domingo, 3 de septiembre de 2017

12 razones por las que la Biblia es un lugar de encuentro con Jesús


No es un libro pasado de moda.

Por: Sebastián Campos | Fuente: Catholic-link.com 

Familiarizarnos con la Biblia es tremendamente importante para los que hacemos apostolado, pero no solo porque tengamos que usarla como un recurso para preparar nuestras actividades o encontrar lindos versículos que darán nombre a nuestros encuentros o serán el lema inspirador de alguna de las actividades que realizamos, sino porque es Dios mismo hablándonos de su amor quien está entre esas líneas.

Cómo acercarse a ella, cómo usarla en la oración y cómo profundizar en su estudio, no siempre es cosa fácil, por eso hemos querido compartir contigo esta galería en donde buscamos motivarte a su lectura pero sobre todo a que puedas abrir tu corazón para recibir a Dios que habita en su Palabra.

1. No es solo información... Dios nos habla a través de ella

Si te has dado el tiempo de mirar programas en esos canales que dan documentales, seguro has visto cosas tituladas algo así como: "los misterios de la Biblia" o los "secretos de la Biblia". Aunque puede que los tenga, es mejor idea mirar a la Biblia como un texto escrito por amor, para acompañar a la humanidad de parte de Dios, no para contarnos hechos históricos y con la intención de tener un lenguaje oculto e indescifrable.

Si quieres información, para eso están los libros de historia, y de hecho hay muchos y muy buenos.

2. No la veas solo como un instrumento apologético

Seguro te ha pasado que intentas defender la fe desde la Palabra de Dios y para eso te preparas, marcas los textos controversiales, buscas argumentos dentro de la misma Biblia para contra argumentar los que te dan.

Claro que la Biblia contiene todo lo necesario para defenderse por sí misma, está llena de verdad y si la estudiamos seriamente, vamos a encontrar elementos para defender nuestra fe, pero es mejor que te acerques a ella no solo para buscar buenas e ingeniosas respuestas para un debate, sino para encontrar la voz de Dios, tan necesaria para nuestras vidas.

3. Está escrita en clave de amor

No te quedes solo con los acontecimientos históricamente bélicos en donde una nación se ponía en guerra contra la otra. Tampoco te quedes con los castigos de parte de Dios para aquellos que no hicieron su voluntad.

Jesús nos ha venido a explicar las escrituras con su propia vida. La Palabra de Dios fue escrita para decirnos que Él nos ama y nos quiere a su lado. Quizás el lenguaje no siempre nos ayuda tanto a comprender esa idea, pero con el corazón abierto y acercándote a ella con ternura, encontrarás pasajes como: "Con cuerdas de ternura, con lazos de amor los agraria; fui para ellos como quien alza a un niño hasta sus mejillas o se inclina hasta él para darle de comer" (Oseas 11, 4).

4. Se lee como una carta de amor, no como un libro de historia

Si te ha tocado recibir una carta escrita a mano por quien amas, esas que se escribe uno cuando el amor de la juventud te hace explotar de pasión; seguro que la leías con una actitud diferente a como leías el periódico.

Muchos de los acontecimientos que se relatan en la Biblia no son históricos, sino que están escritos en un lenguaje metafórico para darnos a entender una idea.

Muchas de las historias que aparecen ahí tienen como objetivo tocar nuestros corazones para que nos acerquemos a Dios y el Papa Benedicto XVI lo tiene muy claro cuando nos dice que: "en primer lugar, es preciso leer la Biblia no como un libro histórico o literario cualquiera, por importantes, hermosos o relevantes que sean sus contenidos y su autor. La Biblia hay que leerla como Palabra de Dios, es decir, entablando una conversación con Dios, que me habla y me llama a través de su Palabra. Hay que llamar a esta puerta, como afirmaba San Agustín, "he llamado a la puerta de la Palabra para encontrar finalmente lo que el Señor me quiere decir", con alma orante, con espíritu humilde, con disposición del corazón, con apertura de la mente".

5. Es el relato más apasionante de la historia... por eso lo contamos a todo el mundo

Imagina nada más que Dios se pone a crear todo por amor. Luego desarrolla un plan magistral, en donde el único objetivo es que a aquellos a los que creó para que fueran libres, libremente regresen a él y descubran por qué han sido creados. Todo eso, explicado a través de un pueblo escogido, matizado con incontables prodigios y asombrosos sucesos. Y de final para el infarto, el mismo Dios baja a la tierra para decirnos que nos ama y nos quiere de regreso. Y además la historia no se queda corta de signos milagrosos, prodigios y cosas solo dignas de Dios. ¿Acaso no te apasiona una historia así?.

Por eso, porque es una buena noticia, los cristianos amamos la Palabra de Dios.

6. Su estudio sí o sí debe ser espiritual, no solo teórico

Es importante estudiarla y conocerla, pues nuestra fe tiene sus cimientos en ella, pero el que sea estudiada teóricamente no le quita lo espiritual. La Lectio Divina es una metodología que a muchos ayuda a poder acercarse a la Biblia de forma orante y sencilla.

Son 4 pasos:

1. Lectura.
2. Meditación.
3. Oración.
4. Contemplación

Así como este método, hay muchos más, pero la CELAM (Conferencia Latinoamericana de Obispos) nos propone esta.

7. No es un conjunto de buenas frases

Gracias a las populares tarjetas del tipo "pan de la Palabra" o "pan de vida", algunos han tomado el hábito de acercarse a la Biblia solo como una buena frase para poner bajo una foto en nuestras redes sociales, aunque algunos más "espirituales" lo toman como una especie de predicción sobre el futuro o como una instrucción de parte de Dios para aplicarla en la vida.

De hecho hay quienes abren la Biblia azarosamente esperando encontrar alguna respuesta arbitrariamente poniendo el dedo sobre el primer versículo que ven.

Dios nos quiere hablar a través de su Palabra, pero no quiere que la usemos al azar. Imagina como sería que hoy Dios te muestre el siguiente versículo:

"Entonces Judas, arrojando en el templo las monedas, se retiró, luego fue y se ahorcó" (Mateo 27, 5)

¿Qué haces después de ese versículo? Mejor nos acercamos a ella sin el azar ni con versículos aislados. Si deseas saber que quiere decirte Dios hoy, revisa el Evangelio del Día, que son las lecturas que se utilizan en misa hoy en todo el mundo.

8. Familiarízate con ella... es para ti

Cuenta un relato que dos Obispos iban sentados en un avión de viaje a una reunión. Uno de ellos tenía una Biblia espectacular, bordes dorados, las tapas de cuero con motivos en relieve, una edición de verdad de lujo y muy bien cuidada, se notaba que para él era un tesoro. El otro tenía una Biblia Latinoamericana, muy a mal traer, con las hojas todas dobladas en las esquinas, las tapas con un poco de cinta adhesiva para mantenerlas en su lugar; estaba llena de marcadores, subrayada, con papeles saliendo de ella por todas partes... Realmente era lo que podemos llamar: "una Biblia de combate". El de la Biblia de lujo, mirando con desprecio y sorpresa le dice: "Monseñor, ¿Cómo puede tratar así a la Sagrada Bíblia, acaso no le da vergüenza?" A lo que el otro responde: "Vergüenza me daría usar la Biblia como un adorno, seguro cuando el Señor inspiró a los autores, lo hizo para que la leyéramos, eso es lo que hago a diario y muchas veces".

¿Cómo está tu Biblia? ¿Es sólo un adorno en el velador o su lectura forma parte de tu vida?

9. El vicio de los que hacemos apostolado: usarla como una herramienta

Aquellos que hacemos apostolado, como tú y como yo, sin darnos cuenta, en ocasiones caemos en un hábito que, aunque no está mal, tampoco está para nada bien: tomamos la Biblia solo cuando tenemos que preparar algo, la usamos como una herramienta para nuestro apostolado y nada más.

Nos pasa sin querer, pero al estar sumergidos en muchas actividades pastorales, estamos siempre con la Biblia en la mochila, toda marcada y subrayada, pero todo lo que tenemos destacado son los textos que vamos a usar en nuestra próxima charla o reflexión en nuestra comunidad y de lo que menos hay, son aquellos textos en los que Dios nos ha hablado al corazón en nuestra oración íntima.

La Palabra de Dios también es para nosotros, no solo para que se la expliquemos a aquellos a quienes servimos. Léela también para ti.

10. Debemos intepretarla con ayuda

Es buena idea acercarse a ella con todas las ganas posibles, pero al mismo tiempo con prudencia, pues su interpretación no siempre es cosa fácil. De hecho el que sea interpretada de forma arbitraria, es lo que conduce a errores en la fe.

El Papa Benedicto XVI, un experto en asuntos relacionados a la Biblia nos dice que:

"La Sagrada Escritura nos introduce en la comunión con la familia de Dios. Por ello, no se puede leer a ráfagas y a ventoleras. No basta con una lectura individual, menos aún con una búsqueda y sensibilidad fundamentalista. Hay que dejarse ayudar por los grandes maestros de la Palabra de Dios que tienen experiencia de la fe, que han penetrado en el sentido de la Sagrada Escritura, y por los miembros de nuestras propias comunidades. Por supuesto, que es precisa una lectura personal de la Biblia. Pero lectura personal no significa hacerlo fuera de la comunión de la Iglesia".

11. Es una buena idea recordar que fue escrita por hombres en un contexto

Lo primero es que no debes olvidar que lo que nosotros leemos son "traducciones de la Biblia", habiendo unas más fieles que otras, por lo tanto, aunque el mensaje es el mismo, el lenguaje puede cambiar. Por eso es bueno tener más de una traducción e ir comparando. Considerando que es una traducción, es importante saber de qué lengua se tradujo y así comprender un poco del contexto en que fue escrita. Muchos libros fueron escritos en hebreo, otros tantos en griego, algunos en arameo.

Comprendiendo eso, es más fácil acercarse a aquellos pasajes que hablan del rol de la mujer o del culto y celebraciones religiosas. Todo lo que está escrito, aunque inspirado por Dios, también está bajo las costumbres y cultura de la época, por lo tanto averiguar sobre ese contexto, es importante para no equivocarse en la interpretación.

12. Recuerda siempre el mensaje principal que contiene: Dios te ama

Sobre la Biblia, hay una cosa que no debes olvidar nunca: el tema principal de toda la Sagrada Escritura es que Dios te ama, te quiere a su lado, hace todo lo posible porque experimentes ese amor y luego, tu mismo salgas a contarle a todo el mundo sobre cómo tu corazón es renovado por su misericordia.

Te invitamos a que guardes en tu corazón esta declaración de amor de parte de Dios para ti:

"Y es que tú vales mucho para mi, eres valioso y yo te amo" (Isaías 43, 4a)

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:
http://es.catholic.net/op/articulos/66606/12-razones-por-las-que-la-biblia-es-un-lugar-de-encuentro-con-jesus

San Moisés - Libertador del Pueblo Elegido y Profeta del Antiguo Testamento - Fiesta Septiembre 4


La historia de Moisés se encuentra en el segundo libro de la S. Biblia, el Libro del Éxodo, uno de los libros más hermosos y emocionantes de toda la literatura universal. Ningún buen cristiano debería quedarse sin leer el Éxodo no sólo una vez sino muchas veces. Su lectura le hará un gran provecho a su alma.

Cuenta el libro del Éxodo que empezó a gobernar a Egipto un faraón que no quería a los israelitas y dio una ley, mandando que todo niño varón que naciera había que matarlo. Y un día nació un bellísimo niño de la tribu de Leví. Sus padres lo escondieron para que no lo fueran a matar los soldados del faraón, pero como el niño lloraba y podían oírlo desde la calle, dispuso entonces la madre echarlo entre un canasto, que ella había forrado con brea por fuera, y dejarlo flotando sobre las aguas del río Nilo.



Y sucedió que fue la hija del faraón a bañarse al río Nilo y al ver el canasto sobre el agua mandó un nadador a que lo sacara. Y allí encontró el hermoso niño que lloraba. Se compadeció de él y en ese momento llega la hermanita del niño, que estaba escondida entre los matorrales de la orilla observando, y le propuso que ella le podía conseguir una señora para que criara al niño. La hija del rey aceptó y fue llamada la mamá a quien la princesa le pagó para que criara al pequeño, al cual le puso por nombre MOISÉS, que significa salvado de las aguas.



La hija del faraón adoptó a Moisés como príncipe y lo hizo educar en el palacio del rey, donde se educaban los que iban a ser gobernantes de la nación. Esta educación tan esmerada le sirvió mucho después para saber gobernar muy bien al pueblo de Israel.


Cuando Moisés fue mayor, un día vio que un egipcio atormentaba a un israelita y por defender al israelita hirió gravemente al egipcio. Lo supo el rey y lo iba a mandar matar, y entonces Moisés salió huyendo hacia el desierto. En el desierto encontró a unas pastoras que no podían dar de beber a sus rebaños porque unos pastores asesinos se lo impedían. Como él era un buen luchador las defendió y les permitió dar de beber a sus ovejas. Las muchachas le contaron ésto a su padre y el buen hombre mandó llamar a Moisés y lo encargó de cuidar sus rebaños en el desierto. Allí estuvo por siete años, dedicado a la meditación y a la oración, y ese tiempo le fue muy útil porque pudo conocer muy bien el desierto por donde más tarde iba a conducir al pueblo de Israel. Moisés se casó con Séfora, la hija del dueño de las ovejas, y de ella tuvo dos hijos: Eliécer y Gerson.

Un día mientras cuidaba las ovejas en el desierto vio Moisés que un montón de espinas ardían entre llamaradas pero no se quemaban. Lleno de curiosidad se acercó para ver qué era lo que pasaba y una Voz le dijo:

"Moisés, Moisés, quítate las sandalias porque el sitio que estás pisando es sagrado"

Le preguntó:
"¿Quién eres Tú Señor?"
La Voz le respondió:
"Yo Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. He oído las lamentaciones de mi pueblo de Israel y he dispuesto bajar a ayudarlos. He dispuesto liberarlos de la esclavitud de Egipto y llevarlos a una tierra que mana leche y miel. Yo te enviaré al faraón para que los deje salir en libertad"
Moisés preguntó:
"¿Señor, y si me preguntan cuál es Tu Nombre, qué les diré?"
El Señor le respondió:
"Yo Soy Yavhé. Yo Soy el que Soy. Irás a los israelitas y les dirás: 'Yavhé, que es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob me envía a vosotros'. Luego reunirás a los ancianos de Israel, y con ellos irás al faraón a pedirle que deje salir libre al pueblo. El faraón se negará pero Yo haré toda clase de prodigios para que los dejen salir"
Moisés dijo al Señor:
"¿Y qué demostración les voy a hacer para que sepan que sí voy de parte de Dios?"
El Señor le respondió:
"Echa al suelo tu vara de pastor"
Moisés lanzó al suelo su vara o bastón que se convirtió en serpiente. Dios le dijo:
"Toma la serpiente por la cola"
La agarró y se volvió otra vez bastón. Dios le dijo:
"Ésta será una de las señales con las cuales Yo te voy a apoyar para que te crean"
Moisés le dijo a Nuestro Señor:
"Yo tengo dificultad para hablar. ¿Por qué no mandas a otro?"
El Señor le dijo:
"Tu hermano Aarón, que sí tiene facilidad para hablar, te ayudará"
Moisés se volvió a Egipto y junto con su hermano Aarón reunió a los ancianos de Israel y les contó lo que le había mandado el Señor Dios. Y convirtió el bastón en serpiente para demostrarles que sí venía de parte de Dios. Se fueron donde el faraón a pedirle que dejara salir en libertad al pueblo de Israel, pero el faraón no quiso aceptar sino que más bien esclavizó más a los israelitas y les puso trabajos más pesados, haciendo ladrillos. El pueblo clamó a Dios y Dios los escuchó y mandó las terribles 10 plagas de Egipto.


La primera plaga consistió en que las aguas del Nilo se convirtieron en sangre, al ser tocadas por el bastón de Moisés. La segunda plaga fue una espantosa invasión de ranas por todas las casas. El faraón se asustó, pero apenas Moisés obtuvo que se acabara la plaga, ya no dejó salir al pueblo. La tercera, una nube inmensa de mosquitos que molestaban a todo el mundo. La cuarta, unos tábanos o abejones que picaban muy duro. La quinta plaga, una peste que mató el ganado. La sexta, úlceras por todo el cuerpo en la gente. La séptima plaga, una terrible granizada que destruyó los cultivos. La octava, las langostas que llegaron por millones y arrasaron con todo. La novena, tres días de tinieblas. Y la décima y más terrible, la muerte de todos los hijos mayores o primogénitos de las familias de Egipto. Ante esta calamidad, el faraón se asustó y dejó salir al pueblo de Israel.

Cuando el faraón asustado dio la orden de que los israelitas podían salir de Egipto donde estaban como esclavos, todos ellos se apresuraron a abandonar el país con sus animales y cuanto tenían dirigidos por Moisés. Pero al llegar al Mar Rojo vieron que el ejército egipcio venía a perseguirlos. Asustados clamaron a Dios y entonces el Señor mandó a Moisés que tocara con su bastón el mar. Inmediatamente se abrieron las aguas en dos grandes murallas y el pueblo pasó a pie por terreno seco hasta la otra orilla.



El ejército del faraón quiso pasar también, pero por orden de Dios, Moisés tocó otra vez con su bastón las aguas y éstas se cerraron y ahogaron a todo el ejército perseguidor. En ese día el pueblo aumentó su fe en Dios y creyó en Moisés su profeta.

En el desierto faltó el agua y el pueblo se moría de sed. Moisés, por orden del Señor, golpeó con su bastón una roca y de ella brotó una fuente de agua en la cual bebió todo el pueblo y bebieron sus ganados. La gente empezó a sufrir hambre y a protestar. Entonces Dios hizo llover del cielo un pan blanco y agradable. La gente al verlo decía:
"¿Maná?" (que en su idioma significa, ¿qué es ésto?)

Dios le dijo a Moisés:
"Éste es el pan con el cual los voy a alimentar mientras se encuentran en el desierto"
Y así durante 40 años el maná fue el alimento prodigioso que los libró de morirse de hambre. Moisés subió al Monte Sinaí y allí Dios le dio los Diez Mandamientos, escritos en dos tablas de piedra. Y prometió que quien los cumpla tendrá siempre sus bendiciones y su ayuda.



Moisés tuvo que sufrir mucho porque el pueblo era rebelde y muy inclinado al mal, pero Dios se le aparecía y hablaba con él como un amigo de mucha confianza. Inspirado por Nuestro Señor dio Moisés al pueblo unas leyes sumamente sabias, que fueron después muy útiles para conservarlos en las buenas costumbres y preservarlos en la fe. Cuando el pueblo pecaba y Dios se proponía castigarlo, Moisés oraba por el pueblo pecador y Dios los perdonaba. 

Cuando los enemigos venían a atacarlos, Moisés se iba al Monte a rezar. Mientras él rezaba con las manos levantadas triunfaba el ejército de Israel. Pero cuando Moisés dejaba de rezar, era derrotado el pueblo de Dios. Por eso entre dos hombres le tenían los brazos levantados para que no dejara de orar mientras duraba la batalla. Es que por ser tan amigo de Dios, conseguía de Él cuanto le pedía en la oración.



Dios lo hizo subir a un Monte desde donde pudo ver la Tierra Prometida. Y allí murió y lo enterraron los ángeles. Nunca más hubo otro hombre que hablara con Dios de tú a tú, como Moisés y que hiciera tantos milagros y prodigios. Hasta que llegó Nuestro Señor Jesucristo, nuevo Moisés, pero muchísimo más poderoso y santo que él, porque Jesús es a la vez Dios y hombre.

Memoria de San Moisés, profeta, a quien Dios eligió para liberar al pueblo oprimido en Egipto, y conducirlo a la tierra de promisión. También se le reveló en el monte Sinaí, diciéndole:
"Yo Soy el que Soy"
Y le propuso la ley para regir la vida del pueblo elegido. Murió lleno de días en el monte Nebo, en tierra de Moab, a las puertas de la tierra de promisión.

Moisés juntamente con Abraham son los dos personajes centrales del Antiguo Testamento. Es el libertador del pueblo elegido, y el mediador de la Alianza renovada en el Sinaí, y conforme a ella es el organizador de la teocracia hebrea. Los días del Éxodo habían quedado como los tiempos heroicos de la historia israelita, y el principal protagonista de las gestas, Moisés, quedó en la memoria de todas las generaciones como el amigo de Dios por excelencia.

Vida y milagros
de San Moisés Profeta


Salvado de las aguas. Criado junto al Faraón. Elegido para salvar a su pueblo. Instrumento de Dios en las plagas. Caudillo desde el Mar Rojo. Y ya en el desierto, el hombre de la Alianza: Amigo de Dios, padre del pueblo, legislador, juez, guerrero, libertador...

Es el hombre fuerte como un titán que se resiste a aceptar las debilidades de su pueblo. Dios permite su fracaso. Viendo ya la Tierra Prometida, muere con la esperanza incumplida de entrar en la tierra de Canaán.

El que extendió su mano en el mar y lo secó o hizo brotar agua de la roca en el desierto, o consiguió de Dios el maná y las codornices para quitar la hambruna, no disfruta su máximo proyecto humano: entrar en la Tierra de Promisión.

El sinsabor de la derrota humana es permitido por Dios para que reconozcamos nuestra flaqueza. El fracaso en lo humano marca la dependencia del Creador.


Los 10 Mandamientos
de la Ley de Dios

1° Amarás a Dios sobre todas las cosas. 
2° No tomarás el Nombre de Dios en vano. 
3° Santificarás el día del Señor. 
4° Honrarás a tu padre y a tu madre. 
5° No matarás. 
6° No cometerás actos impuros. 
7° No robarás. 
8° No levantarás falsos testimonios ni mentirás. 
9° No consentirás pensamientos ni deseos impuros. 
10° No codiciarás los bienes ajenos.
    Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:
    http://www.ewtn.com/spanish/saints/Mois%C3%A9s.htm

    Fuente - Texto tomado de CATHOLIC.NET:

    Fuente - Texto tomado de SANTOPEDIA.COM: