jueves, 27 de octubre de 2016

San Simón El Cananeo o el Zelote y San Judas Tadeo - Fiesta Octubre 28

San Simón el Cananeo o el Zelote
Simón significa: "Dios ha oído mi súplica"


San Simón, apodado el Zelote (por pertenecer a esa secta) o el Cananeo (por provenir de Canná), aparece en décimo o en undécimo lugar en las listas de apóstoles (Lc. 6, 15 y Mc. 3, 18, respectivamente). Antes de unirse a Jesús habría pertenecido al grupo de los zelotes, que luchaban contra Roma. Poco sabemos de su vida, pero una tradición señala que predicó el Evangelio en Egipto. Por San Fortunato, obispo de Poitiers (del siglo VI), sabemos que fue sepultado en Persia, donde había sido muerto con su compañero San Judas.


La imagen que lo representa recoge una tradición que cuenta que en su martirio fue cortado con una sierra de leñador por los adoradores del sol en Persia. El atributo de la sierra es el más clásico desde el siglo XV. Su fiesta se celebra el 28 de octubre, junto a San Judas.

San Judas Tadeo
Tadeo significa: "Valiente para proclamar su fe"


San Judas Tadeo, fue primo de Jesús, por ser hijo de Alfeo Cleofás, quien era hermano de San José (el padre de Jesús). San Judas Tadeo fue uno de los doce apóstoles.

El apóstol San Judas Tadeo, "el hermano de Santiago", era probablemente el hermano de Santiago el Menor. Judas, por sobrenombre Tadeo, es aquel apóstol que en la Última Cena preguntó al Señor:

"¿Por qué se manifestaba a los discípulos y no al mundo?" (Juan 14, 22)
Después de la Última Cena, cuando Cristo prometió que se manifestaría a quienes le escuchasen, Judas le preguntó:
"¿Por qué no se manifestaba a todos?"
Cristo le contestó que Él y su Padre visitarían a todos los que le amasen:
"Vendremos a él y haremos en él nuestra morada" (Juan 14, 22-23)
No sabemos nada de la vida de San Judas Tadeo después de la Ascensión del Señor y la venida del Espíritu Santo. Se atribuye a San Judas una de las epístolas canónicas, que tiene muchos rasgos comunes con la segunda epístola de San Pedro. No está dirigida a ninguna persona ni iglesia particular y exhorta a los cristianos a:

"Luchar valientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Porque algunos en el secreto de su corazón son... hombres impíos, que convierten la gracia de Nuestro Señor Dios en ocasión de riña y niegan al único soberano regulador, Nuestro Señor Jesucristo"
Es una severa amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe. Termina su carta con esta bella oración:
"Sea gloria eterna a Nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de conservarnos libres de pecados, y sin mancha en el alma y con gran alegría"

San Judas Tadeo es uno de los santos más populares, a causa de los numerosos favores celestiales que consigue a sus devotos que le rezan con fe. En Alemania, Italia, América y muchos sitios más, tiene numerosos devotos que consiguen por su intercesión admirable ayuda de Dios, especialmente en cuanto a conseguir empleo, casa u otros beneficios.

Santa Brígida cuenta en sus Revelaciones que Nuestro Señor le recomendó que cuando deseara conseguir ciertos favores los pidiera por medio de San Judas Tadeo.

San Judas Tadeo escribió una Carta que está en la S. Biblia, en la cual ataca a los agnósticos y dice que los que tienen fe pero no hacen obras buenas, son como nubes que no tienen agua, árboles sin fruto, y olas con sólo espumas, y que los que se dedican a los pecados de impureza y a hacer actos contrarios a la naturaleza, sufrirán la pena de un fuego eterno.


Según la antigua tradición, a San Simón lo mataron aserrándolo por medio, y a San Judas Tadeo cortándole la cabeza de un hachazo, por eso a San Simón lo pintan con una sierra y a San Judas Tadeo con un hacha en la mano. A San Simón y San Judas Tadeo se les celebra la fiesta en un mismo día porque según una antigua tradición, los dos iban siempre juntos predicando la Palabra de Dios por todas partes. Ambos fueron llamados por Jesús para formar parte del grupo de sus 12 preferidos o apóstoles. Ambos recibieron el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego el día de Pentecostés y presenciaron los milagros de Jesús en Galilea y Judea, y oyeron sus famosos sermones muchas veces; lo vieron ya resucitado y hablaron con él después de su santa muerte y resurrección, y presenciaron su gloriosa Ascensión al cielo.

Muerte de San Simón
y San Judas Tadeo



Estando los apóstoles en Babilonia convirtieron a gran cantidad de gente, entre la que se encontraba el rey y muchos ricos. Dos hombres que hacían magia e idolatría se trasladaron a una población llamada Samir, en la que vivían setenta pontífices de los ídolos, y se dedicaron a predisponer a sus habitantes contra los apóstoles, incitándoles a que, cuando vinieran a predicarles su religión, los mataran si se negaban a ofrecer sacrificios en honor de los dioses.

Tras evangelizar toda la provincia, Simón y Judas se presentaron en Samir y, en cuanto llegaron, los habitantes de esta ciudad se arrojaron sobre ellos, los prendieron y los llevaron a un templo dedicado al sol; mas, tan pronto como los prisioneros penetraron en el recinto, los demonios, por medio de ciertos energúmenos, empezaron a decir a voces:


  • ¿A qué venís aquí, apóstoles del Dios vivo? Sabéis de sobra que entre vosotros y nosotros no hay nada en común. Desde que llegasteis a Samir nos sentimos abrasados por un fuego insoportable
Acto seguido, aparecióse a Judas y a Simón un Ángel del Señor y les dijo:

  • Elegid entre estas dos cosas la que queráis: o que toda esta gente muera ahora mismo repentinamente, o vuestro propio martirio
Los apóstoles respondieron:

  • La elección ya está hecha. Pedimos a Dios misericordioso una doble merced: que conceda a esta ciudad la gracia de su conversión, y a nosotros el honor de morir mártires
A continuación, Simón y Judas rogaron a la multitud que guardara silencio y, cuando todos estuvieron callados, hablaron ellos y dijeron:

  • Para demostraros que estos ídolos no son dioses, y que en su interior hay demonios agazapados, vamos a mandar a los malos espíritus que salgan inmediatamente de las imágenes en que permanecen escondidos, y que cada uno de ellos destruya la estatua que hasta ahora les ha servido de escondite
Seguidamente los apóstoles dieron la orden anunciada, y en aquel mismo momento, de las dos estatuas que había en el templo salieron sendos individuos horrendos, que en presencia de los asistentes destrozaron las imágenes de cuyo interior salieron, y rápidamente escaparon de allí dando voces y alaridos. Mientras la gente, impresionada  por lo que acababa de ver, permanecía muda de asombro, los pontífices paganos, irritados, se arrojaron sobre uno y otro apóstol y los despedazaron. En el preciso instante en que Simón y Judas murieron, el cielo, que hasta entonces había estado sereno y completamente despejado, se cubrió repentinamente de nubarrones; se organizó una terrible tormenta que derrumbó el templo aplastando a los magos.

Cuando el rey tuvo noticia de que Simón y Judas habían sido martirizados, recogió sus cadáveres, los trasladó a la capital del reino y les dio sepultura en una magnífica y suntuosa iglesia que mandó construir en su honor.

Oración a San Judas Tadeo




Apóstol gloriosísimo de Nuestro Señor Jesucristo,
aclamado por los fieles con el dulce título de
ABOGADO DE LOS CASOS DESESPERADOS,
hazme sentir tu poderosa intercesión
aliviando la gravísima necesidad
en que me encuentro.

Por el estrecho parentesco

que te hace primo hermano
de Nuestro Señor Jesucristo,
por las privaciones y fatigas
que por Él sufriste, por el heroíco martirio
que aceptaste gustoso por su amor,
por la promesa que el divino Salvador
hizo a Santa Brígida de consolar
a los fieles que acudiesen
a tu poderosa intercesión,
obténme del Dios de las misericordias
y de su Madre Santísima la gracia
que con ilimitada confianza te pido a Ti,
Padre mío bondadosísimo,
seguro que me la obtendrás
siempre que convenga
a la gloria de Dios y bien de mi alma.
Así sea.

Glorioso Apóstol San Judas Tadeo,
ruega por nosotros (Repetir 3 veces).

En el nombre del Padre,
y del Hijo,
y del Espíritu Santo.
Amén.

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Fuente - Texto tomado de CATOLICO.ORG:

¿Cuál fue el mayor sufrimiento físico de Jesús que no se recuerda?



¿Qué tienen en común el místico medieval, San Bernardo de Claraval y el santo Padre Pío de Pietrelcina?

Bueno, los dos son santos, compartiendo la recompensa eterna que Dios ha preparado para ellos. pero además ambos tenían una devoción sincera a la:


“Llaga del hombro de Jesús”

San Bernardo de Claraval, el místico francés que ayudó a renovar la Orden de los Cistercienses en el siglo XII, de acuerdo con los anales de Claraval, tuvo una conversación con nuestro Señor. El oró, preguntándole a Jesús cuál fue su mayor sufrimiento que no se recuerda; y el Señor le respondió:


“Tenía en mi hombro, mientras soporté Mi Cruz en el Camino de los Dolores, una herida grave que era más dolorosa que las demás, y que no es recordada por los hombres. Honra esta herida con tu devoción, y te daré todo lo que me pidas a través de su virtud y el mérito. Y en lo que se refiere a todos aquellos que veneren esta llaga, les perdonaré todos sus pecados veniales y no recordaré sus pecados mortales.



San Pío de Pietrelcina, capuchino, sacerdote y místico, murió en 1968. El Padre Pío era conocido como confesor y hombre santo que, durante más de 50 años, soportó las Llagas de Cristo (los estigmas) en las manos y los pies.

En un libro publicado en lengua italiana por el convento de San Pio, titulado “Il Papa e Il Frate”, de Stefano Campanella, se publicó que el futuro San Pío, una vez, había tenido una conversación muy interesante con Karol Wojtyla, el futuro Papa San Juan Pablo II.

Según Campanella, el padre Wojtyla le preguntó al Padre Pío cuál de sus heridas era la que le causaba el mayor de los dolores. El padre Wojtyla espera que el Padre Pio dijera que era su herida en el pecho, pero en cambio el Padre Pío contestó:

“Es mi llaga en el hombro, que nadie conoce y nunca se ha curado o tratado”

En 2008, cuarenta años después de la muerte del Padre Pío, Frank Rega escribió:


Hubo un tiempo en que Padra [sic] había confiado al hermano Modestino Fucci, ahora el portero de convento del Padre Pío en San Giovanni Rotondo, Italia, que sus dolores más grandes se produjeron cuando cambió su camiseta. El hermano Modestino, como el padre Wojtyla, pensó que el Padre Pío se refería a los dolores de la herida en el pecho. Luego, el 4 de febrero de 1971, al hermano Modestino se le asignó la tarea de hacer un inventario de todos los elementos en la celda del padre fallecido en el convento, y también de sus pertenencias en los archivos. Ese día se descubrió que una de las camisetas del Padre Pío llevaba un círculo de manchas de sangre en la zona del hombro derecho.

Esa misma noche, el hermano Modestino pidió al Padre Pío en oración que lo ilumine sobre el significado de la camiseta manchada de sangre. Le pidió al Padre que le diera una señal, si realmente llevaba la “Llaga del hombro de Cristo”. Luego se fue a dormir, despertándose a la una de la mañana, con un terrible dolor, insoportable en su hombro, como si hubiera sido cortado con un cuchillo hasta el hueso del hombro. Sintió que moriría de dolor si continuaba, pero duró muy poco tiempo. A continuación, la sala se llenó con el aroma de un perfume celestial de flores (el signo de la presencia espiritual del Padre Pío) y oyó una voz que decía:


“¡Esto es lo que tuve que sufrir!”

San Bernardo de Claraval, después de recibir el mensaje de Cristo en relación con el dolor que experimenta en su hombro, trató de fomentar la devoción a la Llaga del hombro de Cristo, y escribió esta oración:


Oración a la Llaga del hombro de Cristo

Oh amado Jesús, manso Cordero de Dios, a pesar de ser yo una criatura miserable y pecadora, te adoro y venero la llaga causada por el peso de vuestra cruz que abriendo vuestras carnes desnudo los huesos de vuestro hombro sagrado y de la cual vuestra Madre Dolorosa tanto se compadeció. También yo, oh carísimo Jesús, me compadezco de Vos y desde el fondo de mi corazón te glorifico y te agradezco por esta llaga dolorosa de vuestro hombro en la que quisiste cargar vuestra cruz por mi salvación. Ah! por los sufrimientos que padeciste y que aumentaron el enorme peso de vuestra cruz, ruégote con mucha humildad, ten piedad de mí, pobre criatura pecadora, perdonad mis pecados y conducidme al cielo por el camino de la cruz.

Se rezan siete Ave María y se agrega:


Madre santísima imprime en mi corazón las llagas de Jesucristo crucificado…
 (Indulgencia de 300 días).

Oh dulcísimo Jesús, no seas mi juez sino mi salvador… (Indulgencia de 100 días).


Fuente - Texto tomado de REINADELCIELO.ORG: