lunes, 29 de mayo de 2017

La conmovedora oración de un soldado soviético convertido antes de morir en la batalla



Un joven soldado ruso escribe durante la guerra

«Me han dicho siempre 
que Tú no existes»

El predicador del Papa, el padre Raniero Cantalamessa, cuenta el testimonio de un joven soldado ruso, al que cuando murió en la II Guerra Mundial encontraron una preciosa oración en el bolsillo de su chaqueta.

Una de las esencias del comunismo que se ha evidenciado de manera más clara allá donde esta ideología totalitaria se ha puesto en práctica ha sido la de intentar arrancar el alma a la persona, intentar arrebatarle su ser espiritual para que pase a ser únicamente un número, un ente al servicio de los intereses del partido o del estado. China, Corea del Norte o la URSS son algunos ejemplos de ellos.

La URSS fue un claro ejemplo de ello e intentó eliminar la religión y la fe de su pueblo. Su radical programa de ateísmo ha dejado un país muy mermado espiritualmente, con mucha gente que no conoce a Dios y que no encuentra un sentido a su vida. Sin embargo, el comunismo no pudo vencer y son numerosos los ejemplos de conversión en medio de la persecución y de la perseverancia en una fe inquebrantable que ningún partido ni ningún cuerpo de inteligencia pudo borrar.

La persecución alimenta la fe y así quedó acreditado. En la URSS florecieron vocaciones en medio de una educación ateísta y anticristiana e incluso en ocasiones las autoridades soviéticas no pudieron frenar la religiosidad popular del pueblo.

Esto mismo ocurrió con miles de jóvenes soldados rusos durante la II Guerra Mundial. Pese a que habían sido educados en el ateísmo soviético muchos de ellos se encomendaban a la Virgen de Kazán y otros tantos aunque no habían oído hablar de Dios, encontraban la fe en medio de la batalla. Cómo ocurría esto sólo Dios lo sabe.


De hecho, el predicador de la Casa Pontificia, el padre Raniero Cantalamessa durante una homilía recordó una preciosa historia sobre uno de estos jóvenes soldados rusos durante la II Guerra Mundial.

Contaba el fraile capuchino como introducción a esta historia que:
“La fe no exime a los creyentes de la angustia de tener que morir, pero la alivia con la esperanza. El prefacio de la misa de mañana dice: ‘si nos entristece la certeza de tener que morir, nos consuela la esperanza de la inmortalidad futura
De este modo, enmarca este “conmovedor testimonio” en la Rusia soviética y cuenta como en 1972 se publicó en una revista clandestina la oración encontrada en el bolsillo de la chaqueta del soldado Aleksander Zacepa.

Lo hallaron muerto pero la oración había sido escrita pocas horas antes de la batalla en la que perdió la vida durante la guerra. Había sido preparado por Dios para este momento.

El joven soldado se dirige a un Dios que no conocía, del que no le habían hablado. Pero en medio de la muerte lo había descubierto y aún sabiendo que su vida estaba en juego confesaba ya no tener miedo a morir pues había descubierto precisamente dónde estaba la verdadera vida.

Esta es la oración íntegra hallada en el bolsillo de Aleksander Zacepa:


¡Escucha, oh Dios!
En mi vida no he hablado
ni una sola vez contigo,
pero hoy me vienen ganas
de hacer fiesta.
Desde pequeño me han dicho
siempre que Tú no existes...
Y yo, como un idiota, lo he creído. 

Nunca he contemplado tus obras,
pero esta noche he visto
desde el cráter de una granada
el cielo lleno de estrellas
y he quedado fascinado por su resplandor.
En ese instante
he comprendido
qué terrible es el engaño... 

No sé, oh Dios, si me darás tu mano,
pero te digo que Tú me entiendes...
¿No es algo raro que en medio
de un espantoso infierno
se me haya aparecido
la luz y te haya descubierto? 

No tengo nada más que decirte.
Me siento feliz, pues te he conocido.
A medianoche tenemos que atacar,
pero no tengo miedo,
Tú nos ves. 

¡Han dado la señal!
Me tengo que ir.
¡Qué bien se estaba contigo!
Quiero decirte, y Tú lo sabes,
que la batalla será dura:
quizá esta noche
vaya a tocar a tu puerta.
Y si bien hasta ahora
no he sido tu amigo,
cuando vaya,
¿me dejarás entrar? 

Pero, ¿qué me pasa?
¿Lloro?
Dios mío,
mira lo que me ha pasado.
Sólo ahora he comenzado
a ver con claridad...
Dios mío, me voy... 
Será difícil regresar.
Qué raro,
ahora la muerte no me da miedo"

Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:

Santa Juana de Arco - Virgen y Mártir (Año 1431) - Patrona de Francia - Fiesta Mayo 30


Historia

De todas las historias de los santos, la de Santa Juana de Arco es sin duda la más extraordinaria e increíble: una joven, campesina y sin estudios, a la cabeza de un ejército derrota a un aguerrido ejército, derriba fortalezas, corona a un rey y termina en la hoguera. Y todo en cuestión de dos años. Un acontecimiento unido a la historia de toda una Nación, coloreada con fuertes tintes patrióticos y místicos.

Esta santa a los 17 años llegó a ser heroína nacional y mártir de la religión. Juana de Arco nació en el año 1412 en Donrémy, Francia. Juana creció en el campo y nunca aprendió a leer ni a escribir. Pero su madre que era muy piadosa le infundió una gran confianza en el Padre Celestial y una tierna devoción hacia la Virgen María. Cada sábado la niña Juana recogía flores del campo para llevarlas al altar de Nuestra Señora. Cada mes se confesaba y comulgaba, y su gran deseo era llegar a la santidad y no cometer nunca ningún pecado. Era tan buena y bondadosa que todos en el pueblo la querían.

Su patria, Francia, estaba en muy grave situación porque la habían invadido los ingleses, que se iban posesionando rápidamente de muchas ciudades y hacían grandes estragos. A los 14 años la niña Juana empezó a sentir unas voces que la llamaban. Al principio, no sabía de quién se trataba, pero después empezó a ver resplandores y que se le aparecían el Arcángel San MiguelSanta Catalina y Santa Margarita y le decían:


"Tú debes salvar
a la nación y al rey"

Por temor no contó a nadie nada al principio, pero después las voces fueron insistiéndole fuertemente en que ella, pobre niña campesina e ignorante, estaba destinada para salvar la nación y al rey, y entonces contó a sus familiares y vecinos. Las primeras veces las gentes no le creyeron, pero después ante la insistencia de las voces y los ruegos de la joven, un tío suyo se la llevó a donde el comandante del ejército de la ciudad vecina. Ella le dijo que Dios la enviaba para llevar un mensaje al rey. Pero el militar no le creyó y la despachó otra vez para su casa.

Sin embargo, unos meses después Juana volvió a presentarse ante el comandante, y éste ante la noticia de una derrota que la niña le había profetizado, la envió con una escolta a que fuera a ver al rey. Llegada a la ciudad pidió poder hablarle al rey. Éste, para engañarla se disfrazó de simple aldeano y colocó en su sitio a otro. La joven llegó al gran salón y en vez de dirigirse hacia donde estaba el reemplazo del rey, guiada por las "voces", que la dirigían se fue directamente a donde estaba el rey disfrazado y le habló, y le contó secretos que el rey no se imaginaba. Ésto hizo que el rey cambiara totalmente de opinión acerca de la joven campesina.

Ya no faltaba sino una ciudad importante para caer en manos de los ingleses. Era Orléans. Y estaba sitiada por un fuerte ejército inglés. El rey Carlos y sus militares ya creían perdida la guerra. Pero Juana le pide al monarca que le conceda a ella el mando sobre las tropas. Y el rey la nombra capitana. Juana manda hacer una bandera blanca con los nombres de Jesús y de María, y al frente de diez mil hombres se dirige hacia Orléans. Animados por la joven capitana, los soldados franceses lucharon como héroes y expulsaron a los asaltantes y liberaron Orléans. Luego se dirigieron a varias otras ciudades y las liberaron también.

Santa Juana de Arco
Patrona de Francia
y Doncella de Orléans

Juana no luchaba ni hería a nadie, pero al frente del ejército iba de grupo en grupo, animando a los combatientes e infundiéndoles entusiasmo y varias veces fue herida en las batallas. Después de sus resonantes victorias, obtuvo Santa Juana que el temeroso rey Carlos VII aceptara ser coronado como jefe de toda la nación. Y así se hizo con impresionante solemnidad en la ciudad de Reims.

Pero vinieron luego las envidias y entonces empezó para nuestra santa una época de sufrimiento y de traiciones contra ella. Hasta ahora había sido una heroína nacional. Ahora iba a llegar a ser una mártir. Muchos empleados de la corte del rey tenían celos de que ella llegara a ser demasiado importante y empezaron a hacerle la guerra. Faltaba algo muy importante en aquella guerra nacional:

Conquistar a París, la capital, que estaba en poder del enemigo.

Y hacia allá se dirigió Juana con sus valientes. Pero el rey Carlos VII, por envidias y por componendas con los enemigos, le retiró sus tropas y Juana fue herida en la batalla y hecha prisionera por los Borgoñones. Los franceses la habían abandonado, pero los ingleses estaban supremamente interesados en tenerla en la cárcel, y así pagaron más de mil monedas de oro a los de Borgoña, para que se la entregaran y la sentenciaron a cadena perpetua. Los ingleses la hicieron sufrir muchísimo en la cárcel. Las humillaciones y los insultos eran todos los días y a todas horas, hasta el punto que Juana llegó a exclamar:
"Esta cárcel ha sido para mí un martirio tan cruel, como nunca me había imaginado que pudiera serlo"
Pero seguía rezando con fe y proclamando que sí había oído las voces del cielo y que la campaña que había hecho por salvar a su patria, había sido por voluntad de Dios. En ese tiempo estaba muy de moda acusar de brujería a toda mujer que uno quisiera hacer desaparecer. Y así fue que los enemigos acusaron a Juana de brujería, diciendo que las victorias que había obtenido era porque les había hecho brujerías a los ingleses para poderlos derrotar. Ella apeló al Sumo Pontífice, pidiéndole que fuera el Papa de Roma el que la juzgara, pero nadie quiso llevarle al Santo Padre esta noticia, y el tribunal estuvo compuesto exclusivamente por enemigos de la santa. Y aunque Juana declaró muchas veces que nunca había empleado brujerías y que era totalmente creyente y buena católica, sin embargo, la sentenciaron a la más terrible de las muertes de ese entonces: ser quemada viva.


Encendieron una gran hoguera y la amarraron a un poste y la quemaron lentamente.

Murió rezando y su mayor consuelo era mirar el crucifijo que un religioso le presentaba y encomendarse a Nuestro Señor.

Invocaba al Arcángel San Miguel, al cual siempre le había tenido gran devoción y pronunciando por tres veces el Nombre de JESÚS, entregó su espíritu.

Era el 29 de mayo del año 1431. Tenía apenas 19 años. Varios volvieron a sus casas diciendo:
"Hoy hemos quemado a una santa"
Veintitrés años después, su madre y sus hermanos pidieron que se reabriera otra vez aquel juicio que se había hecho contra ella. Y el Papa Calixto III nombró una comisión de juristas, los cuales declararon que la sentencia de Juana fue una injusticia. El rey de Francia la declaró inocente y el Papa Benedicto XV la proclamó santa en 1920 y la elevó al honor de los altares.

Juana de Arco:
Concédenos un gran amor
por nuestra patria

Fuente - Texto tomado de EWTN:

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Novena en Honor del Espíritu Santo - Día Quinto - Mayo 30 de 2017


¡Luz Inmortal!
¡Divina Luz!
¡Visita estos corazones tuyos
y llena nuestro más íntimo ser!

El don de Conocimiento



El don del Conocimiento permite al alma darle a las cosas creadas su verdadero valor en su relación con Dios. El conocimiento desenmascara la simulación de las creaturas, revela su vacuidad y hace notar sus verdaderos propósitos como instrumentos al servicio de Dios. Nos muestra el cuidado amoroso de Dios aún en la adversidad, y nos lleva a glorificarlo en cada circunstancia de la vida. Guiados por su Luz damos prioridad a las cosas que deben tenerla y apreciamos la amistad de Dios por encima de todo. "El conocimiento es fuente de vida para aquel que lo posee" (Prov 16,22).

Padrenuestro y Avemaría: 1 vez.
Gloria: 7 veces.
Acto de Consagración.
Oración por los 7 dones.


Acto de Consagración
al Espíritu Santo
(Se reza diariamente durante la novena)



De rodillas frente a la gran multitud de testigos celestiales me ofrezco, en alma y cuerpo, a Ti, Eterno Espíritu de Dios. Adoro la brillantez de tu Pureza, la inequívoca precisión de tu Justicia, y el poder de tu Amor. Tú eres la Fuerza y la Luz de mi alma. En Ti yo vivo, me muevo y soy. Deseo no contristarte nunca por la infidelidad a la gracia, y ruego con todo mi corazón apartarme del mínimo pecado contra Ti. Misericordiosamente cuida de mi íntimo pensamiento y concédeme que pueda siempre observar tu Luz, escuchar tu Voz, y seguir las inspiraciones de tu gracia. Yo me aferro a Ti y me entrego a Ti y te pido, por tu Compasión, que me cuides en mi debilidad. Sosteniendo los pies traspasados de Jesús y viendo sus Cinco Llagas, y confiando en su Preciosa Sangre y adorando su Costado y su Corazón Abierto, te imploro, Adorable Espíritu, Ayuda de mi enfermedad, mantenme en tu gracia, que nunca peque contra Ti. ¡Dame la gracia, Oh Espíritu Santo, Espíritu del Padre y del Hijo, de decirte siempre que sí en todo tiempo y lugar. "¡Habla, Señor, que tu siervo escucha!"


Amén


Oración por los
Siete Dones del Espíritu Santo
(Se reza diariamente durante la novena)


Oh, Señor Jesucristo, que antes de ascender al cielo prometiste enviar al Espíritu Santo para completar tu obra en las almas de tus Apóstoles y discípulos, dígnate concederme el mismo Espíritu Santo para que Él perfeccione en mi alma la obra de tu gracia y de tu amor. Concédeme el Espíritu de Sabiduría para que pueda despreciar las cosas perecederas de este mundo y aspirar sólo a las cosas que son eternas. El Espíritu de Entendimiento para iluminar mi mente con la luz de tu divina verdad. El Espíritu de Consejo para que pueda siempre elegir el camino más seguro para agradar a Dios y ganar el Cielo. El Espíritu de Fortaleza para que pueda llevar mi cruz contigo y sobrellevar con coraje todos los obstáculos que se opongan a mi salvación. El Espíritu de Conocimiento para que pueda conocer a Dios y conocerme a mí mismo y crecer en la perfección de la ciencia de los santos. El Espíritu de Piedad para que pueda encontrar el servicio a Dios dulce y amable. Y el Espíritu de Temor de Dios para que pueda ser lleno de reverencia amorosa hacia Dios y que tema en cualquier modo disgustarlo. Márcame, amado Señor, con la señal de tus verdaderos discípulos y anímame en todas las cosas con tu Espíritu.


Amén

Oraciones
para empezar todos los días

¡Dios mío! Dios de amor y de verdad. Autor de la santificación de nuestras almas, postrado humildemente ante vuestra soberana Majestad, detesto en la amargura de mi corazón todos mis pecados, como ofensas hechas a Vos, digno de ser amado sobre todas las cosas.  ¡Oh bondad infinita! ¡Quién jamás os hubiera ofendido! Perdonadme, Señor, Dios de gracia y de misericordia, perdonadme mis continuas infidelidades; el no haber tenido valor para ejecutar cosa alguna buena, después que tantas veces vuestra misericordia y gracia me han solicitado, reprendido, amenazado e inspirado amorosamente. Me pesa, me arrepiento de la ingrata correspondencia e indigna ceguedad con que he resistido incesantemente a vuestros dulces y divinos llamamientos. Mas propongo firmemente con vuestro auxilio de no ser ya rebelde a Vos, de seguir en adelante vuestras tiernas inspiraciones con suma docilidad. A este fin, alumbrad, oh fuente de luz, mi entendimiento, fortaleced mi voluntad, purificad mi corazón, arreglad todos mis pensamientos, deseos y afectos, y hacedme digno de gustar los frutos bienaventurados que vuestros dones producen en las almas que os poseen. Concededme las gracias que os pido en esta Novena, si han de ser para mayor gloria vuestra, y para que yo os vea, ame y alabe sin fin en vuestra gloria.


Amén


INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven a nuestras almas
¡Oh Espíritu Santo!
y del cielo envía
de tu luz un rayo.

Ven, padre de pobres,
ven, de dones franco,
ven, de corazones
lúcido reparo.

Ven, consolador,
dulce y soberano,
huésped de las almas,
suave regalo.

En los contratiempos
descanso al trabajo,
templanza en lo ardiente
consuelo en el llanto.

Santísima luz de
todo cristiano,
lo íntimo del pecho,
llena de amor casto.

En el hombre nada
se halla sin tu amparo,
y nada haber puede
sin Ti, puro y santo.

Con tus aguas puras
lava lo manchado,
riega lo que es seco
pon lo enfermo sano.

Al corazón duro
doblegue tu mano,
y ablande las almas
que manchó el pecado.

Vuelve al buen camino
al extraviado,
y al helado enciende
en tu fuego santo.

Concede a tus fieles
en Ti confiados
de tus altos dones
sacro setenario.

Aumento en virtudes
haz que merezcamos,
del eterno gozo
el feliz descanso.

Amén

A continuación rezar
la oración del día que corresponda:


Oración


Ven, Oh Bendito Espíritu de Conocimiento, y concédeme que pueda percibir la voluntad del Padre; muéstrame la nulidad de las cosas de la tierra, que tenga idea de su vanidad y las use sólo para tu gloria y mi propia salvación, siempre por encima de ellas mirándote a Ti y tus premios eternos.

Amén.

ORACIONES FINALES
PARA TODOS LOS DÍAS
(Excepto el último día)


HIMNO AL ESPÍRITU SANTO
¡Ven, Oh Criador Espíritu!
nuestras almas visitad,
los pechos, que Vos criasteis,
llene gracia celestial.

Pues sois Paráclito Espíritu,
Don del Padre celestial,
fuente viva, sacro fuego,
unción santa, espiritual.

En tus dones setiformes,
tu promesa paternal,
dedo eterno de Dios Padre
nuestras lenguas inflamad.

Ilustrad nuestros sentidos,
el corazón inflamad,
nuestros cuerpos, que son flacos,
con vuestra virtud armad.

Apartad los enemigos,
danos la divina paz
y siendo Vos nuestra guía
huyamos toda maldad.

Por Vos al Padre y al Hijo,
en esta vida mortal
conozcamos, y creamos
siempre tu Divinidad.

A Dios PADRE sea gloria,
al HIJO gloria inmortal
y al Espíritu PARÁCLITO
por toda la Eternidad.

Amén

ORACIÓN

¡Oh Espíritu Santo! Divinísimo consolador de mi alma, fuego, luz y celestial ardor de los corazones humanos, si es para gloria de vuestra Majestad que yo consiga lo que deseo y pido en este día, dignáos concedérmelo benignamente; y sino dirigid mi petición, dándome las gracias que ha de ser para vuestra mayor gloria y bien de la salvación de mi alma.
Amén

Ahora cada uno se recogerá interiormente y pedirá la gracia que más necesite...
Hecha la petición, se concluirá todos los días con antífona, verso, respuesta y oración siguientes:


ANTÍFONA

No os dejaré huérfanos, aleluya; voy y vengo a vosotros, aleluya; y se alegrará vuestro corazón, aleluya, aleluya.

V. Enviad, Señor, vuestro Santo Espíritu, y serán creados.

R. Y renovaréis la faz de la tierra.


ORACIÓN

Oh Dios, que habéis instruido los corazones de los fieles con la ilustración del Espíritu Santo, dadnos el sentir rectamente con este mismo Espíritu, y gozar siempre de su consolación. Por Jesucristo Señor nuestro, tu Hijo, que vive contigo y reina en la unidad del mismo Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos.
Amén


Fuente - Apologética Siloé - Traducción de EWTN:
Fuente:  Devocionario Católico
http://www.devocionario.com/espiritu/novena_1.html