jueves, 8 de junio de 2017

San Efrén de Siria - Diácono - Doctor de la Iglesia - "Arpa del Espíritu Santo" - (306-373) - Fiesta Junio 9


Efrén: "fructífero"
(que da mucho fruto)
Diácono - Doctor de la Iglesia - escritor eclesiástico - llamado "el arpa del Espíritu Santo".

Biografía

San Efrén alcanzó gran fama como maestro, orador, poeta, comentarista y defensor de la fe. Es el único de los Padres sirios a quien se honra como Doctor de la Iglesia Universal, desde 1920. En Siria, tanto los católicos como los separados de la Iglesia lo llaman "Arpa del Espíritu Santo" y todos han enriquecido sus liturgias respectivas con sus homilías y sus himnos. A pesar de que no era un hombre de mucho estudio formal, estaba empapado en las Sagradas Escrituras y tenía gran conocimiento de los misterios de la fe.

San Basilio le describe como "un interlocutor que conoce todo lo que es verdad"; San Jerónimo, al recopilar los nombres de los grandes escritores cristianos, le menciona con estos términos: "Efrén, diácono de la iglesia de Edessa, escribió muchas obras en sirio y llegó a tener tanta fama, que en algunas iglesias se leen en público sus escritos, después de las Sagradas Escrituras. Yo leí en la lengua griega un libro suyo sobre el Espíritu Santo; a pesar de que sólo era una traducción, reconocí en la obra el genio sublime del hombre". (Edessa, hoy llamada Urfa o Sanliurfa, está en Turquía).

San Efrén narra que en un sueño vió que de su lengua nacía una mata de uvas, la cual se extendía por muchas regiones, llevando a todas sus racimos. Este sueño llegó a ser profético por la gran propagación de sus obras. 

A San Efrén debemos, en gran parte, la introducción de los cánticos sagrados en los oficios y servicios públicos de la Iglesia, como una importante característica del culto y un medio de instrucción. 

Su vida


Efrén nació alrededor del año 306, en la población de Nísibis (hoy llamada Nusaybin, en Turquía), región dominada por Roma. No se sabe por cierto si sus padres eran cristianos. Él reconoce que de joven no le daba mucha importancia a la religión hasta que llegaron las pruebas. A la edad de dieciocho años recibió el bautismo y, permaneció junto al famoso obispo de Nisibis, San Jacobo, con quien, se afirma, asistió al Concilio de Nicea, en 325. Tras la muerte de San Jacobo, Efrén mantuvo estrechas relaciones con los tres jerarcas que le sucedieron. 

Efrén se hallaba en Nisibis las tres veces en que los persas pusieron sitio a la ciudad, puesto que en algunos de los himnos que escribió, hay descripciones sobre los peligros de la población, las defensas de la ciudad y la derrota final del enemigo en el año 350. Si bien los persas no pudieron tomar a Nisibis por los ataques directos, consiguieron entrar sin lucha a la ciudad trece años después, cuando Nisibis se les entregó como parte del precio de la paz que pagó el emperador Joviano, después de la derrota y la muerte de Juliano. La entrada de los persas hizo huir a los cristianos, y Efrén se refugió en una caverna abierta entre las rocas de un alto acantilado que dominaba la ciudad de Edessa. Ahí vivió con absoluta austeridad, sin más alimento que un poco de pan de centeno y algunas legumbres; y fue en aquella soledad inviolable donde escribió la mayor parte de sus obras espirituales. Era un asceta y se le notaba en su apariencia. Según dicen las crónicas era de corta estatura, medio calvo y lampiño, tenía la piel apergaminada, dura, seca y morena como el barro cocido; vestía con andrajos remendados, y todos los parches habían llegado a ser del mismo color de tierra; lloraba mucho y jamás reía. 

Si bien la solitaria cueva era su morada y su centro de operaciones, no vivía recluido en ella y con frecuencia bajaba a la ciudad para ocuparse de todos los asuntos que afectaban a la Iglesia. A Edessa la llamaba "la ciudad bendita" y en ella ejerció gran influencia. Predicaba a menudo y, al referirse al tema de la segunda venida de Cristo y el juicio final, usaba una elocuencia tan vigorosa, que los gemidos y lamentos de su auditorio ahogaban sus palabras.

Algunos biógrafos nos dan una idea muy poco inspiradora de San Efrén, como si rechazara la alegría y la amabilidad. El obispo lo nombró director de la escuela de canto religioso de su ciudad, y allí formó muchos maestros de canto para que fueran a darle solemnidad a las fiestas religiosas de diversas parroquias. Allí estuvo por 13 años (del 350 al 363).

No hay en sus obras el influjo de las controversias trinitarias de la época. Esto posiblemente se debe a que no conocía el griego. Mas bien se dedicó a defender la doctrina antigua por medio de la poesía. Bardesanes y otros utilizaban las canciones y la música populares para propagar falsas doctrinas. Efrén comprendió la importancia de estos medios y valoró mucho los cánticos sagrados como un complemento del culto público. Se propuso imitar las tácticas del enemigo y, sin duda, gracias a su prestigio personal, pero sobre todo el mérito grande de sus propias composiciones, las que hizo cantar en las iglesias por un coro de voces femeninas, consiguió suplantar los himnos gnósticos por sus propios himnos. 

No llegó a ser diácono sino a edad avanzada. Su humildad le obligaba a rehusar la ordenación y, el hecho de que a veces se le designe como a San Efrén el Diácono, apoya la afirmación de algunos de sus biógrafos en el sentido de que nunca obtuvo una dignidad eclesiástica más alta. Por otra parte, en sus escritos hay pasajes que parecen indicar que era sacerdote.

Alrededor del año 370, emprendió un viaje desde Edessa a Cesarea, en la Capadocia, con el propósito de visitar a San Basilio, de quien tanto y tan bien había oído hablar. San Efrén menciona aquella entrevista, lo mismo que San Gregorio de Nissa, el hermano de San Basilio, quien escribió un encomio del venerable sirio. Una de las crónicas declara que San Efrén extendió su viaje y que visitó Egipto, donde permaneció varios años, pero semejante declaración no está apoyada por alguna autoridad y no concuerda con los datos cronológicos de su vida, ampliamente reconocidos. 

Hombre de caridad

La última vez que tomó parte en los asuntos públicos fue en el invierno, entre los años 372 y 373, poco antes de su muerte. Había hambre en toda la comarca y San Efrén se hallaba profundamente apenado por los sufrimientos de los pobres. Los ricos de la ciudad se negaban a abrir sus graneros y sus bolsas, porque consideraban que no se podía confiar en nadie para hacer una justa distribución de los alimentos y las limosnas; entonces, el santo ofreció sus servicios y fueron aceptados. Para satisfacción de todos, administró considerables cantidades de dinero y de abastecimientos que le fueron confiadas, además de organizar un eficaz servicio de socorro que incluía la provisión de 300 camillas para transportar a los enfermos. Supo escuchar así la voz del Señor:
"Estuve enfermo y me fuiste a visitar: tuve hambre y me diste de comer. Ven al banquete preparado desde el comienzo de los siglos"(Mt. 25, 40)


Terminada su misión en Edessa, regresó a su cueva y sólo vivió treinta días más. Las "Crónicas" de Edessa y las máximas autoridades en la materia, señalan el año de 373 como el de su muerte, pero algunos autores afirman que vivió hasta el 378 o el 379. 

Escritor prolífico

Entre las obras suyas que han llegado hasta nosotros, algunas están escritas en el sirio original y otras son traducciones al griego, al latín y al armenio. Se las puede agrupar como obras de exégesis, de polémica, de doctrina y de poesía, pero todas, a excepción de los comentarios, están en verso. Sozomeno afirma que San Efrén escribió treinta millares de lineas. Sus poemas más interesantes son los "Himnos Nisibianos" (carmina Nisibena), de los que se conservan setenta y dos de un total de setenta y siete, así como los cánticos para las estaciones, que todavía se entonan en las iglesias sirias. Sus comentarios comprenden todo el Antiguo Testamento y muchas partes del Nuevo. Sobre los Evangelios no utilizó más que la única versión que circulaba por entonces en Siria, la llamada Diatessaron, la que, en la actualidad no existe más que en su traducción al armenio.

A pesar de que es poquísimo lo que sabemos sobre la vida de San Efrén, no poco es lo que nos ayudan sus escritos a formarnos una idea sobre el hombre que fue. Lo que más impresiona al lector es el espíritu realista y cordialmente humano con que discurre sobre los grandes misterios de la Redención. Se diría que se anticipa a esa actitud de emocionada devoción ante los sufrimientos físicos del Salvador, que no llegó a manifestarse en el occidente antes de la época de San Francisco de Asís.

Sus escritos:
  • Vigilad pues vendrá de nuevo
  • La palabra de Dios, fuente inagotable de vida
  • La cruz de Cristo, salvación del género humano
Muestra de las obras de San Efrén 

Títulos de la Virgen Santísima

Fue un gran amante de la Virgen María y en sus escritos vemos la profunda veneración que ya se le tenía en el siglo IV. San Efrén compuso, ya en el año 333, una lista en verso de los más bellos títulos que los cristianos otorgaban a la Santísima Virgen:


"Señora Nuestra Santísima,
Madre de Dios,
llena de gracia:
Tú eres la gloria
de nuestra naturaleza humana,
por donde nos llegan
los regalos de Dios.

Eres el ser más poderoso que existe,
después de la Santísima Trinidad;
la Mediadora de todos nosotros
ante el mediador que es Cristo;
Tú eres el puente misterioso
que une la tierra con el cielo,
eres la llave que nos abre
las puertas del Paraíso;
nuestra Abogada,
nuestra Intercesora.
Tú eres la Madre de Aquel
que es el ser más
misericordioso y más bueno.
Haz que nuestra alma llegue
a ser digna de estar un día
a la derecha de tu
Único Hijo, Jesucristo.
Amén!!"

Sobre el aposento donde tuvo
lugar la Última Cena


¡Oh tú, lugar bendito,
estrecho aposento
en el que cupo el mundo!
Lo que tú contuviste,
no obstante estar cercado
por límites estrechos,
llegó a colmar el universo.
¡Bendito sea el mísero lugar
en que con mano santa el pan fue roto!
¡Dentro de ti, las uvas que maduraron
en la viña de María, fueron exprimidas
en el cáliz de la salvación!

¡Oh, lugar santo!
Ningún hombre ha visto
ni verá jamás las cosas
que tú viste. En ti, el Señor
se hizo verdadero altar,
sacerdote, pan y cáliz de salvación.
Sólo Él bastaba para todo y,
sin embargo, nadie era
bastante para Él.
El Altar y cordero fue,
víctima y sacrificador,
sacerdote y alimento...

Descripción de Jesucristo siendo azotado




Tras el vehemente vocerío contra Pilatos,
el Todopoderoso fue azotado
como el más vil de los criminales.
¡Qué gran conmoción y cuanto horror
hubo a la vista del tormento!
Los cielos y la tierra enmudecieron
de asombro al contemplar Su cuerpo
surcado por el látigo de fuego,
¡Él mismo desgarrado por los azotes!
Al contemplarlo a Él,
que había tendido sobre la tierra
el velo de los cielos,
que había afirmado
el fundamento de los montes,
que había levantado a la tierra
fuera de las aguas, que lanzaba
desde las nubes el rayo cegador
y fulminante, al contemplarlo ahora
golpeado por infames verdugos,
con las manos atadas a un pilar de piedra
que Su palabra había creado.
¡Y ellos, todavía, desgarraban
sus miembros y le ultrajaban con burlas!
¡Un hombre, al que Él había formado,
levantaba el látigo!
¡Él, que sustenta a todas las criaturas
con su poder, sometió su espalda
a los azotes; Él, que es el brazo derecho
del Padre, consintió en extender sus brazos
en torno al pilar. El pilar de ignominia
fue abrazado por Él, que sostiene los cielos
y la tierra con todo su esplendor.
Los perros salvajes ladraron al Señor
que con su trueno sacude las montañas
y mostraron los agudos dientes
al Hijo de la Gloria.

El "Testamento de San Efrén"

Este documento nos revela el carácter del santo escritor. A pesar de que, posiblemente, haya sufrido alteraciones y agregados en fechas posteriores, no hay duda de que en gran parte, como afirma Rubens Duval, considerado como una autoridad en la materia, es auténtico, sobre todo los pasajes que reproducimos aquí. San Efrén hace un llamado a sus amigos y discípulos, en tono emocionado y de profunda humildad:

No me embalsaméis con aromáticas especies,
porque no son honras para mí.
Tampoco uséis incienso ni perfumes;
el honor no me corresponde a mí.
Quemad el incienso ante el altar santo:
A mí, dadme sólo el murmullo de las preces.
Dad vuestro incienso a Dios,
y a mí cantadme himnos.
En vez de perfumes y de especias,
dadme un recuerdo en vuestras oraciones...
Mi fin ha sido decretado
y no puedo quedarme.
Dadme provisiones para mi larga jornada:
vuestras plegarias, vuestros salmos y sacrificios.
Contad hasta completar los treinta días
y entonces, hermanos haced recuerdo de mí,
ya que, en verdad, no hay más auxilio
para el muerto sino el de los sacrificios
que le ofrecen los vivos.

Benedicto XV lo declaró doctor de la Iglesia.


¡Señor envía tu Espíritu Santo
y suscita en nosotros
la pasión por Ti
que manifestó
el Diácono San Efrén!

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

Jesucristo - Sumo y Eterno Sacerdote - Fiesta Junio 8 de 2017


Jesucristo:
Sumo y Eterno Sacerdote

El jueves posterior a la Solemnidad de Pentecostés, se celebra en algunos países del mundo la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. Aunque no figura en el calendario de la Iglesia universal, esta fiesta se ha ido extendiendo por muchos países y diócesis. Hoy Junio 8 de 2017 se celebra en otros países.


Sacerdote


Es un mediador autorizado para ofrecer sacrificios a Dios en reconocimiento de Su dominio supremo y en expiación por los pecados.

Porque todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. (Hebreos 5,1).

Cristo es Dios y hombre
Como tal es el definitivo
Profeta y Sacerdote
de la Nueva Alianza


Dios lo ha dicho y hecho todo en Su Hijo quien, como Hombre, Eterno y Sumo Sacerdote, se ofreció a sí mismo una vez y por todas en la Cruz. Él es al mismo tiempo sacerdote y víctima de valor infinito, y por lo tanto, su sacrificio acaba con la necesidad de los antiguos sacrificios que debían repetirse constantemente. Al no necesitarse los antiguos sacrificios, tampoco se necesita el antiguo sacerdocio. Hay un sólo sacerdocio porque hay un sólo sacrificio.

Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos -Jesús, el Hijo de Dios- mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Hebreos 4,14-15.

El sacrificio de la Santa Misa


Cristo se ofreció al Padre en la Cruz. Este sacrificio se hace presente en la Misa para que nosotros podamos ofrecer nuestras vidas y unirnos a Él. Esto es posible porque el sacerdocio del Nuevo Testamento es muy superior al del Antiguo Testamento. La ofrenda de animales no logra la unión con Dios. Pero ahora es Cristo, Dios y hombre, quien se ofrece para expiar por nuestros pecados y romper las barreras que nos separaban de Dios.

Cristo quiso comunicarnos Su Vida, no sólo en el bautismo sino también en la Santa Misa y los otros sacramentos. Para recibirlos necesitamos que haya un sacerdocio ministerial que imparta estos sacramentos. Los sacerdotes, actuando en la persona de Cristo, ofrecen el sacrificio de la Misa y perdonan los pecados. Cuando el sacerdote ofrece la Misa, es Cristo quien se ofrece; cuando el sacerdote confiesa es Cristo quien perdona los pecados (Cf. Jn. 20,22-23). Es Cristo quien actúa por medio de los sacerdotes para comunicar Su propia Vida.

Los protestantes llaman a sus pastores "ministros" porque no han recibido el sacramento del orden. No participan del sacerdocio ministerial de Cristo y por eso no tienen el poder de ofrecer el sacrificio de la Santa Misa (en su lugar, dirigen un "servicio"). No pueden tampoco perdonar pecados en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Diferencias entre
los católicos y los protestantes



Católicos
  1. Sumo Sacerdote (Cristo) - Único sacerdocio del Nuevo Testamento.
  2. Sacerdocio ministerial (Participan del sacerdocio de Cristo como todos los fieles y además reciben el sacramento del orden para servir a los fieles como pastores e impartirles los sacramentos).
  3. Sacerdocio de los fieles (Participan de Cristo por el bautismo, crecen en esa unión por medio de la Eucaristía y otros sacramentos que reciben por medio del sacerdote ministerial).
Protestantes
  1. Sumo Sacerdote (Cristo) - Único sacerdocio del Nuevo Testamento.
  2. No tienen sacerdocio ministerial (Tienen pastores que pueden bautizar pero no ofrecer el sacrificio de la Santa Misa o impartir los otros sacramentos).
  3. Sacerdocio de los fieles (Participan de Cristo por el bautismo pero no lo reciben en la Eucaristía ni otros sacramentos).
El sacerdote en la Santa Misa
NO ofrece nuevos sacrificios


Cristo posee un "sacerdocio perpetuo", por lo tanto su sacrificio es perpetuo. Ese sacrificio que ofreció en el Calvario hace 2000 años se hace presente en la Santa Misa, no es un nuevo sacrificio ni una repetición, sino el mismo y único sacrificio por el cual nos unimos a Cristo para salvarnos del pecado y entrar en la vida nueva:

Pero éste posee un sacerdocio perpetuo porque permanece "para siempre". De ahí que pueda también salvar perfectamente a los que por él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor. Así es el Sumo Sacerdote que nos convenía: Santo, Inocente, Incontaminado, Apartado de los pecadores, Encumbrado por encima de los cielos, que no tiene necesidad de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados propios como aquellos Sumos Sacerdotes, luego por los del pueblo: y ésto lo realizó de una vez para siempre, ofreciéndose a Sí Mismo. (Hebreos 7,24-27).

El sacerdote
es sacerdote EN CRISTO
y no por cuenta propia


Es Cristo, actuando en el sacerdote, quien consagra y ofrece Su Cuerpo y Sangre en la Santa Misa. San Pablo lo explica:
"Porque todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados; y puede sentir compasión hacia los ignorantes y extraviados, por estar también él envuelto en flaqueza. Y a causa de esa misma flaqueza debe ofrecer por los pecados propios igual que por los del pueblo. Y nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios, lo mismo que Aarón. De igual modo, tampoco Cristo se apropió la gloria del Sumo Sacerdocio, sino que la tuvo de quien le dijo: "Hijo mío eres Tú; Yo te he engendrado hoy" (Hebreos 5,1-5).
Los Apóstoles fueron los primeros sacerdotes y fueron ordenados por Jesús el Jueves Santo, cuando les dijo:
"Éste es Mi Cuerpo que es entregado por vosotros; haced ésto en recuerdo Mío" (Lucas 22,19)
Hasta el fin de los tiempos



Cristo vino no sólo para una generación sino para estar con nosotros hasta el fin del mundo. Su sacrificio del Calvario ha de ser renovado perpetuamente para que todos puedan participar en Él. Para ello se vale de los sacerdotes quienes actúan en Su Nombre y con Su Poder. Es por eso que San Pablo dice a Tito:
"El motivo de haberte dejado en Creta fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad, como yo te ordené" (Tt. 1,5).
Los obispos y sacerdotes reciben el sacramento del orden que viene de los Apóstoles, como Tito lo recibió de Pablo, por medio de la ordenación. Esta línea que da ordenaciones que viene del mismo Cristo por medio de los Apóstoles se llama "Sucesión Apostólica".



También vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo. (I Pedro 2,5).

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

El demonio existe yo me lo encontré: Sacerdote argentino responde a Superior de Jesuitas


BUENOS AIRES, 7 de Junio de 2017 / 04:36 p.m. (ACI).

En un video que responde a la “incomprensible” negación de la existencia del diablo del Superior General de la Compañía de Jesús, P. Arturo Sosa, un sacerdote argentino aseguró que:

“Yo les puedo decir el demonio existe porque yo también lo vi, yo me lo encontré”

El P. Leandro Bonnin, sacerdote de la provincia argentina de Entre Ríos, lamentó en el video, publicado en su perfil de Facebook, que “si una persona no tiene fe, si una persona no cree en Cristo, evidentemente que tranquilamente puede dudar o puede negar la existencia del demonio, porque no se puede pedir a alguien que no cree en Dios o no cree en la palabra de Jesús, que acepte la existencia de esta criatura espiritual”.

En una entrevista con el diario español El Mundo, publicada el 1 de junio, el P. Sosa dijo que el diablo es una figura simbólica, creada por el hombre para expresar el mal”.

“Evidentemente, la noticia causó mucha conmoción y ha generado todo un debate en las redes sociales”, indicó el P. Bonnin en su video "El demonio existe, yo me lo encontré", cuyo título se inspira en el libro "Dios existe, yo me lo encontré", del ateo francés converso al catolicismo André Frossard.

El sacerdote destacó que “cuando nosotros abrimos el Evangelio, abrimos la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, desde el primer libro, que es el Génesis, hasta el último libro, que es el libro del Apocalipsis, aparece la serpiente, el dragón, que es el demonio”.

Si quisiéramos sacar de la vida de Cristo, en los Evangelios, las referencias al demonio, la Biblia “se nos vuelve incomprensible”.



“Es incomprensible cómo alguien que cree en Jesús, que pertenece, que dirige una congregación que se llama la Compañía de Jesús, puede negar algo que en la enseñanza de Jesús es tan claro, es tan evidente”, dijo.

“Nuestra fe en la existencia del demonio se funda en las Sagradas Escrituras”, añadió, y explicó que “el magisterio de la Iglesia lo ha ido desarrollando a lo largo de los siglos”.

Un encuentro personal con el demonio

El P. Bonnin señaló que “yo les puedo decir el demonio existe porque yo también lo vi, yo me lo encontré”.

“En algún momento de mi ministerio sacerdotal, como a tantos otros sacerdotes, el obispo nos confió la tarea de acompañar, de consolar y de ayudar a salir de esta situación dolorosa que es la posesión o la obsesión diabólica”, recordó.


En ese tiempo, dijo, “me tocó estar presente en varias situaciones de personas poseídas acompañando o realizando el rito del exorcismo, autorizado plenamente por el obispo, que es el exorcista en cada diócesis”.

“Cuando uno está en un exorcismo, cuando uno ve las reacciones de las personas que están bajo el poder de Satanás, no puede dudar más de la existencia del demonio”, aseguró.

Incluso expertos psiquiatras que formaban parte de su equipo de atención a estas personas, recordó, “decían (que) estas reacciones, estas respuestas, estas palabras, estos gestos, no tienen nada que ver con ninguna patología conocida y estudiada”.

Entre las reacciones que se encuentran en las personas con una posesión demoniaca, indicó, figura “el rechazo a lo sagrado, la repulsión hacia el nombre de Jesús, el nombre de María, las reacciones ante el agua bendita, la forma de hablar, la forma de reírse”.

Sin embargo, el sacerdote precisó que “nuestra fe en la existencia del demonio no es el elemento más importante”, pues “sabemos que el demonio ya ha sido derrotado por Cristo”.

“Nuestra fe no está basada en el temor, no tenemos que vivir obsesionados, ni ver el demonio en todos lados, pero negar su existencia es caer en un grave error”, señaló.

Pero “lo más terrible” de negar la existencia del demonio, advirtió, es que “se termina poniendo en cuestión la validez de las mismas Sagradas Escrituras, porque si algo que está tan claro en las Sagradas Escrituras lo podemos dejar de lado, podemos decir ‘no, esto no es revelación, no es palabra de Dios, es un invento humano’”.

“Podemos pensar en graves errores en la vida espiritual si pensamos simplemente que es nuestra debilidad la que nos lleva al pecado”, dijo el sacerdote argentino, pues “también hay una fuerza exterior que nos quiere llevar por el camino del mal”.

La acción más peligrosa del demonio

El P. Bonnin recordó también que una posesión, la acción “extraordinaria” del demonio, es poco frecuente.

La acción más común, ordinaria y “en el fondo la más peligrosa” es la tentación, dijo, pues “es la única que puede privarte del Cielo”.


“Él muchas veces a través de los pensamientos, a través también del influjo de la realidad, del entorno, del mundo que está, como dice Jesús, bajo el poder de Satanás, en muchas ocasiones te quiere alejar de Cristo, alejarte de la obediencia al proyecto del Padre sobre tu vida. Esa es la acción más continua, más constante”, indicó.

Al finalizar su video, el sacerdote argentino reiteró que “el demonio existe, yo me lo encontré, yo vi lo que realizaba en una persona, y vi también cómo el poder de Cristo, el poder de María, la intercesión de ella y de los santos, ayudaban a estas personas a reencontrar su plena libertad”.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM: