domingo, 28 de junio de 2015

Solemnidad San Pedro y San Pablo - Apóstoles y Mártires - Fiesta 29 de junio



Origen de la Fiesta

Son apóstoles, testigos de Jesús que dieron un gran testimonio. Se dice que son las dos columnas del edificio de la fe cristiana. Dieron su vida por Jesús y gracias a ellos el cristianismo se extendió por todo el mundo. Los cadáveres de San Pedro y San Pablo estuvieron sepultados juntos por unas décadas, después se les devolvieron a sus sepulturas originales. En 1915 se encontraron estas tumbas y, pintadas en los muros de los sepulcros, expresiones piadosas que ponían de manifiesto la devoción por San Pedro y San Pablo desde los inicios de la vida cristiana. Se cree que en ese lugar se llevaban a cabo las reuniones de los cristianos primitivos. Esta fiesta doble de San Pedro y San Pablo ha sido conmemorada el 29 de junio desde entonces.

San Pedro


  • Nombre: Shimón Bar Ioná
  • Apodo: Cefas (Pedro)
  • Nacimiento: Betsaida, Galilea
  • Fallecimiento: c. 67 Roma, por crucifixión
  • Venerado en: Iglesia católica
  • Principal Santuario: Basílica de San Pedro, Vaticano
  • Festividad: 29 de junio, junto a San Pablo
  • Atributos: Llaves, libro (por sus cartas católicas), roca, barca, atributos papales, gallo, mitra, una cruz invertida (por la forma en que fue martirizado).
  • Patronazgo: Sobre pescadores, constructores y reparadores de redes de pescar, cosechadores, panaderos, carniceros, zapateros, cerrajeros, relojeros, albañiles, constructores de puentes, constructores de barcos; protector contra la fiebre, el envejecimiento; patrón de la Iglesia Universal, de la Santa Sede y el Papado; de Roma.
Fue uno de los doce apóstoles de Jesús. Su nombre era Simón, pero Jesús lo llamó Cefas que significa "Piedra" y le dijo que sería la piedra sobre la que edificaría Su Iglesia. Por esta razón, le conocemos como Pedro. Era pescador de oficio y Jesús lo llamó a ser pescador de hombres, para darles a conocer el amor de Dios y el mensaje de salvación. Él aceptó y dejó su barca, sus redes y su casa para seguir a Jesús. Pedro era de carácter fuerte e impulsivo y tuvo que luchar contra la comodidad y contra su gusto por lucirse ante los demás. No comprendió a Cristo cuando hablaba de sacrificio, cruz y muerte y hasta le llegó a proponer a Jesús un camino más fácil; se sentía muy seguro de sí mismo y le prometió a Cristo que nunca lo negaría, tan sólo unas horas antes de negarlo tres veces.



Vivió momentos
muy importantes junto a Jesús

  • Vio a Jesús cuando caminó sobre las aguas. Él mismo lo intentó, pero por desconfiar estuvo a punto de ahogarse. 
  • Presenció la Transfiguración del Señor. 
  • Estuvo presente cuando aprehendieron a Jesús y le cortó la oreja a uno de los soldados atacantes. 
  • Negó a Jesús tres veces, por miedo a los judíos y después se arrepintió de hacerlo. 
  • Fue testigo de la Resurrección de Jesús. 
  • Jesús, después de resucitar, le preguntó tres veces si lo amaba y las tres veces respondió que sí. Entonces, Jesús le confirmó su misión como Jefe Supremo de la Iglesia. 
  • Estuvo presente cuando Jesús subió al cielo en la Ascensión y permaneció fiel en la oración esperando al Espíritu Santo. 
  • Recibió al Espíritu Santo el día de Pentecostés y con la fuerza y el valor que le entregó, comenzó su predicación del mensaje de Jesús. Dejó atrás las dudas, la cobardía y los miedos y tomó el mando de la Iglesia, bautizando ese día a varios miles de personas. 
  • Realizó muchos milagros en nombre de Jesús.



    San Pablo


    • Nombre: Saulo de Tarso
    • Apodo: Apóstol de los gentiles
    • Nacimiento: c.9 Tarso (actual Turquía)
    • Fallecimiento: c.67 Roma
    • Venerado en: Iglesia católica.
    • Principal Santuario: Basílica de San Pablo Extramuros, Roma
    • Festividad: 29 de junio (martirio junto a Pedro)
    • Atributos: Espada, carta o un libro.
    • Patronazgo: Roma, Grecia, Malta, teólogos y prensa católica. 
    Su nombre hebreo era Saulo. Era judío de raza, griego de educación y ciudadano romano. Nació en la ciudad de Tarso. Era inteligente y bien preparado. Había estudiado en las mejores escuelas de Jerusalén. Era enemigo de la nueva religión cristiana ya que era un fariseo muy estricto. Estaba convencido y comprometido con su fe judía. Quería dar testimonio de ésta y defenderla a toda costa. Consideraba a los cristianos como una amenaza para su religión y creía que se debía acabar con ellos a cualquier costo. Se dedicó a combatir a los cristianos, quienes tenían razones para temerle. Los jefes del Sanedrín de Jerusalén le encargaron que apresara a los cristianos de la ciudad de Damasco. En el camino de Damasco, se le apareció Jesús en medio de un gran resplandor, cayó en tierra y oyó una voz que le decía:
    "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"
    Con esta frase, Pablo comprendió que Jesús era verdaderamente Hijo de Dios y que al perseguir a los cristianos perseguía al mismo Cristo que vivía en cada cristiano. Después de este acontecimiento, Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía los ojos abiertos no veía nada. Lo llevaron a Damasco y pasó tres días sin comer ni beber. Ahí Ananías, obedeciendo a Jesús, hizo que Saulo recobrara la vista, se levantara y fuera bautizado. Tomó alimento y se sintió con fuerzas. Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco y después empezó a predicar a favor de Jesús, diciendo que era el Hijo de Dios. Saulo se cambió el nombre por Pablo. Fue a Jerusalén para ponerse a la orden de San Pedro.

    La conversión de Pablo fue total y es el más grande apóstol que la Iglesia ha tenido. Fue el "apóstol de los gentiles" ya que llevó el Evangelio a todos los hombres, no sólo al pueblo judío. Comprendió muy bien el significado de ser apóstol, y de hacer apostolado a favor del mensaje de Jesús. Fue fiel al llamado que Jesús le hizo en el camino a Damasco. Llevó el Evangelio por todo el mundo mediterráneo. Su labor no fue fácil. Por un lado, los cristianos desconfiaban de él, por su fama de gran perseguidor de las comunidades cristianas. Los judíos, por su parte, le tenían coraje por "cambiarse de bando". En varias ocasiones se tuvo que esconder y huir del lugar donde estaba, porque su vida peligraba. Realizó cuatro grandes viajes apostólicos para llevar a todos los hombres el mensaje de salvación, creando nuevas comunidades cristianas en los lugares por los que pasaba y enseñando y apoyando las comunidades ya existentes.



    Esta conversión siguió varios pasos


    • Cristo dio el primer paso: Cristo buscó la conversión de Pablo, le tenía una misión concreta.
    • Pablo aceptó los dones de Cristo: El mayor de estos dones fue el de ver a Cristo en el camino a Damasco y reconocerlo como Hijo de Dios.
    • Pablo vivió el amor que Cristo le dio: No sólo aceptó este amor, sino que lo hizo parte de su vida. De ser el principal perseguidor, se convirtió en el principal propagador de la fe católica.
    • Pablo comunicó el amor que Cristo le dio: Se dedicó a llevar el gran don que había recibido a los demás.
    • Su vida fue un constante ir y venir, fundando comunidades cristianas, llevando el Evangelio y animando con sus cartas a los nuevos cristianos en común acuerdo con San Pedro.
    Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

    Texto tomado de Wikipedia - La Enciclopedia Libre
    http://es.wikipedia.org/wiki/Sim%C3%B3n_Pedro
    https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_de_Tarso

    Lectura del Santo Evangelio Según San Marcos 5, 21-43



    21. Habiendo pasado Jesús otra vez con el barco a la opuesta orilla, concurrió gran muchedumbre de gente a su encuentro; y estando todavía en la ribera del mar.

    22. Vino en busca de Él uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, el cual luego que le vio se arrojó a sus pies.

    23. Y con muchas instancias le hacía esta súplica:
    "Mi hija está a los últimos; ven y pon sobre ella tu mano para que sane y viva"
    24. Fuése Jesús con él, y en su seguimiento mucho tropel de gente que le apretaba.

    25. En ésto una mujer que padecía flujo de sangre doce años hacía.

    26. Y había sufrido mucho en mano de varios médicos, y gastado toda su hacienda sin el menor alivio, antes lo pasaba peor.

    27. Oída la fama de Jesús, se llegó por detrás entre la muchedumbre de gente, y tocó su ropa.

    28. Diciendo para consigo:


    "Como llegue a tocar su vestido, sanaré"
    29. En efecto, de repente aquel manantial de sangre se le secó, y percibió en su cuerpo que estaba ya curada de su enfermedad.

    30. Al mismo tiempo Jesús conociendo la virtud que había salido de Él, vuelto a los circunstantes, decía:
    "¿Quién ha tocado mi vestido?"
    31. A lo que respondían los discípulos:
    "¿Estás viendo la gente que te comprime por todos lados, y dices: Quién me ha tocado?"
    32. Mas Jesús proseguía mirando a todos lados para distinguir la persona que había hecho ésto.

    33. Entonces la mujer, sabiendo lo que había experimentado en sí misma, medrosa y temblando se acercó, y postrándose a sus pies, le confesó toda la verdad.

    34. Él entonces le dijo:
    "Hija, tu fe te ha curado; vete en paz, y queda libre de tu mal"
    35. Estando aún hablando, llegaron de casa del jefe de la sinagoga a decirle a éste:
    "Murió tu hija, ¿para qué cansar ya al Maestro?"
    36. Mas Jesús, oyendo lo que decían, dijo al jefe de la sinagoga:
    "No temas, ten fe solamente"
    37. Y no permitió que le siguiese ninguno fuera de Pedro, y Santiago, y Juan, el hermano de Santiago.

    38. Llegados que fueron a casa del jefe de la sinagoga, ve la confusión y los grandes lloros y alaridos de aquella gente.

    39. Y entrando les dice:
    "¿De qué os afligís tanto y lloráis?  La muchacha no está muerta, sino dormida"
    40. Y se burlaban de Él, sabiendo bien lo contrario. Pero Jesús, haciéndoles salir a todos fuera, tomó consigo al padre y a la madre de la muchacha, y a los tres discípulos que estaban con Él, y entró adonde la muchacha yacía.

    41. Y tomándola de la mano, le dice:


    "Talitha, cumi" (es decir: Muchacha, levántate, yo te lo mando)
    42. Inmediatamente se puso en pie la muchacha y echó a andar, pues tenía ya doce años, con lo que quedaron poseídos del mayor asombro.

    43. Pero Jesús les mandó muy estrechamente que procuraran que nadie lo supiera; y dijo que diesen de comer a la muchacha.

    Palabra de Dios,
    Gloria a Ti, Señor Jesús

    23 razones por las que todo sacerdote debería llevar alzacuellos



    Las 23 razones
    de un mariólogo y un canonista
    por las que todo sacerdote
    debería llevar alzacuellos

    De las 23 razones esgrimidas, sólo una es canónica: el resto son teológicas y, sobre todo, de conveniencia pastoral.







    Monseñor Charles M. Mangan, ordenado en 1989, es un mariólogo y escritor espiritual de la diócesis de Sioux Falls, ha ejercido como defensor del vínculo y trabajó ocho años en Roma en la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.









    Gerald E. Murray, ordenado en 1984, fue capellán naval y es doctor en Derecho Canónico, juez eclesiástico y párroco en la archidiócesis de Nueva York, ademas de comentarista de la actualidad religiosa en prensa escrita y digital, radio y televisión.




    Juntos escribieron un artículo titulado "Por qué un sacerdote debería llevar alzacuellos" que fue publicado en la prestigiosa revista Homiletic & Pastoral Review, que desde hace más de siglo y medio ayuda a los sacerdotes norteamericanos a preparar y orientar su trabajo pastoral y sus homilías. Lo tomamos tal como lo reproduce, en su inglés original, Cristianesimo Cattolico.

    Por qué un sacerdote
    debería llevar alzacuellos


    1. El alzacuellos es un signo de la consagración sacerdotal al Señor. Así como el anillo identifica a marido y mujer y simboliza su unión, el alzacuellos identifica a obispos y sacerdotes (y a menudo a diáconos y seminaristas) y manifiesta su proximidad al Divino Maestro en virtud de su libre consentimiento al ministerio ordenado al cual han sido (o pueden ser) llamados.

    2. Llevando alzacuellos y no poseyendo demasiados trajes, el sacerdote demuestra que se adhiere al ejemplo de pobreza material del Señor. El sacerdote no elige su indumentaria: es la Iglesia quien lo hace en virtud de su sabiduría dos veces milenaria. La humilde aceptación del deseo de la Iglesia de que el sacerdote lleve alzacuellos ilustra su saludable sumisión a la autoridad y su conformidad con la voluntad de Cristo expresada a través de su Iglesia.

    3. La ley de la Iglesia exige a los clérigos llevar hábito clerical. Lo dice el número 61 del Directorio para Sacerdotes, que remite al canon 284.

    4. Que se lleve alzacuellos es el deseo reiterado y ardiente del Papa Juan Pablo II. Este deseo del Santo Padre no puede dejarse de lado sin más: él habla con un carisma especial. Con frecuencia recuerda a los sacerdotes el valor de llevar alzacuellos. En una carta del 8 de septiembre de 1982 al cardenal Ugo Poletti, su vicario para la diócesis de Roma, en la que le instruye sobre las normas que deben promulgarse sobre el uso del alzacuellos y el hábito religioso, el Pontífice observa que el hábito clerical tiene valor "no sólo porque contribuye al decoro del sacerdote en su comportamiento externo o en el ejercicio de su ministerio, sino por encima de todo porque evidencia en el seno de la comunidad eclesiástica el testimonio público que todo sacerdote debe dar de su propia identidad y su especial pertenencia a Dios”.

    Juan Pablo II en Valencia (España),
    donde el 8 de noviembre de 1982
    ordenó sacerdotes a 141 diáconos

    En una homilía del 8 de noviembre de 1982 el Papa se dirigió a un grupo de diáconos a quienes iba a ordenar sacerdotes. Dijo que si intentaban ser como uno más en su “estilo de vida” o en su “modo de vestir”, entonces su misión como sacerdotes de Jesucristo no se realizaría del todo.

    5. El alzacuellos evita “mensajes equívocos”: las intenciones del sacerdote serán reconocibles cuando se encuentre en lo que podrían parecer circunstancias comprometedoras. Supongamos que a un sacerdote se le pide que visite pastoralmente casas de una zona donde se han impuesto el tráfico de drogas y la prostitución. El alzacuellos lanza un claro mensaje a todos de que el sacerdote ha venido para ejercer su función con los pobres y necesitados en nombre de Cristo. Un sacerdote que, siendo conocido por el vecindario, visite esas casas vestido de laico puede disparar chismorreos ociosos.

    6. El alzacuellos anima a los demás a evitar la inmodestia en el vestir, el hablar y el actuar, y les recuerda la necesidad del decoro público. Un sacerdote serio, pero alegre y diligente, puede impulsar a otros a meditar sobre la forma en la que se conducen. El alzacuellos sirve como un desafío necesario en una época que se ahoga en la impureza, exhibida mediante vestidos sugerentes, lenguaje blasfemo y acciones escandalosas.

    7. El alzacuellos protege la propia vocación al tratar con mujeres jóvenes y atractivas. Un sacerdote sin alzacuellos (y que, naturalmente, tampoco lleva anillo de casado) puede resultar un apetecible objeto de atenciones por parte de una mujer soltera que busca marido o de una mujer casada tentada por la infidelidad.


    8. El alzacuellos es un buen “guardaespaldas” de uno mismo. El alzacuellos le recuerda al mismo sacerdote su misión e identidad: dar testimonio de Jesucristo, el Gran Sacerdote, en cuanto uno de sus hermanos-sacerdotes.

    9. Un sacerdote con alzacuellos inspira a otros a pensar: “He aquí un discípulo actual de Jesús”. El alzacuellos habla de la posibilidad de hacer un compromiso sincero y eterno con Dios. Los creyentes de diferentes edades, nacionalidades y temperamentos observarán la vida virtuosa y centrada en los demás de ese hombre que viste con propiedad y orgullo los hábitos de sacerdote católico, y quizá comprenderán que también ellos pueden consagrarse de nuevo, o por primera vez, al Buen Pastor que les ama.

    10. El alzacuellos es una beneficiosa fuente de curiosidad para los no católicos. La mayor parte de los no católicos carecen de experiencia en el trato con ministros que lleven hábito talar. Por tanto, los sacerdotes católicos, con su indumentaria, pueden hacerles reflexionar (siquiera sea fugazmente) sobre la Iglesia y lo que implica.

    11. Un sacerdote vestido como quiere la Iglesia es un recordatorio de Dios y de lo sagrado. A la ciénaga laicista dominante no le agradan las imágenes que remiten al Creador, a la Iglesia, etc. Cuando uno lleva alzacuellos, los corazones y las mentes de los demás se refrescan elevándose hasta el “Ser Supremo”, normalmente relegado a una escueta nota a pie de página en la agenda de la cultura contemporánea.

    12. El alzacuellos recuerda también al sacerdote que “nunca deja de ser sacerdote”. Con tanta confusión como hay hoy, el alzacuellos puede ayudar al sacerdote a evitar las dudas interiores sobre quién es. Dos formas de vestir pueden conducir (y a menudo lo hacen) a dos estilos de vida, e incluso a dos personalidades.

    13. Un sacerdote con alzacuellos es un mensaje vocacional andante. Ver a un sacerdote alegre y feliz caminando tranquilamente por la calle puede ser un imán que atraiga a los jóvenes a considerar la posibilidad de que Dios les esté llamando al sacerdocio. Dios hace la llamada; el sacerdote es simplemente un signo visible que Dios utilizará para atraer a los hombres a Sí.

    14. El alzacuellos coloca al sacerdote en situación de disponibilidad para los sacramentos, especialmente la confesión y la extremaunción y en situaciones de crisis. Justo porque el alzacuellos permite una identificación inmediata, los sacerdotes que lo llevan se hacen a sí mismos más aptos para que se les aproxime la gente, en particular cuando más seriamente se les necesita. Los autores de este artículo podemos dar testimonio de que se nos han pedido los sacramentos y la asistencia en aeropuertos o tanto en ciudades populosas como pueblos aislados, sólo porque fuimos reconocidos inmediatamente como sacerdotes católicos.

    Los últimos momentos del Titanic:
    la escena de la película de James Cameron,
    con el sacerdote dirigiendo la oración
    convertido en espontáneo punto de agarre
    para los demás, corresponden
    con la realidad de lo que ocurrió


    15. El alzacuellos es un signo de que el sacerdote se esfuerza por ser santo viviendo siempre su vocación. Es un sacrificio estar constantemente disponible para las almas siendo públicamente identificable como sacerdote. Pero es un sacrificio agradable a Nuestro Señor. Nos recuerda cómo el pueblo acudía a Él, y cómo Él nunca les daba la espalda. ¡Hay tanta gente que se beneficiará del sacrificio que hacemos al esforzarnos por ser santos sacerdotes sin interrupción!

    16. El alzacuellos sirve como recordatorio a los católicos “alejados” para que no olviden su situación irregular y sus responsabilidades con el Señor. Para lo bueno y para lo malo, el sacerdote es un testigo de Cristo y de su Santa Iglesia. Cuando un “alejado” ve un sacerdote, se le anima a recordar que la Iglesia sigue existiendo. Un sacerdote alegre supone un saludable recordatorio de la Iglesia.

    17. A veces, en particular cuando hace calor, llevar alzacuellos es un sacrificio. Las mejores mortificaciones son las que uno no busca. Sobrellevar las incomodidades del calor y la humedad puede servir como maravillosa expiación de nuestros pecados, y como medio para obtener gracias para nuestros parroquianos.



    18. El alzacuellos sirve como “signo de contradicción” en un mundo perdido en el pecado y en la rebelión contra el Creador. El alzacuellos implica una poderosa afirmación: que el sacerdote, como alter Christus [otro Cristo], ha aceptado el mandato del Redentor de llevar el Evangelio a la plaza pública, sin importar el coste personal.

    19. El alzacuellos ayuda a los sacerdotes a evitar la mentalidad “de guardia/de permiso” en el servicio sacerdotal. Los números 24 y 7 deben ser nuestros números característicos: somos sacerdotes 24 horas al día, 7 días a la semana. Somos sacerdotes, no hombres dedicados a una “profesión sacerdotal”. De guardia o de permiso, debemos estar disponibles a quienquiera que Dios ponga en nuestro camino. Con la oveja perdida no se puede programar una cita.



    20. Los “oficiales” del ejército de Cristo deben identificarse como tales. Tradicionalmente, se nos insiste en que quienes reciben el sacramento de la confirmación se convierten en “soldados” de Cristo, católicos adultos preparados y dispuestos a defender su nombre y su Iglesia. Quienes se ordenan como diáconos, sacerdotes y obispos deben también prepararse -cada uno en su ámbito- a pastorear el rebaño del Señor. Los sacerdotes que llevan alzacuellos llevan adelante su inequívoco papel como líderes en la Iglesia.

    21. Los santos nunca han aprobado que se le quite importancia a las vestiduras sacerdotales. Por ejemplo, San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), santo patrono de los teólogos morales y de los confesores, en su estimado tratado "La dignidad y santidad sacerdotal", urge a llevar hábito talar apropiado, afirmando que el alzacuellos ayuda tanto al sacerdote como a los fieles a recordar el sublime esplendor del estado sacerdotal instituido por el Dios-Hombre.


    22. La mayor parte de los católicos esperan que sus sacerdotes vistan como tales. Los sacerdotes siempre han hecho sentirse cómodo y seguro a su pueblo. De niños, a los católicos se les enseña que el sacerdote es el representante de Dios, alguien en quien pueden confiar. Por tanto, el Pueblo de Dios quiere saber quiénes son esos representantes y qué representan. La preciada costumbre de llevar un traje distinguible ha sido sancionada durante siglos por la Iglesia; no es una imposición arbitraria. Los católicos esperan de sus sacerdotes que se vistan como sacerdotes y se comporten en armonía con las enseñanzas y las prácticas de la Iglesia. Como hemos observado dolorosamente en los últimos años, a los fieles les molesta e hiere especialmente cuando los sacerdotes desafían a la legítima autoridad de la Iglesia y enseñan o actúan de forma inapropiada o incluso pecaminosa.

    23. Tu vida no es tuya; perteneces a Dios de una forma especial, has sido enviado a servirle con tu vida. Cuando nos despertamos cada mañana, debemos dirigir nuestros pensamientos a nuestro amado Dios, y pedir la gracia de servirle bien ese día. Al ponernos la prenda que proclama a todos que Dios aún actúa en este mundo a través del ministerio de hombres pobres y pecadores, nos recordamos a nosotros mismos nuestro estatus de servidores a quienes Él ha elegido.

    Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM: