sábado, 24 de junio de 2017

Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo 10, 26-33



26. Pero por eso no les tengáis miedo: porque nada está encubierto que no se haya de descubrir, ni oculto que no se haya de saber.


27. Lo que os digo de noche, decidlo a la luz del día; y lo que os digo al oído, predicadlo desde los terrados.

28. Nada temáis a los que matan el cuerpo y no pueden matar el alma: temed antes al que puede arrojar alma y cuerpo en el infierno.


29. ¿No es así que dos pájaros se venden por un cuarto, y, no obstante, ni uno de ellos caerá en tierra sin que lo disponga vuestro Padre?

30. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.

31. No tenéis, pues, qué temer; valéis vosotros más que muchos pájaros.

32. En suma: a todo aquel que me reconociere y confesare por Mesías delante de los hombres, Yo también le reconoceré y me declararé por él delante de mi Padre que está en los cielos.


33. Mas a quien me negare delante de los hombres, Yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.

Palabra de Dios.
Gloria a Ti, Señor Jesús

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro - Día Octavo - Junio 25 de 2017



Día Octavo

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro auxilia a sus devotos en el Purgatorio.

Muy dignas son de compasión las almas del Purgatorio, porque mucho padecen no pudiendo ayudarse a sí mismas; pero María las socorre con la más tierna misericordia. La Santísima Virgen alivia a aquellas almas tan queridas rogando por ellas, y a veces hasta desciende a aquel lugar de tormentos para consolar y confortar a sus fieles siervos; más aún, su poderosa y maternal intercesión se emplea en abreviar el tiempo de sus penas y en librarlas de aquel sufrimiento purificador.

Pedir la gracia
que se desea conseguir.
Rezar 3 Avemarías
y la oración correspondiente

Oración

¡Oh María! ¡Cuántos pecados he cometido en todo el curso de mi vida, y cuán escasa ha sido mi penitencia! ¡Oh cuán largo y cuán terrible habrá de ser para mí el Purgatorio si Vos no me otorgáis vuestro auxilio! En Vos pongo toda mi confianza. ¡Oh Virgen del Perpetuo Socorro! postrado a vuestros pies os suplico me obtengáis la gracia de no caer en las más leves faltas, y la de expiar todos mis pecados en esta vida. Espero que no me negaréis esta merced.

Fuente - Texto tomado del Libro "Acudamos a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro" - Heraldos del Evangelio (Caballeros de la Virgen)