lunes, 21 de marzo de 2016

Fátima: Celebran el centenario de las apariciones del Ángel de la Paz (Marzo 21 de 2016)



El mensajero divino preparó a los pastorcitos para las seis apariciones marianas de la Virgen María en Fátima

21 de marzo de 2016 - Sergio Mora (ZENIT – Roma).

El Santuario de Fátima celebra hoy, lunes 21 de marzo, el centenario de las tres apariciones del Ángel de la Paz a los tres pastorcillos, Lucía, Francisco y Jacinta, evento que precedió a las seis apariciones de la Virgen María, que iniciaron el 13 de mayo de 1917 en Cova de Iría y se prolongaron durante ese año. El programa comienza por la noche en la Capilla de las Apariciones, siguiendo una procesión mientras se reza el rosario.

Así lo indicó la web del Santuario de Fátima, recordando que no se conoce la fecha exacta de la primera aparición del Ángel, pero sí, a partir de los recuerdos de sor Lucía, que fue durante la primavera de 1916, evento que se repitió dos veces más.

“El Ángel al anunciarse tres veces a los videntes, los convoca para un aspecto central del mensaje de Fátima, la adoración, que se ve reflejada en la oración que el Ángel le enseña a los tres niños: ‘Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo’”.

En la primera aparición del mensajero de Dios a los tres pastorcitos portugueses, ellos vieron a un hombre joven, más blanco que si hubiera sido de nieve cuando el sol la vuelve transparente.

“Llegando cerca de ellos les dijo: No teman, yo soy el Ángel de la Paz” (Memoria II).

El artículo en la web del Santuario recuerda que:

“En el verano de 1916, junto al pozo de agua, el Ángel se apareció nuevamente a los tres videntes para pedirles que recen mucho: “¿Qué hacen? Oren, oren mucho. Los Sagrados Corazones de Jesús y María tienen designios de misericordia para vosotros”.

Y les pidió:

“Ofrezcan constantemente al Altísimo oraciones y sacrificios. A partir de ese momento comenzamos a ofrecer al Señor todo lo que nos mortificaba, pasando horas seguidas postrados por tierra, repitiendo la oración que el Ángel nos había enseñado”, recuerda la hermana Lucía.

Cuando fue la última aparición del Ángel, los tres niños estaban rezando la oración que el mensajero Divino les había enseñado, cuando al levantarse lo vieron.

La hermana Lucía cuenta que:

“El Ángel tenía un cáliz en su mano izquierda, en el que estaba suspendida una hostia, de la cual caían algunas gotas de sangre en el cáliz. La fuerza de la presencia de Dios era tan intensa que nos absorbía y nos aniquilaba casi completamente”.

El rector del Santuario de Fátima, el padre Carlos Cabecinhas, declaró que este es un “momento importante del calendario del Santuario, similar a lo que ocurre con la memoria de las seis apariciones de la Virgen”. La fecha elegida para la celebración de esta tradición fue el 21 de marzo a principios de primavera, “ya que el día exacto de las tres visiones del ángel no es indicado ni en las memorias de sor Lucía, ni en los interrogatorios a los videntes y a sus familiares”, dijo el rector.

Fuente - Texto tomado de ES.ZENIG.ORG:

Semana Santa: Martes Santo - Marzo 22 de 2016

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 13, 21-33; 36-38


21. Habiendo dicho Jesús estas cosas, se turbó en su corazón, y abiertamente declaró, y dijo:
"En verdad, en verdad os digo, que uno de vosotros me hará traición"
22. Al oír ésto los discípulos horrorizados, mirábanse unos a otros, dudando de quién hablaría.

23. Estaba uno de ellos, al cual Jesús amaba, recostado a la mesa, con la cabeza casi sobre el seno de Jesús.



24. A este discípulo, pues, Simón Pedro le hizo una seña, diciéndole:
"¿Quién es ése de quien habla?"
25. Él entonces, recostándose más sobre el pecho de Jesús, le dijo:
"Señor, ¿quién es?"
26. Jesús le respondió:
"Es aquel a quien Yo ahora daré pan mojado"
Y habiendo mojado un pedazo de pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.

27. Y después que tomó éste el bocado, se apoderó de él Satanás plenamente. Y Jesús, con majestuoso desdén, le dijo:


"Lo que piensas hacer, hazlo cuanto antes"
28. Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió a qué fin se lo dijo.

29. Porque, como Judas tenía la bolsa, pensaban algunos que Jesús le hubiese dicho: compra lo que necesitemos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.

30. Él, luego que tomó el bocado, se salió; y era ya de noche.

31. Salido que hubo Judas, dijo Jesús:
"Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en Él.
32. Y si Dios queda glorificado en Él, Dios igualmente le glorificará a Él en Sí Mismo, y le glorificará muy presto.
33. Hijitos míos, por un poco de tiempo aún Estoy con vosotros. Vosotros me buscaréis; y así como dije a los judíos:
A donde Yo voy no podéis venir vosotros, eso mismo digo a vosotros ahora"
36. Dícele Simón Pedro:
"Señor, ¿a dónde te vas?"
Respondió Jesús:
"A donde Yo voy, tú no puedes seguirme ahora; me seguirás, sí, después"
37. Pedro le dice:
"¿Por qué no puedo seguirte al presente? Yo daré por ti mi vida"
38. Respondióle Jesús:
"¿Tú darás la vida por mí? En verdad, en verdad te digo:
No cantará el gallo sin que me hayas negado tres veces" 
Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

Semana Santa y Pascua de Resurrección (Marzo 20 al 27 de 2016)


Domingo de Ramos
(Marzo 20)

Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén


En este día la Iglesia recuerda la entrada de Cristo, el Señor, en Jerusalén para consumar su misterio pascual. Por esa razón, en todas las misas se hace memoria de esta entrada del Señor: por la procesión o entrada solemne antes de la Misa principal, o por la entrada simple antes de las restantes misas.

El Domingo de Ramos

La liturgia de este día expresa por medio de dos ceremonias, una de alegría y otra de tristeza, los dos aspectos del misterio de la Cruz.

Se trata primero de la bendición y procesión de las Palmas en que todo respira un santo júbilo, el cual nos permite, aún después de veinte siglos, revivir la escena grandiosa de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.

Luego viene la Misa, cuyos cantos y lecturas se relacionan exclusivamente con el doloroso recuerdo de la Pasión del Salvador.

Bendición de los Ramos y Procesión

En Jerusalén, y en el siglo IV, se leía en este domingo, y en el lugar mismo en que se realizó, el relato evangélico que nos pinta a Cristo aclamado por las turbas como rey de Israel, y tomando posesión de la capital de su reino. Y, en efecto, Jerusalén era imagen del reino de la Jerusalén celestial.

Luego, el obispo cabalgando sobre un jumento, iba desde la cima del Monte de los Olivos hasta la Iglesia de la Resurrección, rodeado de la muchedumbre que llevaba en la mano ramos y cantaba himnos y antífonas.

Semejante ceremonia iba precedida de la lectura del paso del Éxodo, relativo a la salida de Egipto. El pueblo de Dios, acampado a la sombra de las palmeras, junto a las doce fuentes en que Moisés les prometió el maná, era figura del pueblo cristiano que corta ramas de palmeras y manifiesta que su Rey, Jesús, viene a liberar las almas del pecado y a conducirlas a las fuentes bautismales para alimentarlas después con el Maná eucarístico.

La iglesia romana, al adoptar uso tan bello hacia el siglo IX, añadió los ritos de la bendición de los Ramos. En esa bendición, la Iglesia implora sobre «los que moran en las habitaciones en que se guardan, la salud del alma y cuerpo».

Este cortejo de cristianos que, con palmas en la mano y entonando triunfantes hosannas, aclama todos los años en el mundo entero y a través de todas las generaciones la realeza de Cristo.

"Viendo por la fe ese hecho y su significación roguemos al Señor que, lo que aquél pueblo hizo exteriormente, nosotros lo cumplamos también espiritualmente, ganando la victoria sobre el demonio".

Conservemos religiosamente en nuestras casas uno de los ramos bendecidos. Este sacramental nos alcanzará gracias, por virtud de la oración de la Iglesia, y afianzará nuestra fe en Jesús vencedor del pecado y de la muerte.

MARZO 21 - MARZO 26


Lunes Santo (Marzo 21)

"Pelea, Señor, contra los que me atacan, guerrea contra los que me hacen guerra; empuña el escudo y la adarga, levántate y ven en mi auxilio, Señor Dios, mi fuerte salvador". (Antífona de Entrada, Sal 34, 1-2, Sal 139, 8).

Oración

Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza, y, con la fuerza de la pasión de tu Hijo, levanta nuestra débil esperanza. Por Nuestro Señor Jesucristo.

Martes Santo (Marzo 22)

"No me entregues a la saña de mi adversario, porque, se levantan contra mí testigos falsos, que respiran violencia". (Antífona de Entrada, Sal 26, 12).

Oración

Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión del Señor, que alcancemos tu perdón. Por Nuestro Señor Jesucristo.

Miércoles Santo (Marzo 23)

"Al nombre de Jesús toda rodilla se doble -en el cielo, en la tierra, en el abismo-, porque el Señor se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz; por eso Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre". (Antífona de Entrada, Flp 2, 10. 8. 11).

Oración

Oh Dios, que, para librarnos del poder del enemigo; quisiste que tu Hijo muriera en la cruz; concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por Nuestro Señor Jesucristo.

Jueves Santo (Marzo 24)


La liturgia del Jueves Santo está toda embebida en el recuerdo de la Redención. La función antiguamente de tres misas: La primera, en que se reconciliaban a los públicos penitentes, la segunda, en la cual se consagraban los Santos Óleos, y la tercera, para conmemorar muy especialmente la institución de la Sagrada Eucaristía en la Última Cena.

La Iglesia, celebra en la Eucaristía durante el curso del año todos los misterios de la vida de Jesús, se apega hoy al recuerdo de la institución misma de este Sacramento inefable y del Sacerdocio Católico.

Esta misa realiza de un modo muy especial la orden dada por Jesús a sus sacerdotes de renovar la Última Cena en que Jesús, en los momentos mismos en que tramaban su muerte, instituyó el misterio de perpetuar entre nosotros su presencia. Por eso la Iglesia, suspendiendo un instante su duelo, celebra el Santo Sacrificio en este día con santo júbilo, reviste a sus ministros con ornamentos blancos y festivos, y canta el Gloria como a vuelo de campanas, las cuales enmudecerán hasta la Vigilia Pascual.

En la Epístola nos dice el Apóstol que la Misa es el "Memorial de la muerte de Jesús". Era necesario el sacrificio del altar para que pudiésemos comulgar la Víctima del Calvario y aplicarnos sus méritos. Y así la Eucaristía, que toma todo su valor del sacrificio de la cruz, comunica a su vez una universalidad de tiempo y de lugares. El mismo Salvador se encarga de hacer las abluciones prescritas por los judíos en el curso del festín (Ev), mostrándose con ello cuál es la pureza y la caridad que Dios exige a los que quieren comulgar, para no exponerse como Judas a ser reos del Cuerpo y Sangre del Señor (Ep).

Participemos todos hoy de este Ágape, de este festín de la Caridad. Ésa es la intención de nuestra Santa Madre Iglesia. No dejemos de ir a recibir en este Jueves Santo la Sagrada Víctima que se inmola en el altar, y así cumpliremos santamente con nuestro deber; precisamente en este día se nos recuerdan todos los detalles de la institución del Sacerdocio y del Sacrificio Eucarístico.

Viernes Santo (Marzo 25)


El Viernes Santo es un día de duelo, el mayor de todos. Cristo muere. El dominio de la muerte, consecuencia del pecado, sobre todas nuestras vidas humanas alcanza incluso al jefe de la humanidad, el Hijo de Dios hecho hombre.

Pero, como todos los cristianos saben, esta muerte que Jesús ha compartido con nosotros y que fue tan atroz para él, respondía a los designios de Dios sobre la salvación del mundo y aceptada por el Hijo para nuestra redención. Desde entonces la cruz de Cristo es la gloria de los cristianos. "Para nosotros toda nuestra gloria está en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" y, hoy, lo repite la Iglesia y presenta la misma cruz para nuestra adoración: "He aquí el madero de la cruz, del cual pendió la salvación del mundo". Por ello, el Viernes Santo es al mismo tiempo que un día de luto, el día que ha devuelto la esperanza a los hombres; él nos lleva a la alegría de la resurrección.

La acción litúrgica con que la Iglesia celebra, por la tarde, la redención del mundo, debería ser amada de todos los cristianos. En este día, el recuerdo solemne de la Pasión, las grandes oraciones en que la Iglesia ora confiada por la salvación de todos los hombres, la adoración de la cruz y el canto de los improperios son algo más que ritos emocionantes; es la oración y el hacinamiento de gracias de los rescatados que, en comunidad, adquieren conciencia ante Dios de todo lo que el misterio de la cruz representa para ellos.

Sábado de Gloria (Marzo 26)


Durante el día sábado, como una viuda, la Iglesia llora la muerte de su Esposo.

La Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte y aquél "descenso a los infiernos" –al lugar de los muertos– que confesamos en el Credo y que prolonga la humillación de la cruz, manifestando el realismo de la muerte de Jesús, cuya alma conoció en verdad la separación del cuerpo y se unió a las restantes almas de los justos. Pero el descenso al reino de muerte es también el primer movimiento de la victoria de Cristo sobre la misma.

Hoy no se celebra sacrificio de la Misa ni se recibe comunión –a no ser el caso de viático-, aunque se reza la liturgia de las Horas. El altar permanece por todo ello desnudo hasta que, después de la solemne Vigilia o expectación nocturna de la Resurrección, se inauguren los gozos de la Pascua, cuya exuberancia inundará los cincuenta días pasados.

Domingo de Resurrección (Marzo 27)


Cristo verdaderamente resucitó de la muerte, ganando para nosotros nueva vida. (Secuencia del Domingo de Resurrección).

Reflexión

En el Domingo de Resurrección, la Iglesia contempla a Cristo resucitado. Así revive la experiencia primordial en que descansa la base de su existencia. Ella experimenta la misma maravilla que María Magdalena y las otras mujeres que fueron a la tumba de Cristo en la mañana de Pascua y la encontraron vacía. Esa tumba llegó a ser la matriz de la vida. Quienquiera que había condenado a Jesús, creyó que Él había enterrado su causa bajo una lápida helada. Los mismos discípulos experimentaron el sentimiento del fracaso irreparable. Entendemos su sorpresa, entonces, e incluso su desconfianza ante las noticias de la tumba vacía. Pero el Resucitado no demoró en dejarse ver Él mismo y ellos se rindieron a la realidad. ¡Ellos vieron y creyeron! Dos mil años más tarde, nosotros sentimos todavía la emoción indecible que los venció cuando ellos oyeron el saludo del Maestro: "la Paz esté con ustedes..." La Resurrección de Cristo es la fuerza, el secreto de la Cristiandad. No es una pregunta de la mitología ni de mero simbolismo, sino un acontecimiento concreto. Es confirmado por pruebas seguras y convincentes. La aceptación de esta verdad, aunque es fruto de la gracia de Espíritu Santo, descansa al mismo tiempo en una base histórica sólida. En el umbral del tercer milenio, el nuevo esfuerzo por la evangelización puede empezar sólo de una experiencia renovada de este Misterio, aceptado en la fe y presenciado en la vida. ... Papa Juan Pablo II.

Actos

La Misa deberá ser celebrada en el Día de Pascua con gran solemnidad. Es apropiado que el rito penitencial en este día se acompañe con rocío de agua bendita en la Vigilia, durante la cual se debe cantar la antífona del Vidi Aquam, o alguna otra canción de carácter bautismal. Las fuentes en la entrada de la iglesia deben llenarse también con la misma agua. La tradición de celebrar Vísperas bautismales en el Día de Pascua cantando salmos durante la procesión a la fuente se debe mantener donde está todavía vigente, o ser reestablecida debidamente. El Cirio Pascual tiene su lugar apropiado cerca del púlpito o en el altar y debe ser encendida por lo menos en todas las celebraciones litúrgicas más solemnes de la temporada hasta el domingo de Pentecostés, lo mismo en Misa que en la oración Matutina y Nocturna. Después del tiempo de Pascua el Cirio se debe guardar con respeto en el baptisterio, así que en la celebración del Bautismo la vela del bautizado pueda ser encendida de él. En la celebración de funerales, el Cirio Pascual debe estar cerca del ataúd para indicar que la muerte de un cristiano es su propia Pascua. El Cirio Pascual no debe encenderse ni colocarse en el santuario fuera de la temporada de Pascua.

Oración

Dios nuestro Padre, creador de todo, hoy es el día de la alegría de Pascua. Esta es la mañana en que el Señor apareció a los hombres que habían comenzado a perder su esperanza y abrieron sus ojos a lo que las escrituras predijeron: que primero Él debió morir, y entonces Él resucitaría y subiría en la presencia gloriosa del Padre. Que el Señor resucitado inspire a nuestras mentes y abra nuestros ojos para que lo podamos reconocer en la fracción del pan, y seguirlo en su Resurrección. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.

Fuente - Texto tomado de EWTN.COM: