miércoles, 26 de abril de 2017

El demonio incita ataques contra la Virgen María porque la odia, asegura exorcista



CIUDAD DE MÉXICO, 26 de abril de 2017 / 12:31 pm (ACI).

El sacerdote italiano Sante Babolin, conocido como “el exorcista de Padua”, aseguró que el demonio está tras los varios ataques recientes en diversas partes del mundo contra la Virgen María.

En declaraciones para el semanario católico mexicano Desde la Fe, el P. Babolin, profesor emérito de la Universidad Gregoriana de Roma, explicó que “ante el fracaso de la embestida de los no creyentes, ahora, para lastimar y confundir al pueblo católico, se ataca a la Virgen María, a quien el demonio odia”.

El exorcista italiano dijo que, “como prueba de ese odio” del demonio hacia la Madre de Dios, “mientras que yo invocaba con insistencia a la Santísima Virgen María, el Maligno me contestó: ‘No soporto más a Aquella, y a ti tampoco te soporto más’. Entonces yo, señalando el tabernáculo, le respondí: ‘Yo soy un servidor de Él; con Él tú no tienes nada qué ver. Y él dijo con enojo: ‘¡Cura, no entiendes nada! No te soporto, porque tú eres la Iglesia que siempre se interpone, y yo no puedo hacer nada contra la Iglesia’”.


El P. Babolin recordó además que “el Concilio Vaticano II declara que María, hija de Adán, al aceptar el mensaje divino, se convirtió en Madre de Jesús, y al abrazar de todo corazón y sin entorpecimiento de pecado alguno la voluntad salvífica de Dios, se consagró totalmente, como esclava del Señor, a la persona y a la obra de su Hijo”.

El sacerdote destacó que en el Ritual de Exorcismo es evocado el pasaje del libro del Génesis en que Dios le dice a la serpiente que “Ella te aplastará la cabeza”.


En este ritual, indicó, el exorcista le ordena al demonio: “No te atrevas nunca más, serpiente astuta, a engañar al género humano, a perseguir a la Iglesia de Dios, a sacudir y cribar como trigo a los elegidos de Dios. Te lo ordena el signo de la Cruz y el poder de todos los Sacramentos de la fe cristiana. Te lo ordena la excelsa Virgen María, Madre de Dios, que aplastó en su humildad, desde el primer instante de su Concepción inmaculada, tu cabeza soberbia”.

“En mi experiencia –hasta ahora he celebrado 2.300 ritos de exorcismo–, puedo decir que la invocación de la Santísima Virgen María a menudo provoca reacciones significativas en la persona exorcizada”.

El P. Babolin indicó que “las reacciones más fuertes” del demonio durante el exorcismo se producen “cuando se hace referencia a sus apariciones”.

Por eso, con frecuencia pronuncia el nombre de Santa María con los títulos de Nuestra Señora de Lourdes, de Fátima o Guadalupe:

Nuestra Señora de:

LOURDES

En este último caso, dijo, “utilizo esta fórmula: ‘Santa María, Nuestra Señora de Guadalupe, Reina del Tepeyac’”.

El exorcista italiano advirtió que “el instrumento que habitualmente usa (el demonio) para atraparnos es el dinero, ya que ofrece la posibilidad de satisfacer los impulsos que convergen en el placer y el poder”.


El demonio, dijo, “nos subyuga a él manipulando la verdad, ofreciéndonos su luz deslumbrante, mostrándonos su versión de ‘libertad’ y prometiéndonos pronta satisfacción de nuestros caprichos”.

“En cuanto a la comunicación interpersonal, el sentido de ver se está imponiendo al sentido de escuchar; y consecuentemente la imagen a la palabra; es decir, que el deseo precede a la reflexión”, indicó.

El P. Babolin alentó a los católicos a denunciar las agresiones contra la fe, así como organizar y participar en eventos de oración, a rezar el Rosario y participar en Misas en los lugares donde se realizaron las ofensas.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:
https://www.aciprensa.com/noticias/el-demonio-incita-ataques-contra-la-virgen-maria-porque-la-odia-asegura-exorcista-55821/

Santa Zita - Sirvienta (1278) - Fiesta Abril 27


Una sencilla sirvienta del hogar. Desde los 12 años hasta su muerte sirvió en casa de los Fatinelli de Lucca (Italia), siendo a veces humillada y criticada por ellos. Mereció, no obstante, su respeto gracias a la sincera devoción y a la entrega a su trabajo. El Señor le favoreció con el don de los milagros y carismas extraordinarios. El culto a la sierva de Dios comenzó poco después de su muerte en 1278. Su tumba en la iglesia de San Fridiano fue objeto de veneración y peregrinación por toda clase de gente.

Canonizada en 1696, su nombre entró en el calendario Romano en 1748. Desde Italia su culto pasó ya desde la edad media a todas partes de Europa, sobre todo dentro de las clases populares. Muy vinculada a las asociaciones de jóvenes del servicio doméstico.

Historia

Santa Zita nació en Lucca (Italia), en 1218, de una familia campesina pobre, pero muy piadosa. De pequeñita, bastaba que la mamá le dijera:
"Ésto agrada a Dios"
Para que la niña lo hiciera. Y bastaba decirle:
"Ésto no agrada a Nuestro Señor"
Para que dejara de hacerlo. A los 12 años, a causa de la pobreza de la familia tuvo que emplearse de sirvienta en una familia rica. El consejo que le dio la mamá al despedirse de ella fue ésto:
"En tus acciones y palabras debes pensar: ¿ésto agradará a Dios?"
Fue un consejo que le ayudó muchísimo a comportarse bien. El jefe de la familia donde Zita fue a trabajar, era de temperamento violento y mandaba con gritos y palabras muy humillantes. Todos los empleados protestaban por este trato tan áspero, menos Zita que lo aceptaba de buena gana para asemejarse a Cristo Jesús que fue humillado y ultrajado. Las demás empleadas le tenían envidia y la humillaban continuamente con palabras hirientes. Pero jamás Zita respondía a sus ofensas ni guardaba rencor o resentimiento. Los obreros se disgustaban porque ella demostraba aversión a las palabras groseras y a los cuentos inmorales. La tildaban de "besaladrillos" y de "beata". Pero con el correr de los años, todos se fueron dando cuenta de que era una verdadera santa, una gran amiga de Dios.

Era la más consagrada a sus oficios en toda esa inmensa casa y repetía que una piedad que lo lleva a uno a descuidar los deberes y oficios que tiene que cumplir, no es verdadera piedad.

Un hombre quiso irrespetarla en su castidad, y ella le arañó la cara, y lo hizo alejarse. El otro fue con calumnias ante el dueño de la casa y éste la insultó horriblemente. Zita no dijo ni una sola palabra para defenderse. Dejaba a Dios que se encargara de su defensa. Y después se supo toda la verdad y el patrón tuvo que arrepentirse del trato tan injusto que le había dado y creció enormemente su aprecio por aquella humilde sirvienta. El dinero de su sueldo lo gastaba casi todo en ayudar a los pobres. Dormía en una estera en el puro suelo porque su catre y colchón los había regalado a una familia muy necesitada.

Un día en pleno invierno con varios grados bajo cero, la señora de la casa le prestó su manto de lana para que fuera al templo a oír misa. Pero en la puerta del templo encontró a un pobre titiritando de frío y le dejó el manto. Al volver a casa fue terriblemente regañada por haber dado aquella tela, pero poco después apareció en la puerta de la casa un señor misterioso a traer un hermoso manto de lana. Y no quiso decir quién era él. La gente decía:
"Un ángel del Señor vino a visitarnos"
Un día llevaba para los pobres entre los pliegues de su delantal, todo lo que había sobrado del almuerzo, y por el camino se encontró con el furioso jefe de la casa, el cual le preguntó:
"¿Qué lleva ahí?"
Ella abrió el delantal y solamente apareció allí un montón de flores.

En época de gran escasez y hambre, Zita repartió entre los más pobres unos costales de grano que había en la despensa. Cuando llegó el furibundo capataz de la casa a contar cuántos costales de grano quedaban en el granero, la santa se puso a rezar a Dios para que le solucionara aquel problema. El hombre encontró allí todos los costales de grano. No faltaba ni uno solo. Y nadie se pudo explicar cómo ni cuándo fueron repuestos los que la joven había repartido entre los pobres. Cuando le quedaba un día libre, lo empleaba en visitar pobres, enfermos y presos, en ayudar a los condenados a muerte.

Estuvo 48 años de sirvienta, demostrando que en cualquier oficio y profesión que sea del agrado de Dios, se puede llegar a una gran santidad. Murió el 27 de abril de 1278. Fueron tantos los milagros que se obraron por su intercesión que el Papa Inocencio XII la declaró santa. Y su cuerpo se conservaba incorrupto cuando fue sacado del sepulcro, más de 300 años después de su muerte. Todavía son miles y miles los peregrinos que van a visitar el sepulcro y el templo de Santa Zita. Y ella sigue dándonos esta gran lección:

Que en un trabajo humilde se puede ganar una gran gloria para el cielo


Fuente - Texto tomado de EWTN: