sábado, 8 de agosto de 2015

Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 6, 41-52



41. Los judíos entonces comenzaron a murmurar de Él, porque había dicho:
"Yo Soy el pan vivo, que he descendido del cielo"
42. Y decían:
"¿No es éste aquel Jesús, hijo de José, cuyo padre y cuya madre nosotros conocemos?  ¿Pues cómo dice Él: Yo he bajado del cielo?"
43. Mas Jesús les respondió, y dijo:
"No andéis murmurando entre vosotros.
44. Nadie puede venir a Mí, si el Padre que me envió no le atrae; y al tal le resucitaré Yo en el último día.
45. Escrito está en los profetas:


Todos serán enseñados de Dios. Cualquiera, pues, que ha escuchado al Padre, y aprendido Su Doctrina, viene a Mí.
46. No porque algún hombre haya visto al Padre, excepto el que es hijo natural de Dios: Éste sí que ha visto al Padre.
47. En verdad, en verdad os digo: Que quien cree en Mí, tiene la vida eterna.
48. Yo Soy el pan de vida.

49. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
50. Mas Éste es el pan que desciende del cielo, a fin de que quien comiere de Él no muera.

51. Yo Soy el pan vivo, que he descendido del cielo.


52. Quien comiere de este pan, vivirá eternamente; y el pan que Yo daré, es mi misma carne, la cual daré Yo para la vida o salvación del mundo".

Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

Novena por la Asunción de la Virgen María - Día cuarto - Agosto 9 de 2015



Cuarto día

En el nombre del Padre,
del Hijo,
y del Espíritu Santo
Amén

“Hijo, ¿Por qué has hecho así con nosotros?”

Versículo introductorio

V. María conservaba todas estas cosas.

R. Meditándolas en su corazón.

Lectura

Lc 2:41-52 - Jesús entre los doctores.

Comentario

La pregunta de María, doliéndose por la pérdida del hijo, se hace lenguaje de amor, de docilidad plena, a la vez que manifiesta su pobreza, su íntima humillación, su dolor, su entrega a los planes divinos.
“Sin embargo es consolador para nosotros saber que también la Virgen preguntó “por qué” a Jesús en una circunstancia de intenso sufrimiento… demostrándonos en esta escena evangélica que la Virgen no siempre, ni inmediatamente comprendió el comportamiento de su Hijo… pero a pesar de ello María creía, confiaba y “conservaba todo esto en su corazón” (Lc 2, 51) (Juan Pablo)
Ante este episodio que nos narra San Lucas, María nos enseña una doble actitud: su silencio ante la respuesta del Hijo y su serenidad y equilibrio, virtudes tan necesarias en nuestra búsqueda constante de Dios, a través de todos los acontecimientos prósperos o adversos, a través de toda la vida, tanto en momentos de gozo como en circunstancias dolorosas y a veces humanamente incomprensibles. María nos muestra el camino: silencio, fe y oración.

Peticiones



a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María… y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Señor, Padre santo, que quisiste que Jesús se quedará en el templo y estuviera a tu plena disposición, concédenos, por intercesión de Santa María, profundizar en el misterio de tu voluntad y haz que seamos verdaderos discípulos de tu Hijo conservando y meditando en nuestro corazón tu Palabra divina. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:
https://www.aciprensa.com/recursos/cuarto-dia-de-la-novena-por-la-solemnidad-de-la-asuncion-de-la-virgen-maria-1358/

Santa Teresa Benedicta de la Cruz - Edith Stein - Santa Patrona de Europa - Fiesta Agosto 9



Santa Teresa Benedicta de la Cruz, una de las tres santas mujeres a las que el también Santo Papa Juan Pablo II declaró, mediante carta apostólica en forma Motu Proprio el 1 de octubre del año 1999, patrona de Europa junto a Santa Catalina de Siena y a Santa Brígida de Siena, pasando así a engrosar una nómina en la que ya militaban San Benito de Nursia y los hermanos San Cirilo y San Metodio.

Deja claro el Papa el hecho de que la elección es personal: “el motivo que ha orientado específicamente mi opción por estas tres santas se halla en su vida misma”. Y repara especialmente en el hecho de que se haya dirigido su elección hacia tres mujeres:

“Considero particularmente significativa la opción por esta santidad de rostro femenino, en el marco de la tendencia providencial que, en la Iglesia y en la sociedad de nuestro tiempo, se ha venido afirmando, con un reconocimiento cada vez más claro de la dignidad y de los dones propios de la mujer. En realidad, la Iglesia, desde sus albores, no ha dejado de reconocer el papel y la misión de la mujer, aún bajo la influencia, a veces, de los condicionamientos de una cultura que no siempre la tenía en la debida consideración”.

Santa Teresa Benedicta es, de las tres santas seleccionadas para tan alto designio, la más recientemente canonizada, pues lo había sido en año tan próximo como 1998 por el propio San Juan Pablo II, que aporta estas razones para la declaración de Santa Teresa Benedicta como patrona del continente:

“No sólo transcurrió su existencia en diversos países de Europa, sino que con toda su vida de pensadora, mística y mártir, lanzó como un puente entre sus raíces judías y la adhesión a Cristo, moviéndose con segura intuición en el diálogo con el pensamiento filosófico contemporáneo y, en fin, proclamando con el martirio las razones de Dios y del hombre en la inmensa vergüenza de la “shoah” [nombre hebreo del holocausto judío]. Se ha convertido así en la expresión de una peregrinación humana, cultural y religiosa que encarna el núcleo profundo de la tragedia y de las esperanzas del continente europeo”.



Y más adelante:

“Contemplamos hoy a Teresa Benedicta de la Cruz, reconociendo en su testimonio de víctima inocente, por una parte, la imitación del Cordero inmolado y la protesta contra todas las violaciones de los derechos fundamentales de la persona y, por otra, una señal de ese renovado encuentro entre judíos y cristianos que, en la línea deseada por el Concilio Vaticano II, está conociendo una prometedora fase de apertura recíproca. Declarar hoy a Edith Stein copatrona de Europa significa poner en el horizonte del viejo continente una bandera de respeto, de tolerancia y de acogida que invita a hombres y mujeres a comprenderse y a aceptarse, más allá de las diversidades étnicas, culturales y religiosas, para formar una sociedad verdaderamente fraterna”.

Biografía

Edith nace en 1891 en una familia judía de Breslau, territorio por entonces alemán. Iniciada por su madre en la filosofía racionalista y en el abandono de la práctica religiosa, entra en contacto con la espiritualidad cristiana a través de la lectura de Santa Teresa de Jesús, cuyo nombre adopta, y otros místicos. Por este camino llega al bautismo y después a la vida contemplativa en la orden carmelita.

Teresa Benedicta deja una obra escrita en la que destacan títulos como “El problema de la empatía” o “La mujer. Su misión según la naturaleza y la gracia” en la que, como destaca el propio San Juan Pablo II, es “apreciable su militancia en favor de la promoción social de la mujer, y resultan verdaderamente penetrantes las páginas en las que ha explorado la riqueza de la femineidad y la misión de la mujer desde el punto de vista humano y religioso”.

Aunque Teresa Benedicta no reniega en momento alguno de sus raíces judías, ello no le libró de la incomprensión de sus familiares. Como señala San Juan Pablo II “el desacuerdo de su madre, sobre todo, le causó un dolor indecible”...

Edith hizo suyo el sufrimiento del pueblo judío en la feroz persecución nazi. “Sintió entonces -escribe San Juan Pablo II- que en el exterminio sistemático de los judíos se cargaba la cruz de Cristo sobre su pueblo, y vivió como una participación personal en ella su deportación y ejecución en el tristemente famoso campo de Auschwitz-Birkenau”, en el que morirá gaseada a los 51 años de edad el día 9 de agosto de 1942.

Su último testamento:

El telegrama que Edith había enviado a la Priora de Echt antes de ser llevada a Auschwitz, contenía esta declaración:
"No se puede adquirir la ciencia de la Cruz más que sufriendo verdaderamente el peso de la cruz. Desde el primer instante he tenido la convicción íntima de ello y me he dicho desde el fondo de mi corazón: Salve, Oh Cruz, mi única esperanza"
Es beatificada el 1 de mayo de 1987 por el Papa Juan Pablo II y canonizada el 11 de octubre de 1998 por el mismo Papa. Es también patrona de los judíos convertidos.


Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=37092

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:
http://www.corazones.org/santos/edith_stein.htm

Novena por la Asunción de la Virgen María - Día tercero - Agosto 8 de 2015





Tercer día

En el nombre del Padre,
del Hijo,
y del Espíritu Santo
Amén

“Proclama mi alma la grandes del Señor…”

Versículo introductorio

V. Dichosa eres Santa María.


R. Y digna de toda alabanza.

Lectura

Lc 1:46-55: “Proclama mi alma la grandeza del Señor”

Comentario
“María en la visita a la Madre del Precursor, aparece como la Virgen orante; su espíritu se abre en expresiones de glorificación a Dios, de humildad, de fe, de esperanza, tal es el Magnificat” (M.C. 18)
Después del saludo por ambas partes, María prorrumpe en un canto de alegría, de alabanza a Dios Salvador, un canto de gratitud a Dios, Padre fiel y todopoderoso, que obra maravillas con los pobres. María expresa con este poema su grandeza de alma, su gozo, el más grande que ha invadido el corazón humano (Cristo vive en ella) es un gozo unido a la humildad más profunda y a la acción de gracias porque el Señor ha mirado la pequeñez de su esclava.

Con la oración del “Magnificat”, la Virgen María nos abre caminos de esperanza, de mayor vivencia de la fe; nos abre caminos de alegría porque el que todo lo puede es fiel y misericordioso de generación en generación. La Virgen orante (de la Visitación) nos impulse a:
“Que sepamos acudir a las necesidades de los demás con el fin de socorrerlas, pero sobre todo para que llevemos a Jesús… y proclamemos las maravillas que el Señor hace en el mundo…” (Cf. V. C. 112)
Peticiones





a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María… y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Oh Dios, Salvador de los hombres, que, por medio de la Virgen María, llevaste la salvación y el gozo a la casa de Isabel, concédenos proclamar tu grandeza con la santidad de nuestras costumbres y que vayamos gozosos al encuentro de los que sufren proclamando la Palabra de salvación para que reconozcan a Cristo como el Salvador. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:
https://www.aciprensa.com/recursos/tercer-dia-de-la-novena-por-la-solemnidad-de-la-asuncion-de-la-virgen-maria-1357/

Novena por la Asunción de la Virgen María - Día segundo - Agosto 7 de 2015




Segundo día

En el nombre del Padre,
del Hijo,
y del Espíritu Santo
Amén

“He aquí la esclava del Señor, hágase en mí, según tu palabra”

Versículo introductorio


V. Aquí está la esclava del Señor.

R. Hágase en mí según tu voluntad.

Lectura

Lc 1:35-38: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”.

Comentario

“Ser esclava del Señor”, ahí está el secreto de María, la clave de su santidad. María declara con estas palabras que no se pertenece, que es propiedad del Señor, en quien ha puesto toda su confianza.

María cree, se entrega y camina a oscuras, en un fíat irreversible, pero en un fíat que es un sí gozoso al Padre, testimonio de su libertad interior, de su confianza y serenidad. No comprende, no sabe cómo se llevará a cabo su servicio, pero ella, libre y en total disponibilidad, responde: Fíat. Desde entonces, “La voluntad del Señor será la luz de su vida, su paz en el sufrimiento y la fuente de su alegría” (Pablo VI).
“Hágase en mí…” es la actitud “oyente de María”, que acoge con fe la Palabra divina, convirtiéndose en Madre de Dios por haber engendrado en su seno al Verbo. Es una actitud de “aceptación y de servicio al plan divino en la donación total de sí misma… es la actitud que debemos tener todos... siguiendo el ejemplo de María de Nazaret” (Cf. V.C. 18)
Peticiones


a) Señor, por intercesión de la Virgen María, Virgen oyente, orante y oferente, te pedimos que también nosotros escuchemos y oremos tu Palabra divina y haz que nuestra ofrenda de cada día te sea agradable y sea dedicación a los que sufren para que permanezcamos fieles al evangelio y al espíritu de nuestra Santa Madre Fundadora.

Ave María… y Gloria al Padre

b) Señor, por intercesión de la Virgen María, que permaneció firme y fuerte junto a la cruz de su hijo, te pedimos para que sepamos estar junto a los enfermos y seamos portadores de evangelio, consuelo y paz.

Ave María… y Gloria al Padre

c) Señor, por intercesión de la Virgen María, que fue elevada al cielo y glorificada sobre los coros de los ángeles y santos, te pedimos que Ella mire con materno amor a todos y dirija nuestros pasos y nos impulse a encarnar el espíritu y carisma que vivió Santa María para que, recorriendo el camino de la caridad perfecta, lleguemos un día a la gloria del cielo.

Ave María… y Gloria al Padre

Oración final

Padre Santo, tú que quisiste que tu Hijo naciera de Santa María Virgen, concédenos por su intercesión, servirte con puro corazón como Ella, estar siempre abiertos a tu voluntad divina y obedientes a tu Palabra para que nos dediquemos gozosamente a los enfermos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM: