sábado, 12 de diciembre de 2015

Lectura del Santo Evangelio Según San Lucas 3, 10-18


10. Y preguntándole las gentes:
"¿Qué es lo que debemos, pues, hacer?"
11. Les respondía, diciendo:

"El que tiene dos vestidos, dé al que no tiene ninguno; y haga otro tanto el que tiene que comer"
12. Vinieron así mismo publicanos a ser bautizados, y le dijeron:

"Maestro, ¿y nosotros qué debemos hacer para salvarnos?"

13. Respondióles:

"No exijáis más de lo que os está ordenado"

14. Preguntábanle también los soldados:

"¿Y nosotros qué haremos?"

A éstos dijo:

"No hagáis extorsiones a nadie, ni uséis de fraude; y contentaos con vuestras pagas"

15. Mas opinando el pueblo que quizá Juan era el Cristo, o Mesías, y prevaleciendo esta opinión en los corazones de todos.

16. Juan la rebatió, diciendo públicamente:

"Yo en verdad os bautizo con agua, a fin de excitaros a la penitencia; pero está para venir otro más poderoso que yo, al cual no soy yo digno de desatar la correa de sus zapatos: Él os bautizará con el Espíritu Santo, y con el fuego de la caridad.


17. Tomará en su mano el bieldo, y limpiará su era metiendo después el trigo en su granero y quemando la paja o broza en un fuego inextinguible".

18. Muchas otras cosas además de éstas anunciaba al pueblo en las exhortaciones que le hacía.

Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

Tercer Domingo de Adviento - Diciembre 13 de 2015




Liturgia de las Horas:
Tercera Semana del Salterio

Color: Rosado

Lecturas de la liturgia


Primera Lectura: Sofonías 3, 14-18a
"El Señor se alegra con júbilo en ti"

Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: "No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta".


Salmo Responsorial: Isaías 12, 2-6
"Gritad jubilosos: Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel"

El Señor es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso. R.

Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: "Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel". R.


Segunda Lectura:
Filipenses 4, 4-7
"El Señor está cerca"

Hermanos: Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.




Evangelio: San Lucas 3, 10-18
"¿Qué hacemos nosotros?"

¿Qué hacemos nosotros? En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: "¿Entonces, qué hacemos?" Él contestó: "El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo". Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: "Maestro, ¿qué hacemos nosotros?" Él les contestó: "No exijáis más de lo establecido". Unos militares le preguntaron: "¿Qué hacemos nosotros?" Él les contestó: "No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga". El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizara con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga". Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:
https://www.aciprensa.com/calendario/calendario.php?dia=14&mes=12&ano=2014

Santa Lucía - Virgen y Mártir - Año 304 A.D. - Fiesta Diciembre 13



Lucía significa "la que lleva luz". Nació y murió en Siracusa (ciudad de Italia), en la cual se ha encontrado una lápida del año 380 que dice:
"N.N. Murió el día de la fiesta de Santa Lucía, para la cual no hay elogios que sean suficientes"
Es muy antigua la devoción a Santa Lucía tanto en el oriente como en el occidente. Su nombre figura en el canon de la misa romana, lo que probablemente se debe al Papa Gregorio Magno. De acuerdo con "las actas" de Santa Lucía, nació de padres nobles y ricos y fue educada en la fe cristiana. Lucía pertenecía a una rica familia de Siracusa. Perdió a su padre durante la infancia. Dicen que cuando era muy niña, hizo a Dios el voto o juramento de permanecer siempre pura y virgen, pero cuando llegó a la juventud quiso su madre, Eutiquia (que era viuda), casarla con un joven pagano. Por aquellos días la mamá enfermó gravemente y Lucía le dijo:
"Vamos en peregrinación a la tumba de Santa Águeda. Y si la santa le obtiene la curación, me concederá el permiso para no casarme"
Devota de Santa Águeda, la mártir de Catania, que había vivido medio siglo antes, quiso llevar a la madre enferma a la tumba de la santa. La madre aceptó la propuesta. Fueron a la tumba de la santa y la curación se produjo instantáneamente. Desde ese día Lucía obtuvo el permiso de no casarse, y el dinero que tenía ahorrado para el matrimonio lo gastó en ayudar a los pobres.

El pretendiente de Lucía se indignó profundamente y delató a la joven como cristiana ante el pro-cónsul Pascasio. La persecución de Diocleciano estaba entonces en todo su furor. El juez la presionó cuanto pudo para convencerla a que apostatara de la fe cristiana. Ella le respondió:
"Es inútil que insista. Jamás podrá apartarme del amor a mi Señor Jesucristo"


El juez le preguntó:
"Y si la sometemos a torturas, ¿será capaz de resistir?"
La jovencita respondió:
"Sí, porque los que creemos en Cristo y tratamos de llevar una vida pura tenemos al Espíritu Santo que vive en nosotros y nos da fuerza, inteligencia y valor"
El juez entonces la amenazó con llevarla a una casa de prostitución, para someterla a la fuerza a la ignominia. Ella le respondió:
"Aunque el cuerpo sea irrespetado, el alma no se mancha si no acepta ni consiente el mal"
Santo Tomás de Aquino, el mayor teólogo de la Iglesia, admiraba esta respuesta de Santa Lucía. Corresponde con un profundo principio de moral:


No hay pecado si no se consiente al mal

El procónsul quiso pasar de las amenazas a los hechos, pero el cuerpo de Lucía se puso tan pesado que más de 10 hombres no lograron moverla ni un palmo. No pudieron llevar a cabo la sentencia, pues Dios impidió que los guardias pudiesen mover a la joven del sitio en que se hallaba. Entonces, los guardias trataron de quemarla en la hoguera, pero también fracasaron. Finalmente, la decapitaron. Pero aún con la garganta cortada, la joven siguió exhortando a los fieles para que antepusieran los deberes con Dios a los de las criaturas, hasta cuando los compañeros de fe, que estaban a su alrededor, sellaron su conmovedor testimonio con la palabra "Amén".

Por siglos ha sido muy invocada para curarse de enfermedades en los ojos. Se le representa llevando en la mano derecha la palma de la victoria, símbolo del martirio y en la izquierda los ojos que le fueron arrancados por proclamar su fe en Jesucristo.


Con el descubrimiento, hecho en 1894, de la inscripción sepulcral sobre el "loculus" o sepulcro de la santa en las catacumbas de Siracusa, desaparecieron todas las dudas sobre la historicidad de la joven mártir Lucía, cuya fama y devoción se deben en gran parte a su legendaria pasión, posterior al siglo V. La inscripción se remonta a comienzos del siglo V, cien años después del glorioso testimonio que dio de Cristo la mártir de Siracusa.

Epígrafes, inscripciones y el mismo antiguo recuerdo litúrgico (se debe probablemente al Papa Gregorio Magno la introducción del nombre de Santa Lucía en el Canon de la Misa), demuestran la devoción desde antiguo, que se difundió muy pronto no sólo en Occidente, sino también en Oriente.

Oración a Santa Lucía
Patrona de la Vista



¡Oh bienaventurada y amable
Virgen Santa Lucía, universalmente
reconocida por el pueblo cristiano
como especial y poderosa abogada
de la vista, llenos de confianza
a ti acudimos; pidiéndote la gracia
de que la nuestra se mantenga sana
y le demos el uso para la salvación
de nuestra alma, sin turbar jamás
nuestra mente en espectáculos peligrosos.
Y que todo lo que ellos vean
se convierta en saludable
y valioso motivo de amar
cada día más a  Nuestro Creador y Redentor Jesucristo, a quien
por tu intercesión, oh protectora
nuestra; esperamos ver y amar
eternamente en la patria celestial.
Amén.

Santa Lucía Virgen y Mártir:
¡que ciegos estamos!
Intercede por nosotros
para que veamos el valor
de la entrega total sin contar
el sufrimiento. Que, como tú,
estemos siempre atentos
a las luces del Espíritu Santo.

Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Luc%C3%ADa.htm

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:
http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=548