sábado, 6 de febrero de 2016

Lectura del Santo Evangelio Según San Lucas 5, 1-11


1. Sucedió un día, que hallándose Jesús junto al lago de Genezaret las gentes se agolpaban alrededor de Él, ansiosas de oír la palabra de Dios.

2. En ésto vio dos barcas a la orilla del lago, cuyos pescadores habían bajado y estaban lavando las redes.

3. Subiendo, pues, en una de ellas, la cual era de Simón, pidióle que la desviase un poco de tierra. Y sentándose dentro, predicaba desde la barca al numeroso concurso.



4. Acabada la plática, dijo a Simón:
"Guía mar adentro, y echad vuestras redes para pescar"
5. Replicóle Simón:
"Maestro, toda la noche hemos estado fatigándonos y nada hemos cogido; no obstante sobre tu palabra echaré la red"
6. Y habiéndolo hecho, recogieron tan grande cantidad de peces, que la red se rompía.

7. Por lo que hicieron señas a los compañeros de la otra barca, que viniesen y les ayudasen. Vinieron luego, y llenaron tanto de peces las dos barcas, que faltó poco para que se hundiesen.



8. Lo que viendo Simón Pedro, se arrojó a los pies de Jesús, diciendo:
"Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador"
9. Y es que el asombro se había apoderado de él como de todos los demás que con él estaban a vista de la pesca que acababan de hacer.

10. Lo mismo que sucedía a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Entonces Jesús dijo a Simón:
"No tienes que temer: de hoy en adelante serán hombres los que has de pescar, para darles la vida"
11. Y ellos, sacando las barcas a tierra, dejadas todas las cosas le siguieron.

Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

San Tobías - El Viejo - Personaje Bíblico - Fiesta 7 de febrero

Tobías significa: "Dios es bueno"
Sitúate en el año 700 antes de Cristo. Y a continuación lee el libro de Tobías en la Biblia. Es corto y agradable.

Tobías fue siempre un exacto cumplidor de sus deberes religiosos. Siendo todavía muy joven, cuando sus familiares se apartaron de la verdadera religión y empezaron a adorar al becerro de oro, él en cambio nunca quiso adorar ese ídolo y era el único que en su familia iba en las grandes fiestas a Jerusalén a adorar al verdadero Dios. Y siempre daba la décima parte de lo que ganaba para el templo y para los pobres. Tobías tenía muy buenas cualidades.

Se casó con una mujer de su propia religión, llamada Ana, y tuvo un hijo al cual le puso también el nombre de Tobías. Cuando el pueblo de Israel fue llevado cautivo a Nínive, Tobías tuvo que ir también allá en destierro, pero allá le concedió Dios la simpatía de los gobernantes y llegó a ocupar un alto puesto en la administración del gobierno. Aprovechó el buen sueldo que tenía para hacer sus buenos ahorros y prestó a un amigo suyo, que vivía en una ciudad lejana, los dineros que había logrado conseguir. Después hubo cambio de gobierno y el nuevo rey, llamado Senaquerib, atacó a Jerusalén, pero por milagro de Dios no pudo tomarla, y volvió lleno de rabia a Nínive y empezó a perseguir a los israelitas que allí había. Quitó el cargo a Tobías y éste quedó en pobreza.

Tan malo era este monarca que no permitió que enterraran a los israelitas, es decir, el rey hizo morir a muchos israelitas y prohibió que los sepultaran, pues quería que los dejaran en los campos para que los devoraran los cuervos, porque él quería ver el festín que hacían los cuervos con sus cuerpos. Tobías, exponiéndose a la muerte, y a la vez como era muy piadoso y muy caritativo, se dedicaba de noche a sepultar los cadáveres de sus paisanos. Y un día volvió a casa muy cansado de estos trabajos y se sentó junto a una pared y se quedó dormido. Y arriba había un nido de golondrinas y de allá le cayó estiércol caliente en los ojos y quedó ciego. Y así estuvo por 4 años. Como Tobías estaba ciego, fue entonces su mujer la que sacó la casa adelante trabajando de hilandera en una fábrica de tejidos, para ganar el sustento. La economía de casa no iba bien. Y un día a ella le regalaron un cabrito. Tobías al oír balar al animalito le dijo a la mujer:
"Cuidado, no sea que te hayas robado ese cabrito. Si es ajeno hay que devolverlo, porque preferimos ser totalmente pobres a tener que quitar a alguien nada"
La esposa al oírle ésto lo insultó y le dijo:
"¿De qué le han servido tantas limosnas que regalaba y tantas oraciones que rezaba? Mire a qué estado tan desdichado ha llegado"
Tobías, lleno de tristeza ante estas palabras, se retiró a llorar y rezaba diciendo:
"Dios mío, todos estos sufrimientos nos llegan por los pecados que hemos cometido, Señor, apiádate de mí, y si he de seguir sufriendo tantas humillaciones, más bien acuérdate de mí, y llévame hacia Ti"
Mientras tanto, allá, en una ciudad lejana, una joven estaba también siendo humillada terriblemente. Se llamaba Sara. Se había casado siete veces, pero cada vez que se casaba, antes de que su esposo se le acercara llegaba el demonio Asmodeo y mataba al hombre. Y un día Sara regañó justamente a una sirvienta, y ésta, para desquitarse, le dijo:
"Que nadie vea hijos tuyos, porque eres una asesina de siete maridos"
Al oír semejante infamia, la joven Sara se fue a la azotea a llorar y hasta le llegó el deseo de suicidarse, pero rechazó este mal pensamiento porque aquello traería muchos sufrimientos a sus padres. Entonces oró a Dios diciendo:
"Señor, Tú sabes que yo he hecho siempre lo mejor posible por tener un buen comportamiento. Oh Señor, si he de seguir escuchando semejantes insultos de la gente, prefiero más bien que me lleves a Ti y me saques de esta vida. Pero si crees que lo mejor es que yo siga viviendo en esta tierra, te suplico que me libres de esta pena tan grande"
Y las dos oraciones llegaron al mismo tiempo al cielo. La de Tobías, que había sido humillado, y la de Sara, que había sido insultada. Y Dios dispuso responder a estas dos plegarias enviándoles un ángel a ayudarlos. En aquel tiempo se acordó Tobías de que el amigo Gabael que vivía en una ciudad lejana le debía dinero que él le había prestado. Y llamó a su hijo Tobías y le dijo:
"Vaya a la plaza y busque un buen hombre que lo quiera acompañar durante el largo y peligroso viaje, y dígale que le pagaremos el sueldo debido durante todo el tiempo que dure el viaje"
Y entonces envió Dios al Ángel San Rafael disfrazado de hombre, el cual se le ofreció a Tobías para acompañarlo en el largo recorrido. Tobías padre lo aceptó porque parecía ser muy buena persona. Antes de que su hijo se despidiera para partir, Tobías le dio estos consejos:
"Tu mejor tesoro será siempre tener temor de ofender a Dios, y alejarte de todo pecado. Te conviene pedir siempre consejo a los que son prudentes y bien instruidos. Debes bendecir a Dios en toda circunstancia. Pídele que sean buenos todos tus comportamientos y que lleguen a buen fin tus proyectos. Te aconsejo que compartas tus alimentos con los hambrientos y tus comodidades con los que no las tienen. Todo cuanto no necesites debes darlo a los pobres. No hagas nunca a nadie lo que no quieres que te hagan a ti. Jamás se te vaya a ocurrir casarte con una mujer que no sea de nuestra santa religión. No pierdas el tiempo, porque la ociosidad es la madre de la miseria. Haz limosnas con generosidad, pero con alegría y sin echar en cara lo que regalas. Recuerda que al dar limosna libra de muchos males. Trata siempre con cariño a tu madre. Recuerda lo mucho que ella ha sufrido por ti. Recuerda que si te esfuerzas por portarte bien, el Señor Dios te concederá muchos éxitos"
Bendecido por su padre emprendió Tobías a la lejana ciudad de Ragués, acompañado por el Ángel Rafael. La mamá lloraba mucho y estaba desconsolada, pero Tobías le decía:
"No te afanes tanto, que Dios, que nos ama y nos protege, hará que nuestro hijo logre ir y volver sin que le suceda nada malo"
Y al llegar al río Tigris, Tobías entró al agua, pero un enorme pez se le lanzó a morderlo. El Ángel le gritó:
"Agarre fuerte al pez y láncelo fuera"
Así lo hizo. Y en seguida Rafael le dijo:
"Ábralo y sáquele la hiel, y el corazón, que nos van a ser muy útiles"
Tobías sacó la hiel y el corazón del pez y los envolvió  y los guardó. Al llegar a la ciudad de Ecbatana, se hospedaron en casa del israelita Raguel, padre de Sara, la joven que había orado con tanta tristeza. Tobías se enamoró de Sara, pero Raguel le contó que el demonio había matado a los otros siete que habían tratado de casarse con ella. Rafael le dijo a Tobías que podía casarse tranquilamente, pues él alejaría al demonio Asmodeo. Se celebraron las bodas muy festivamente y Tobías y Sara rezaron con mucha fe pidiendo a Dios que bendijera su matrimonio. Tobías dijo:
"Señor: Tú sabes que no me caso por satisfacer mis pasiones, sino por formar un hogar donde se honre al verdadero Dios y se practique la verdadera religión"
Y Sara también rezó encomendando a Dios su nuevo hogar. Y el Ángel Rafael ató al demonio Asmodeo y lo llevó a un desierto y no permitió que les hiciera daño a los esposos. Mientras en la familia se celebraban fiestas en honor de los desposados, el Ángel Rafael fue hasta donde vivía Gabael y presentándole el recibo de Tobías, cobró el dinero que le debía y lo trajo. Y con este dinero y con toda la herencia que los papás de Sara le dieron a su hija se dispusieron a regresar a Nínive. Tobías y su esposa Sara volvieron a Nínive, donde los ancianos padres estaban ya muy angustiados por su ausencia. El Ángel le dijo:
"Tan pronto te encuentres con tu padre, refriégale en los ojos la hiel del pescado"

Así lo hizo el joven, y apenas su padre lo abrazó, él le refregó por los ojos la hiel, y se le cayeron unas escamas y recobró la vista y empezó a bendecir a Dios delante de todos. Tobías le dijo a su hijo:
"¿Qué le daremos a este compañero tan bueno que tantos favores nos ha hecho? Démosle la mitad de todo lo que hemos conseguido"
Pero el Ángel les dijo:
"Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre delante de Dios. El Señor me envió a ayudarlos, porque Él ha escuchado todas las oraciones que ustedes le han dirigido. Porque eras aceptable a Dios por eso te permitió sufrimientos para que consiguieras mayores premios. Pero cuando ustedes rezaban angustiados, yo llevaba sus oraciones ante el Trono de Dios"
Y continuó diciendo:
"No sientan nunca vergüenza de contar a todos los favores que Dios les ha hecho. Recuerden que la limosna borra muchos pecados. La oración y el hacer sacrificios hacen inmenso bien. Los que se dedican a pecar son enemigos de la propia felicidad. Pero los que se dedican a repartir limosnas consiguen muchos favores de Dios"
Ellos se arrodillaron para venerar al Ángel, y éste desapareció. Y así la familia de Tobías gozó en adelante de mucha paz y felicidad porque Dios los bendecía mucho y los ayudaba siempre, y ellos siguieron todos siendo fieles a la santa y verdadera religión.


De acuerdo con el libro de Tobías 5,4, Rafael fue enviado por Yaveh para acompañar a Tobías, hijo de Tobit, en un largo y peligroso viaje para conseguirle una esposa piadosa al joven. Ésta es Sara, quien había visto morir a siete prometidos debido a que un demonio, de nombre Asmodeo, estaba enamorado de la mujer y mataba al esposo en la noche de bodas.

En un principio Rafael se presenta como "Azarías, hijo del gran Ananías". Durante el viaje, da instrucciones a Tobías para pescar un pez, del que extraería las vísceras que usaría más tarde para alejar al demonio Asmodeo enamorado de Sara y curar la ceguera de su padre. Pero al finalizar el viaje cura la ceguera de Tobit y se manifiesta como "el Ángel Rafael, uno de los siete en la presencia del Señor".

Fuente - Texto tomado de EWTN: