domingo, 17 de abril de 2016

Vivir y morir en pecado mortal te lleva al infierno


El no advertir al pecador de las consecuencias funestas de su pecado acarrea la condenación propia.

Por: Luis Fernando Pérez Bustamante | Fuente: Infocatolica.com 

Dios es tan bueno y misericordioso con el hombre, que en vez de dejarle muerto en sus pecados, envió a su Hijo para que todo el que cree en Él tenga vida eterna (Jn3,16). Y el Hijo fue tan bueno para con nosotros, que nos advirtió que decir que se cree en Él pero seguir viviendo como si tal cosa, no cuela (Mt 7,24-27 y Luc 6,46). En el culmen de su voluntad salvadora, el Espíritu Santo desciende para morar en nosotros y transformarnos a imagen de Cristo, de manera que por gracia podemos creer y obrar conforme a la voluntad divina (Tit 3,5). Hasta nuestro buen hacer es obra de Dios (Fil 2,13), de manera que toda la gloria le corresponde a Él, aunque ha querido que participemos de ella, de forma que considera verdaderamente méritos nuestros lo que en verdad son dones suyos. Y eso lo hace en virtud de los méritos del Hijo.

Como Dios nos conoce bien, sabe que a pesar de las ayudas que nos envía, seguimos cometiendo pecados. Por ello Cristo, abogado nuestro ante el Padre …:

"Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo".
(1 Jn 2,1)

… Instituyó el sacramento del perdón y dio a su Iglesia autoridad para administrarlo:



"A quienes perdonareis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retuviereis, les serán retenidos".
(Jn 20,23)

Todo ello no cambia el hecho de que:

"El salario del pecado es la muerte…"
(Rom 6,23)

Ni el hecho de que hay pecados mortales:

"Si alguno ve a su hermano cometer un pecado que no le lleva a la muerte, ore y alcanzará vida para los que no pecan de muerte. Hay un pecado de muerte…"

(1 Jn 5,16)

Entre los pecados incompatibles con la salvación, leemos:


¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No os engañéis: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros, ni los ebrios, ni los maldicientes, ni los rapaces poseerán el reino de Dios.

1ª Cor 6,9-10

¿Tiene la Iglesia, y todos los que formamos parte de ella, la obligación y responsabilidad de señalar el pecado al pecador? Sin la menor duda.

Si yo digo al malvado: “¡Vas a morir!” y tú no le amonestares y no le hablares para retraer al malvado de sus perversos caminos para que viva él, el malvado morirá en su iniquidad, pero te demandaré a ti su sangre.
Mas si, habiendo tú amonestado al malvado, no se convierte él de su maldad y de sus perversos caminos, él morirá en su iniquidad, pero tú habrás salvado tu alma. Y si se apartare el justo de su justicia, cometiendo maldad, y pusiere yo una trampa delante de él, él morirá. Por no haberle tú amonestado, morirá en su pecado, y no se recordarán las obras buenas que hubiere hecho, pero yo te demandaré a ti su sangre.
Pero, si tú amonestaste al justo para que no pecara y dejare de pecar, vivirá él, porque fue amonestado, y tú habrás salvado tu alma.

(Eze 3,18-21)

Si se fijan ustedes, el no advertir al pecador de las consecuencias funestas de su pecado acarrea la condenación propia.

Una de las labores principales del Espíritu Santo, tay como indicó Cristo, es convencer al mundo de pecado y de juicio:



"Cuando Él venga, argüirá al mundo de pecado, de justicia y de juicio".

(Jn 16,8)

Por tanto, no puede caber en cabeza y corazón cristiano la idea de que hay que restar importancia a la situación de quienes viven en pecado mortal. Tanto más si ya han sido iluminados por el evangelio. 

Toda acción pastoral debe ir encaminada a que el pecador acoja la gracia de la conversión para dejar de vivir en pecado. El pecador debe sentirse acogido por la Iglesia y a la vez interpelado con urgencia a vivir en “santidad, sin la cual nadie verá a Dios” (Heb 12,14).

No hay mayor misericordia que ser instrumento de la salvación de otros.:

"Hermanos míos, si alguno de vosotros se extravía de la verdad y otro logra reducirle, sepa que quien convierte a un pecador de su errado camino salvará su alma de la muerte y cubrirá la muchedumbre de sus pecados".

(Stg 5,19-10)

Es ya hora de que todos, pero especialmente los pastores, seamos apóstoles de la gracia. Una gracia que perdona, transforma, libera del pecado, edifica a Cristo en el alma de los hijos de Dios, aleja de las tinieblas y conduce a la luz de la plena comunión con el Dios trino.

Y si así no se hace, por error o negligencia, el Señor mismo intervendrá de forma clara, visible y contundente:



"Heme aquí contra los pastores para requerir de su mano mis ovejas. No les dejaré ya rebaño que apacienten, no serán más pastores que a sí mismos se apacienten. Les arrancaré de su boca mis ovejas, no serán ya más pasto suyo".
Ezeq 34,10

Que así sea y se cumpla:


"Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén".
Amén.
Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:
http://es.catholic.net/op/articulos/61775/el-no-advertir-al-pecador-de-las-consecuencias-de-su-pecado-acarrea-la-condenacion-propia

Oración frente a los Desastres Naturales


Jesucristo es Rey de la Gloria.
Señor de cielos y tierra.
Dios se hizo hombre.
El Verbo se hizo carne.
Cristo nació de la Virgen pura.
Cristo padeció.
Cristo fue crucificado.
Cristo murió.
Cristo resucitó de entre los muertos.
Cristo ascendió a los cielos.
Cristo vence.
Cristo reina.
Cristo nos salva.
Cristo ordena.
Protégenos Señor
de todas las tempestades
(huracanes, tornados, terremotos).
Jesucristo Salvador del mundo
y María Santísima están con nosotros.
Señor Jesucristo pon en fuga
a los espíritus malignos.
Ha vencido Jesús,
el León de la tribu de Judá,
la Raiz de David,
el Cordero de Dios...
Santo Dios.
Santo Fuerte.
Santo Inmortal.
Ten Misericordia de nosotros.
Amén.

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

Día del Sacerdote Buen Pastor - Abril 17 de 2016


Buen Pastor
Vinculación con Cristo

En aquel tiempo dijo Jesús:

"Mis ovejas escuchan mi Voz;
Yo las conozco y ellas me siguen.
Yo les doy Vida Eterna
y no perecerán jamás,
y nadie las arrebatará de mi mano.
El Padre, que me las ha dado,
es más grande que todos,
y nadie puede arrebatar  nada
de la mano del Padre.
Yo y el Padre somos Uno"

Reflexión

En este tiempo pascual, la Iglesia quiere llamar nuestra atención sobre el Señor resucitado. Él es el modelo del hombre que debe nacer en nosotros; el hombre pascual, el hombre nuevo, el hombre redimido y renovado por Cristo.

Este hombre pascual es, ante todo, un hombre de fe. Ahora, ¿qué es la Fe? La Fe no es aceptar una doctrina religiosa, sino es traducirla en la vida. La Fe es una realidad vital, un proceso de vida. No es creer en ciertos artículos de fe, sino que es creer en una persona, es creer en Jesucristo (es identificarse con Él, orientar toda su vida hacia Él).

El Evangelio de hoy nos muestra a Jesucristo como Buen Pastor. Es una imagen muy conocida desde el cristianismo primitivo. Ya la encontramos en las Catacumbas. Pero también hoy en día todos conocemos estas imágenes del Buen Pastor en medio de su rebaño o con la oveja sobre sus hombros. Parece que a los cristianos de todos los tiempos esta persona del Buen Pastor los impresionó mucho.

¿Qué nos dice a nosotros
esta imagen de Jesucristo?




Por una parte, nos muestra la actitud del Buen Pastor frente a nosotros: Nos llama, nos busca, nos dirige, nos orienta, nos protege y defiende. En el fondo es la manifestación de que yo nunca estoy solo en mi camino de vida.

Desde mi Bautismo, cuando comenzó su amistad conmigo, Jesús siempre está a mi lado, nunca me abandona. Él es mi compañero, invisible pero fiel, en todas las situaciones de mi camino: En horas felices, Él aumenta mi alegría. En horas tristes, Él comparte la cruz conmigo.



Pero, por otra parte, esta imagen del Buen Pastor nos muestra también la actitud de las ovejas, es decir, nuestra actitud frente a Él. Las ovejas lo conocen, lo escuchan, le siguen, le confían. Es la manifestación de que una vida de íntima unión con Cristo depende también de mí.

Él está presente en mi vida, me ofrece su amistad y compañía. Pero yo tengo que aceptarlas, tengo que abrirle mi corazón, tengo que acercarme a Él. Y no sólo durante una hora por semana (en la misa dominical), debo identificarme con Él, sino toda mi vida debe orientarse hacia Él: mi trabajo y mi descanso, mi vida personal y familia, mi compromiso social, político y cristiano. Resulta una convivencia y un diálogo profundo, vital y permanente con el Señor.

"Las ovejas me conocen
y escuchan mi voz"



Pero la pregunta es: ¿conocemos nosotros realmente a Cristo? ¿Le dedicamos suficiente tiempo para conocerlo más? ¿Nos interesamos verdaderamente por Él? ¿Tratamos de dialogar con Él, de encontrarnos con Él?

Existen muchos caminos, muchos lugares de encuentro con Cristo, si lo buscamos sinceramente:

  • Un primer camino son los sacramentos, por ej. la Eucaristía. Jesús mismo nos invita a comer su propio Cuerpo y entrar así en la más profunda comunión con Él. ¿Lo entendemos así?  ¿Sentimos su presencia real en medio de nosotros?
  • Otro lugar de encuentro es la Biblia, el Evangelio. En él, Jesucristo nos habla constantemente. Y nosotros, ¿tenemos una Biblia? Y si la poseemos, ¿la leemos regularmente, para escuchar la palabra del Señor?
  • La oración personal es otro camino de encuentro con Cristo. ¡Cuántas horas pasamos charlando, conversando con los amigos!  ¡Pero, qué poco tiempo hablamos con Jesús, nuestro mejor amigo!
  • Talvés cada uno podría pedirle hoy a Jesús que nos regale vocaciones sacerdotales y de vida consagrada que tanto necesita nuestra Iglesia.
  • La tierra de encuentro más fecunda con Cristo es la Santísima Virgen María. Porque, ¿quién nos llevará a Jesús mejor que Su Madre? Ya el Papa San Pío X dijo: "María es el camino más fácil, más corto y más seguro hacia Jesucristo". Y los grandes santos de todos los siglos afirman y prueban con su vida la verdad e importancia de este camino clásico: por María a Jesús. Entonces, cuando buscamos una relación personal, vital con Cristo, debemos acercarnos a María.

Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt



Oración por la 
Santificación de los Sacerdotes
Por Santa Teresita del Niño Jesús 


Oh Jesús que has instituido el sacerdocio
para continuar en la tierra
la obra divina de salvar a las almas
protege a tus sacerdotes
(especialmente a: ..............)
en el refugio de tu SAGRADO CORAZÓN.

Guarda sin mancha sus MANOS CONSAGRADAS,
que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO,
y conserva puros sus labios teñidos
con tu PRECIOSA SANGRE.

Haz que se preserven puros sus Corazones,
marcados con el sello sublime del SACERDOCIO,
y no permitas que el espíritu
del mundo los contamine.

Aumenta el número de tus apóstoles,
y que tu Santo Amor
los proteja de todo peligro.
Bendice Sus trabajos y fatigas,
y que como fruto de Su apostolado
obtenga la salvación de muchas almas
que sean su consuelo aquí en la tierra
y su corona eterna en el Cielo.
Amén.

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET: