miércoles, 15 de julio de 2015

Nuestra Señora Virgen del Carmen - Fiesta Julio 16





Historia

Desde los antiguos ermitaños que se establecieron en el Monte Carmelo, los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube en la visión de Elías (1 Reyes 18, 44), como un símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.

La Estrella del Mar y los Carmelitas


Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con la Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.

Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen, porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.


¿Cómo se originó el Escapulario?



La palabra Escapulario viene del Latín "scapulae" que significa "hombros". Originalmente era un vestido superpuesto que cae de los hombros y lo llevaban los monjes durante su trabajo. Con el tiempo se le dio el sentido de ser la cruz de cada día que, como discípulos de Cristo llevamos sobre nuestros hombros. Para los carmelitas particularmente, pasó a expresar la dedicación especial a la Virgen Santísima y el deseo de imitar su vida de entrega a Cristo y a los demás.

La Virgen María entrega
el Escapulario
el 16 de julio de 1251

En el año 1246 nombraron a San Simón Stock general de la Orden Carmelita. Éste comprendió que, sin una intervención de la Virgen, a la orden le quedaba poco tiempo. Simón recurrió a María poniendo la orden bajo su amparo, ya que ellos le pertenecían. En su oración la llamó "La Flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar" y le suplicó la protección para toda la comunidad.



En respuesta a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le aparece la Virgen a San Simón Stock y le da el Escapulario para la orden con la siguiente promesa:

"Éste debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera usando el Escapulario no sufrirá el fuego eterno"
Aunque el Escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos laicos con el tiempo fueron sintiendo el llamado de vivir una vida más comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó la cofradía del Escapulario, donde se agregaban muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso del Escapulario. La Iglesia ha extendido el privilegio del Escapulario a los laicos. La Santísima Virgen se apareció al Papa Juan XXII en el siglo XIV y le prometió para quienes cumplieran los requisitos de esta devoción que:
"Como Madre de Misericordia con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que, libres cuanto antes de sus penas, (...) sean trasladadas sus almas a la bienaventuranza"
El Escapulario Carmelita
"La devoción del Escapulario del Carmen ha hecho descender sobre el mundo una copiosa lluvia de gracias espirituales y temporales" (Pío XII, 6-VIII-1950)
El Escapulario es un sacramental. Un sacramental es un objeto religioso que la Iglesia haya aprobado como signo que nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción. Los sacramentales deben mover nuestros corazones a renunciar a todo pecado, incluso al venial. El escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos, sino que nos disponen al amor de Dios y a la verdadera contrición del pecado si los recibimos con devoción.


El Privilegio Sabatino (Sábado)




Este privilegio es una promesa de la Virgen que consiste en: La liberación del purgatorio el primer sábado (día que la Iglesia ha dedicado a la Virgen), después de la muerte por medio de una intercesión especial de la Virgen.


Se originó en una bula o edicto que fue proclamado por el Papa Juan XXII en marzo 3 de 1322, como resultado de una aparición que tuvo de la Virgen en la que prometió para aquellos que cumplieran los requisitos de esta devoción que, "como Madre de Misericordia, con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que, libres cuanto antes de sus penas, sean trasladadas sus almas a la bienaventuranza".


En las apariciones de María en la Salette (Francia), aprobadas por la Iglesia, se apareció en 1878 como Virgen del Carmen con el escapulario. La última de las apariciones de Lourdes fue el 16 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen. Y en Fátima, en la última aparición del 13 de octubre, se apareció también como Virgen del Carmen.


Condiciones para que
aplique este privilegio


- Usar el Escapulario con fidelidad.

- Observar castidad de acuerdo al estado de vida.

- Rezo del oficio de la Virgen (oraciones y lecturas en honor a la Virgen), o rezar diariamente 5 décadas del Rosario.

El Papa Pablo V confirmó en una proclamación oficial que se podía enseñar acerca del privilegio sabatino a todos los creyentes.

Conversiones

Un anciano fue llevado al Hospital de San Simón Stock en la ciudad de Nueva York, inconsciente y moribundo. La enfermera al ver al paciente con el Escapulario Carmelita llamó a un sacerdote. Mientras rezaba las oraciones por el moribundo, éste recobró el conocimiento y dijo:
"Padre, yo no soy católico"
"Entonces, ¿por qué está usando el Escapulario Carmelita?", preguntó el sacerdote
"He prometido a mis amigos usarlo", explicó el paciente
"Además rezo un Ave María diariamente"
"Usted se está muriendo" replicó el sacerdote
"¿Quiere hacerse católico?"
"Toda mi vida lo he deseado", contestó el moribundo.
Fue bautizado, recibió la Unción de los Enfermos antes de fallecer en paz.



Un sacerdote de Chicago fue llamado para ir a asistir a un moribundo que había estado lejos de su fe y de los sacramentos por muchos años. El moribundo no quiso recibirlo, ni hablar con él. Pero el sacerdote insistió y le enseñó el Escapulario que llevaba. Le preguntó si le permitiría ponérselo. El hombre aceptó con tal que el sacerdote lo dejara en paz. Una hora más tarde el moribundo mandó a llamar al sacerdote pues deseaba confesarse y morir en gracia y amistad con Dios.



El demonio odia el Escapulario. Cuenta la historia del Venerable Francisco Yepes, hermano de San Juan de la Cruz, que el demonio aulló mientras Francisco se ponía el Escapulario, diciendo: "¡Quítate el hábito que nos arrebata tantas almas!"



Un misionero Carmelita de Tierra Santa fue llamado a suministrar la unción de los enfermos en el año 1944. Notó que mientras caminaba, sus pies se hundían cada vez más en el fango hasta que, tratando de encontrar tierra firme, se deslizó en un pozo de fango en el que se hundía hacia la muerte. Pensó en la Virgen y besó su hábito el cual era Escapulario. Miró entonces hacia la Montaña del Carmelo gritando:
"¡Santa Madre del Carmelo!  ¡Ayúdame!  ¡Sálvame!"
Un momento más tarde se encontró en terreno sólido. Atestiguó más tarde:
"Sé que fui salvado por la Santísima Virgen por medio de su Escapulario Carmelita. Mis zapatos desaparecieron en el lodo y yo estaba cubierto de él, pero caminé las dos millas que faltaban, alabando a María"

Salvados del Mar

En el verano de 1845 el barco inglés, "Rey del Océano" se hallaba en medio de un feroz huracán, las olas lo azotaban sin piedad y el fin parecía cercano. Un ministro protestante llamado Fisher en compañía de su esposa e hijos y otros pasajeros fueron a la cubierta para suplicar misericordia y perdón. Entre la tripulación se encontraba el irlandés John McAuliffe. Al mirar la gravedad de la situación, el joven abrió su camisa, se quitó el Escapulario y, haciendo con él la Señal de la Cruz sobre las furiosas olas, lo lanzó al océano. En ese preciso momento el viento se calmó. Solamente una ola más llegó a la cubierta, trayendo con ella el Escapulario que quedó depositado a los pies del muchacho.

Durante lo acontecido el ministro había estado observando cuidadosamente las acciones de McAuliffe y fue testigo del milagro. Al interrogar al joven se informaron acerca de la Santísima Virgen y su Escapulario. El Sr. Fisher y su familia resolvieron ingresar en la Iglesia Católica lo más pronto posible y así disfrutar la gran protección del Escapulario de Nuestra Señora.


Testimonios que demuestran
la eficacia e importancia
del escapulario

VIRGEN DEL CARMEN

1. En la revista La Lectura Popular de Orihuela (Alicante - España), del 5 de febrero de 1896, el director Adolfo Claravana publicaba la siguiente noticia:

Hace unos días ha ocurrido en Rojales, pueblo de esta provincia de Alicante, un hecho singular. Una niña de tres años se extravió a media tarde del sábado 18 de enero (año 1896). La buscaron por todas partes, pero no apareció. La noche fue una de las más frías del año, pero no la encontraron. Al día siguiente por la tarde, unos tíos de la niña la vieron junto a un precipicio de muchos metros de profundidad, cortado casi verticalmente. Al acercarse, ella se levantó tranquilamente y, al preguntarle que había pasado, si había tenido mucho frío, respondió:
"No he tenido frío, porque ha estado conmigo una mujer y me tapaba con el delantal"
Trasladada la niña al pueblo, se celebró al día siguiente una misa de acción de gracias. Y la niña, al entrar en el templo y ver la imagen de la Virgen del Carmen, exclamó:
"Mamá, ésa es la mujer que me tapaba con el delantal"
Terminada la misa, fue a la casa del párroco y, al entrar en el despacho, donde había un cuadro de la Virgen del Carmen, de nuevo la niña dijo:
"Ésa es la mujer que me tapaba con el delantal"
Ya no cabía la menor duda de que había sido la Virgen, quien la había protegido con su escapulario del Carmen, que la niña llamaba delantal.


2. Terry Ross, de 23 años, era sargento de alpinistas escoceses, en la segunda guerra mundial. Al momento de desembarcar en Normandía, se dirigió con sus compañeros a eliminar una estación de radio en Bruneval. Una explosión lo dejó inconsciente y recobró el conocimiento en el hospital. Al decirle los médicos que no recuperaría la vista, se puso a llorar desconsolado. Pero, en un momento de calma, se agarró del escapulario del Carmen, que llevaba al cuello, y empezó a rezar avemarías.

En ese momento, sintió que una mano apretaba la suya y una voz dulce de mujer le decía:
"Terry, ¿me llamas?"
"No, no estaba llamando a nadie; pero, hermana, por favor, hágame compañía un rato, porque me siento horriblemente solo"
Y Terry empezó a desahogarse y a contarle sus problemas y lo triste que se sentía al pensar que nunca más iba a poder ver. ¿Qué sería de su futuro? Poco a poco, se tranquilizó y se quedó dormido. Cuando despertó, la venda de los ojos se había caído y se dio cuenta de que podía ver de nuevo. Los médicos acudieron a hacerle un examen riguroso y se dieron cuenta de que había ocurrido un milagro. Entonces, él pidió ansiosamente que viniera la enfermera que estaba anoche de servicio. Pero le dijeron que no había habido ninguna enfermera. Sin embargo, él sabía que no había sido un sueño y que, rezando el avemaría, ella se había acercado para consolarlo. Por eso, quedó convencido de que había sido la misma Virgen María, que lo había curado milagrosamente.


El 16 de julio de 1251, Nuestra Señora se apareció a San Simón Stock, superior general de la orden de los carmelitas, a quien le entregó sus hábitos y el milagroso Escapulario del Carmen y le dirigió estas palabras:

"Recibe, hijo predilecto, el Escapulario de tu Orden, señal de mi protección, privilegio para ti y para todos los Carmelitas".
"Todos los que mueran revestidos con este Escapulario no padecerán el fuego del infierno. Es una señal de salvación, refugio en los peligros, alianza de paz y pacto para siempre".
"...es un pacto de paz y amistad que hago contigo y con todos los carmelitas..."

70 años después, Nuestra Señora se apareció al Papa Juan XXII y le hizo una nueva promesa:
"Yo, como tierna Madre de los Carmelitas, bajaré al purgatorio el sábado después de su muerte, y los libraré, conduciéndolos al Monte Santo de la vida eterna"
Privilegios
del Escapulario del Carmen


  1. Es una señal de alianza con Nuestra Señora. Con su uso expresamos nuestra consagración a Ella.
  2. Es una señal de salvación. Quien muera con el Escapulario recibirá una asistencia especial de la Santísima Virgen.
  3. Es una señal de protección en todos los peligros.
  4. La Santísima Virgen librará del purgatorio el primer sábado después de la muerte, a todos los que lo lleven.


CONSAGRACIÓN
A LA VIRGEN DEL CARMEN


Virgen del Carmen,
oh Madre mía, me consagro a Ti,
y confío en tus manos mi existencia entera.

Acepta mi pasado con todo lo que ha sido.
Acepta mi presente con todo lo que es.
Acepta mi futuro con todo lo que será.

Con esta total consagración
te confío cuanto tengo y cuanto soy,
todo lo que he recibido de tu Hijo Sacratísimo
y de tu Esposo Santísimo.

Te confío mi inteligencia, mi voluntad y mi corazón.
Pongo en tus manos mi libertad, mis ansias y
mis temores, mis esperanzas y mis deseos,
mis tristezas y mis alegrías.

Cuida de mi vida y todas mis acciones

para que sea más fiel al Señor Trino y Uno,
y con tu ayuda alcance la salvación.

Te confío, Oh gran Señora,
mi cuerpo y mis sentidos,
para que sean puros siempre
y me ayuden en el ejercicio de las virtudes.

Te confío mi alma, para que Tú la preserves de
las tentaciones del mundo,
de la carne, y de Satanás.

Hazme participar de una santidad
similar a la tuya;
vuélveme conforme a Jesucristo,
ideal de mi vida.

Te confío mi entusiasmo y el ardor de mi devoción
para que me ayudes a no envejecer en la Fe.

Te confío mi capacidad y ganas de amar
como has amado Tú,
y como Jesús quiere que se ame.

Te confío mis incertidumbres y mis angustias,
para que en tu Corazón encuentre seguridad,
sostén y luz en cada instante de mi vida.

Con esta consagración
me empeño en seguir tu vida
de humildad, mansedumbre, y pureza.

Acepto las renuncias y los sacrificios
que esta elección conlleva
y te prometo con la gracia
de Dios y con tu ayuda
ser fiel al empeño tomado.

Oh, Madre de todos los hombres,
Soberana de mi vida y de mi conducta,
dispón de mí y de todo lo que pertenece
para que camine siempre en el Evangelio
bajo tu guía, oh Estrella del Mar.

Oh Reina del Cielo y de la Tierra,
Madre Santísima del Redentor,
  soy todo(a) tuyo(a), oh Virgen del Carmen,
y a Ti quiero unirme ahora y siempre
para adorar a Jesucristo,
junto a los Ángeles y a los Santos,
ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.



ORACIÓN POR LOS ENFERMOS


¡Amantísima Madre mía,
María Santísima del Carmen!
¿A quién sino a Vos,
que sois la salud de los enfermos,
el consuelo de los afligidos
y el amparo de los desvalidos,
he de acudir en esta extrema necesidad
en que me hallo?

Vos bien sabéis, Madre mía,
que por la divina voluntad de Dios
llevo padeciendo tanto tiempo
con esta penosa enfermedad,
sin que hasta ahora
haya podido encontrar consuelo
en los médicos de la tierra;
antes, al contrario, mis sufrimientos
van aumentando de día en día,
mientras siento agotarse mis escasas fuerzas
y me va faltando la necesaria paciencia
para soportarlos.

Espero de vuestro bondadoso corazón
¡oh María! que os compadeceréis de mi,
y que me otorgaréis la salud de que carezco,
pues no en balde cubro mi pecho
con vuestro Sagrado Escapulario,
que es prenda de vuestra amorosa
protección y universal medicina
en las enfermedades del espíritu y del cuerpo.

En retorno de esta gracia, que no me negaréis,
yo os consagro mi alma con todas sus potencias,
mi cuerpo con todos sus sentidos;
en una palabra, todo mi ser,
para que Vos dispongáis de mí como cosa que os pertenece.

Si Dios Nuestro Señor, en sus altos juicios,
no quisiere darme la salud que por vuestra mediación le imploro,
porque tal vez convenga para su gloria
y mi propia salvación el que yo sufra
y padezca con esta enfermedad,
entonces os pido, Madre mía,
que me alcancéis de Su Divina Majestad
la virtud de la paciencia,
para que con ella pueda
sobrellevar mis padecimientos
con la resignación propia de un buen cristiano,
y por medio de ellos purificarme
por completo de todos mis pecados
a fin de conseguir la gloria eterna.
Amén.


Oración de San Simón Stock
a Nuestra Señora del Carmen


La Flor del Carmelo



¡Oh Bellísima Flor del Carmelo,
Fructífera Viña, Resplandor del Cielo,
Madre Singular del Hijo de Dios,
Virgen Siempre Pura!

Madre Santísima,

después de habernos
traído el Hijo de Dios,
permanecísteis intacta
y sin mancha ninguna.



¡Oh Bienaventurada Siempre Virgen,
asistídme en esta necesidad!



¡Oh Estrella del Mar, auxiliad y protegédme!



¡Oh María, sin pecado concebida,
rogad por nosotros que recurrimos a Vos!



¡Madre y Ornamento del Carmelo,
rogad por nosotros!



¡Virgen, Flor del Carmelo,
rogad por nosotros!



¡Patrona de los que visten el Santo Escapulario, rogad por nosotros!


¡San José, fiel Amigo del Sagrado Corazón,
rogad por nosotros!

¡San José, Castísimo Esposo
de María Santísima, rogad por nosotros!

¡San José, nuestro Gran Protector,
rogad por nosotros!

¡Dulce Corazón de María,
sed nuestra Salvación!

Amén.


Fuente - Texto tomado de CATOLICO.ORG:

Fuente - Texto del Libro - El Escapulario del Carmen - Una Señal de Salvación - Caballeros de la Virgen.

Fuente - Texto tomado de DEVOCIONARIO CATÓLICO: http://www.devocionario.com/maria/carmen_5.html

Fuente - Texto tomado de Nuestra Señora del Carmen - EWTN en español:

Fuente - Textos tomados de Mariologia.Org y EWTN:

http://www.mariologia.org/devocionessacraespescapulario05.htm


http://www.ewtn.com/devotionals/carmel/sp_oraci%C3%B3nsst.htm

San Buenaventura - Cardenal - Doctor de la Iglesia - Año 1274 - Fiesta Julio 15



Nació en Bañoreal, cerca de Vitervo (Italia) en 1221.

Un nombre profético

Se llamaba Juan, pero dicen que cuando era muy pequeño enfermó gravemente y su madre lo presentó a San Francisco, el cual acercó al niño de cuatro meses a su corazón y le dijo:
"¡BUENA VENTURA!" que significa: "¡BUENA SUERTE. BUEN ÉXITO!"
Y el niño quedó curado. Y por eso cambió su nombre de Juan por el de Buenaventura. Y en verdad que tuvo buena suerte y buen éxito en toda su vida.

Un doctor muy especial


En agradecimiento a San Francisco su benefactor, se hizo religioso franciscano. Estudió en la Universidad de París, bajo la dirección del famoso maestro Alejandro de Ales, y llegó a ser uno de los más grandes sabios de su tiempo. Se le llama "Doctor Seráfico", porque "Serafín" significa "el que arde en amor por Dios" y este santo en sus sermones, escritos y actitudes demostró vivir lleno de un amor inmenso hacia Nuestro Señor. Los que lo conocieron y trataron dicen que todos sus estudios y trabajos los ofrecía para gloria de Dios y salvación de las almas. A sus clases concurrían en grandes cantidades gente de todas las clases sociales, y sus oyentes afirmaban que mientras hablaba parecía estar viendo al invisible. Su inocencia y santidad de vida eran tales que su maestro, Alejandro de Ales, exclamaba:
"Buenaventura parece que hubiera nacido sin pecado original"
Escrúpulos peligrosos


Él no veía en sí mismo sino faltas y miserias y por eso empezó a padecer la enfermedad de los escrúpulos, que consiste en considerar pecado lo que no es pecado. Y creyéndose totalmente indigno empezó a dejar de comulgar. Afortunadamente la bondad de Dios le concedió un valor especial, y observó en visión que Jesucristo en la Santa Hostia se venía desde el copón, en el cual el sacerdote estaba repartiendo la Sagrada Comunión, y llegaba hasta sus labios. Con ésto reconoció que el dejar de comulgar por escrúpulos era una equivocación.

Escritor famoso

Buenaventura, además de dedicarse muchos años a dar clases en la Universidad de París, donde se formaban estudiantes de filosofía y teología de muchos países, escribió numerosos sermones y varias obras de piedad que por siglos han hecho inmenso bien a infinidad de lectores. Una de ellas se llama "Itinerario del alma hacia Dios". Allí enseña que la perfección cristiana consiste en hacer bien las acciones ordinarias y todo por amor de Dios. El Papa Sixto IV decía que al leer las obras de San Buenaventura se siente uno invadido de un fervor especial, porque fueron escritas por alguien que rezaba mucho y amaba intensamente a Dios.

Una noticia muy halagadora

San Buenaventura fue nombrado Superior General de los Padres Franciscanos, y el Papa le concedió el título de Cardenal. Y aunque era famoso mundialmente por su sabiduría, sin embargo seguía siendo muy humilde y se iba a la cocina a lavar platos con los hermanos legos (dicen que la noticia de su nombramiento como Cardenal le llegó mientras estaba un día lavando platos en la cocina) y Fray Gil, uno de los hermanos legos más humildes, le preguntó un día:
"Padre Buenaventura, ¿un pobre ignorante como yo, podrá algún día estar tan cerca de Dios, como su Reverencia que es tan inmensamente sabio?"
El gran sabio le respondió:
"Oh mi querido Fray Gil: si una pobre viejecita ignorante tiene más amor de Dios que Fray Buenaventura, estará más cerca de Dios en la eternidad que Fray Buenaventura"
Al oír semejante noticia, el humilde frailecito empezó a aplaudir y a gritar:
"Ay Fray Gil borriquillo de Dios, aunque seas más ignorante que la más pobre viejecita, si amas a Dios más que Fray Buenaventura, estarás en el cielo más cerca de Dios que el gran Fray Buenaventura"
Y de pura emoción se fue elevando por los aires, y quedó allí suspendido entre cielo y tierra en éxtasis. Es que había escuchado la más halagadora de las noticias:
Que el puesto en el cielo dependerá del grado de amor que hayamos tenido hacia el buen Dios
La simpatía de San Buenaventura

Este gran doctor, que por 17 años fue Superior General de los Padres Franciscanos, recorrió el mundo visitando las casas de su comunidad y animando a todos a dedicarse a la santidad, y que fue el hombre de confianza del Sumo Pontífice para resolver muchos casos difíciles, y que dirigió en nombre del Papa el Conciio de Lyon, y tuvo el honor de que la oración fúnebre el día de su entierro la hiciera el mismo Sumo Pontífice, tenía una cualidad especialísima: una exquisita bondad en su trato, una amabilidad que le ganaba los corazones, un modo conciliador que lo alejaba de los extremos, de la extrema rigidez que amarga la vida de los otros y de la relajación que deja a todos seguir por el camino del mal sin corregirlos.

Sus virtudes preferidas eran la humildad y la paciencia, y la meditación frecuente en la Pasión y Muerte de Cristo lo llevaba a esforzarse por cumplir aquel consejo de Jesús:
"Aprended de Mí que Soy manso y humilde de Corazón"

Su crucifijo lo tenía totalmente desgastado de tanto besarle las manos, los pies, la cabeza y la herida del costado. Su amor a la Virgen María era intenso y por todas partes recomendaba el rezo del Ángelus (o de las tres Avemarías).

Un santo elogia a otro santo

A San Buenaventura le recomendaron que escribiera la biografía de su gran protector San Francisco de Asís (la cual resultó muy hermosa), y dicen que cuando estaba redactándola, llegó a visitarlo el sabio más famoso de su tiempo, Santo Tomas de Aquino, el cual al asomarse a su celda y verlo sumido en la contemplación y como en éxtasis, exclamó:
"Dejemos que un santo escriba la vida de otro santo"
Y se fue. Así que estos dos sabios tan famosos no se trataron en vida pero se admiraron mutuamente.

Muerte solemne

En el año 1274 se celebró el Concilio de Lyon (o reunión de todos los obispos católicos del mundo). Terminando el Concilio con gran éxito, todo dirigido por San Buenaventura, por orden del Sumo Pontífice, el santo sintió que le faltaban las fuerzas, y el 15 de julio de 1274 murió santamente asistido por el Papa en persona. Todos los obispos del Concilio asistieron a sus funerales y caso único en la historia, el Santo Padre ordenó que todos los sacerdotes del mundo celebren una misa por el alma del difunto.

Un elogio muy especial

El Papa Inocencio V predicó la homilía en el entierro de San Buenaventura y dijo de él:
"Su amabilidad era tan grande que empezar a tratarlo era quedar ya amigos de él para siempre. Y su unción al predicar y escribir era tan admirable, que escucharlo o leer sus escritos, era ya empezar a sentir deseos de amar a Dios y conseguir la santidad"
Fuente - Texto tomado de EWTN: