miércoles, 6 de enero de 2016

Del juicio y penas de los pecadores - Imitación de Cristo - Tomás de Kempis



1. Mira el fin en todas las cosas, y de qué suerte estarás delante de aquel juez justísimo, al cual no hay cosa encubierta, ni se amansa con dádivas, ni admite excusas, sino que juzgará justísimamente.

¡Oh ignorante, y miserable pecador! ¿Qué responderás a Dios, que sabe todas tus maldades, tú que temes a veces el rostro de un hombre airado?

¿Por qué no te previenes para el día del juicio cuando no habrá quien defienda ni ruegue por otro, sino que cada uno tendrá bastante que hacer por sí?

Ahora tu trabajo es fructuoso, tu llanto aceptable, tus gemidos se oyen, tu dolor es satisfactorio y justificativo.

2. Aquí tiene grande y saludable purgatorio el hombre sufrido, que recibiendo injurias, se duele más de la malicia del injuriador que de su propia ofensa; que ruega a Dios voluntariamente por sus contrarios, y de corazón perdona los agravios, y no se detiene en pedir perdón a cualquiera; que más fácilmente tiene misericordia que se indigna; que se hace fuerza muchas veces y procura sujetar del todo su carne al espíritu.

Mejor es purgar ahora los pecados y cortar los vicios que dejar el purgarlos para lo venidero.

Por cierto nos engañamos a nosotros mismos por el amor desordenado que tenemos a la carne.

3. ¿En qué otra cosa se cebará aquel fuego sino en tus pecados?

Cuando más te perdonas ahora a ti mismo, y sigues a la carne, tanto más gravemente serás después atormentado, pues guardarás mayor materia para quemarte.

En lo mismo que más peca el hombre será más gravemente castigado.

Allí los perezosos serán punzados con los aguijones ardientes, y los golosos serán atormentados con gravísima hambre y sed.

Allí los lujuriosos y amadores de deleites, serán rociados con ardiente pez y hediondo azufre; y los envidiosos aullarán de dolor como rabiosos perros.

4. No hay vicio que no tenga su propio tormento.

Allí los soberbios estarán llenos de confusión, y los avarientos serán oprimidos con miserable necesidad.

Allí será más grave pasar una hora de pena, que aquí cien años de penitencia amarga.

Allí no hay sosiego ni consolación para los condenados; mas aquí cesan algunas veces los trabajos, y se goza del consuelo de los amigos.

Ten ahora cuidado y dolor de tus pecados, para que en el día del juicio estés seguro con los bienaventurados.

5. Pues entonces estarán los justos con gran constancia contra los que les angustiaron y persiguieron.

Entonces estará para juzgar el que aquí se sujetó humildemente al juicio de los hombres.

Entonces tendrá mucha confianza el pobre y humilde; mas el soberbio por todos lados se estremecerá.

Entonces se verá que el verdadero sabio en este mundo, fue aquel que aprendió a ser necio y menospreciado por Cristo.

Entonces agradará toda tribulación sufrida con paciencia, y toda maldad no despegará los labios.

Entonces se alegrarán todos los devotos, y se entristecerán todos los disolutos.

Entonces se alegrará más la carne afligida, que la que siempre vivió en deleites.

Entonces resplandecerá el vestido despreciado, y parecerá vil el precioso.

Entonces será más alabada la pobre casilla, que el ostentoso palacio.

Entonces ayudará más la constante paciencia, que todo el poder del mundo.

Entonces será más ensalzada la simple obediencia, que toda la sagacidad del siglo.

Entonces alegrará más la pura y buena conciencia, que toda la docta filosofía.

Entonces se estimará más el desprecio de las riquezas, que todo el tesoro de los ricos de la tierra.

Entonces te consolarás más de haber orado con devoción, que haber comido delicadamente.

Entonces te alegrarás más de haber guardado el silencio, que de haber conversado mucho.

Entonces te aprovecharán más las obras santas, que las palabras floridas.

Entonces agradará más la vida estrecha y la rigurosa penitencia, que todos los deleites terrenos.

6. Aprende ahora a padecer en lo poco, para que entonces seas libre de lo muy grave.

Prueba aquí primero lo que podrás después.

Si ahora no puedes padecer levemente, ¿cómo podrás después sufrir los tormentos eternos? Si ahora una pequeña penalidad te hace tan impaciente, ¿qué hará entonces el infierno?

De verdad no puedes tener dos gozos, deleitarte en este mundo, y después reinar en el cielo con Cristo.

Si hasta ahora hubieses vivido en honores y deleites, y te llegase la muerte, ¿qué te aprovecharía todo lo pasado?

Todo, pues, es vanidad, sino amar a Dios, y servirle a Él solo.

Porque los que aman a Dios de todo corazón, no temen la muerte, ni el tormento, ni el juicio, ni el infierno; pues el amor perfecto tiene segura entrada para Dios.

Mas quien se deleita en pecar, no es maravilla que tema la muerte y el juicio.

Bueno es no obstante que si el amor no nos desvía de lo malo, por lo menos el temor del infierno nos refrene.

Pero el que pospone el temor de Dios, no puede durar mucho tiempo en el bien; sino que caerá muy presto en los lazos del demonio.

Fuente - Texto tomado de ENCUENTRA.COM:

«No son alucinaciones»: los moribundos y también sus cuidadores viven experiencias espirituales



Una doctora ha acumulado 17 años de experiencias personales y muchas otras ligadas a la cercanía de la muerte y analiza la evidencia.

Iván Gil / El Confidencial - 31 de agosto de 2015

Las unidades de paliativos o cuidados intensivos de los hospitales guardan una estrecha relación con la muerte, dando lugar a numerosas experiencias que se escapan a cualquier explicación racional. 

Pacientes que intuyen el momento exacto en el que van a morir, otros que parecen decidir por sí mismos el día y la hora, adelantando o retrasando su muerte, sueños premonitorios de familiares o presentimientos de terceras personas que, sin ni siquiera saber que alguien está ingresado o ha sufrido un accidente, están seguros de que ha fallecido.

Sólo los profesionales sanitarios que trabajan de cerca con los pacientes terminales conocen de primera mano el alcance y variedad de estas extrañas experiencias. 

La ciencia no ha podido ser capaz de ofrecer algún tipo de respuesta, por lo que se suelen describir como sucesos paranormales o sobrenaturales. 

Una etiqueta “demasiado vaga para la magnitud de estas experiencias”, según explica la doctora británica Penny Sartori (www.drpennysartori.com), que lleva cerca de 20 años trabajando en la UCI.

Una carrera lo suficientemente sólida como para haber visto de todo, intuir patrones y elaborar hipótesis sobre estos fenómenos. Tanto es así, que ha preparado una tesis doctoral sobre estas cuestiones, cuyas principales conclusiones adelantó en el libro The Wisdom Of Near-Death Experiences (Watkins Publishing), que salió a la venta el 6 de febrero de 2014.

“Alucinaciones” compartidas por familiares

A lo largo de toda su carrera, Sartori se ha entrevistado con pacientes que han vivido experiencias cercanas a la muerte (ECM), así como con familiares que han vivido de cerca experiencias de muerte compartida (EMC). 

La cantidad y la repetición de patrones hacen que la doctora descarte la hipótesis de la casualidad o la imposibilidad de hallar un razonamiento lógico para este extendido fenómeno.

Su tesis principal se centra en que “nuestro cerebro es independiente de la conciencia. Es el medio para canalizarla, por lo que en realidad es físicamente ajena al cuerpo”. Una idea que explicaría, añade, por qué “el alma y la conciencia pueden experimentarse al margen del cuerpo”, como en las ECM.

La doctora Penny Sartori explica los hallazgos de sus
años de investigación, que no pueden desdeñarse
como "alucinaciones"

Los ejemplos de los que Sartori se vale en su libro son muy numerosos, pero todos suelen coincidir en que los pacientes que viven estas ECM son siempre los que abrazan la muerte de la forma más tranquila y feliz, al igual que los familiares que presienten la muerte de sus seres queridos. 

¿Por qué? Según las entrevistas que ha mantenido con estos últimos se debe a que están convencidos de que sólo se trata del fin de la vida terrenal.


Al margen de que se trate de personas creyentes, agnósticas o ateas, todas ellas tienen el sueño o la visión de cómo su familiar se va de este mundo guiado por alguien (cónyuges ya fallecidos, seres anónimos o ángeles) y lo hace con una clara sensación de “paz y amor”. 

Al principio, relata Sartori, “me llamaba la atención que algunos familiares de fallecidos no se sintiesen tristes tras diagnosticar la muerte de su ser querido, pero al entrevistarlos me di cuenta de que en realidad estaban tranquilos por haber experimentado esta sensación de trascendencia a la vida”.

Eligiendo el momento “más apropiado” para morir

Este no es el caso de los ejemplos de personas que a sabiendas de cuando van a morir piden quedarse unos minutos solos o lo hacen justo cuando el familiar, que permanece todo el tiempo a su lado, los abandona un solo momento para ir al baño. 

Otros casos igualmente llamativos son los de personas que se mueren justo después de ver al familiar que tarda en acudir a verlos por estar en el extranjero, cuando terminan con todo el papeleo de herencias y seguros vitalicios. “Parecen estar a la espera de que ocurra un evento específico para permitirse morir”, relata la enfermera.

No son alucinaciones


El director del Tucson Medical Center John Lerma, especializado en cuidados paliativos, ha recopilado ejemplos muy similares a los citados por Sartori en Into the Light: Real Life Stories About Angelic Visits, Visions of the Afterlife, and Other Pre-Death Experiences (New Page Books). Según sus informes, entre el 70% y el 80% de los pacientes esperan a que sus seres queridos salgan de la habitación para morirse.

Sartori se niega a creer que estas vivencias estén motivadas por alucinaciones. “No es posible que varias personas vean lo mismo y sean capaces de describirlo igual si realmente se trata de una percepción distorsionada de la realidad”, apunta. 

Unas tesis que se apoyan en las famosas teorías del profesor Raymond Moody, que acuñó el concepto de experiencias cercanas a la muerte a finales de los 70.

Sus estudios más novedosos se centran en las vivencias compartidas por las personas que acompañan a los que están en trance de muerte. 

"Abren una vía completamente nueva de iluminación racional sobre la cuestión de la vida después de la muerte porque las personas que comunican estas experiencias están sanas. Suelen estar sentadas junto al lecho de muerte de un ser querido cuando le sobreviene una de estas experiencias maravillosas y misteriosas. Y el hecho mismo de que las personas no están próximas a la muerte incapacita la cláusula de exención. Como sus experiencias no se pueden achacar a fallos de la química cerebral, tendremos que ir más allá de este argumento”, asegura.

Enfermos de alzheimer lúcidos en el final

El recurso, “cínico” según Sartori, a explicar este fenómeno a partir de disfunciones cerebrales, tampoco se sostiene con los ejemplos de personas ingresadas con alzhéimer avanzado que repentinamente recuperan la capacidad de raciocinio.

“Se trata de pacientes en un estadio terminal de la enfermedad, incapaces de articular palabra, que de forma sorprendente comienzan a hablar con total coherencia, interactuando con gente que no está en la habitación y que frecuentemente son familiares muertos”, explica la autora. 

Además, añade, “suele suceder que después de esta experiencia dejan de estar intranquilos y acaban muriendo con una sonrisa en la cara, generalmente, uno o dos días después”.

El argumento de que estas visiones están inducidas por los fármacos tampoco es aceptado por la autora porque, dice, “estos causan ansiedad, todo lo contrario de lo que sienten los pacientes”. La autora defiende en su libro que este tipo de vivencias, recopiladas a lo largo de toda su carrera, pueden ser claves para demostrar la existencia de una vida después de la muerte y que, al menos, deben abrir una nueva vía de investigación (como algunas que parten de la física cuántica) para los estudios científicos. De lo que sí dice estar convencida es de que “la muerte no es tan temible como nos la solemos imaginar”.

Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM: