domingo, 7 de mayo de 2017

Nuestra Señora del Rosario de Pompeya - Advocación Mariana - Fiesta Mayo 8



En el año 79 ocurrió la famosa erupción del Volcán Vesubio que sepultó a la pagana ciudad de Pompeya (Sur de Italia). Allí la aristocracia Romana gustaba pasar tiempo de recreo y fue sorprendida por la súbita destrucción.

A comienzos del siglo XIX se instalaron en la cercanía familias de campesinos que erigieron una humilde capilla. En 1872 llegó el abogado Bartolo Longo (beatificado el 26 de octubre de 1980), quien trabajaba para la Condesa Fusco, dueña de ésas tierras. Longo descubrió que, después de la muerte del sacerdote, ya no habían misas en la capilla y pocos seguían firmes en la fe. 

Salva a esta gente Bartolo.
Propaga el Rosario

Una noche Longo vio en sueños a un amigo muerto años atrás que le dijo :
"Salva a esta gente, Bartolo. Propaga el Rosario. Haz que lo recen. María prometió la salvación para quienes lo hagan"
Longo trajo de Nápoles muchos Rosarios para repartir. Bartolo también animó a varios vecinos para que le ayuden a reparar la capilla. La gente comenzó a venir a rezar allí el Rosario, cada vez en mayor número. 

En 1878, Longo obtuvo de un convento de Nápoles un cuadro de Nuestra Señora entregando el Santo Rosario a Santo Domingo y Santa Rosa de Lima. Estaba deteriorado así que un pintor lo restauró. Éste cambió la figura de Santa Rosa por la de Santa Catalina de Siena. Puesta sobre el altar del Templo, aún inconclusa, la Sagrada imagen comenzó a obrar milagros. 

El 8 de mayo de 1887, el Cardenal Mónaco de la Valleta colocó a la venerada imagen una diadema de brillantes bendecida por el Papa León XIII y el 8 de mayo de 1891, se llevó a cabo la Solemne Consagración del nuevo Santuario de Pompeya, que existe actualmente.


Súplica a la Reina
del Santo Rosario de Pompeya


En el nombre del Padre
y del Hijo
y del Espíritu Santo.

Oh Augusta Reina de las Victorias,
oh Soberana del Cielo y de la Tierra,
ante cuyo nombre se alegran
los cielos y tiemblan los abismos,
oh Reina gloriosa del Rosario,
nosotros, tus hijos devotos,
reunidos en tu Templo de Pompeya,
(en este día solemne 1),
derramamos los afectos de nuestro corazón,
y con confianza de hijos,
te manifestamos nuestras miserias.

Del trono de clemencia,
donde te sientas como Reina,
vuelve, oh María, tu mirada piadosa
sobre nosotros, sobre nuestras familias,
sobre Italia, Europa, el mundo entero.

Ten compasión de nuestras penas
y trabajos que amargan nuestra vida.
Mira, oh María, cuántos peligros
en el alma y en el cuerpo,
cuántas calamidades
y aflicciones nos oprimen. 
Oh Madre, implora para nosotros
de tu divino Hijo, la misericordia
y vence con la clemencia
el corazón de los pecadores.
Son nuestros hermanos
e hijos tuyos que cuestan
la sangre al dulce Jesús
y entristecen tu sensibilísimo corazón.
Muéstrate a todos como eres,
Reina de paz y de perdón.

Dios te salve, María.

(1) Sólo el 8 de mayo y el 1er. domingo de octubre.

Es verdad que nosotros,
que somos tus hijos, somos los primeros,
con nuestros pecados, en volver
a crucificar a Jesús en nuestro corazón
y en traspasar nuevamente tu corazón.

Lo confesamos:
somos merecedores de los más duros castigos,
sin embargo, recuérdate que en el Gólgota
recogiste, con la Sangre divina,
el testamento del Redentor moribundo,
que te declaraba Madre nuestra,
Madre de los pecadores. 
Tú, por lo tanto, como Madre nuestra,
eres nuestra Abogada, nuestra Esperanza.
Y nosotros, gimiendo,
extendemos hacia ti
nuestras manos suplicantes,
gritando: ¡Misericordia! 

Oh Madre Buena,
ten piedad de nosotros, de nuestras almas,
de nuestras familias, de nuestros parientes,
de nuestros amigos, de nuestros difuntos,
sobre todo de nuestros enemigos
y de tantos que se dicen cristianos y ofenden,
no obstante, el Corazón amable de tu Hijo.

Hoy te imploramos piedad
por las naciones en lucha, por toda Europa,
por todo el mundo, para que arrepentido,
vuelva a tu corazón. 
¡Misericordia para todos,
oh Madre de Misericordia!

Dios te salve, María.

¡Dígnate, oh María,
de escucharnos con benevolencia!
Jesús ha puesto en tus manos
todos los tesoros de sus gracias
y de sus misericordias.
Tú estás, Reina coronada,
a la derecha de tu Hijo,
resplandeciente de gloria inmortal,
por encima de todos los coros de los Ángeles.
Tú extiendes tus dominios
por toda la extensión de los cielos
y a ti han sido sometidas la tierra
y todas sus criaturas.

Tú eres, por gracia, omnipotente.
Tú, por tanto, puedes ayudarnos.
Si tú no nos quisieras ayudar,
porque somos hijos ingratos
y no merecedores de tu protección,
no sabríamos a quién dirigirnos.
Tu corazón de Madre no permitirá
ver que nosotros,
que somos tus hijos, nos perdamos.
El niño que vemos en tus rodillas
y la mística corona que contemplamos en tu mano,
nos inspiran confianza en que seremos escuchados.
Y nosotros confiamos plenamente en ti,
nos abandonamos como hijos débiles
entre los brazos de la más tierna de las madres,
y, hoy mismo, esperamos de ti
las deseadas gracias.

Dios te salve, María. 

Pidamos la bendición a María


Una última gracia te pedimos,
oh Reina, que no puedes negarnos
(en este día solemnísimo 1):
concede a todos nosotros tu amor celestial
y en modo especial tu bendición materna.
No te dejaremos hasta que no nos hayas bendecido.

Bendice, oh María,
en este momento al Sumo Pontífice.
A los antiguos esplendores de tu Corona,
a los triunfos de tu Rosario,
por lo que te llamamos Reina de las Victorias,
agrega todavía este, oh Madre:
concede el triunfo a la Religión
y la paz a la sociedad humana.

Bendice a nuestros Obispos,
a los Sacerdotes y particularmente
a todos aquellos que celan
el honor de tu Santuario.

Bendice, finalmente,
a todos los asociados
al Templo de Pompeya
y a cuantos cultivan y promueven
la devoción del Santo Rosario.

Oh Rosario bendito de María,
dulce cadena que nos une a Dios,
vínculo de amor que nos une a los Ángeles,
torre de salvación contra los asaltos del infierno,
puerto seguro en el naufragio común,
nosotros no te dejaremos jamás. 
Tú serás nuestro consuelo en la hora de la agonía;
para ti, pues, el último beso
de la vida que se apaga. 
Y la última mención de nuestros labios
será tu dulce nombre,
oh Reina del Rosario de Pompeya,
oh Madre nuestra querida,
oh Refugio de los pecadores,
oh Soberana, consoladora de los tristes. 
Te bendigan en todas partes,
hoy y siempre, en la tierra y en el cielo.
Amén. 

Dios te salve, Reina y Madre... 

(1) Sólo el 8 de mayo y el 1er. domingo de octubre 

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Fuente - Texto tomado de SANTUARIO.IT:

Nuestra Señora de Luján - Advocación Mariana - Patrona de Argentina - Fiesta Mayo 8


Hacia el año 1630, un cierto portugués, de nombre Antonio Faría de Sá, hacendado de Sumampa, jurisdicción de Córdoba del Tucumán, pidió a un amigo suyo, Juan Andrea, marino, que le trajese del Brasil una imagen de la Concepción de María Santísima con el propósito de venerarla en la Capilla que estaba fabricando en su estancia. Juan Andrea cumplió el encargo y le trajo no una, sino dos imágenes de Nuestra Señora, que llegaron al puerto de Buenos Aires. Una, según el pedido, era de la Purísima Concepción; la otra, del título de la Madre de Dios con el Niño Jesús dormido entre los brazos.

Desde luego entendieron los arrieros tal disposición del Cielo de que la imagen de la Virgen encerrada en tal cajón debía quedarse en aquel paraje y así siguieron con la otra a su destino.

Ambas imágenes fueron colocadas en dos cajoncillos y subidas a una carreta. Al llegar a las orillas del Río Luján, en la estancia de Rosendo, los troperos se detuvieron allí para pasar la noche. Al día siguiente, una clara mañana de Mayo, queriendo proseguir el camino no pudieron mover la carreta. Admirados de la novedad pasaron a individualizar la causa y declaró el conductor del convoy:
“Aquí vienen dos cajones con dos bultos de la Virgen, que traigo recomendados para una capilla de Sumampa”
Cuando abrieron el cajón, hallaron una bella imagen de Nuestra Señora de la Concepción, de media vara de alto y con las manos juntas ante el pecho. Luego de venerar la Santa Imagen la llevaron en procesión a la casa de Rosendo y sus dueños le levantaron un humilde altar. Fue entonces cuando un joven negro llamado Manuel dijo:
“Sáquese de la carreta uno de los cajones y observemos si camina”
Así se hizo, pero en vano.
“Truéquense los cajones”, replicó él mismo.
Entonces ocurrió que al cambiar los cajones y al tirar los bueyes la carreta se movió sin dificultad.

La Solemne Coronación
de la Virgen de Luján

El Padre Salvaire, en 1886, presentó al Papa León XIII, la petición del Episcopado y de los fieles del Río de la Plata para la coronación de la Virgen, el Pontífice bendijo la corona y le otorgó Oficio y Misa propios para su festividad, que quedó establecida en el sábado anterior al IV domingo después de Pascua. La Coronación se realizó en mayo de 1887.

La Basílica de Luján


El Santuario de Luján es de estilo gótico ojival del siglo XIII. Sus dimensiones son: anchura en el crucero, 68,50 m.; longitud, 104 metros; anchura de frente, 42 m.; altura en las dos torres mayores, 106 m. El 8 de diciembre de 1930, el Papa Pío XII, le otorgó oficialmente el título de Basílica.

La Imagen de la Virgen de Luján


La imagen es pequeña (38 centímetros), está modelada en arcilla cocida (terracota), su rostro es ovalado, de color moreno. Los pies de la Santa Imagen se apoyan sobre nubes, desde las cuales surge una media luna y cuatro cabezas de querubines, con sus pequeñas alas desplegadas. Está cubierta con vestiduras: túnica blanca y manto azul-celeste. Tiene las manos juntas en el pecho. El Padre Salvaire hizo recubrir la Santa imagen con una coraza de plata para impedir su deterioro. Antes de esta operación se sacaron moldes que permitieron su reproducción auténtica. En 1887, el Padre colocó la Imagen sobre una base de Bronce, le adosó la rayera gótica con la inscripción: 
"Es la Virgen de Luján la primera Fundadora de esta Villa"
Y una aureola de doce estrellas. Ornamentada en esta forma, fue coronada con la corona Imperial bendecida por León XIII.

El 3 de diciembre de 1871 se realizó la primera peregrinación general al Santuario de Luján, desde entonces millones de personas concurren cada año. Es uno de los centros de peregrinación más importantes de Latinoamérica. Actualmente, la fiesta principal se celebra el 8 de mayo.



Fuente - Texto tomado de BASILICADELUJAN.ORG.AR:

Novena a Nuestra Señora de Fátima - Día Quinto - Mayo 8 de 2017

María, salud de los enfermos




Comenzar con el ofrecimiento
y la oración preparatoria

Ofrecimiento para todos los días

¡Dios Mío!  Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

¡Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!, yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación por los ultrajes con que Él es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

Oración Preparatoria

Oh Santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz, confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos por las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.



¡Oh Santísima Virgen María, salud de los enfermos y consoladora de los afligidos!, que movida por el ruego de los pastorcitos, obraste ya curaciones en vuestras apariciones en Fátima, y habéis convertido este lugar, santificado por vuestra presencia, en receptáculo de vuestras misericordias maternales en favor de todos los afligidos. A vuestro Corazón maternal acudimos llenos de filial confianza, mostrando las enfermedades de nuestras almas y todas las aflicciones y dolencias de nuestra vida. Lanzad sobre ellas una mirada de compasión y remediadlas con la ternura de vuestras manos, para que así podamos serviros y amaros con todo nuestro corazón y con todo nuestro ser.

Meditar
y rezar la Oración Final

Oración Final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna!  Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del Santísimo Rosario de la Bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Texto tomado del Libro "Novena a Nuestra Señora de Fátima" - Caballeros de la Virgen

Día del Sacerdote Buen Pastor - Mayo 7 de 2017


Buen Pastor
Vinculación con Cristo

En aquel tiempo dijo Jesús:

"Mis ovejas escuchan mi Voz;
Yo las conozco y ellas me siguen.
Yo les doy Vida Eterna
y no perecerán jamás,
y nadie las arrebatará de mi mano.
El Padre, que me las ha dado,
es más grande que todos,
y nadie puede arrebatar  nada
de la mano del Padre.
Yo y el Padre somos Uno"

Reflexión

En este tiempo pascual, la Iglesia quiere llamar nuestra atención sobre el Señor resucitado. Él es el modelo del hombre que debe nacer en nosotros; el hombre pascual, el hombre nuevo, el hombre redimido y renovado por Cristo.

Este hombre pascual es, ante todo, un hombre de fe. Ahora, ¿qué es la Fe? La Fe no es aceptar una doctrina religiosa, sino es traducirla en la vida. La Fe es una realidad vital, un proceso de vida. No es creer en ciertos artículos de fe, sino que es creer en una persona, es creer en Jesucristo (es identificarse con Él, orientar toda su vida hacia Él).

El Evangelio de hoy nos muestra a Jesucristo como Buen Pastor. Es una imagen muy conocida desde el cristianismo primitivo. Ya la encontramos en las Catacumbas. Pero también hoy en día todos conocemos estas imágenes del Buen Pastor en medio de su rebaño o con la oveja sobre sus hombros. Parece que a los cristianos de todos los tiempos esta persona del Buen Pastor los impresionó mucho.

¿Qué nos dice a nosotros
esta imagen de Jesucristo?




Por una parte, nos muestra la actitud del Buen Pastor frente a nosotros: Nos llama, nos busca, nos dirige, nos orienta, nos protege y defiende. En el fondo es la manifestación de que yo nunca estoy solo en mi camino de vida.

Desde mi Bautismo, cuando comenzó su amistad conmigo, Jesús siempre está a mi lado, nunca me abandona. Él es mi compañero, invisible pero fiel, en todas las situaciones de mi camino: En horas felices, Él aumenta mi alegría. En horas tristes, Él comparte la cruz conmigo.



Pero, por otra parte, esta imagen del Buen Pastor nos muestra también la actitud de las ovejas, es decir, nuestra actitud frente a Él. Las ovejas lo conocen, lo escuchan, le siguen, le confían. Es la manifestación de que una vida de íntima unión con Cristo depende también de mí.

Él está presente en mi vida, me ofrece su amistad y compañía. Pero yo tengo que aceptarlas, tengo que abrirle mi corazón, tengo que acercarme a Él. Y no sólo durante una hora por semana (en la misa dominical), debo identificarme con Él, sino toda mi vida debe orientarse hacia Él: mi trabajo y mi descanso, mi vida personal y familia, mi compromiso social, político y cristiano. Resulta una convivencia y un diálogo profundo, vital y permanente con el Señor.

"Las ovejas me conocen
y escuchan mi voz"



Pero la pregunta es: ¿conocemos nosotros realmente a Cristo? ¿Le dedicamos suficiente tiempo para conocerlo más? ¿Nos interesamos verdaderamente por Él? ¿Tratamos de dialogar con Él, de encontrarnos con Él?

Existen muchos caminos, muchos lugares de encuentro con Cristo, si lo buscamos sinceramente:

  • Un primer camino son los sacramentos, por ej. la Eucaristía. Jesús mismo nos invita a comer su propio Cuerpo y entrar así en la más profunda comunión con Él. ¿Lo entendemos así?  ¿Sentimos su presencia real en medio de nosotros?
  • Otro lugar de encuentro es la Biblia, el Evangelio. En él, Jesucristo nos habla constantemente. Y nosotros, ¿tenemos una Biblia? Y si la poseemos, ¿la leemos regularmente, para escuchar la palabra del Señor?
  • La oración personal es otro camino de encuentro con Cristo. ¡Cuántas horas pasamos charlando, conversando con los amigos!  ¡Pero, qué poco tiempo hablamos con Jesús, nuestro mejor amigo!
  • Talvés cada uno podría pedirle hoy a Jesús que nos regale vocaciones sacerdotales y de vida consagrada que tanto necesita nuestra Iglesia.
  • La tierra de encuentro más fecunda con Cristo es la Santísima Virgen María. Porque, ¿quién nos llevará a Jesús mejor que Su Madre? Ya el Papa San Pío X dijo: "María es el camino más fácil, más corto y más seguro hacia Jesucristo". Y los grandes santos de todos los siglos afirman y prueban con su vida la verdad e importancia de este camino clásico: por María a Jesús. Entonces, cuando buscamos una relación personal, vital con Cristo, debemos acercarnos a María.

Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt



Oración por la 
Santificación de los Sacerdotes
Por Santa Teresita del Niño Jesús 


Oh Jesús que has instituido el sacerdocio
para continuar en la tierra
la obra divina de salvar a las almas
protege a tus sacerdotes
(especialmente a: ..............)
en el refugio de tu SAGRADO CORAZÓN.

Guarda sin mancha sus MANOS CONSAGRADAS,
que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO,
y conserva puros sus labios teñidos
con tu PRECIOSA SANGRE.

Haz que se preserven puros sus Corazones,
marcados con el sello sublime del SACERDOCIO,
y no permitas que el espíritu
del mundo los contamine.

Aumenta el número de tus apóstoles,
y que tu Santo Amor
los proteja de todo peligro.
Bendice Sus trabajos y fatigas,
y que como fruto de Su apostolado
obtenga la salvación de muchas almas
que sean su consuelo aquí en la tierra
y su corona eterna en el Cielo.
Amén.

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 10, 1-10


1. En verdad, en verdad os digo, prosiguió Jesús, que quien no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que sube por otra parte, el tal es un ladrón y salteador.

2. Mas el que entra por la puerta, pastor es de las ovejas.

3. A éste el portero le abre, y las ovejas escuchan su voz, y él llama por su nombre a las ovejas propias, y las saca fuera al pasto.


4. Y cuando ha hecho salir sus propias ovejas, va delante de ellas y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

5. Mas a un extraño no le siguen, sino que huyen de él; porque no conocen la voz de los extraños.

6. Este símil les puso Jesús, pero no entendieron lo que les decía.

7. Por eso Jesús les dijo segunda vez por lo claro: En verdad, en verdad os digo, que Yo Soy la Puerta de las Ovejas.

8. Todos los que hasta ahora han venido, o entrado por otra parte, son ladrones y salteadores, y así las ovejas no los han escuchado.
9. Yo Soy la Puerta. El que por Mí entrare, se salvará; y entrará, y saldrá sin tropiezo, y hallará pastos.

10. El ladrón no viene sino para robar, y matar, y hacer estrago. Mas Yo he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en más abundancia.

Palabra de Dios
Gloria a Ti, Señor Jesús

Profeta San Jeremías (566 A.C.) - Fiesta Mayo 7


En el Antiguo Testamento los profetas se dividen en dos clases:
  • Profetas Mayores, los que redactaron escritos más largos. Estos son Isaías y Jeremías, Ezequiel y Daniel.
  • Profetas Menores, los que redactaron escritos más breves. Estos son 12. Por ej: Oseas y Miqueas. Sofonías, Zacarías, Abdías y Malaquías. Joel  y Amos, etc.
Jeremías pertenece al grupo de los Profetas Mayores. El nombre Jeremías significa: "Dios me eleva".

Vivía en Ananot un pueblecito cercano de Jerusalén (a 5 Km.) en la finca de sus padres, cuando fue llamado por Dios a profetizar. Jeremías se resistía aduciendo como excusa que él era demasiado joven y débil para este oficio tan importante y Dios le respondió:
"No digas que eres demasiado joven o demasiado débil, porque Yo iré contigo y te ayudaré"
Los primeros 17 años profetizó sólo por medio de la palabra hablada. Después empezó a dictar sus profecías a su secretario Baruc, y lo que le dictó son los 52 capítulos del Libro de Jeremías en la Biblia (unas 70 páginas). Empezó a profetizar durante el reinado del piadoso rey Josías (año 627 antes de Cristo). Siguió profetizando durante los reinados de Joacaz, Joaquín, Jeconias y Sedecías. Presenció la destrucción de Jerusalén y su templo (año 585 antes de Cristo), y se quedó en la ciudad destruida consolando y corrigiendo a los israelitas que allí habían quedado. Éstos lo obligaron luego a irse con ellos a Egipto y allá lo mataron a pedradas porque les corregía sus maldades. Quizás Jesús pensaba en Jeremías cuando decía:
"Oh Israel que apedreas a los profetas que te son enviados" (Lc. 13,34).
El principal problema para Jeremías fue que la gente no lo comprendió ni le quiso hacer caso. De los cinco reyes en cuyo tiempo tuvo que vivir, sólo uno le hizo caso: fue el piadoso rey Josías, que se propuso restaurar la religiosidad en todo el país y se dejó ayudar de Jeremías para entusiasmar al pueblo por Dios.

Pero los otros cuatro lo despreciaron y no quisieron atender a los avisos que él les daba en nombre de Dios (como hacen los gobernantes de ahora cuando los obispos les advierten acerca de las leyes dañosas que apoyan el aborto, el divorcio, la inmoralidad, y el quitar la religión de la enseñanza. Se hacen los sordos. Pero después, como les sucedió a los reyes malos del tiempo de Jeremías, verán los malos efectos de no haber querido obedecer a Dios que habla por medio de sus enviados).



El rey Joaquín quemó las profecías que había mandado escribir Jeremías, y éste tuvo que hacerlas escribir otra vez. En tiempos del rey Sedecías encarcelaron al profeta y lo metieron en un pozo muy profundo lleno de lodo, y casi se muere allí, y probablemente ese estarse allí en tan grande humedad debió afectarle mucho la salud. Muchísimas veces fue amenazado de muerte si seguía profetizando en contra de la ciudad y los gobernantes. Pero Dios le anunció:
"Te haré fuerte como el diamante si no te acobardas. Pero si te dejas llevar por el miedo, me apartaré de ti"
Y Jeremías no se acobardó y siguió predicando. El oficio de este profeta era anunciar al pueblo y a sus gobernantes que si no se convertían de sus maldades tendrían espantosos castigos y la ciudad sería destruida y ellos muertos o llevados al destierro. Ésto lo gritaba él continuamente en el templo y en las calles y plazas. Pero la gente se burlaba y seguían portándose tan mal como antes. Muchas veces Jeremías clamaba a Dios diciendo:
"Señor, estoy cansado de hablar sin que me escuchen. ¡Todos se burlan de mí! Cuando paso por las calles se ríen y dicen: 'Allá va el de las malas noticias'.  ¡Miren al que regaña y anuncia cosas tristes. Señor me propongo decirles cosas amables y Tú en cambio pones en mis labios anuncios terroríficos!"
Dicen que el profeta Jeremías fue en la antigüedad el que más se asemejó a Jesús en sus sufrimientos y en ser incomprendido y perseguido. Solamente después de su muerte reconoció el pueblo la gran santidad de este profeta. Y cuando todas sus profecías se hubieron cumplido a la letra, se dieron cuenta de que sí había hablado en nombre de Dios. Lástima que lo reconocieran cuando ya era demasiado tarde.

Fuente - Texto tomado de EWTN:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Jerem%C3%ADas_5_7.htm