jueves, 24 de septiembre de 2015

San Cleofás - Discípulo de Jesús - Fiesta Septiembre 25



Cleofás significa “esclarecido por la gloria”. Viene de la lengua hebrea.

El creyente apóstol es una persona que se goza anunciando a Cristo por todos sitios. Los discípulos de Cristo son llamados para seguir sus pasos y para anunciarlo sin cesar cada día.

Fue discípulo de Jesús. Su mujer se llamaba María de Cleofás. Quizá fuera hermano de San José. Sus hijos se llamaban Santiago el Menor, José y Simón.

Estuvo entre los primeros discípulos que recibieron al Señor después de su gloriosa Resurrección, según refiere San Lucas:

Es la alborada del Domingo. Unas mujeres, quieren envolver en lienzos el cuerpo y poner perfumes preciosos, a la usanza judía, en el cuerpo de Jesús, ya que no pudo prepararse con finura el viernes por la tarde cuando lo pusieron en el sepulcro.


El sepulcro está vacío, no tiene cuerpo dentro. Unos ángeles avisan que está vivo el Señor Jesús. Las mujeres, locas de alegría, nerviosas, corren y transmiten la nueva a los discípulos. Pedro y los demás no pueden creer ese inusitado acaecimiento.

La distancia de Jerusalén a Emaús es de algo más de diez kilómetros. Hacia Emaús caminan ese mismo día dos discípulos del Maestro. Uno de ellos responde al nombre de Cleofás. Van comentando entre ellos los acontecimientos del fracaso de Jesús en los días pasados.

Las pisadas son pesadas porque llevan la amargura en el pecho. Son tantos años juntos, tantas ilusiones truncadas, tantas promesas secas, tantas alegrías cegadas... hasta los proyectos del Reino se esfumaron con los clavos, la cruz y la lanza. Con Jesús muerto mal se anda.


Se les unió un caminante como compañero de camino. Ellos temían "ofuscada la mirada". Al preguntar qué les pasa, Cleofás con tono enojado casi le regañó por no estar al día de lo que ha pasado en la Ciudad Santa. Cuando resumen los hechos tan trágicos e impresionantes, el viajero les recordó que ya estaba previsto por los profetas.


Al acercarse a la aldea, el caminante hace intención de proseguir. Cleofás y su amigo le insistieron:
"Quédate con nosotros, que el día ya declina"

El caminante accedió, entró con ellos en la casa, se sentó a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió en trozos, y se lo dio. En este instante le reconocieron.


Ahora, desandar lo andado para decirle a los hermanos que las mujeres mañaneras tenían razón no es pesado, es alegría; avanzan en la noche tan seguros como a pleno día porque lucen mucho las estrellas, los pasos se han tornado ágiles y firmes, el corazón late con fuerza, el gozo se ha hecho vida. Notan la vehemencia de decir pronto a los otros que Jesús sí es el Mesías. Con Jesús Vivo bien se camina.


Según alguna tradición, lo mataron los judíos en el mismo camino en que encontró a Jesús resucitado. Le tomaron inquina porque predicaba la palabra de Jesús Nazareno.

El historiador palestino Egesipo afirma que Cleofás era hermano de San José. Fue el marido de la hermana de la Virgen, la María de Cleofás presente con las otras mujeres piadosas en el mismo drama del Calvario.

Según Eusebio y San Jerónimo, Cleofás era nativo de Emaús. Y en Emaús, según una tradición antigua, Cleofás, testigo de la resurrección, fue asesinado por un grupo de judíos intolerantes que afirmaban que el Mesías no había llegado todavía y mucho menos que hubiera resucitado.

San Jerónimo nos asegura, ya en el siglo IV, que su casa se transformó en iglesia.

El martirologio romano ha colocado su fiesta en este día.

Oración a San Cleofás

Confesamos, Señor,
que sólo tú eres santo
y que sin ti nadie es bueno,
y humildemente te pedimos
que la intercesión
de San Cleofás
venga en nuestra ayuda,
para que de tal forma
vivamos en el mundo,
que merezcamos llegar
a la contemplación
de tu gloria.
Por nuestro
Señor Jesucristo,
Tu Hijo,
Amén.

Fuente - Texto tomado de CHURCHFORUM.ORG:

San Carlos de Sezze - Franciscano - Año 1670 - Fiesta Septiembre 25



Gracias hermano Carlos porque nos dejaste estos bellos recuerdos de tu vida. Con razón el Papa Juan XXIII sentía tanta alegría al declararte santo en 1959, porque la vida tuya es un ejemplo de que aún en los oficios más humildes y en medio de humillaciones e incomprensiones podemos llegar a un alto grado de santidad y ganarnos la gloria del cielo.

"Al que se humilla, Dios lo enaltece" (Lc. 14, 11)

Este humilde hermano franciscano escribió por orden expresa de sus superiores los recuerdos de hechos especiales que le sucedieron en su vida. Son los siguientes:

Nació en 1620 en el pueblo italiano de Sezze. De familia pobre, cuando empezó a asistir a la escuela, un día por no dar una lección, el maestro le dio una paliza tan soberana que lo mandó a la cama. Entonces sus padres lo enviaron a trabajar en el campo y allá pensaba vivir para siempre. Pero sucedió que un día una bandada de aves espantó a los bueyes que Carlos dirigía cuando estaba arando, y estos arremetieron contra él con gravísimo peligro de matarlo. Cuando sintió que iba a perecer en el accidente, prometió a Dios que si le salvaba la vida se haría religioso. Y milagrosamente quedó ileso, sin ninguna herida.

Entonces otro día al ver pasar por allí unos religiosos franciscanos les pidió que le ayudaran a entrar en su comunidad. Ellos lo invitaron a que fuera a Roma a hablar con el Padre Superior, y con su recomendación se fue allá con tres compañeros más. El superior para probar si en verdad tenían virtud, los recibió muy ásperamente y les dijo que eran unos haraganes que sólo buscaban conseguirse el alimento gratuitamente, y los echó para afuera. Pero ellos se pusieron a comentar que su intención era buena y que deberían insistir. Y entraron por otra puerta del convento y volvieron a suplicar al superior que los recibiera. Éste, haciéndose el bravo, les dijo que esa noche les permitía dormir allí como limosneros pero que al día siguiente tendrían que irse definitivamente. Los cuatro aceptaron esto con toda humildad, pero al día siguiente en vez de despacharlos les dijeron que ya habían pasado la prueba preparatoria y que quedaban admitidos como aspirantes.

En el noviciado el maestro lo mandó a que sembrara unos repollos, pero con la raíz hacia arriba. Él obedeció prontamente y los repollos retoñaron y crecieron. Después el superior del noviciado empezó a humillarlo y humillarlo. Él aguantaba todo con paciencia, pero al fin viendo que iba a estallar en ira, se fue donde el maestro de novicios a decirle que se volvía otra vez al mundo porque ya no resistía más. El sacerdote le agradeció que le hubiera confiado sus problemas y le arregló su situación y pudo seguir tranquilo hasta ser admitido como franciscano. Ya religioso, un día entraron a la huerta del convento unos toros bravos que embestían sin compasión a todo fraile que se les presentara. El superior, para probar qué tan obediente era el hermano Carlos, le ordenó:
"Vaya, amarre esos toros y sáquelos de aquí"
Él se llevó un lazo, les echó la bendición a los feroces animales y todos se dejaron atar de los cachos y lo fueron siguiendo como si fueran mansos bueyes. La gente se quedó admirada ante semejante cambio tan repentino, y consideraron este prodigio como un premio a su obediencia. Para que no se volviera orgulloso a causa de las cosas buenas que le sucedían, permitió Dios que le sucedieran también cosas muy desagradables.

Lo pusieron de cocinero y los platos se le caían de la mano y se le rompían, y esto le ocasionaba tremendos regaños. Una noche dejó el fogón a medio apagar y se quemó la cocina y casi se incendia todo el convento. Entonces fue destituido de su cargo de cocinero y enviado a cultivar la huerta. A un religioso que le preguntaba por qué le sucedían hechos tan desagradables, le respondió:
"Los permite Dios para que no me llene de orgullo y me mantenga siempre humilde"
Después lo nombraron portero del convento y admitía a todo caminante pobre que pidiera hospedaje en las noches frías. Y repartía de limosna cuanto la gente traía. Al principio el superior del convento le aceptaba esto, pero después lo llamó y le dijo:
"De hoy en adelante no admitiremos a hospedarse sino a unas poquísimas personas, y no repartiremos sino unas pocas limosnas, porque estamos dando demasiado"
Él obedeció, pero sucedió entonces que dejaron de llegar las cuantiosas ayudas que llevaban los bienhechores. El superior lo llamó para preguntarle:
"¿Cuál será la causa por la que han disminuido tanto las ayudas que nos trae la gente?"
"La causa es muy sencilla –le respondió el hermano CarlosEs que dejamos de dar a los necesitados, y Dios dejó de darnos a nosotros. Porque con la medida con la que repartamos a los demás, con esa medida nos dará Dios a nosotros"

Desde ese día recibió permiso para recibir a cuanto huésped pobre llegara, y de repartir las limosnas que la gente llevaba, y Dios volvió a enviarles cuantiosas donativos. Tuvo que hacer un viaje muy largo acompañado de un religioso y en plena selva se perdieron y no hallaban qué hacer. Se pusieron a rezar con toda fe y entonces apareció una bandada de aves que volaban despacio delante de ellos y los fueros guiando hasta lograr salir de tan tupida arboleda.

El director de su convento empezó a tratarlo con una dureza impresionante. Lo regañaba por todo y lo humillaba delante de los demás. Un día el hermano Carlos sintió un inmenso deseo de darle el golpe e insultarlo. Fue una tentación del demonio. Se dominó, se mordió los labios, y se quedó arrodillado delante del otro, como si fuera una estatua, y no le dijo ni le hizo nada. Era un acto heroico de paciencia.

¿Qué era lo que había sucedido? Que el Superior Provincial había enviado una carta muy fuerte al director diciéndole que le había escrito contándole faltas de él. Y éste al pasar por la celda de Carlos había visto varias veces que estaba escribiendo. Entonces se imaginó que era él quien lo estaba acusando. Su apatía llegó a tal grado que le hizo echar de ese convento y fue enviado a otra casa de la comunidad.

Al llegar a aquel convento el provincial, le dijo al tal superior que no era Carlos quien le había escrito. Y averiguaron qué era lo que este religioso escribía y vieron que era una serie de consejos para quienes deseaban orar mejor. El irritado director tuvo que ofrecerle excusas por su injusto trato y sus humillaciones. Pero con esto el sencillo hermano había crecido en santidad.

Las gentes le pedían que redactara algunas normas para orar mejor y crecer en santidad. Él lo hizo así y permitió que le publicara el folleto. Esto le trajo terribles regaños y casi lo expulsan de la comunidad. El pobre hombre no sabía que para esas publicaciones se necesitan muchos permisos. Humillado se arrodilló ante un crucifijo para contarle sus angustias, y oyó que Nuestro Señor le decía:
"Ánimo, que estas cosas no te van a impedir entrar en el paraíso"
La petición más frecuente del hermano Carlos a Dios era esta:
"Señor, enciéndeme en amor a Ti"

Y tanto la repitió que un día durante la elevación de la santa hostia en la Misa, sintió que un rayo de luz salía de la Sagrada Forma y llegaba a su corazón. Desde ese día su amor a Dios creció inmensamente.

Al fin los superiores se convencieron de que este sencillo religioso era un verdadero hombre de Dios y le permitieron escribir su autobiografía y publicar dos libros más, uno acerca de la oración y otro acerca de la meditación.

Fuente - Texto tomado de EWTN:

Los 150 exorcistas italianos avisan: «Se agrava la emergencia del ocultismo y el satanismo»



Los 150 exorcistas italianos avisan: «Se agrava la emergencia del ocultismo y el satanismo»
A la izquierda, Francesco Bamonte,
presidente de los exorcistas italianos,
presentando su libro sobre
la Virgen María en los exorcismos 

Alessandra Turrisi / Avvenire - 23 de septiembre de 2015 

Formación y confrontación para levantar barreras contra la agresión del maligno y saber reconocer esas "puertas y barreras" abiertas a la acción del demonio. Son los objetivos con los que se ha llevado a cabo el congreso nacional de los exorcistas italianos, que acaba de finalizar en Roma; el primero después del reconocimiento oficial, en junio de 2014, de la Asociación Internacional de Exorcistas, que agrupa a 400 sacerdotes de todo el mundo.

Un punto de partida importante para trabajar rápidamente en este campo, como subraya el presidente, el padre Francesco Bamonte, al reunirse con casi 150 "colegas" exorcistas italianos.

«Hemos enviado una carta con la copia de los estatutos a todos los obispos italianos y a los obispos de las naciones donde operan nuestras secretarías lingüísticas -explica el padre Bamonte-. En la carta hemos resaltado el agravarse de la actual emergencia del ocultismo-satanismo y, por consiguiente, la necesidad de comprometerse en la formación de todos los sacerdotes y su preparación para un primer discernimiento de los distintos casos en relación con este fenómeno. También deseamos el nombramiento de un mayor número de exorcistas en la Iglesia y la promoción de su formación permanente».

Durante el congreso han intervenido, entre otros, el cardenal Agostino Vallini, vicario del Papa para la diócesis de Roma; el arzobispo Filippo Iannone, vice-gerente de Roma; y Giovanni D’Ercole, obispo de Ascoli Piceno. Han llegado también las palabras de ánimo del Papa Francisco. 

La Iglesia, en resumen, tiene el deber de estar preparada frente a las peticiones de ayuda de quien cree tener o tiene efectivamente trastornos vinculados a la acción del maligno.

Los jóvenes,
cada vez más expuestos

El acceso a prácticas peligrosas es cada vez más fácil, también para los más jóvenes. El Hermano Benigno Palilla, franciscano exorcista de la archidiócesis de Palermo, ha proporcionado algún ejemplo con el que ha ilustrado lo fácil que es caer en las redes que pueden poner en contacto con el Maligno.

El espiritismo, por ejemplo. «Se ha difundido en las escuelas, con una rapidez impresionante, el juego “Charlie, Charlie challenge”. Se trata de dos lápices superpuestos en forma de cruz que están en equilibrio.



Debajo hay un papel con las palabras "sí" en un lado y "no" en el otro. Se le pregunta a Charlie si está. El lápiz se mueve solo, girando hacia el sí. Pues bien -observa el Hermano Benigno-, si no hay una causa natural como el viento, el lápiz solo no se pude mover. Si se mueve, es que hay una entidad que lo mueve. Ahora bien, esta entidad no puede ser Dios porque Él no se presta a estos juegos. Por lo tanto, sólo puede ser el demonio. Se trata, entonces, de una evocación del demonio a través de este juego, que juego no es. Se trata, para ser más concretos, de una sesión espiritista, en la que se invoca a un espíritu maligno».

Y sigue con la escritura automática o con quienes tienen el poder de ponerse en contacto con un difunto.

El demonio nunca cura,
sólo engaña

A menudo se recurre a los espíritus o a las prácticas ocultas para resolver algún problema de salud o familiar.

¡Atención!, precisa el Hermano Benigno, «el demonio nunca cura a una persona de una enfermedad, sino que solamente interrumpe sus síntomas durante un tiempo. La enfermedad permanece. Aquí sucede lo mismo que sucede cuando una persona se dirige a un mafioso para recibir beneficios. Sin duda los obtiene, pero el precio que tiene que pagar lo verá más adelante. De hecho, se crea un vínculo que es exigente en cuanto requiere disponibilidad total a cualquier petición. Lo mismo pasa cuando se recurre a un ocultista y, a través de él, al demonio».

Pero hay también una consecuencia gravísima para quien confía la propia vida y las propias decisiones a un talismán o a un mago: «El ocultismo contribuye a crear una mentalidad del "no hacer", "no actuar" en espera de algún "poder externo"».

El poder de la Virgen y del Rosario


En la lucha contra el maligno los exorcistas tienen una aliada extraordinaria, la Virgen. «Durante nuestro ministerio como exorcistas, (explica el padre Bamonte), experimentamos a menudo que el Rosario, bien rezado, es particularmente temido por el demonio. Una vez, mientras el demonio intentaba arrancar la corona que había puesto alrededor del cuello de la persona a la que atormentaba, exclamó con rabia: "¡Quién se agarra a esta cadena no se perderá nunca!"».

(Traducción del italiano por Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)

Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM: