jueves, 30 de noviembre de 2017

Las increíbles historias de cinco grandes santos que lucharon cara a cara contra Satanás


Los santos, apoyados en Dios,
vencieron al demonio

Agosto 11 de 2015

El mundo espiritual es real y hay una batalla, aunque Satanás y sus demonios rara vez se revelan a la gente común, si atacaron a los Santos. El mundo espiritual es real y hay una batalla.

Cuando se trata de aquellos que son fuertes en el Señor como los santos, los demonios a veces aparecen y hacen ataques abiertos. Por supuesto, Jesús ya ha vencido a Satanás y todas las fuerzas del mal de este mundo. Aunque Satanás continúa buscando almas para llevar al infierno, toda persona que permanece en Jesús no puede ser separada de Dios.

Así que no dejes que estas historias te asusten. Más bien, deja que estas historias sean recordatorios de que Satanás y sus tentaciones de pecado son reales, incluso si no lo ves, como estos santos lo hicieron.

1. San Antonio el Grande:
"El león rugía,
con el deseo de atacar"


Fue un monje del desierto que vivió entre los siglos III y IV. Sabemos de San Antonio a partir de una biografía escrita por San Atanasio llamada “Vida de San Antonio”. Ésta dice que cuando la gente visitaba a San Antonio en su casa en el desierto, "oían tumultos, muchas voces, y sonidos que parecían del choque de las armas. Por la noche en la montaña aparecían bestias salvajes y el santo combatía contra ellas mediante la oración”.

En una ocasión, San Antonio decidió pasar una noche solo en una gran tumba. Un enorme grupo de demonios descendió sobre él y le atacó el cuerpo. “El diablo lo arañó y el dolor causado fue tan terrible, que le impidió levantarse del suelo y lo dejó sin habla. Afirmó que la tortura había sido tan excesiva, que no hay golpes infligidos por el hombre, que podrían alguna vez causar semejante tormento”.

Al día siguiente, un amigo que le llevaba suministros lo encontró y lo trajo a la aldea más cercana. Pero esa noche, él recuperó la conciencia y le pidió al amigo que lo llevara de nuevo a la tumba. Después de que su amigo lo encerró de nuevo en la tumba, San Antonio gritó:
"Aquí estoy yo, Antonio; yo no huyo de tus latigazos, ya que incluso si tú me infliges más dolor, nada me separará del amor de Cristo”
Los demonios regresaron, y así es como San Atanasio describe lo que sucedió después:

En la noche hicieron un estruendo tal, que la totalidad de ese lugar parecía ser sacudido por un terremoto y como si se rompieran las cuatro paredes de la vivienda, parecía que los demonios entraban a través de ellas, hechos semejantes a bestias y reptiles.

Y el lugar estuvo de repente lleno de formas de leones, osos, leopardos, toros, serpientes, víboras, escorpiones y lobos, y cada uno de ellos se movía de acuerdo a su naturaleza. El león estaba rugiendo, con el deseo de atacar, el toro parecía embestir con sus cuernos, la serpiente se arrastraba buscando un punto de ataque y el lobo gruñía rodeándolo por completo; los ruidos de las apariciones, fueron horribles.

A pesar de que estaba en un terrible dolor, él respondió con valentía a los demonios:
"Si ustedes tuviesen algún poder, habría bastado que solo uno de ustedes viniera, pero como Dios los hizo débiles, ustedes quieren aterrorizarme con su gran número y una prueba de su debilidad es que tomen la forma de bestias brutas.
Si son capaces y han recibido, un poder contra mí, ¿por qué retrasan el ataque?; pero si no pueden, ¿por qué molestarme en vano? Por la fe en nuestro Señor que es un sello y un muro de seguridad para nosotros"
De repente, el techo se abrió y una luz brillante llenó la tumba. Los demonios desaparecieron y su dolor cesó. Al darse cuenta de que Dios lo había salvado, él oró:
¿Dónde estabas? ¿Por qué no te apareciste desde el principio para cesar mis dolores?
Y Dios le respondió:
"Antonio, yo estaba aquí, pero esperé a ver tu lucha; ya que has perdurado en la fe y no has sido vencido, siempre estaré dispuesto a socorrerte y haré famoso tu nombre en todas partes"
San Atanasio escribe que habiendo oído esto, “Antonio se levantó, rezó, y recibió tal fuerza que él percibía que tenía más poder en su cuerpo que antes. Y era entonces de unos treinta y cinco años”.

2. San Padre Pío:
"Estos demonios
no dejan de golpearme"


San Padre Pío nacido a finales del siglo XIX, vivió y murió en Italia. Cuando murió en 1968 ya era conocido y venerado en todo el mundo. Un sacerdote santo, hacedor de milagros, y estigmatizado, San Padre Pío también fue atacado regularmente por demonios.

Según el P. Gabriele Amorth, un exorcista líder del Vaticano:
"Los verdaderos enemigos del Padre Pío eran los demonios que lo asediaban”
La grande y constante lucha del Padre Pío, durante su vida era en contra de estos enemigos de Dios y de las almas humanas, los demonios que trataban de capturar su alma. Incluso en su juventud, San Padre Pío disfrutaba de increíbles visiones celestiales, pero también sufría ataques demoníacos. Padre Amorth explica:
"El diablo se le aparecía como un gato negro feo, o en la forma de un animal verdaderamente repugnante, la intención obvia era llenarlo de terror. Otras veces los demonios vinieron como jóvenes mujeres, desnudas y provocativas, realizando bailes obscenos, para poner a prueba la castidad del joven sacerdote. Pero el Padre Pío sintió su mayor peligro cuando el diablo trató de engañarlo, tomando la forma de uno de sus superiores (su superior provincial o su director espiritual) o en una forma sagrada (el Señor, la Virgen o San Francisco)"
Esta última táctica del diablo, en la que aparece como alguien bueno y santo, era un problema particular. Así es como San Padre Pío hacía para discernir una visión:
"Se daba cuenta primero de una cierta timidez cuando la Virgen o el Señor se le aparecían, seguido de una sensación de paz cuando la visión terminaba. Por otro lado, cuando era un demonio tomando una forma sagrada provocaba en él una inmediata sensación de alegría y atracción, sustituido después por el remordimiento y la tristeza"
Satanás incluso a veces atacaba a San Padre Pío físicamente. Él describe esto en una carta que escribió a su sacerdote confesor:
"Estos demonios no se detienen, incluso me golpean y me hacen caer de la cama, arrancan mi camisa. Pero ahora no me asustan más. Jesús me ama, a menudo me levanta y me pone de nuevo en la cama. De hecho, si estamos cerca del Señor, no debemos tener ningún miedo de los demonios"
3. Santa Gema Galgani:
"Sus brutales garras"



Santa Gema Galgani era una mística italiana del siglo XIX, que tenía experiencias espirituales increíbles. En una carta a un sacerdote, ella escribió:
'Durante los últimos dos días, Jesús me ha estado diciendo después de la Santa Comunión:
“Hija mía, muy pronto el diablo desatará una guerra contra ti”
Estas palabras se oyen en mi corazón continuamente. Por favor rece por mi...'
Rápidamente se dio cuenta de que la oración era la mejor defensa. En respuesta para ella, Satanás le dio dolores de cabeza violentos con el fin de dificultar el sueño. Su fatiga hizo que orar fuera más difícil, pero ella perseveró:
"Cuántos esfuerzos no hace este miserable para que sea imposible que yo ore. Ayer por la tarde trató de matarme y habría tenido éxito si Jesús no viene rápidamente en mi ayuda. Estaba aterrorizada y mantuve la imagen de Jesús en mi mente..."
En un momento, mientras ella estaba escribiendo una carta, el diablo:
"Le arrebató la pluma de su mano y rompió el papel y luego la arrastró, agarrándola por el pelo con sus brutales garras, con tal violencia que la tumbó de la mesa"
Ella describe otro ataque en uno de sus escritos:
"El demonio se presentó ante mí como un gigante de gran altura y seguía diciéndome:
"Para ti ya no hay más esperanza de la salvación. Tú estás en mis manos"
Le respondí que Dios es misericordioso y por lo tanto no temo nada. Entonces, me dio un duro golpe en la cabeza en un ataque de cólera y dijo:
"¡Maldita seas tú!"
Y luego desapareció. Después me fui a mi habitación a descansar y lo encontré; comenzó de nuevo a golpearme con una cuerda anudada y quería que yo lo escuchara, le dije que no y él me golpeó aún más fuerte, golpeando mi cabeza violentamente contra el suelo. En un momento determinado, vino a mi mente invocar al Padre de Jesús: "Padre Eterno, por medio de la preciosísima sangre de Jesús, líbrame”.
Entonces no sé muy bien lo que pasó. Esa bestia despreciable me arrastró de la cama y me tiró, golpeando mi cabeza contra el suelo con tanta fuerza que me duele todavía. Me quedé sin sentido y permanecí acostada allí hasta que volví en mí, mucho tiempo después. Gracias a Jesús"
Pero ella mantuvo su fe en Jesús, incluso utilizaba el humor contra el diablo. Ella escribió esto a un sacerdote:
"Si usted lo hubiera visto, cuando huyó haciendo caras, habría echado a reír, ¡Él es tan feo! .... Pero Jesús me dijo que no tuviera miedo de él"
4. San Juan María Vianney:
"Es porque puedo convertir
almas al Dios bueno"



San Juan Vianney vivió en Francia en el siglo XIX. Es respetado por su santa obra como sacerdote, es el santo patrón de los sacerdotes. Y también combatió contra el maligno en varias ocasiones.

Una vez, su hermana pasó la noche en su casa adjunta a su iglesia parroquial. Ella se despertó porque escuchaba por sonidos extraños como golpecitos en su pared y mesa, fue a donde San Juan María Vianney, que estaba oyendo confesiones hasta tarde en la noche y él le explicó:
"Oh, hija mía, no deberías haber tenido miedo: Es el “Garfio” (su apodo para Satanás). Él no te puede hacer daño. En cuanto a mí, me atormenta en formas diversas. A veces me agarra por los pies y me arrastra por la habitación. Es porque puedo convertir almas para el buen Dios"
En otro ejemplo, San Juan Vianney estaba oyendo confesiones en la iglesia parroquial cuando alguien le informó de que su dormitorio estaba en llamas. ¿Su respuesta?




"El “Garfio” está muy enojado. No ha podido atrapar el ave, por lo que ha quemado la jaula, es una buena señal. Tendremos muchos pecadores este día"
5. Santa Teresa de Ávila:
"Sus cuernos estaban alrededor
del cuello del sacerdote
mientras celebraba la misa"


Santa Teresa de Ávila era una mística española del siglo XVI y es honrada hoy como Doctora de la Iglesia, por su increíble visión de la vida espiritual. Y en sus oraciones y meditaciones, tuvo regularmente contacto con el diablo. Ella describe:
"Tiene una forma abominable, su boca era horrible. Su cuerpo parecía provenir de una gran llama” En una ocasión “vio con los ojos del alma dos demonios de aspecto horrible que parecían tener sus cuernos alrededor del cuello de un sacerdote mientras celebraba la misa”
Sin embargo, incluso para ella, estas manifestaciones visuales eran raras. Ella escribe:
"Yo casi nunca lo he visto en forma corporal. A menudo lo he visto sin ninguna forma, como en el tipo de visión que he descrito, en el que no se observa la forma, pero sé que está allí”
¿Sus armas contra estas fuerzas del mal?

La oración, la humildad y curiosamente agua bendita, que ella decía por experiencia fue un arma particularmente eficaz.

Día Mundial del SIDA: recemos con la Iglesia por todos los que sufren - Diciembre 1 de 2017


REDACCIÓN CENTRAL, 1 de diciembre de 2016 / 12:09 a.m. (ACI)

Cada 1 de diciembre se celebra el Día Mundial de la lucha contra el SIDA, una enfermedad que continúa cobrando muchas vidas. La Iglesia Católica es la institución que más hace por las víctimas, atendiendo a uno de cada cuatro enfermos en todo el mundo.

Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA o UNAIDS en inglés), en el 2014, 36.9 millones de personas vivían con el VIH. Es decir, seres humanos que tienen el virus, pero que aún no han desarrollado la enfermedad y para quienes es importante el uso de los retrovirales.

En junio de 2015 solo 15.8 millones tenían acceso al tratamiento antirretroviral y más del 50 por ciento no podían acceder al mismo, entre ellos aproximadamente 1.8 millones de niños.

Asimismo sólo en 2014, “alrededor de 2 millones de personas se infectaron con el VIH y 1.2 millones de personas murieron de enfermedades relacionadas con el SIDA”, indica UNAIDS.

Un dato preocupante que dan a conocer los expertos es que la cantidad de personas que no saben que están infectadas asciende a 17.1 millones.

A diferencia de muchos organismos e instituciones que proponen métodos anticonceptivos como el uso del preservativo (condón) para frenar el SIDA, la Iglesia destaca que la fidelidad en los esposos y la castidad hasta el matrimonio es el medio más seguro para evitar todo tipo de enfermedad de transmisión sexual.

San Juan Pablo II, con motivo de la Jornada Mundial del enfermo 2005, envió un mensaje al mundo y recordó que para combatir el SIDA de modo responsable “es preciso aumentar su prevención mediante la educación en el respeto del valor sagrado de la vida y la formación en la práctica correcta de la sexualidad”.

“En efecto, aunque son numerosas las infecciones que se transmiten por contagio a través de la sangre especialmente durante la gestación (infecciones que hay que combatir con todo empeño), mucho más numerosas son las que se producen por vía sexual, y que pueden evitarse sobre todo con una conducta responsable y la observancia de la virtud de la castidad”, enfatizó.

Hasta el año 2010, del total de personas infectadas en el mundo con el VIH/SIDA, aproximadamente el 25 por ciento era atendida por alguna institución de la Iglesia Católica. Este porcentaje aumentaba en el caso de África, en donde la Iglesia cuidaba de casi el 50 por ciento de los afectados por este flagelo.

En los últimos años, con el impulso del Papa Francisco, esta ayuda caritativa y de amor al prójimo ha ido en aumento, lo que convierte a la Iglesia en una de las instituciones más importantes a nivel mundial en este tema.

Por ello, en este día especial de lucha contra el SIDA, unidos a miles de cristianos, proponemos la siguiente oración para que Dios dé fortaleza a los que sufren de este mal.

Oración por los enfermos de SIDA



Oh Dios, Padre nuestro, escucha nuestra oración por los que están enfermos por el SIDA, por los que están en peligro de muerte. Concédeles el consuelo de tu presencia, haz que busquen tu rostro, y encuentren la fuerza en ti que eres la fuente de la vida. Señor Jesús, escucha nuestra oración por los que acaban de enterarse que están infectados por el virus VIH pero que no están aún enfermos. Recuérdales que tienen aún una vida ante ellos: haz que encuentren en ti la Vida, el Camino y la Verdad. Espíritu Santo de Dios, escucha nuestras oraciones por los que se ocupan de las personas enfermas de SIDA. Concédeles la certeza de la presencia del Padre y el amor de Jesús. Concédeles tu consuelo, dales tu paz. Padre, te rogamos para que todos oigamos tu llamada en estas circunstancias, una llamada de arrepentimiento, una llamada de ayuda a los otros. Ayúdanos para que podamos vivir de manera responsable, no pensando solamente en nosotros sino también en los que están en nuestro entorno. Te rogamos por los científicos y los médicos para que encuentren un remedio al Sida. Guíanos para que podamos dar tu consuelo a los que tienen necesidad de ayuda. Eleva nuestros corazones de compasión para que los enfermos de Sida tengan la certeza de que la Iglesia los ayudará; guíanos para que sepamos cómo ayudar a los que tienen necesidad. Esto te lo pedimos porque tu misericordia por nosotros es inmensa. Señor de misericordia, escucha nuestra oración. Amén.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM: