Primera Semana del Salterio
Color: Morado

Lecturas de la liturgia

Primera Lectura: Isaías 63:16-17, 19; 64:2-7

Porque tú eres nuestro Padre, que Abraham no nos conoce, ni Israel nos recuerda. Tú, Yahveh, eres nuestro Padre, tu nombre es «El que nos rescata» desde siempre.
¿Por qué nos dejaste errar, Yahveh, fuera de tus caminos, endurecerse nuestros corazones lejos de tu temor? Vuélvete, por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad.
Somos desde antiguo gente a la que no gobiernas, no se nos llama por tu nombre. ¡Ah si rompieses los cielos y descendieses, ante tu faz los montes se derretirían.
Haciendo tú cosas terribles, inesperadas. (Tú descendiste: ante tu faz, los montes se derretirán).
Nunca se oyó. No se oyó decir, ni se escuchó, ni ojo vio a un Dios, sino a ti, que tal hiciese para el que espera en él.
Te haces encontradizo de quienes se alegran y practican justicia y recuerdan tus caminos. He aquí que estuviste enojado, pero es que fuimos pecadores; estamos para siempre en tu camino y nos salvaremos.
Somos como impuros todos nosotros, como paño inmundo todas nuestras obras justas. Caímos como la hoja todos nosotros, y nuestras culpas como el viento nos llevaron.
No hay quien invoque tu nombre, quien se despierte para asirse a ti. Pues encubriste tu rostro de nosotros, y nos dejaste a merced de nuestras culpas.
Pues bien, Yahveh, tú eres nuestro Padre. Nosotros la arcilla, y tú nuestro alfarero, la hechura de tus manos todos nosotros.

Salmo Responsorial 80:2-3, 15-16, 18-19
"Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve"

Pastor de Israel, escucha, tú que guías a José como un rebaño; tú que estás sentado entre querubes, resplandece. Ante Efraím, Benjamín y Manasés; ¡despierta tu poderío, y ven en nuestro auxilio! - R/.

¡Oh Dios Sebaot, vuélvete ya, desde los cielos mira y ve, visita a esta viña, cuídala, a ella, la que plantó tu diestra! - R/.

Esté tu mano sobre el hombre de tu diestra, sobre el hijo de Adán que para ti fortaleciste. Ya no volveremos a apartarnos de ti; nos darás vida y tu nombre invocaremos. - R/.

Segunda Lectura: De la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 1, 3-9

Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor Jesucristo.
Doy gracias a Dios sin cesar por vosotros, a causa de la gracia de Dios que os ha sido otorgada en Cristo Jesús.
Pues en él habéis sido enriquecidos en todo, en toda palabra y en todo conocimiento.
En la medida en que se ha consolidado entre vosotros el testimonio de Cristo.
Así, ya no os falta ningún don de gracia a los que esperáis la Revelación de nuestro Señor Jesucristo.
Él os fortalecerá hasta el fin para que seáis irreprensibles en el Día de nuestro Señor Jesucristo.
Pues fiel es Dios, por quien habéis sido llamados a la comunión con su hijo Jesucristo, Señor nuestro.

Evangelio: San Marcos 13, 33-37

«Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento.
Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele.
Velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada.
No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos.
Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!»

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:
https://www.aciprensa.com/calendario/calendario.php?dia=3&mes=12&ano=2017

San Francisco Javier - Misionero - Año 1552 - Fiesta Diciembre 3


Francisco nació cerca de Pamplona (España) en el castillo de Javier, en el año 1506. Fue enviado a estudiar a la Universidad de París, y allá se encontró con San Ignacio de Loyola, el cual se le hizo muy amigo y empezó a repetirle la famosa frase de Jesucristo:
"¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?"
Este pensamiento lo fue liberando de sus ambiciones mundanas y de sus deseos de orgullo y vanidad, y lo fue encaminando hacia la vida espiritual. Aquí se cumplió a la letra la frase del Libro del Eclesiástico:
"Encontrar un buen amigo es como encontrarse un gran tesoro"
La amistad con San Ignacio transformó por completo a Javier. Francisco fue uno de los siete primeros religiosos con los cuales San Ignacio fundó la Compañía de Jesús o Comunidad de Padres Jesuitas. Ordenado sacerdote colaboró con San Ignacio y sus compañeros en enseñar catecismo y predicar en Roma y otras ciudades. El Sumo Pontífice pidió a San Ignacio que enviara algunos jesuitas a misionar en la India. Fueron destinados otros dos, pero la enfermedad les impidió marchar, y entonces el santo le pidió a Javier que se quisiera embarcar para tan remotas tierras. Él obedeció inmediatamente y emprendió el larguísimo viaje por el mar. En el barco aprovechó esas interminables semanas, para catequizar lo más posible a los marineros y viajeros.


San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier
Con San Javier empezaron las misiones de los jesuitas. Son impresionantes las distancias que Francisco Javier recorrió en la India, Indostán, Japón y otras naciones. A pie, solamente con el libro de oraciones, como único equipaje, enseñando, atendiendo enfermos, obrando curaciones admirables, bautizando gentes por centenares y millares, aprendiendo idiomas extraños, parecía no sentir cansancio. Por las noches, después de pasar todo el día evangelizando y atendiendo a cuanta persona le pedía su ayuda, llegaba junto al altar y de rodillas encomendaba a Dios la salvación de esas almas que le había encomendado. Si el sueño lo rendía, se acostaba un rato en el suelo junto al sagrario, y después de dormir unas horas, seguía su oración. De vez en cuando exclamaba:
"Basta Señor: si me mandas tantos consuelos me vas a hacer morir de amor"
Con razón su palabra tenía efectos fulminantes para convertir. Era que llegaba precedida de muchas oraciones y acompañada de costosos sacrificios. Algunas noches no era capaz de levantar su mano derecha. Tan cansada estaba de tanto bautizar a los que se habían convertido con sus predicaciones. La gente lo consideraba un verdadero santo y le llevaban sus enfermos para que los bendijera. Cuando se conseguían curaciones milagrosas, él consideraba que ésto se debía a otras causas y no a su santidad, o a su poder de intercesión. Desde 1510 Goa era una ciudad portuguesa en la India. Y allá puso su centro de evangelización nuestro santo (en esa ciudad se conservan ahora sus restos). Empezó a ganarse la buena voluntad de las gentes con su gran amabilidad, a uno de sus compañeros le escribía:



"Hágase amar y así logrará influir en ellos. Si emplea la amabilidad y el buen trato verá que consigue efectos admirables"
Estableció clases de catecismo para niños y adultos. Popularizó la costumbre de confesarse y comulgar. Enseñaba la religión por medio de hermosos cantos que los fieles repetían con verdadero gusto. Por 13 veces consecutivas hizo larguísimos viajes por la nación enseñando la religión cristiana a esos paganos, que nunca habían oído hablar de ella. Francisco se esmeraba por asemejarse lo más posible a la vida pobre de las gentes que le escuchaban. Visitó muchas islas y en cada una de ellas enseñó la religión cristiana. Sus viajes eran penosos y sumamente duros, pero escribía:


"En medio de todas estas penalidades e incomodidades, siento una alegría tan grande y un gozo tan intenso que los consuelos recibidos no me dejan sentir el efecto de las duras condiciones materiales y de la guerra que me hacen los enemigos de la religión"
Podría repetir la frase de San Pablo:
"Sobreabundo en gozo en medio de mis tribulaciones"
Su gran anhelo era poder misionar y convertir a la gran nación china. Pero allá estaba prohibida la entrada a los blancos de Europa. Al fin consiguió que el capitán de un barco lo llevara a la isla desierta de San Cian, a 100 km. de Hong-Kong, pero allí lo dejaron abandonado, y se enfermó y consumido por la fiebre, en un rancho tan maltrecho, que el viento entraba por todas partes, murió el 3 de diciembre de 1552, pronunciando el nombre de Jesús. Tenía sólo 46 años. Cuando más tarde quisieron llevar sus restos a Goa, encontraron su cuerpo incorrupto (y así se conserva). Francisco Javier fue declarado santo por el Sumo Pontífice en 1622 (junto con Santa TeresaSan IgnacioSan Felipe Neri y San Isidro).

El Papa Pío X nombró a San Francisco Javier como Patrono de todos los Misioneros, porque fue sin duda uno de los misioneros más grandes que han existido. Ha sido llamado: "El gigante de la historia de las misiones". La oración del día de su fiesta dice así:

"Señor, tú has querido
que varias naciones
llegaran al conocimiento de la
verdadera religión por medio de la
predicación de San Francisco Javier"

Ésto es un gran elogio. Empezó a ser misionero a los 35 años y murió de sólo 46. En 11 años recorrió la India (país inmenso), el Japón y varios países más. Su deseo de ir a Japón era tan grande que exclamaba:
"Si no consigo barco, iré nadando"
Fue un verdadero héroe misional.

Francisco Javier:
maravilloso misionero,
pídele a Dios que conceda
un espíritu como el tuyo
a todos los misioneros del mundo.

Piensa en el final de tu vida y
evitarás muchos pecados
(S. Biblia Ecl. 7, 36)

Fuente - Texto tomado de EWTN: