sábado, 17 de octubre de 2015

Lectura del Santo Evangelio Según San Marcos 10, 35-45


35. Entonces, oyéndole hablar de la resurrección, se arriman a Él Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, y por medio de su madre le hacen esta petición:
"Maestro, quisiéramos que nos concedieses todo cuanto te pidamos".
36. Díjoles Él:
"¿Qué cosas deseáis que os conceda?"
37. "Concédenos, respondieron, que en tu gloria, o glorioso reinado, nos sentemos el uno a tu diestra y el otro a tu siniestra".
38. Mas Jesús les replicó:
"No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz de la pasión que Yo voy a beber?; ¿o ser bautizados con el bautismo de sangre con que Yo voy a ser bautizado?"
39. Respondiéronle:
"Si que podemos".
"Pues tened por cierto, les dijo Jesús, que beberéis el cáliz que Yo bebo y seréis bautizados con el bautismo con que Yo soy bautizado.
40. Pero eso de sentarse a mi diestra o a mi siniestra no está en mi arbitrio, como hombre, el darlo a vosotros, sino a quienes se ha destinado por mi Padre celestial".
41. Entendiendo los otros diez dicha demanda, dieron muestras de indignación contra Santiago y Juan.

42. Mas Jesús, llamándolos todos a sí, les dijo:
"Bien sabéis que los que tienen autoridad de mandar a las naciones, las tratan con imperio; y que sus príncipes ejercen sobre ellos un poder absoluto.
43. No debe ser lo mismo entre vosotros; sino que quien quisiere hacerse mayor ha de ser vuestro criado.


44. Y quien quisiere ser entre vosotros el primero, debe hacerse siervo de todos.
45. Porque aún el Hijo del hombre no vino a que le sirviesen, sino a servir y a dar su vida por la redención de muchos".
Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

DOMUND - Domingo Mundial de las Misiones - Octubre 18 de 2015



Oración

María, ayúdanos a anunciar
y dar testimonio de Cristo
y del Evangelio en el lugar
donde nos encontremos

El domingo mundial de las misiones
se celebra el penúltimo domingo de octubre


"Id por todo el mundo
a predicar el Evangelio"

En todos los países del mundo hoy se hace oración por las misiones y por los misioneros, que se encargan de llevar la Palabra de Dios a los que no lo conocen o a los que lo han olvidado.

¿Por qué se dedica este día a las misiones?

Se tiene un domingo dedicado a las misiones, porque todas las personas necesitamos de Dios para poder llegar al cielo. Los misioneros tienen como tarea enseñarnos el Evangelio, para poder alcanzar la vida eterna. Su labor es de capital importancia.

Un poco de historia

Los misioneros son personas que van a otros lugares para hablar a los hombres de Jesús, para enseñarles a rezar, para decirles que todos debemos amarnos y ayudarnos los unos a los otros, para anunciarles la Buena Nueva: Que Dios nos ama y quiere que todos los hombres se salven.

En el mundo existen actualmente 983 "territorios de misión", y en ellos trabajan casi 50 mil sacerdotes y 370 mil catequistas, casados o solteros, que trabajan a tiempo completo o parcial. Todos estos misioneros se han comprometido a anunciar el Evangelio a los 3.500 millones de hombres que todavía no lo conocen y que representan las dos terceras partes de la humanidad.

¿Cuál es su labor?

Atienden leprosarios, hospitales, hogares para huérfanos y ancianos, dispensarios, colegios, universidades. Su labor no es fácil, se le presentan muchas dificultades que tienen que vencer para lograr transmitir la Palabra de Dios a los demás. Necesitan de nuestra ayuda espiritual, humana y material.

La Iglesia Católica vive el mes de octubre dedicado mundialmente a despertar el Espíritu Misionero en los fieles, con gestos de solidaridad hacia los 200.000 misioneros que entregan sus vidas por el anuncio del Evangelio en el mundo.

Durante este mes, llamado "Mes de las Misiones" se intensifica la animación misionera, uniéndonos todos en oración, el sacrificio y el aporte económico a favor de las misiones, a fin de que el evangelio se proclame a todos los hombres.

El domingo 18 de octubre de 2015 se celebra la Jornada Mundial de las Misiones en todas las Iglesias locales, como fiesta de la catolicidad y de solidaridad universal. La colecta de este día es destinada al fondo universal para las misiones más necesitadas.



Mensaje del Santo Padre Francisco
para la
Jornada Mundial de las Misiones
2015

"Queridos hermanos y hermanas:

La Jornada Mundial de las Misiones 2015 tiene lugar en el contexto del Año de la Vida Consagrada, y recibe de ello un estímulo para la oración y la reflexión.

De hecho, si todo bautizado está llamado a dar testimonio del Señor Jesús proclamando la fe que ha recibido como un don, esto es particularmente válido para la persona consagrada, porque entre la vida consagrada y la misión subsiste un fuerte vínculo. El seguimiento de Jesús, que ha dado lugar a la aparición de la vida consagrada en la Iglesia, responde a la llamada a tomar la cruz e ir tras él, a imitar su dedicación al Padre y sus gestos de servicio y de amor, a perder la vida para encontrarla. Y dado que toda la existencia de Cristo tiene un carácter misionero, los hombres y las mujeres que le siguen más de cerca asumen plenamente este mismo carácter.


La dimensión misionera, al pertenecer a la naturaleza misma de la Iglesia, es también intrínseca a toda forma de vida consagrada, y no puede ser descuidada sin que deje un vacío que desfigure el carisma. La misión no es proselitismo o mera estrategia; la misión es parte de la “gramática” de la fe, es algo imprescindible para aquellos que escuchan la voz del Espíritu que susurra “ven” y “ve”. Quién sigue a Cristo se convierte necesariamente en misionero, y sabe que Jesús «camina con él, habla con él, respira con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 266).

La misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, es una pasión por su pueblo. Cuando nos detenemos ante Jesús crucificado, reconocemos todo su amor que nos dignifica y nos sostiene; y en ese mismo momento percibimos que ese amor, que nace de su corazón traspasado, se extiende a todo el pueblo de Dios y a la humanidad entera; Así redescubrimos que él nos quiere tomar como instrumentos para llegar cada vez más cerca de su pueblo amado (cf. ibid., 268) y de todos aquellos que lo buscan con corazón sincero. En el mandato de Jesús: “id” están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia. En ella todos están llamados a anunciar el Evangelio a través del testimonio de la vida; y de forma especial se pide a los consagrados que escuchen la voz del Espíritu, que los llama a ir a las grandes periferias de la misión, entre las personas a las que aún no ha llegado todavía el Evangelio.




El quincuagésimo aniversario del Decreto conciliar Ad gentes nos invita a releer y meditar este documento que suscitó un fuerte impulso misionero en los Institutos de Vida Consagrada. En las comunidades contemplativas retomó luz y elocuencia la figura de Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones, como inspiradora del vínculo íntimo de la vida contemplativa con la misión. Para muchas congregaciones religiosas de vida activa el anhelo misionero que surgió del Concilio Vaticano II se puso en marcha con una apertura extraordinaria a la misión ad gentes, a menudo acompañada por la acogida de hermanos y hermanas provenientes de tierras y culturas encontradas durante la evangelización, por lo que hoy en día se puede hablar de una interculturalidad generalizada en la vida consagrada. Precisamente por esta razón, es urgente volver a proponer el ideal de la misión en su centro: Jesucristo, y en su exigencia: la donación total de sí mismo a la proclamación del Evangelio. No puede haber ninguna concesión sobre esto: quién, por la gracia de Dios, recibe la misión, está llamado a vivir la misión. Para estas personas, el anuncio de Cristo, en las diversas periferias del mundo, se convierte en la manera de vivir el seguimiento de él y recompensa los muchos esfuerzos y privaciones. Cualquier tendencia a desviarse de esta vocación, aunque sea acompañada por nobles motivos relacionados con la muchas necesidades pastorales, eclesiales o humanitarias, no está en consonancia con el llamamiento personal del Señor al servicio del Evangelio. En los Institutos misioneros los formadores están llamados tanto a indicar clara y honestamente esta perspectiva de vida y de acción como a actuar con autoridad en el discernimiento de las vocaciones misioneras auténticas. Me dirijo especialmente a los jóvenes, que siguen siendo capaces de dar testimonios valientes y de realizar hazañas generosas a veces contra corriente: no dejéis que os roben el sueño de una misión auténtica, de un seguimiento de Jesús que implique la donación total de sí mismo. En el secreto de vuestra conciencia, preguntaos cuál es la razón por la que habéis elegido la vida religiosa misionera y medid la disposición a aceptarla por lo que es: un don de amor al servicio del anuncio del Evangelio, recordando que, antes de ser una necesidad para aquellos que no lo conocen, el anuncio del Evangelio es una necesidad para los que aman al Maestro.

Hoy, la misión se enfrenta al reto de respetar la necesidad de todos los pueblos de partir de sus propias raíces y de salvaguardar los valores de las respectivas culturas. Se trata de conocer y respetar otras tradiciones y sistemas filosóficos, y reconocer a cada pueblo y cultura el derecho de hacerse ayudar por su propia tradición en la inteligencia del misterio de Dios y en la acogida del Evangelio de Jesús, que es luz para las culturas y fuerza transformadora de las mismas.

Dentro de esta compleja dinámica, nos preguntamos: “¿Quiénes son los destinatarios privilegiados del anuncio evangélico?” La respuesta es clara y la encontramos en el mismo Evangelio: los pobres, los pequeños, los enfermos, aquellos que a menudo son despreciados y olvidados, aquellos que no tienen como pagarte (cf. Lc 14,13-14). La evangelización, dirigida preferentemente a ellos, es signo del Reino que Jesús ha venido a traer: «Existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 48). Esto debe estar claro especialmente para las personas que abrazan la vida consagrada misionera: con el voto de pobreza se escoge seguir a Cristo en esta preferencia suya, no ideológicamente, sino como él, identificándose con los pobres, viviendo como ellos en la precariedad de la vida cotidiana y en la renuncia de todo poder para convertirse en hermanos y hermanas de los últimos, llevándoles el testimonio de la alegría del Evangelio y la expresión de la caridad de Dios.


Para vivir el testimonio cristiano y los signos del amor del Padre entre los pequeños y los pobres, las personas consagradas están llamadas a promover, en el servicio de la misión, la presencia de los fieles laicos. Ya el Concilio Ecuménico Vaticano II afirmaba: «Los laicos cooperan a la obra de evangelización de la Iglesia y participan de su misión salvífica a la vez como testigos y como instrumentos vivos» (Ad gentes, 41). Es necesario que los misioneros consagrados se abran cada vez con mayor valentía a aquellos que están dispuestos a colaborar con ellos, aunque sea por un tiempo limitado, para una experiencia sobre el terreno. Son hermanos y hermanas que quieren compartir la vocación misionera inherente al Bautismo. Las casas y las estructuras de las misiones son lugares naturales para su acogida y su apoyo humano, espiritual y apostólico.

Las Instituciones y Obras misioneras de la Iglesia están totalmente al servicio de los que no conocen el Evangelio de Jesús. Para lograr eficazmente este objetivo, estas necesitan los carismas y el compromiso misionero de los consagrados, pero también, los consagrados, necesitan una estructura de servicio, expresión de la preocupación del Obispo de Roma para asegurar la koinonía, de forma que la colaboración y la sinergia sean una parte integral del testimonio misionero. Jesús ha puesto la unidad de los discípulos, como condición para que el mundo crea (cf. Jn 17,21). Esta convergencia no equivale a una sumisión jurídico-organizativa a organizaciones institucionales, o a una mortificación de la fantasía del Espíritu que suscita la diversidad, sino que significa dar más eficacia al mensaje del Evangelio y promover aquella unidad de propósito que es también fruto del Espíritu.

La Obra Misionera del Sucesor de Pedro tiene un horizonte apostólico universal. Por ello también necesita de los múltiples carismas de la vida consagrada, para abordar al vasto horizonte de la evangelización y para poder garantizar una adecuada presencia en las fronteras y territorios alcanzados.

Queridos hermanos y hermanas, la pasión del misionero es el Evangelio. San Pablo podía afirmar: «¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1 Cor 9,16). El Evangelio es fuente de alegría, de liberación y de salvación para todos los hombres. La Iglesia es consciente de este don, por lo tanto, no se cansa de proclamar sin cesar a todos «lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos» (1 Jn 1,1). La misión de los servidores de la Palabra -obispos, sacerdotes, religiosos y laicos- es la de poner a todos, sin excepción, en una relación personal con Cristo. En el inmenso campo de la acción misionera de la Iglesia, todo bautizado está llamado a vivir lo mejor posible su compromiso, según su situación personal. Una respuesta generosa a esta vocación universal la pueden ofrecer los consagrados y las consagradas, a través de una intensa vida de oración y de unión con el Señor y con su sacrificio redentor.

Mientras encomiendo a María, Madre de la Iglesia y modelo misionero, a todos aquellos que, ad gentes o en su propio territorio, en todos los estados de vida cooperan al anuncio del Evangelio, os envío de todo corazón mi Bendición Apostólica.

Vaticano, 24 de mayo de 2015

Solemnidad de Pentecostés

Francisco

San Lucas - Evangelista - Fiesta Octubre 18



Datos Importantes

Lucas significa: "luminoso, iluminado" (viene del latín "luce" = luz).

Un escrito del siglo II, el Prólogo antimarcionista del Evangelio de Lucas, sintetiza el perfil biográfico del modo siguiente:
"Lucas, un sirio de Antioquía, de profesión médico, discípulo de los apóstoles, más tarde siguió a San Pablo hasta su confesión (martirio). Sirvió incondicionalmente al Señor, no se casó ni tuvo hijos. Murió a la edad de 84 años en Beocia, lleno de Espíritu Santo". Recientes estudios concuerdan con esta versión.
Lucas nace de padres paganos en Antioquía (siglo I) y es el único escritor del Nuevo Testamento que no es israelita. Es de cultura griega y dirigió su mensaje a gentiles cristianos. Resalta el aspecto universal de la redención. Lucas recibió la fe alrededor del año 40. Habrá conocido a Pablo en Antioquía. Ninguno de los dos conocieron a Jesús durante su vida en la tierra. Sin embargo, Lucas supo escribir cuidadosamente guiado por el Espíritu Santo, lo que escuchó de los testigos oculares. La predicación a todas las naciones, comenzando por Jerusalén (Cf Lc. 24, 46-47). Él está consciente de los peligros de la legalidad judía, las herejías y la frivolidad pagana.

Patrón de: Artistas, doctores, cirujanos, solteros, carniceros, encuadernadores, cerveceros, escultores, notarios...

Representado con: Libro, novillo alado, médico, pintando ícono de Nuestra Señora.


Libros famosos escritos por San Lucas:
  1. El Tercer Evangelio.
  2. Los Hechos de los Apóstoles.
Es el escritor agradable y el que tiene el estilo más hermoso en el Nuevo Testamento. Era médico.

Autor del Tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, en el que se narran los orígenes de la vida de la Iglesia hasta la primera prisión de Pablo en Roma. Desde su prisión de Roma, Pablo dice a su discípulo Timoteo: "Lucas sólo queda conmigo". San Juan Crisóstomo le llamó: "Incansable en el trabajo, ansioso de saber y sufrir, Lucas no acertaba a separarse de Pablo". Posiblemente escribió entre 70 AD y 80 AD, probablemente en los dos años que San Pablo estuvo preso en Cesarea (Hechos 20, 21). Se destaca como evangelista y como historiador.

En los Hechos de los Apóstoles, Lucas se incluye en los viajes de San Pablo: "Fuimos a... Navegamos a..." En uno de esos viajes se embarcaron desde Troas a Fenicia. Otro viaje los llevó desde Fenicia a Jerusalén. Más tarde fueron juntos a Roma, en cuyo viaje sufrieron naufragio y otros peligros, y así podemos reconstruir parte de su actividad misionera.


La profesión médica nos hace suponer que él se dedicó mucho tiempo al estudio. San Pablo lo llama "Lucas, el médico muy amado", y probablemente cuidaba de la quebrantada salud del gran apóstol San Pablo.

El poeta Dante le dio a San Lucas este apelativo: "el que describe la amabilidad de Cristo".

San Lucas como era médico era muy comprensivo, por eso San Lucas veía a las personas tal cual son (mitad debilidad y mitad buena voluntad), y las amaba y las comprendía.

Su evangelio es el más fácil de leer, de todos los cuatro. Son 1.200 renglones escritos en excelente estilo literario. Su formación cultural se nota también por el estilo de sus libros: Su evangelio está escrito en un griego sencillo, limpio y bello, rico en términos que los otros tres evangelistas no tienen. Hay que hacer otra consideración sobre su Evangelio, a más del hecho estilístico e historiográfico: Lucas es el evangelista que mejor que los otros nos pintó la humana fisonomía del Redentor, su mansedumbre, sus atenciones para con los pobres y los marginados, las mujeres y los pecadores arrepentidos.

Lo han llamado "el evangelio de los de abajo", porque allí aparece Jesús prefiriendo siempre a los pequeños, a los enfermos, a los pobres y a los pecadores arrepentidos. Es un Jesús que corre al encuentro de aquellos para quienes la vida es más dura y angustiosa.

También se ha llamado: "el evangelio de la oración", porque presenta a Jesús orando en todos los grandes momentos de su vida e insistiendo continuamente en la necesidad de orar siempre y de no cansarse de orar.

Otro nombre dado a su escrito es: "el evangelio de los pecadores", porque presenta siempre a Jesús infinitamente comprensivo con los que han sido víctimas de las humanas pasiones. San Lucas quiere insistir en que el amor de Dios no tiene límites ni rechaza a quien desea arrepentirse y cambiar de vida.

Según la tradición conoció a la Virgen María, la madre de Jesús, en una visita que hizo junto a San Pablo. Es el biógrafo de la Virgen y de la infancia de Jesús. Es el evangelista de la Navidad. Los Hechos de los Apóstoles y el tercer Evangelio nos hacen ver el temperamento de San Lucas, hombre conciliador, discreto, dueño de sí mismo; suaviza o calla expresiones que hubieran podido herir a algún rector, con tal que esto no vaya en perjuicio de la verdad histórica.

Al revelarnos los íntimos secretos de la Anunciación, de la Visitación, de la Navidad, él nos hace entender que conoció personalmente a la Virgen. Algún exégeta avanza la hipótesis de que fue la Virgen María misma quien le transcribió el himno del “Magnificat” (Lc 1:46-55), que ella elevó a Dios en un momento de exultación en el encuentro con la prima Isabel. En efecto, Lucas nos advierte que hizo muchas investigaciones y buscó informaciones respecto de la vida de Jesús con los que fueron testigos oculares.


Se cree, por ésto, que San Lucas cite tantos sucesos de la infancia de Jesús, y que hable de los sentimientos de María. "María, por su parte, guardaba con cuidado todas estas cosas, meditándolas en su corazón", dice San Lucas cuando llegan los pastores al pesebre a adorar a Jesús recién nacido. 



Incluso una pintura muy antigua de María en las catacumbas de Priscila en Roma es atribuida, según la tradición, al apóstol San Lucas. 

Según la tradición murió mártir en Acaya, colgado de un árbol. Sus reliquias se encuentran en la Basílica de Santa Justina, Padua, Italia. Estudios conducidos allí en 1998 concuerdan con los datos sobre San Lucas conocidos por la tradición.

Virgen de Czestochowa - Patrona de Polonia
Según una leyenda, después de la crucifixión de Jesús, cuando la Virgen María se trasladó a la casa de San Juan, llevó consigo algunos artículos personales, entre ellos una mesa hecha por el mismo Redentor en el taller de San José. Se cuenta que, cuando las mujeres piadosas de Jerusalén le pidieron a San Lucas que hiciese una pintura de la Madre de Dios; fue la parte superior de esta mesa, la que el Apóstol utilizó para pintar la Imagen. Mientras aplicaba los broches y la pintura, San Lucas escuchó con atención cómo la Madre de Jesús hablaba de la vida de su Hijo; muchos de estos hechos fueron plasmados en su Evangelio. El Icono de Nuestra Señora de Czestochowa es la pintura que San Lucas realizó del Niño Jesús y la Virgen María.

Fuente - Texto tomado ES.CATHOLIC.NET:

Fuente - Texto tomado de IGLESIAPOTOSINA.ORG:

Fuente - Texto tomado de ES.WIKIPEDIA.ORG:
http://es.wikipedia.org/wiki/Lucas_el_Evangelista