lunes, 18 de mayo de 2015

Novena en Honor del Espíritu Santo - Día Quinto - Mayo 19 de 2015


¡Luz Inmortal!
¡Divina Luz!
¡Visita estos corazones tuyos
y llena nuestro más íntimo ser!

El don de Conocimiento



El don del Conocimiento permite al alma darle a las cosas creadas su verdadero valor en su relación con Dios. El conocimiento desenmascara la simulación de las creaturas, revela su vacuidad y hace notar sus verdaderos propósitos como instrumentos al servicio de Dios. Nos muestra el cuidado amoroso de Dios aún en la adversidad, y nos lleva a glorificarlo en cada circunstancia de la vida. Guiados por su Luz damos prioridad a las cosas que deben tenerla y apreciamos la amistad de Dios por encima de todo. "El conocimiento es fuente de vida para aquel que lo posee" (Prov 16,22).

Padrenuestro y Avemaría: 1 vez.
Gloria: 7 veces.
Acto de Consagración.
Oración por los 7 dones.


Acto de Consagración
al Espíritu Santo
(Se reza diariamente durante la novena)



De rodillas frente a la gran multitud de testigos celestiales me ofrezco, en alma y cuerpo, a Ti, Eterno Espíritu de Dios. Adoro la brillantez de tu Pureza, la inequívoca precisión de tu Justicia, y el poder de tu Amor. Tú eres la Fuerza y la Luz de mi alma. En Ti yo vivo, me muevo y soy. Deseo no contristarte nunca por la infidelidad a la gracia, y ruego con todo mi corazón apartarme del mínimo pecado contra Ti. Misericordiosamente cuida de mi íntimo pensamiento y concédeme que pueda siempre observar tu Luz, escuchar tu Voz, y seguir las inspiraciones de tu gracia. Yo me aferro a Ti y me entrego a Ti y te pido, por tu Compasión, que me cuides en mi debilidad. Sosteniendo los pies traspasados de Jesús y viendo sus Cinco Llagas, y confiando en su Preciosa Sangre y adorando su Costado y su Corazón Abierto, te imploro, Adorable Espíritu, Ayuda de mi enfermedad, mantenme en tu gracia, que nunca peque contra Ti. ¡Dame la gracia, Oh Espíritu Santo, Espíritu del Padre y del Hijo, de decirte siempre que sí en todo tiempo y lugar. "¡Habla, Señor, que tu siervo escucha!"


Amén


Oración por los
Siete Dones del Espíritu Santo
(Se reza diariamente durante la novena)


Oh, Señor Jesucristo, que antes de ascender al cielo prometiste enviar al Espíritu Santo para completar tu obra en las almas de tus Apóstoles y discípulos, dígnate concederme el mismo Espíritu Santo para que Él perfeccione en mi alma la obra de tu gracia y de tu amor. Concédeme el Espíritu de Sabiduría para que pueda despreciar las cosas perecederas de este mundo y aspirar sólo a las cosas que son eternas. El Espíritu de Entendimiento para iluminar mi mente con la luz de tu divina verdad. El Espíritu de Consejo para que pueda siempre elegir el camino más seguro para agradar a Dios y ganar el Cielo. El Espíritu de Fortaleza para que pueda llevar mi cruz contigo y sobrellevar con coraje todos los obstáculos que se opongan a mi salvación. El Espíritu de Conocimiento para que pueda conocer a Dios y conocerme a mí mismo y crecer en la perfección de la ciencia de los santos. El Espíritu de Piedad para que pueda encontrar el servicio a Dios dulce y amable. Y el Espíritu de Temor de Dios para que pueda ser lleno de reverencia amorosa hacia Dios y que tema en cualquier modo disgustarlo. Márcame, amado Señor, con la señal de tus verdaderos discípulos y anímame en todas las cosas con tu Espíritu.


Amén

Oraciones
para empezar todos los días

¡Dios mío! Dios de amor y de verdad. Autor de la santificación de nuestras almas, postrado humildemente ante vuestra soberana Majestad, detesto en la amargura de mi corazón todos mis pecados, como ofensas hechas a Vos, digno de ser amado sobre todas las cosas.  ¡Oh bondad infinita! ¡Quién jamás os hubiera ofendido! Perdonadme, Señor, Dios de gracia y de misericordia, perdonadme mis continuas infidelidades; el no haber tenido valor para ejecutar cosa alguna buena, después que tantas veces vuestra misericordia y gracia me han solicitado, reprendido, amenazado e inspirado amorosamente. Me pesa, me arrepiento de la ingrata correspondencia e indigna ceguedad con que he resistido incesantemente a vuestros dulces y divinos llamamientos. Mas propongo firmemente con vuestro auxilio de no ser ya rebelde a Vos, de seguir en adelante vuestras tiernas inspiraciones con suma docilidad. A este fin, alumbrad, oh fuente de luz, mi entendimiento, fortaleced mi voluntad, purificad mi corazón, arreglad todos mis pensamientos, deseos y afectos, y hacedme digno de gustar los frutos bienaventurados que vuestros dones producen en las almas que os poseen. Concededme las gracias que os pido en esta Novena, si han de ser para mayor gloria vuestra, y para que yo os vea, ame y alabe sin fin en vuestra gloria.


Amén


INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven a nuestras almas
¡Oh Espíritu Santo!
y del cielo envía
de tu luz un rayo.

Ven, padre de pobres,
ven, de dones franco,
ven, de corazones
lúcido reparo.

Ven, consolador,
dulce y soberano,
huésped de las almas,
suave regalo.

En los contratiempos
descanso al trabajo,
templanza en lo ardiente
consuelo en el llanto.

Santísima luz de
todo cristiano,
lo íntimo del pecho,
llena de amor casto.

En el hombre nada
se halla sin tu amparo,
y nada haber puede
sin Ti, puro y santo.

Con tus aguas puras
lava lo manchado,
riega lo que es seco
pon lo enfermo sano.

Al corazón duro
doblegue tu mano,
y ablande las almas
que manchó el pecado.

Vuelve al buen camino
al extraviado,
y al helado enciende
en tu fuego santo.

Concede a tus fieles
en Ti confiados
de tus altos dones
sacro setenario.

Aumento en virtudes
haz que merezcamos,
del eterno gozo
el feliz descanso.

Amén

A continuación rezar
la oración del día que corresponda:


Oración


Ven, Oh Bendito Espíritu de Conocimiento, y concédeme que pueda percibir la voluntad del Padre; muéstrame la nulidad de las cosas de la tierra, que tenga idea de su vanidad y las use sólo para tu gloria y mi propia salvación, siempre por encima de ellas mirándote a Ti y tus premios eternos.

Amén.

ORACIONES FINALES
PARA TODOS LOS DÍAS
(Excepto el último día)


HIMNO AL ESPÍRITU SANTO
¡Ven, Oh Criador Espíritu!
nuestras almas visitad,
los pechos, que Vos criasteis,
llene gracia celestial.

Pues sois Paráclito Espíritu,
Don del Padre celestial,
fuente viva, sacro fuego,
unción santa, espiritual.

En tus dones setiformes,
tu promesa paternal,
dedo eterno de Dios Padre
nuestras lenguas inflamad.

Ilustrad nuestros sentidos,
el corazón inflamad,
nuestros cuerpos, que son flacos,
con vuestra virtud armad.

Apartad los enemigos,
danos la divina paz
y siendo Vos nuestra guía
huyamos toda maldad.

Por Vos al Padre y al Hijo,
en esta vida mortal
conozcamos, y creamos
siempre tu Divinidad.

A Dios PADRE sea gloria,
al HIJO gloria inmortal
y al Espíritu PARÁCLITO
por toda la Eternidad.

Amén

ORACIÓN

¡Oh Espíritu Santo! Divinísimo consolador de mi alma, fuego, luz y celestial ardor de los corazones humanos, si es para gloria de vuestra Majestad que yo consiga lo que deseo y pido en este día, dignáos concedérmelo benignamente; y sino dirigid mi petición, dándome las gracias que ha de ser para vuestra mayor gloria y bien de la salvación de mi alma.
Amén

Ahora cada uno se recogerá interiormente y pedirá la gracia que más necesite...
Hecha la petición, se concluirá todos los días con antífona, verso, respuesta y oración siguientes:


ANTÍFONA

No os dejaré huérfanos, aleluya; voy y vengo a vosotros, aleluya; y se alegrará vuestro corazón, aleluya, aleluya.

V. Enviad, Señor, vuestro Santo Espíritu, y serán creados.

R. Y renovaréis la faz de la tierra.


ORACIÓN

Oh Dios, que habéis instruido los corazones de los fieles con la ilustración del Espíritu Santo, dadnos el sentir rectamente con este mismo Espíritu, y gozar siempre de su consolación. Por Jesucristo Señor nuestro, tu Hijo, que vive contigo y reina en la unidad del mismo Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos.
Amén


Fuente - Apologética Siloé - Traducción de EWTN:
Fuente:  Devocionario Católico
http://www.devocionario.com/espiritu/novena_1.html

No es ficción: Un demonio bíblico es especialista en atacar a la familia



ROMA, 16 de mayo de 2015 / 04:15 p.m. (ACI).

Hay un demonio especializado en atacar a la familia, afirmó el exorcista César Truqui, sacerdote que participó en el reciente curso sobre exorcismo realizado en Roma (Italia), quien advirtió que todo lo que afecte a la familia (entre ellas el divorcio), son agradables al diablo.

En declaraciones al semanario italiano Tempi, el sacerdote afirmó que hay “un demonio especializado en el ataque a la familia, citado también en la historia de Tobías, se llama ‘Asmodeo’” (que mató a siete maridos a Sara y que fue encadenado en el desierto por San Rafael), y que “se hace presente” en muchos exorcismos.

A este demonio, indicó, “lo recuerdo en aquellos exorcismos del P. Gabriele Amorth y del P. Francesco Bamonte, a quien asistí”. Recuerdo “una pareja de jóvenes muy unida que quería casarse, no obstante ella debía someterse a un exorcismo para ser liberada”.

Durante el exorcismo “el demonio estaba furioso y conminaba al P. Amorth de impedir el matrimonio, de lo contrario mataría a la joven. Obviamente (señaló) era una amenaza del mentiroso que de hecho no ocurrió”.

En ese sentido, el sacerdote añadió que el diablo también busca atacar a la familia a través de las ideologías y de los estilos de vida y pensamiento individualistas que han seducido a la sociedad, y entre los cuales se encuentra la difusión del divorcio.

“Se cree que ‘si no me gusta más mi marido, el divorcio me hará estar mejor’”, pero “olvidan las consecuencias sobre los hijos y la sociedad. Esta mentalidad contraria a la familia es agradable al diablo: él sabe que un hombre solo y sin puntos de referencia es manipulable e inestable”, afirmó

“Aún hoy, que tengo más de 50 años, solo pensando que mi madre y mi padre se aman para siempre, encuentro alivio y coraje. Al contrario, los hijos de los padres separados son más frágiles e indecisos”, advirtió.

Estas palabras son respaldadas por el discurso que el Papa Francisco dio a la Renovación Carismática en junio del año pasado, en el cual señaló que el demonio busca destruir a las familias porque es allí donde Jesús crece, en medio del amor de los cónyuges y en la vida de los hijos.

“Crece en el amor de los cónyuges, crece en la vida de los hijos. Y por esto el enemigo ataca tanto a la familia. El demonio no la quiere. Busca destruirla, busca que el amor no esté allí”, advirtió en el estadio olímpico de Roma ante 52.000 personas.

Ese día, Francisco recordó que “las familias son estas iglesias domésticas. Los esposos son pecadores, como todos, pero quieren ir adelante en la fe, en su fecundidad, en los hijos y en la fe de los hijos”.

Por ello, pidió al Señor que “bendiga a la familia, la haga fuerte, en esta crisis en la que el diablo quiere destruirla”.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:

San Crispín de Viterbo - Santo Capuchino - Fiesta Mayo 19


Un santo alegre

Nací con el nombre de Pietro (Pedro) Fiorentti, en Viterbo, Italia, el 13 de noviembre de 1668.

A pesar de que me consideran un santo alegre, la impresión que me queda de mi infancia es la muerte de mi padre, Ubaldo. Menos mal que mi tío Francisco -su hermano- me quería mucho y me envió, primero, a la escuela de los Jesuitas para que aprendiera gramática y, después, me acogió como aprendiz en su taller de zapatero, donde estuve hasta los 25 años en que me fui a los frailes.

Recuerdo que, de pequeño, me daba por ayudar en misas y ayunar; y como era de natural delgaducho y enfermizo, mi tío solía decirle a mi madre:
«Tú vales para criar pollos, pero no hijos. ¿No ves que el niño no crece porque no come?»
Y en adelante él se encargaba de hacerme comer; pero al ver que seguía igual de pequeño y escuchimizado se dio por vencido y le dijo a mi madre:
«Déjalo que haga lo que quiera, porque mejor será tener en casa un santo delgado que un pecador gordo»
Capuchino como San Félix

La gota que colmó el vaso para que me decidiera a hacerme Capuchino fue el ver a un grupo de novicios que había bajado a la iglesia con motivo de unas rogativas para pedir la lluvia; pero en realidad ya lo había pensado mucho y había leído y releído la Regla de San Francisco, por lo que mi opción era madura. Además no quería ser sacerdote, sino como San Félix de Cantalicio, hermano laico.

Inmediatamente me fui a hablar con el Provincial, quien me admitió en la Orden, pensando que ya estaba todo superado, pero no fue así. Los primeros que se opusieron fueron mis familiares, empezando por mi madre. La pobre ya era mayor y con una hija soltera a su cargo; además, no comprendía que, habiendo hecho los estudios con los Jesuitas, no quisiera ser sacerdote sino laico. Sin embargo, la decisión estaba tomada. Procuré que las atendieran unas personas del pueblo y me marché al noviciado. Cual no sería mi sorpresa al comprobar que, a pesar de haberme admitido ya el Provincial, el maestro de novicios se negaba a recibirme. Ante mi insistencia me contestó:
«Bueno, si al Provincial le compete el recibir a los novicios, a mí me toca probarlos»
Y bien que me probó. Lo primero que hizo fue darme una azada y enviarme al huerto a cavar mañana y tarde. En vista de que resistía, me mandó como ayudante del limosnero para que cargara con la alforja, a ver si aguantaba las caminatas bajo el sol y la lluvia. Y las aguanté. Por último, no se le ocurrió otra cosa que nombrarme enfermero para que atendiera a un fraile tuberculoso. Parece que no lo hice del todo mal, pues tanto el enfermo como el maestro de novicios se ufanaban, cuando ya eran viejos, de haberme tenido como enfermero y como novicio.

Una vez profesé me enviaron por distintos conventos, hasta que recalé en Orvieto. Allí estuve durante cuarenta años de limosnero; es decir, toda mi vida, pues sólo me llevaron a Roma para morir.

Durante los cincuenta años que estuve con los frailes hice de todo menos de zapatero, que era mi profesión. Fui cocinero, enfermero, hortelano y limosnero; y es que yo no era una bestia para estar en la sombra, sino al fuego y al sol; es decir, que debía estar o en la cocina o en la huerta. Sin embargo la mayoría de mi vida se quemó buscando comida para los frailes y atendiendo las necesidades de la gente.

Pidiendo pan y dando cariño


Lo primero que hacía antes de salir del convento era cantar el Ave, maris stella; después, rosario en mano, me dirigía a la limosna, que, de ordinario, solía hacer pronto. Para ahorrar tiempo le pedía antes al cocinero qué necesitaba, y así me limitaba a pedir solamente lo necesario. Como había muchos pobres, procuraba dirigir las limosnas que sobraban a una casa del pueblo para que desde allí se redistribuyeran; así satisfacía la solidaridad de los pudientes y la necesidad de los pobres.

Tan convencido estaba de que gran parte de la miseria proviene de la injusticia, que no me podía contener ante los abusos de los patronos para con los trabajadores. Cuando alguno tenía que venir al convento procuraba que lo trataran bien, porque al trabajo hay que ir de buena gana.

Una vez que un defraudador me pidió que rogara por su salud, le contesté que cuando pagase lo que debía a sus acreedores y a su servidumbre entonces pediría a la Virgen que lo curara. Y es que me gustaba visitar a los enfermos y encarcelados; no sólo para darles buenos consejos sino para remediarles, en la medida de mis posibilidades, sus necesidades.

No sé por qué, la gente acudía a mí en busca de remedios y se iba con la sensación de que hacía milagros. Incluso me cortaban trozos del manto para hacerse reliquias; hasta que no pude más y les grité:
«Pero ¿qué hacéis? Cuánto mejor sería que le cortaseis la cola a un perro... ¿Estáis locos? ¡Tanto alboroto por un asno que pasa!»
Sin embargo no todo era pedir limosna y atender a la gente. Esto era la consecuencia. Mi opción había sido seguir a Jesús y eso conlleva mucho tiempo de estar con Él y aprender sus actitudes. Mi devoción a la Virgen me ayudó mucho. Me gustaba exteriorizar mis sentimientos para con ella adornando sus altares.


Cuando estuve trabajando de hortelano coloqué una imagen de María en una pequeña cabaña. Delante de ella esparcía restos de semillas y migajas de pan para que se acercasen los pájaros, se alimentasen y cantasen, ya que hubiera querido que todas las criaturas del universo se juntasen para alabar en todo momento a la Madre de Dios.

El reuma y la gota acabaron conmigo. Ya no podía casi andar y tuve que retirarme a la enfermería de Roma. Pero allí también la gente venía a buscarme.
"¿Por qué la gente acudía a mí si no era ni santo ni profeta?"
En el mes de mayo la enfermedad fue a más. Para no estropear la fiesta de San Félix le aseguré al enfermero que no me moriría ni el 17 ni el 18. Y, efectivamente, el Señor me escuchó y me llevó en su compañía el 19 de mayo de 1750.


Tengo el singular honor de ser el primer santo canonizado por el Papa Juan Pablo II, acto que se realizó el 20 de junio de 1982.

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:
http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=9789

Un día como hoy (Mayo 18) hace 95 años nació San Juan Pablo II


Hace 95 años nació San Juan Pablo II en la pequeña ciudad polaca de Wadowice que se ubica a 50 kilómetros de Cracovia en Polonia. Hoy sus fieles devotos en todo el mundo lo recuerdan con especial cariño.

Karol Józef Wojtyla es el nombre que le dieron al Papa peregrino que nació el 18 de mayo de 1920. Fue el menor de tres hermanos: Edmund era médico de profesión y a Olga el santo no llegó a conocerla porque murió antes de que naciera.

Su padre fue Karol Wojtyla, un suboficial del ejército que falleció en 1941, y su madre Emilia Kaczorowska, que murió en 1929 cuando San Juan Pablo II tenía nueve años de edad.

Durante su pontificado solía pasar su cumpleaños como un “día normal” de trabajo, como lo describió en el año 2004 quien fuera director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, al narrar a los medios de comunicación cómo el Santo Padre pasaría su onomástico número 84, el último de su vida.

En esa oportunidad Navarro-Valls detalló que “para el Santo Padre hoy (18 de mayo de 2004) ha sido una jornada de trabajo normal y sobre todo de acción de gracias a Dios por el don de la vida. La única cosa extraordinaria ha sido que ha invitado a almorzar a sus más estrechos colaboradores de la Curia Romana”.

San Juan Pablo II solía recibir saludos y felicitaciones de todo el mundo en su cumpleaños, no solo de católicos que también le ofrecían sus oraciones, sino también de personalidades de la política, empresarios, artistas, entre otros.



Luego de su muerte en 2005, los fieles siguieron recordando y festejando la fecha de su cumpleaños. El 18 de mayo de 2011 por ejemplo, cuando ya era Beato, se inauguró en Roma una gran estatua de bronce dedicada a su memoria.

En esa oportunidad el Vicario General de Roma, Cardenal Agostino Vallini, declaró a ACI Prensa que "esta estatua quiere decir que no está él en sí mismo sino su corazón dando la bienvenida a todos. Creo que este es el gran mensaje que necesitamos hoy día".

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:
https://www.aciprensa.com/noticias/video-hoy-el-mundo-celebra-el-94-cumpleanos-de-san-juan-pablo-ii-14810/

Link: mayor información de San Juan Pablo II:
http://diosysantidad.blogspot.com/2014/10/san-juan-pablo-ii-papa-fiesta-octubre-22.html

Novena a María Auxiliadora - Día Cuarto - Mayo 18 de 2015



Novena a María Auxiliadora
Cuarto día
Para pedir la pureza

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh María Auxiliadora, vengo a postrarme humildemente a tus plantas, para tributarte mi homenaje de amor y gratitud! Indigno soy de recibir nuevos favores de tu mano amorosísima, pues no he correspondido a las innumerables gracias que me has dispensado a cada paso. Olvidando mi ingratitud y no pensando más que en tu amor y benignidad, vengo a implorar nuevamente tus auxilios. Concédeme la gracia que deseo..., si no es contraria a la Voluntad de Dios. No me desampares, Madre mía, robustece mi voluntad para que no me aparte del verdadero camino de la virtud; ilumina mi entendimiento para que comprenda cuánto me amas, y santifícame para que logre, mediante tu valiosísimo socorro, alabarte por toda la eternidad. Así sea.

Oración para pedir la pureza


¡Oh María Auxiliadora! Virgen purísima, espejo sin mancha, vivo reflejo de la luz de Dios! ¡ Ah! concédeme la gracia que te imploro... e inspírame el más grande amor hacia la bella virtud de los Ángeles. Y puesto que para conservarla es vano todo propósito sin la fuga de las ocasiones, te suplico, oh dulce Madre mía, me socorras diariamente con tu santo auxilio para que huya de toda ocasión de pecado. Entretanto me ofrezco todo a Ti, y Tú oh Inmaculada Auxiliadora, haz que viviendo yo en la mortificación, en la humildad y en la oración, sea como un ángel en la tierra y goce un día con ellos en la gloria del Paraíso. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Oración final

¡Dios te salve Reina, Madre de misericordia y auxilio de los cristianos! Pobre hijo de Eva, a quién me dirigiré en este valle de llanto sino a Ti que eres vida, dulzura y esperanza nuestra! A Ti se eleva mi grito: A TI CLAMAMOS!, a tus pies deposito el peso de mis afanes: A TI SUSPIRAMOS!... Ea, pues, Señora, manifiéstate como lo fuiste siempre, poderosa Abogada: inclina tus ojos maternales sobre mí que te amo tanto, ¡Oh Madre!, hoy más que nunca necesito de tu misericordia y de tu santo auxilio...! ¡Ah! vuelve hacia mí esos ojos tan misericordiosos y quedaré contento... Es verdad, yo soy culpable, pero Tú eres Santa: ¡Oh CLEMENTE! Yo soy ingrato, pero Tú eres buena! ¡OH PIADOSA! Yo soy rebelde, pero Tú eres dulce! ¡Oh DULCE VIRGEN MARIA! No mires mis culpas y pecados y acuérdate sólo de tu bondad: ¡MUESTRATE QUE ERES MADRE! Yo me abandono y entrego a Ti como un niño se abandona confiado en los brazos de su madre.

María, Auxilio de los Cristianos
Ruega por nosotros

En el nombre del Padre, ...



Novena a María Auxiliadora
propagada por San Juan Bosco


 Rezar, durante nueve días seguidos, tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias con la siguiente jaculatoria:
"Sea alabado y reverenciado en todo momento el Santísimo y Divinísimo Sacramento"
Y luego tres Salves con la jaculatoria:
"María Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros"
 Recibir los Santos Sacramentos de Confesión y Comunión.

 Hacer o prometer una limosna en favor de las obras de apostolado de la Iglesia o de las obras salesianas.

San Juan Bosco decía:
"Tened mucha fe en Jesús Sacramentado y en María Auxiliadora y estad persuadidos de que la Virgen no dejará de cumplir plenamente vuestros deseos, si han de ser para la gloria de Dios y bien de vuestras almas. De lo contrario, os concederá otras gracias iguales o mayores"

Novena de la Confianza



Madre mía de mi vida,
auxilio de los cristianos,
la pena que me atormenta,
pongo en tus benditas manos.
(Ave María)

Tú que sabes mis secretos,
pues todos te los confío,
da la paz a los turbados
y alivio al corazón mío.
(Ave María)

Y aunque tu amor no merezco,
nadie recurre a Ti en vano,
pues eres Madre de Dios
y Auxilio de los cristianos.
(Ave María)

Finalmente, se reza:

Oración de San Bernardo


Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien, inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM: