lunes, 7 de diciembre de 2015

Solemnidad Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María - Fiesta Diciembre 8

Sólo a Ella Dios le concedió el privilegio de haber sido preservada del pecado original, como un regalo especial para la mujer que sería la Madre de Jesús y madre nuestra



La Inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que por una gracia singular de Dios, María fue preservada de todo pecado, desde su concepción. Esta doctrina es de origen apostólico, aunque el dogma fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus:
"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."
(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)
La Inmaculada Concepción
de la Virgen María
Diciembre 8



Ella, desde el momento en que fue concebida por sus padres, por gracia y privilegios únicos que Dios le concedió, fue preservada de toda mancha del pecado original. El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX, promulgó un documento llamado "Ineffabilis Deus", en el que estableció que el alma de María, en el momento en que fue creada e infundida, estaba adornada con la gracia santificante. Desde entonces, esta es la verdad que los católicos creemos, aunque a veces, no entendamos. Es lo que se llama Dogma o artículo de fe.

La Virgen María fue "dotada por Dios con dones a la medida de su misión tan importante" (Lumen Gentium). El ángel Gabriel pudo saludar a María como "llena de gracia", porque Ella estaba totalmente llena de la gracia de Dios. Dios la bendijo con toda clase de bendiciones espirituales, más que a ninguna otra persona creada. Ella es "redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su Hijo" (LG, n. 53).


La devoción a la Inmaculada Concepción es uno de los aspectos más difundidos de la devoción mariana. Tanto en Europa como en América se adoptó a la Inmaculada Concepción como patrona de muchos lugares. María tiene un lugar muy especial dentro de la Iglesia por ser la Madre de Jesús. Sólo a Ella Dios le concedió el privilegio de haber sido preservada del pecado original, como un regalo especial para la mujer que sería la Madre de Jesús y madre Nuestra. Con ésto, hay que entender que Dios nos regala también a cada uno de nosotros las gracias necesarias y suficientes para cumplir con la misión que nos ha encomendado, y así seguir el camino al Cielo, fieles a su Iglesia Católica.

La Inmaculada Concepción
de la Virgen María

Cuando usamos este título lo que queremos decir es que la Virgen María fue concebida sin el pecado original. Los motivos por los que estamos seguros de esta gran verdad son los siguientes:


Razón principal


Jesucristo, el Salvador prometido (Gen. 2,15; Is. 11,2), por necesidad tendría que venir a nosotros mediante un acto purísimo, libre de todo defecto o pecado (Fil. 2,6-7), para que ésto fuera así tendría que nacer en una mujer totalmente pura desde el punto de vista sobrenatural y moral. Digamos entonces que Dios, como muestra de su honor y poder nos trajo a la Virgen María engendrada y nacida totalmente libre de defecto, que significa libre del menor vestigio del pecado original, que es lo único que podría mancharla. Ésto fue posible por los Méritos de Jesucristo. Es por Él que Ella es preservada del pecado. Ella, por ser una de nuestra raza humana, aunque no tenía pecado, necesitaba salvación, que sólo viene de Cristo. Pero Ella singularmente recibe por adelantado los méritos salvíficos de Cristo. La causa de este don: El poder y omnipotencia de Dios.

La Santísima Virgen María que normalmente, igual que todos los seres humanos, merecería nacer con el pecado original, pero por los méritos de Jesucristo al ser Ella escogida para ser su Madre y haberlo aceptado, gracias a los méritos de Jesús -como el amparo-, Ella fue liberada por Dios para que el Hijo de Dios que es perfecto y santo naciera de una mujer que hubiera sido concebida sin la mancha del Pecado Original.


Razón bíblica


El primer pasaje que contiene la promesa de la redención (Genesis 3:15) menciona a la Madre del Redentor. Es el llamado Proto-evangelium, donde Dios declara la enemistad entre la serpiente y la Mujer. Cristo, la semilla de la Mujer (María) aplastará la cabeza de la serpiente. Ella será exaltada a la gracia santificante que el hombre había perdido por el pecado. Sólo el hecho de que María se mantuvo en estado de gracia puede explicar que continúe la enemistad entre Ella y la serpiente. El Proto-evangelium, por lo tanto, contiene una promesa directa de que vendrá un Redentor. Junto a Él se manifestará su obra maestra:
La preservación perfecta de todo pecado de su Madre Virginal
En (Lucas 1:28) la palabra griega empleada por el códice es Kejaritomene = Agraciadísima. A su vez esta palabra viene de una palabra hebrea como Kedesh = piadoso, o santo, en alguno de sus superlativos o grado máximo y "Gratia Plena" (del texto latino). El Ángel Gabriel enviado por Dios le dice a la Santísima Virgen María:





Las palabras en español "Llena de gracia" no hace justicia al texto griego original que es "kecharitomene" y significa una singular abundancia de gracia, un estado sobrenatural del alma en unión con Dios.



Traducido literalmente dice "Plenitud de gracia", o en el Ave María en español dice: "Llena eres de gracia" (Perfección sobrenatural en grado tal que ningún ser humano puede tenerla excepto Jesucristo que es Hombre-Dios). Lo que la Biblia y sus autores nos quisieron decir con esa palabra es algo tremendo.  Ella es "La Santísima Virgen María". Por lo tanto, si Ella era la "Santísima", tenía que haber nacido sin ninguna mancha de pecado. En Lc. 1,28 el Ángel enviado por Dios le llamó a María así:

"Poseedora de gracias en grado máximo", tanto en cantidad como en calidad; y una de ellas sería el nacer inmaculada. Esto ilumina Gn. 3,15 donde la enemistad entre la serpiente y la mujer significa una lucha, esto es:


El Maligno que es "suma de maldad" luchando contra "suma de Santidad" que es María, Madre del Salvador. Ésto es lo que la Biblia nos quiso decir, por eso María tendría que nacer sin la mancha del Pecado Original.

El Apocalipsis narra sobre la "Mujer vestida de sol" (Ap. 12,1). Ella representa la santidad de la Iglesia, que se realiza plenamente en la Santísima Virgen, en virtud de una gracia singular. Ella es toda esplendor porque no hay en Ella mancha alguna de pecado. Lleva el reflejo del esplendor divino y aparece como signo grandioso de la relación esponsal de Dios con su pueblo.


Razón eclesial


Nuestra fe no está basada solamente en lo que está escrito en la Biblia, sino también en la Iglesia que es el pilar y columna de la Verdad (1 Tim. 3,15). El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX definió como dogma la "Inmaculada Concepción de María" en su Bula "Inefabilis Deus". Dios quiso prepararse un lugar puro donde su Hijo se encarnará.

Frutos



María fue inmune de los movimientos de la concupiscencia. Concupiscencia: los deseos irregulares del apetito sensitivo que se dirigen al mal. María estuvo inmune de todo pecado personal durante el tiempo de su vida. Ésta es la grandeza de María, que siendo libre, nunca ofendió a Dios, nunca optó por nada que la manchara o que le hiciera perder la gracia que había recibido.

La Inmaculada Concepción
de la Santísima Virgen María
tiene un llamado para nosotros:
  1. Nos llama a la purificación. Ser puros para que Jesús resida en nosotros.
  2. Nos llama a la consagración al Corazón Inmaculado de María. Lugar seguro para alcanzar conocimiento perfecto de Cristo y camino seguro para ser llenos del Espíritu Santo.


Pequeño Acto de Consagración
a la Santísima Virgen



¡Oh Señora mía,
Oh Madre mía!
Yo me ofrezco enteramente a Vos;
y en prueba de mi filial afecto,
os consagro en este día,
mis ojos, mis oídos,
mi lengua, mi corazón;
en una palabra,
todo mi ser.

Ya que soy todo vuestro
¡Oh Madre de bondad!,
guardadme y defendedme
como cosa y posesión vuestra.
Amén.

V. ¡Oh María sin pecado concebida!
R. Rogad por nosotros que recurrimos a Vos
(tres veces).


Oración a la
Inmaculada Virgen María



Santísima Virgen,
yo creo y confieso vuestra Santa
e Inmaculada Concepción
pura y sin mancha.

¡Oh Purísima Virgen!,
por vuestra pureza virginal,
vuestra Inmaculada Concepción
y vuestra gloriosa cualidad
de Madre de Dios, alcanzadme
de vuestro amado Hijo
la humildad, la caridad,
una gran pureza de corazón,
de cuerpo y de espíritu,
una santa perseverancia en el bien,
el don de oración, una buena vida
y una santa muerte.
Amén

Fuente - Oración tomada de CORAZONES.ORG:

San Ambrosio - Obispo y Doctor de la Iglesia - Año 397 - Fiesta Diciembre 7



San Ambrosio: que así como tu palacio de Arzobispo estaba siempre abierto para que entraran todos los necesitados de ayudas materiales o espirituales, que así también cada uno de nosotros estemos siempre disponibles para hacer todo el mayor bien posible a los demás.

Ambrosio significa "Inmortal".

Este santo es uno de los más famosos doctores que la Iglesia de occidente tuvo en la antigüedad (junto con San Agustín, San Jerónimo y San León).

Nació en Tréveris (sur de Alemania) en el año 340. Su padre que era romano y gobernador del sur de Francia, murió cuando Ambrosio era todavía muy niño, y la madre volvió a Roma y se dedicó a darle al hijo la más exquisita educación moral, intelectual, artística y religiosa. El joven aprendió griego, llegó a ser un buen poeta, se especializó en hablar muy bien en público y se dedicó a la abogacía.

Las defensas que hacía de los inocentes ante las autoridades romanas eran tan brillantes, que el alcalde de Roma lo nombró su secretario y ayudante principal. Y cuando apenas tenía 30 años fue nombrado gobernador de todo el norte de Italia, con residencia en Milán. Cuando su formador en Roma lo despidió para que fuera a posesionarse de su alto cargo dijo:
"Trate de gobernar más como un obispo que como un gobernador"
Y así lo hizo.


En la gran ciudad de Milán, Ambrosio se ganó muy pronto la simpatía del pueblo. Más que un gobernante era un padre para todos, y no negaba un favor cuando en sus manos estaba el poder hacerlo. Y sucedió que murió el Arzobispo de Milán, y cuando se trató de nombrarle sucesor, el pueblo se dividió en dos bandos, unos por un candidato y otros por el otro. Ambrosio temeroso de que pudiera resultar un tumulto y producirse violencia se fue a la catedral donde estaban reunidos y empezó a recomendarles que procedieran con calma y en paz. Y de pronto una voz entre el pueblo gritó:
"Ambrosio obispo, Ambrosio obispo"
Inmediatamente todo aquel gentío empezó a gritar lo mismo:
"Ambrosio obispo"
Los demás obispos que estaban allí reunidos y también los sacerdotes lo aclamaron como nuevo obispo de la ciudad. Él se negaba a aceptar (pues no era ni siquiera sacerdote), pero se hicieron memoriales y el emperador mandó un decreto diciendo que Ambrosio debía aceptar ese cargo.

Desde entonces no piensa sino en instruirse lo más posible para llegar a ser un excelente obispo. Se dedica por horas y días a estudiar la S. Biblia, hasta llegar a comprenderla maravillosamente. Lee los escritos de los más sabios escritores religiosos, especialmente San Basilio y San Gregorio Nacianceno, y una vez ordenado sacerdote y consagrado obispo, empieza su gran tarea: instruir al pueblo en su religión.

Sus sermones comienzan a volverse muy populares. Entre sus oyentes hay uno que no le pierde palabra: es San Agustín (que todavía no se ha convertido). Éste se queda profundamente impresionado por la personalidad venerable y tan amable que tiene el obispo Ambrosio. Y al fin se hace bautizar por él y empieza una vida santa.


San Ambrosio bautiza a San Agustín de Hipona
Nuestro santo era prácticamente el único que se atrevía a oponerse a los altos gobernantes cuando estos cometían injusticias. Escribía al emperador y a las altas autoridades corrigiéndoles sus errores. El emperador Valentino le decía en una carta:
"Nos agrada la valentía con que sabe decirnos las cosas. No deje de corregirnos, sus palabras nos hacen mucho bien"
Cuando la emperatriz quiso quitarles un templo a los católicos para dárselo a los herejes, Ambrosio se encerró con todo el pueblo en la iglesia, y no dejó entrar allí a los invasores oficiales. El emperador de ese tiempo era Teodosio, un creyente católico, gran guerrero, pero que se dejaba llevar por sus arrebatos de cólera. Un día los habitantes de la ciudad de Tesalónica mataron a un empleado del emperador, y éste envió a su ejército y mató a siete mil personas. Esta noticia conmovió a todos. San Ambrosio se apresuró a escribirle una fuerte carta al mandatario diciéndole:
"Eres humano y te has dejado vencer por la tentación. Ahora tienes que hacer penitencia por este gran pecado"
El emperador le escribió diciéndole:
"Dios perdonó a David; luego a mí también me perdonará"
Y nuestro santo le contestó:
"Ya que has imitado a David en cometer un gran pecado, imítalo ahora haciendo una gran penitencia, como la que hizo él"
Teodosio aceptó. Pidió perdón. Hizo grandes penitencias, y en el día de Navidad del año 390, San Ambrosio lo recibió en la puerta de la Catedral de Milán, como pecador arrepentido. Después ese gran general murió en brazos de nuestro santo, el cual en su oración fúnebre exclamó:
"Siendo la primera autoridad civil y militar, aceptó hacer penitencia como cualquier otro pecador, y lloró su falta toda la vida. No se avergonzó de pedir perdón a Dios y a la Santa Iglesia, y seguramente que ha conseguido el perdón"
San Ambrosio componía hermosos cantos y los enseñaba al pueblo. Cuando tuvo que estarse encerrado con todos sus fieles durante toda una semana en un templo para no dejar que se lo regalaran a los herejes, aprovechó esas largas horas para enseñarles muchas canciones religiosas compuestas por él mismo. Después los herejes lo acusaban de que les quitaba toda la clientela de sus iglesias, porque con sus bellos cantos se los llevaba a todos para la catedral de Milán. Sabía ejercitar su arte para conseguirle más amigos a Dios.



Este gran sabio compuso muy bellos libros explicando la S. Biblia, y aconsejando métodos prácticos para progresar en la santidad. Especialmente famoso se hizo un tratado que compuso acerca de la virginidad y de la pureza. Las mamás tenían miedo de que sus hijas charlaran con este gran santo porque las convencía de que era mejor conservarse vírgenes y dedicarse a la vida religiosa. Él exclamaba:
"En toda mi vida nunca he visto que un hombre haya tenido que quedarse soltero porque no encontró una mujer con la cual casarse"
Pero además de su sabiduría para escribir, tenía el don de poner las paces entre los enemistados. Así que muchísimas veces lo llamaron del alto gobierno para que les sirviera como embajador para obtener la paz con los que deseaban la guerra, y conseguía muy provechosos armisticios o tratados de paz. El viernes santo del año 397, a la edad de 57 años, murió plácidamente exclamando:
"He tratado de vivir de tal manera que no tenga que sentir miedo al presentarme ante el Divino Juez"
(San Agustín decía que le parecía
admirable esta exclamación)

Fuente - Texto tomado de EWTN.COM:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Ambrosio.htm