viernes, 25 de marzo de 2016

Vigilia Pascual - Sábado Santo - Marzo 26 de 2016




La Vigilia Pascual comienza la Noche Santa, que según una antiquísima tradición, es una noche de vela en honor del Señor, sólo en la noche del Sábado Santo. La celebración de esta Vigilia se desarrolla de la siguiente manera:

Después de un breve lucernario o liturgia de la luz, la Santa Iglesia, llena de fe en la Palabra y promesas del Señor, contempla las maravillas de Dios, las que realizó desde el principio en favor de su pueblo, desde la creación del mundo hasta la resurrección de Cristo. Toda la celebración de la Vigilia Pascual debe hacerse durante la noche, sin comenzar antes del inicio de la noche ni terminar después del alba del domingo. Los fieles que participan en la Misa de Vigilia pueden comulgar de nuevo en otra misa del Día de Pascua.

La celebración de la Vigilia Pascual tiene cuatro partes:
  1. Lucernario o Solemne Comienzo de la Vigilia. Bendición del Fuego Nuevo y preparación del Cirio Pascual, Pregón Pascual.
  2. Liturgia de la Palabra. Se proponen siete lecturas del Antiguo Testamento y dos del Nuevo Testamento.
  3. Liturgia Bautismal. Bendición de la Fuente Bautismal, Agua Bautismal y/o Bendición del Agua Común. Bautismo de los Catecúmenos y/o renovación de las promesas bautismales de los fieles.
  4. Liturgia Eucarística.
Fuente - Texto tomado de EWTN:
http://www.ewtn.com/spanish/Tiempos%20Lit%C3%BArgicos/Cuaresma/semana_santa/vigilia_pascual.htm

Semana Santa: Sábado Santo - Marzo 26 de 2016

Hoy es un día de silencio en la Iglesia:

Durante el día del Sábado Santo, como una viuda, la Iglesia llora la muerte de su Esposo


Cristo yace en el sepulcro y la Iglesia medita, admirada, lo que ha hecho por nosotros este Señor nuestro. Guarda silencio para aprender del Maestro, al contemplar su cuerpo destrozado.

Cada uno de nosotros puede y debe unirse al silencio de la Iglesia. Y al considerar que somos responsables de esa muerte, nos esforzaremos para que guarden silencio nuestras pasiones, nuestras rebeldías, todo lo que nos aparte de Dios. Pero sin estar meramente pasivos: es una gracia que Dios nos concede cuando se la pedimos delante del Cuerpo muerto de Su Hijo, cuando nos empeñamos por quitar de nuestra vida todo lo que nos aleje de Él.


El Sábado Santo no es una jornada triste. El Señor ha vencido al demonio y al pecado, y dentro de pocas horas vencerá también a la muerte con su gloriosa Resurrección. Nos ha reconciliado con el Padre celestial: ¡Ya somos hijos de Dios! Es necesario que hagamos propósitos de agradecimiento, que tengamos la seguridad de que superaremos todos los obstáculos, sean del tipo que sean, si nos mantenemos bien unidos a Jesús por la oración y los sacramentos.

El mundo tiene hambre de Dios, aunque muchas veces no lo sabe. La gente está deseando que se le hable de esta realidad gozosa (el encuentro con el Señor), y para eso estamos los cristianos. Tengamos la valentía de aquellos dos hombres (Nicodemo y José de Arimatea), que durante la vida de Jesucristo mostraban respetos humanos, pero que en el momento definitivo se atreven a pedir a Pilatos el cuerpo muerto de Jesús, para darle sepultura. O la de aquellas mujeres santas que, cuando Cristo es ya un cadáver, compran aromas y acuden a embalsamarle, sin tener miedo de los soldados que custodian el sepulcro.

A la hora de la desbandada general, cuando todo el mundo se ha sentido con derecho a insultar, reírse y mofarse de Jesús, ellos van a decir:

"Dadnos ese Cuerpo, que nos pertenece"

¡Con qué cuidado lo bajarían de la Cruz e irían mirando sus Llagas!




Se comprende que pusiesen el cuerpo muerto del Hijo en brazos de la Madre, antes de darle sepultura. María era la única criatura capaz de decirle que entiende perfectamente Su Amor por los hombres, pues no ha sido Ella causa de esos dolores. La Virgen Purísima habla por nosotros; pero habla para hacernos reaccionar, para que experimentemos su dolor, hecho una sola cosa con el dolor de Cristo. 

La devoción de los dolores de María es fuente de Gracias porque llega a lo profundo del corazón de Cristo. La Iglesia nos exhorta a entregarnos sin reserva al amor de María y llevar con paciencia nuestra cruz acompañados de la Madre Dolorosa.

Los siete dolores y su meditación:




La profecía de Simeón: Por esta profecía se le revela a María que la misión salvadora de Jesús no será bien recibida por muchos, y que su vida terminará con una dolorosa Pasión y Muerte, durante la cual, una espada de dolor le atravesará a ella el alma. 










La huida de Egipto: El rey Herodes está furioso por el nacimiento de Jesús y se propone matarlo. El dolor de la Virgen María es el dolor de la Madre que ve amenazada la vida de su recién nacido, que es el Hijo de Dios, El Mesías.








El niño Jesús perdido en el Templo: Fue el dolor más sensible, porque en todos los otros tuvo consigo a su querido Hijo; mas éste lo sufrió apartada de Él.





Encuentro de Jesús y María camino al Calvario: Jesús va cargando la pesada Cruz, su rostro está bañado de sangre, sus facciones desfiguradas por la multitud de golpes y por el dolor. María va siguiendo sus pasos para ser crucificada junto a Él.












La crucifixión: Su Inmaculado Corazón no miraba la pena propia, miraba la Pasión y Muerte del Hijo tan Amado. Todas las penas de la crucifixión las sufrieron los dos. Se ofrecían dos holocaustos: el cuerpo de Jesús y el corazón de María.









El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz: Al tenerlo en sus brazos, María ve de cerca la gravedad y profundidad de todas las llagas y heridas de su Hijo, reavivando el dolor.







A pesar que sabe que su Hijo va a resucitar, siente un grandísimo dolor al separarse físicamente de Él. Nuestro Señor Jesucristo dijo a María Valtorta: "Pensad en mi Madre que, desde el momento que me concibió, ha sufrido pensando que era condenado, esta Madre que, cuando me ha dado el primer beso en mi cuerpo de recién nacido, ha presentido las futuras llagas de su Criatura, esta Madre que habría dado diez, cien, miles de veces su vida, con tal de impedir que, en mi vida adulta, llegara el momento de la Inmolación, esta Madre que sabía y que debía desear que se cumpliera ese tremendo acontecimiento, para aceptar la voluntad del Señor, para la gloria del Señor, por bondad hacia la humanidad".

    Sábado Santo

    Tratemos de imitar a María
    en su fe, en su esperanza y en su amor,
    que la sostienen en medio de la prueba




    María es la primera partícipe de todo el sacrificio. Un dolor que a Ella le viene al ver a su Hijo en todo lo que había padecido; un dolor que le viene al ver la ingratitud de los discípulos que habían abandonado a su Hijo; el dolor que tuvo que tener María al considerar la inocencia de su Hijo; y sobre todo, el dolor que tendría que provenirle a la Santísima Virgen de su amor tan tierno por su Hijo, herido por las humillaciones de los hombres.

    María, el Sábado Santo en la noche y domingo en la madrugada, es una mujer que acaba de perder a su Hijo. Todas las fibras de su ser están sacudidas por lo que ha visto en los días culminantes de la Pasión. Cómo impedirle a María el sufrimiento y el llanto, si había pasado por una dramática experiencia llena de dignidad y de decoro, pero con el corazón quebrantado.

    María es Madre, y en Ella está presente la fuerza de la carne y de la sangre, y el efecto noble y humano de una madre por su hijo. Este dolor, junto con el hecho de que María haya vivido todo lo que había vivido en la Pasión de su Hijo, muestra su compromiso de participación total en el sacrificio redentor de Cristo. María ha querido participar hasta el final en los sufrimientos de Jesús; no rechazó la espada que había anunciado Simeón, y aceptó con Cristo el designio misterioso de su Padre. Ella es la primera partícipe de todo sacrificio. María queda como modelo perfecto de todos aquellos que aceptaron asociarse sin reserva a la oblación redentora.

    ¿Qué pasaría por la mente de Nuestra Señora este sábado en la noche? Todos los recuerdos se agolpan en la mente de María: Nazaret, Belén, Egipto, Nazaret de nuevo, Canaán, Jerusalén. Quizá en su corazón revive la muerte de José y la soledad del Hijo con la Madre después de la muerte de su esposo... el día en que Cristo se marchó a la vida pública... la soledad durante los tres últimos años. Una soledad que, ahora, Sábado Santo, se hace más negra y pesada. Son todas las cosas que Ella ha conservado en su corazón. Y si conservaba en el corazón a su Hijo en el templo diciéndole:



    "¿Acaso no debo estar en las cosas de mi Padre?"
    Que habría en su corazón al contemplar a su Hijo diciendo:
    "¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, todo está consumado!"


    Jesús está sepultado
    Es un día de reflexión y silencio


    Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y su muerte, su descenso a los infiernos y esperando en oración y ayuno su resurrección (Circ 73).

    Es el día del silencio; la comunidad cristiana vela junto al sepulcro. Callan las campanas y los instrumentos. Es día para profundizar. Para contemplar. Es el día de la ausencia. El Esposo nos ha sido arrebatado. Día de dolor, de reposo, de esperanza, de soledad.

    Este estado de Cristo muerto, es el misterio del sepulcro y del descenso a los infiernos. Es el misterio del Sábado Santo en el que Cristo depositado en la tumba, manifiesta el gran reposo sabático de Dios, después de realizar la salvación de los hombres, que establece en la paz al universo entero.
    Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:

    Novena a la Divina Misericordia - Día Segundo - Marzo 26 de 2016


    Por las almas de los
    sacerdotes y religiosos
    (Diario, N° 1212)



    Jesús misericordioso, de quien procede todo bien, aumenta tu gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que nos vean, glorifiquen al Padre de misericordia que está en el cielo.

    Padre Eterno, mira con misericordia al grupo elegido de tu viña, a las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de tu bendición. Por el amor del Corazón de tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación, y a una sola voz canten alabanzas a tu misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén.

    Invocación para todos
    los días de la Novena

    Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como manantial de misericordia para nosotros, en ti confío.
    Coronilla de la Divina MisericordiaVideo tomado de Youtube: http://youtu.be/4vTMS0uvDWc

    Texto tomado del Libro: Novena del Señor de la Divina Misericordia - Caballeros de la Virgen

    Triduo Pascual e Indulgencia Plenaria



    Durante la Semana Santa podemos ganar para nosotros o para los difuntos el don de la Indulgencia Plenaria, si realizamos algunas de las siguientes obras establecidas por la Santa Sede.

    Obras que gozan del don
    de la Indulgencia Plenaria
    en Semana Santa


    Jueves Santo


    1. Si durante la solemne reserva del Santísimo Sacramento, que sigue a la Misa de la Cena del Señor, recitamos o cantamos el himno eucarístico del "Tantum Ergo" ("Adorad Postrados").
    2. Si visitamos por espacio de media hora el Santísimo Sacramento reservado en el Monumento para adorarlo.
    Viernes Santo


    1. Si el Viernes Santo asistimos piadosamente a la Adoración de la Cruz en la solemne celebración de la Pasión del Señor.
    Sábado Santo


    1. Si rezamos juntos el rezo del Santo Rosario.
    Vigilia Pascual


    1. Si asistimos a la celebración de la Vigilia Pascual (Sábado Santo por la noche), y en ella renovamos las promesas de nuestro Santo Bautismo.
    Condiciones



    Para ganar la Indulgencia Plenaria además de haber realizado la obra enriquecida, se requiere el cumplimiento de las siguientes condiciones:
    • Exclusión de todo afecto hacia cualquier pecado, incluso venial.
    • Confesión Sacramental, Comunión Eucarística y Oración por las Intenciones del Sumo Pontífice. Estas tres condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de la ejecución de la obra enriquecida con la Indulgencia Plenaria; pero conviene que la comunión y la oración por las intenciones del Sumo Pontífice se realicen el mismo día en que se cumple la obra.
    • Es oportuno señalar que con una sola confesión sacramental pueden ganarse varias indulgencias. Conviene, no obstante, que se reciba frecuentemente la gracia del sacramento de la Penitencia, para ahondar en la conversión y en la pureza de corazón.
    • En cambio, con una sola comunión eucarística y una sola oración por las intenciones del Santo Padre sólo se gana una Indulgencia Plenaria.
    • La condición de orar por las intenciones del Sumo Pontífice se cumple si se reza a su intención un solo Padrenuestro y Avemaría; pero se concede a cada fiel cristiano la facultad de rezar cualquier otra fórmula, según su piedad y devoción.
    Fuente:  Texto tomado de ACIPRENSA
    http://www.aciprensa.com/Semanasanta/indulgencia.htm

    Novena a la Divina Misericordia - Día Primero - Marzo 25 de 2016


    Por todo el género humano,

    especialmente por los pecadores
    (Diario, N° 1210)


    Jesús misericordioso, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu bondad infinita.

    Acógenos en la morada de tu compasivísimo Corazón y nunca los dejes escapar de él. Te lo suplicamos por tu amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

    Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús y por su dolorosa pasión, muéstranos tu misericordia para que alabemos la omnipotencia de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.


    Invocación para todos
    los días de la Novena

    Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como manantial de misericordia para nosotros, en ti confío.

    Coronilla de la Divina MisericordiaVideo tomado de Youtube: http://youtu.be/4vTMS0uvDWc

    Texto tomado del Libro: Novena del Señor de la Divina Misericordia - Caballeros de la Virgen

    Novena a la Divina Misericordia - Inicia Viernes Santo - Marzo 25 de 2016






    La novena consiste en rezar la Coronilla de la Divina Misericordia, sin embargo es recomendable también rezar la Novena particular que Jesús le dio a Sor Faustina y debe comenzarse el día de Viernes Santo. También se puede rezar en cualquier época del año.
    Coronilla de la Divina Misericordia


    He aquí las palabras que dirigió el Señor a Sor Faustina:

    "Deseo que durante esos nueve días lleves a las almas a la fuente de mi misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a mi Corazón a un grupo diferente de almas y las sumergirás en este mar de mi misericordia. Y a todas estas almas Yo las introduciré en la casa de mi Padre (...)  Cada día pedirás a mi Padre las gracias para estas almas por mi amarga Pasión". (Diario, N° 1209).

    Fuente:
    Libro "Novena del Señor de la Divina Misericordia" - Caballeros de la Virgen

    Video tomado de Youtube: http://youtu.be/4vTMS0uvDWc

    Jesús canonizó al primer santo de la historia: San Dimas



    El Buen Ladrón fue el primer santo de la Historia y un caso único "Canonizado" por el mismo Jesús.

    Es uno de los diálogos más breves de los Evangelios, pero de los de mayores consecuencias:
    "Acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino"
    "En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso"

    La conversión del Buen Ladrón, tradicionalmente conocido como San Dimas, le convirtió en el primer santo de la historia de la Iglesia. Crucificado a la derecha de Jesucristo, le reconoció como Hijo de Dios y obtuvo de Él una promesa que no hizo a nadie más, la de abrirle las puertas del Cielo antes incluso que a los grandes patriarcas y profetas del Antiguo Testamento, a quienes Jesús acudió a buscar al limbo de los justos tras obrar la Redención.

    Eso hace del Buen Ladrón una figura irrepetible, especial y primordial en el conjunto de los santos, y sin embargo hay muy pocos datos sobre él. 

    La editorial Voz de Papel acaba de publicar el primer libro realmente documentado sobre este fascinante y fugaz personaje de los Evangelios: El Buen Ladrón, Misterio de Misericordia, del sacerdote canadiense André Daigneault, que contiene la mayor documentación jamás reunida sobre lo que han escrito sobre él Padres de la Iglesia, Papas, teólogos y santos menos “irrepetibles” que él. 

    La edición española, ampliada sobre la original con un amplio elenco de fuentes, ha estado a cargo del sacerdote Álvaro Cárdenas, sobre traducción de Cordélia de Castellane.

    El primer canonizado... y por Jesús



    La devoción al Buen Ladrón se extendió muy pronto y muy deprisa, sobre todo en la Iglesia de Oriente, pero también en la de Occidente. Los Padres de la Iglesia acudían con frecuencia a su historia para ejemplificar la gratuidad de la salvación y como modelo de aplicación de la misericordia de Dios para levantar al caído y elevarle a lo más granado de la santidad (la justificación completa tras el arrepentimiento).

    San Dimas llegó a la Cruz como un delincuente merecedor del más horrible castigo de la época, y al principio también insultó a Jesús. Pero en cuanto conoció la Divinidad de Cristo, el Amor de un instante le sirvió para ser rescatado y fue el primer "canonizado" directamente por Jesús.

    Durante siglos, los Padres de la Iglesia, la liturgia y el pueblo celebraron a San Dimas, y el padre Daigneault recoge todos los testimonios y textos de Padres de la Iglesia que glosan dicha conversión instantánea y su origen en el amor de Dios: San Hilario de Potiers, San Ambrosio, San Gregorio de Nisa, San Jerónimo, San Agustín y, sobre todo, San Juan Crisóstomo.

    El santo preferido de
    Santa Teresita del Niño Jesús

    Así mismo, decenas de oraciones pueblan desde los primeros siglos del cristianismo los textos litúrgicos, así como las devociones de los fieles. Sin embargo, así como en la Iglesia de Oriente el culto a San Dimas se mantuvo y se mantiene muy vivo, en la Iglesia de Occidente sufrió un cierto eclipse, aunque santos de todos los tiempos (también modernos, de Santa Teresita del Niño Jesús a San Josemaría Escrivá de Balaguer) se han referido a él y le rezaban. 

    En particular la joven monja de Lissieux, y uno de los apartados más interesantes El Buen Ladrón es la historia y motivos de la vinculación entre la espiritualidad de Santa Teresita con la figura del Buen Ladrón, a la que se sentía muy apegada y a quien quería parecerse: "Quiero comparecer ante Dios como el Buen Ladrón", decía. El padre Daigneault, autor del libro, es un cultivador de la espiritualidad de esta santa francesa, sobre todo en una de sus principales labores pastorales, como es la predicación de retiros.



    La devoción al Buen Ladrón renace como imagen viva de la Misericordia de Dios y de esas “periferias existenciales” de las que habla el Papa Francisco:
    "El criminal rescatado en el último minuto por el Amor"

    Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:
    http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=34839

    Semana Santa: Viernes Santo - Marzo 25 de 2016





    En este día recordamos cuando Jesús muere en la cruz, para salvarnos del pecado y darnos la vida eterna. El sacerdote lee la Pasión de Cristo en la liturgia de la Adoración a la Cruz. Ese día no se celebra la Santa Misa.

    En las iglesias, las imágenes se cubren con una tela morada al igual que el crucifijo y el sagrario está abierto en señal de que Jesús no está.

    El color morado en la liturgia de la Iglesia significa luto. Se viste de negro la imagen de la Virgen, en señal de luto por la muerte de Su Hijo.

    ¿Cómo podemos vivir este día?


    Este día manda la Iglesia:
    • Guardar el ayuno y la abstinencia.
    • Se acostumbra rezar el Viacrucis.
    • Meditar en las Siete Palabras de Jesús en la cruz.
    • Se participa en la Liturgia de Adoración a la Cruz con mucho amor, respeto y devoción.
    • Se trata de acompañar a Jesús en Su Sufrimiento.
    • A las tres de la tarde, recordamos la crucifixión de Jesús rezando el Credo.
    ¿Cómo se reza un Viacrucis?


    Esta costumbre viene desde finales del siglo V, cuando los cristianos en Jerusalén, se reunían por la mañana del Viernes Santo a venerar la cruz de Jesús. Volvían a reunirse al empezar la tarde para escuchar la lectura de la Pasión.

    El Viacrucis es una manera de recordar la Pasión de Jesús y de revivir con Él y acompañarlo en los sufrimientos que tuvo en el camino al Calvario.

    Se divide en 14 estaciones que narran, paso a paso, la Pasión de Cristo desde que es condenado a muerte hasta que es colocado en el sepulcro.

    El Viacrucis se reza caminando en procesión, como simbolismo del camino que tuvo que recorrer Jesús hasta el Monte Calvario. Hasta adelante, alguno de los participantes lleva una cruz grande y es el que preside la procesión. Se hacen paradas a lo largo del camino para reflexionar en cada una de las estaciones, mediante alguna lectura específica. Si se desea, después de escuchar con atención la estación que se medita y al final de cada una, se puede rezar un Padrenuestro, mientras se camina hasta la siguiente estación. El que lleva la cruz, se la puede pasar a otra persona.

    Las Siete Palabras

    Primera Palabra:

    "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen..."
    (Lc 23,34)



    Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí,  y a los dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Dividiendo sus vestidos, echaron suerte sobre ellos. El pueblo estaba allí mirando, y los príncipes mismos se burlaban, diciendo: "A otros salvó; sálvese a sí mismo si es el Mesías de Dios, el Elegido". Y le escarnecieron también los soldados, que se acercaban a Él ofreciéndole vinagre y diciendo: "Si eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo". Había también una inscripción sobre Él: "Éste es el rey de los judíos" (Lc 23, 33-38).

    Reflexión

    Jesús, al pasar por tantas ignominias -acusado, juzgado, azotado, burlado, escupido, golpeado, condenado a muerte, hecho desnudarse ante una muchedumbre, clavado- lo único que dice es: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". ¡Paradoja de las paradojas! Jesús excusa a sus malhechores. No les desea ningún mal, antes da su vida por salvar a la humanidad. ¿Hacemos nosotros lo mismo?

    Señor, ayúdanos a entender que a pesar de lo que nos puedan hacer otras personas, lo que Tú pasaste fue mucho más y no les guardaste rencor, antes bien pediste por ellos. Danos la fortaleza en los momentos de dificultad con otros y la virtud necesaria para darnos cuenta de la magnitud de nuestras faltas, que podamos levantar nuestras almas a Ti y repetir: ¡Perdónalos y perdóname!

    Segunda Palabra:

    "En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso"
    (Lc 23,43)



    Uno de los malhechores crucificados le insultaba, diciendo: "¿No eres Tú el Mesías? Sálvate, pues, a ti mismo y a nosotros". Pero el otro, tomando la palabra, le reprendía, diciendo: "¿Ni tú temes a Dios? En nosotros se cumple la justicia, pues recibimos el digno castigo de nuestras obras; pero Éste nada malo ha hecho". Y decía: "Jesús, acuérdate de mi cuando llegues a tu reino". Él le dijo: "En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc 23, 39-43).

    Reflexión

    Dimas -el buen ladrón- fue el primero en reclamar públicamente que Jesús es inocente y que es Rey. Nos enseña cómo debemos cargar con nuestra cruz si hemos hecho algo para merecerlo. Siempre va a ver una cruz en nuestra vida, pero hay diferentes maneras de sobrellevarla. Una, como Jesús, Aquel que es inocente y la soporta por amor en silencio, reconociendo en ésto la voluntad de Dios. Otra, como el mal ladrón, que no sólo se mofaba de Jesús, sino que también tuvo la osadía de pedirle que le quitara la cruz, sabiendo que por sus acciones merecía lo que le pasaba. O como el buen ladrón, que reconoce que merece la cruz por sus acciones, pero en el fondo es humilde y pide misericordia. Le robó el corazón a Jesús con su arrepentimiento, y obtuvo el tesoro de los tesoros, entrar en el paraíso. Tres maneras de llevar la cruz, eres libre de escoger tu forma de sobrellevarla, ¿cuál escoges tú?

    Señor, ¡misericordia! Cuántas veces me he quejado de mi cruz, sabiendo que es consecuencia de un pecado mío anterior. Cuántas veces he huido de la cruz que Tú me ofreces como remedio y salvación de mi alma y la de muchas personas más. Sólo pienso en el dolor que paso y egoístamente quiero que me la quites, y te pido osadamente explicaciones de "por qué". Señor, enséñame a orar como el buen ladrón, que si no puedo llevar mi cruz como Tú, porque no soy inocente en el mal rato que paso, que pueda por lo menos reconocer mis errores. Y con una santa osadía tornar mi mirada hacia Ti y pedirte que sólo te acuerdes de mi, no que me quites la cruz, sino que sólo te acuerdes de mi,  porque pensar en lo bueno que eres ya para mí es alivio entre mis pesares. 

    Tercera Palabra:

    "... Mujer, he ahí a tu hijo..."
    (Jn 19, 26-27)



    Estaban junto a la cruz de Jesús su Madre y la hermana de su Madre, María de Cleofás y María Magdalena. Jesús, viendo a su Madre y al discípulo que amaba, que estaba allí, dijo a la Madre: "Mujer, he ahí a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "He ahí a tu Madre". Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. (Jn 19, 25-27).

    Reflexión

    ¡Qué curioso! Jesús, unos días antes tenía muchos "amigos", ¿dónde estaban ahora? En la cruz, los amigos de Jesús eran contados, un apóstol, dos mujeres y su Madre. A la hora de la verdad, son pocos los que quieren acompañar a Jesús a la cruz, somos demasiado cómodos. Para Jesús fue un consuelo ver a Juan y a su Madre padeciendo con Él, consuelo y angustia a la vez. Antes de morir Jesús quería asegurar que su Madre no estuviera desamparada y se la entregó al discípulo amado. A su vez, nos la entregó como Madre de la Iglesia. Es tu Madre y la mía. ¿La has recibido en tu casa?

    ¡Qué gran dicha tener a María Santísima como Madre! Señor, gracias por entregarme tal Madre. No permitas que por mis negligencias me aparte de Ella, pues donde está Ella estás Tú. María, mujer co-redentora, el primer Sagrario en llevar a Dios hecho carne. Madre, que siempre llevas a tus hijos al Hijo Unigénito de Dios, ¿si Tú hubieras dicho que "no" en la Anunciación ¡dónde estaríamos, no habría redención, dónde estaríamos sin Ti!? Gracias por estar ahí y decir siempre SÍ a la voluntad de Dios.

    Cuarta Palabra:

    "Dios mío, Dios mío,
    ¿por qué me has desamparado?" (Mt 27,46)



    Desde la hora sexta se extendieron las tinieblas sobre la tierra hasta la hora de nona. Hacia la hora de nona exclamó Jesús con voz fuerte, diciendo: "¡Eloí, Eloí, lamma sabachtani!" Que quiere decir: "Dios mío, Dios mío ¿por qué me has desamparado?" Algunos de los que allí estaban, oyéndolo, decían: "A Elías llama Éste" (Mt 27, 45-47)

    Reflexión

    Jesús gritó con voz fuerte, utilizando la poca respiración que necesitaba para expresar la terrible angustia que sentía. Se pasó "haciendo el bien" y sus seguidores lo abandonaron. Sintió en su propia carne el dolor de nuestros pecados, los tuyos y los míos, fue el precio por nuestra redención.

    "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? A pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza. En Ti confiaban nuestros padres, confiaban, y los ponías a salvo; a Ti gritaban, y no los defraudaste. Pero Yo soy un gusano, no un hombre; vergüenza de la gente, desprecio del pueblo; al verme, se burlan de Mí, hacen visajes, menean la cabeza: Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre si tanto le quiere. Estoy como agua derramada; tengo los huesos descoyuntados; mi corazón, como cera, se derrite en mis entrañas. Mi garganta está seca como una teja, la lengua se me pega al paladar; me aprieta contra el polvo de la muerte. Me acorrala una jauría de mastines; me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. Ellos me miran triunfantes, se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero Tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme... Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré." (Sal 22, 2,23)

    Oh, Palabra Encarnada, entraste en el mundo sintiendo el dolor de la paja y el frío de la noche y del mundo, ahora te despides con un dolor mucho más angustiante. Aunque sentías el dolor de los clavos y de la flagelación, el dolor interior te hizo sufrir más. Ese dolor causado por mis pecados de soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, egoísmo y pereza. Señor, ayúdame a no seguir pecando. Verte sufrir debería causar un horror al pecado, dame la fortaleza para seguirte hasta la cruz y acompañarte en los momentos difíciles de mi vida, así buscaré la forma de no pecar más por amor que por temor.


    Quinta Palabra:

    "Tengo sed" (Jn 19,28)



    Después de ésto, sabiendo Jesús que todo estaba ya consumado, para que se cumpliera la Escritura dijo: "Tengo sed". Había allí un botijo lleno de vinagre. Fijaron en una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la llevaron a la boca. (Jn 19, 28-29).


    Reflexión

    El vinagre servía de anestesia, por eso Jesús no quiso tomar de ella al principio de su crucifixión, para así mejor sentir el dolor y sobrellevarlo sólo por amor a la voluntad de su Padre y por la redención nuestra. "Tengo sed", dijo. No sólo una sed física buscando un alivio temporero, sino sed de justicia, sed de que se haga el bien, no el mal. Sed de almas, almas verdaderamente convertidas no sólo de palabra, pero en las obras, en su forma de vivir. Sed de amor, pues como decía San Francisco de Asís: "¡El Amor no es amado!" ¿Qué hacemos por amor a Jesús, ya hemos leído y meditado lo que Él hizo por nosotros, qué vamos a hacer por amor a Jesús?

    Señor, también tengo sed de Ti, pues si Tú no vienes en mi socorro todo intento de hacer obras buenas es inútil. Sólo te pido que me ilumines para que mañana te pueda querer más que hoy y me impulses y me dirijas en hacer tus obras. Si esto ayuda a calmar tu sed, deseo con fervor servirte para darte alivio.

    "Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Vos me lo disteis, a Vos Señor lo torno, disponed de ello a toda vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y vuestra gracia que ésta me basta. Amén" (San Ignacio de Loyola).


    Sexta Palabra:


    "Todo está terminado"
    (Jn 19,30)



    Cuando hubo gustado el vinagre, dijo Jesús: "Todo está acabado..." (Jn 19,30)


    Reflexión

    ¡Triunfó Dios sobre las tinieblas del pecado! Jesús llevó a cabalidad su misión. La humanidad ya está salvada. Adán y Eva al desobedecer a Dios, ofendieron a un Ser Infinito, Jesús y María al obedecer a Dios, repararon esta ofensa y mostraron cómo amar al Ser Infinito. ¿Amamos así a nuestro Dios? ¿Nos damos cuenta de que un acto de obediencia a su palabra puede contribuir a la salvación de muchas almas?

    ¡Dios mío! La obediencia a tus mandatos es dura para mi carne flaca. Ayúdame a cumplirlos, pues a veces pienso que sí los cumplo, pero en realidad... ¿está todo acabado para mí? ¿Ya no tengo que seguir buscándote? ¿Ya se terminó mi conversión? Padre celestial, hágase tu voluntad en el cielo como en la tierra... 


    Séptima Palabra:

    "Padre, en tus manos
    encomiendo mi Espíritu"
    (Lc 23,46)



    Jesús dando una gran voz, dijo: "Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu" y diciendo ésto, expiró (Lc 23,46)


    Reflexión

    Jesús da una gran voz de nuevo para pronunciar su última palabra en la cruz. Entregó su vida en manos de Su Padre. Aparentemente su vida terminó en fracaso, pero era preciso que el grano de trigo muera para que pueda dar frutos... El árbol de la cruz es el único camino para la salvación. Adán y Eva pecaron, comieron del árbol del bien y del mal, queriendo ser como Dios. ¿Quieres ser como Dios? Ahora Jesús, Dios-Hombre, se presenta como el nuevo fruto en el árbol de la cruz, para que podamos comer de Él, entonces seremos como Dios, participaremos de su Pasión, con la viva esperanza de participar de su Resurrección. ¿Comeremos el fruto de este árbol? Medítelo.

    Gracias, Jesús. Has trazado un nuevo horizonte ante mí. Un nuevo camino por andar. La aventura de mi vida. Dame la valentía y fortaleza de perseverar hasta el final como Tú.

    Oración
    Adoración de la Cruz



    ¡Amoroso y Divino Jesús crucificado, que lleno de amor a los hombres te ofreciste ante el Eterno Padre por víctima expiatoria de los crímenes del mundo! Ya que me concediste la gracia de inspirarme que me ofrezca contigo en holocausto, como víctima que une sus dolores a los tuyos en desagravio de tantas culpas..., yo, criatura indigna y miserable, postrada delante de tu Cruz y con la ayuda de tu gracia, confirmo y ratifico mi promesa de querer padecer con los mismos fines que Tú en ella padeciste... Recibe todo mi ser en holocausto y haz de mí lo que quieras. Sobre los brazos de tu Cruz abro los míos para perdonar y abrazar a todos mis enemigos, cuyo bien y salvación deseo y prometo solemnemente procurar cuanto sea de mi parte, así como el alivio de sus penas e infortunios.

    Y en fe de mi promesa, adoro y beso esa Cruz sacrosanta, desde la cual exclamaste momentos antes de expirar:


    "Padre mío, perdónalos a todos, como yo los perdono"

    Oración
    El Credo



    Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

    Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

    Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

    Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

    Fuente - Texto tomado de DEVOCIONARIO.COM:
    http://www.devocionario.com/jesucristo/cruz_oraciones_1.html#O1

    Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:
    http://es.catholic.net/celebraciones/120/301/articulo.php?id=1310