jueves, 25 de septiembre de 2014

Santos Cosme y Damián - Mártires Siglo III - Fiesta Septiembre 26


Cosme significa "adornado, bien presentado"
Damián significa "domador"

Patronos de: Cirujanos, Farmacéuticos,
Médicos, Peluqueros, Dentistas,
trabajadores de los balnearios

Según la tradición son hermanos gemelos, nacidos en Arabia en el siglo tercero; estudiaron medicina en Siria y llegaron a distinguirse como muy afamados médicos. Como eran auténticos cristianos, practicaban su profesión con gran habilidad pero sin aceptar jamás pago alguno por sus servicios. A los pobres no les cobraban la consulta ni los remedios. Lo único que les pedía era que les permitieran hablarles por unos minutos acerca de Jesucristo y de su evangelio. Por eso se les conoció en el oriente entre los santos llamados colectivamente "los sin dinero".

Vivían en Aegeae, sobre la costa de la bahía de Alejandreta, en Cilicia, donde ambos eran distinguidos por el cariño y el respeto de todo el pueblo a causa de los muchos beneficios que prodigaba entre las gentes su caridad y por el celo con que practicaban la fe cristiana, ya que aprovechaban todas las oportunidades que les brindaba su profesión para difundirla y propagarla. En consecuencia, al comenzar la persecución, resultó imposible que aquellos hermanos de condición tan distinguida, pasasen desapercibidos. Se cuentan muchos prodigios milagrosos sobre sus vidas pero poco se sabe con seguridad. 

Fueron de los primeros en ser aprehendidos por orden de Lisias, el gobernador de Cilicia y, se disgustó muchísimo porque estos dos hermanos propagaban la religión de Jesús. Trató inútilmente de que dejaran de predicar. Se dice por ejemplo que, antes de ser decapitados, salieron con bien de varios tipos de ejecuciones, y como no lo consiguió, mandó echarlos al mar atados a pesadas piedras, pero una ola gigantesca los sacó sanos y salvos a la orilla.

Entonces los mandó quemar vivos, pero las llamas no los tocaron, y en cambio quemaron a los verdugos paganos que los querían atormentar. Ser crucificados pero cuando se hallaban clavados en las cruces, la multitud los apedreó, pero los proyectiles, sin tocar el cuerpo de los santos, rebotaron para golpear a los mismos que los arrojaban. Lo mismo sucedió con las flechas disparadas por los arqueros que torcieron su trayectoria e hicieron huir a los tiradores (se cuenta que el mismo caso ocurrió con San Cristóbal y otros mártires). Entonces el mandatario pagano mandó que les cortaran la cabeza, y así derramaron su sangre por proclamar su amor al Divino Salvador.

Así mismo dice la leyenda que los tres hermanos de Cosme y Damián, llamados Antimo, Leoncio y Euprepio, sufrieron el martirio al mismo tiempo que los gemelos y sus nombres se mencionan en el Martirologio Romano. Se habla de innumerables milagros, sobre todo curaciones maravillosas, obrados por los mártires después de su muerte y, a veces, los propios santos se aparecieron, en sueños, a los que les imploraban en sus sufrimientos, a fin de curarles inmediatamente.


Una tradición muy antigua atestigua la existencia de su sepulcro en Ciro (Siria), ciudad ésta que llegó a ser el centro principal de su culto y donde las referencias más antiguas sitúan el escenario de su martirio, y lugar donde se erigió así mismo una basílica en su honor. Desde allí, su culto pasó a Roma y, más tarde, se propagó por toda la Iglesia.

A principios del siglo V, se levantaron en Constantinopla dos grandes iglesias en honor de estos dos famosos mártires. La basílica que el Papa Félix (526-530) erigió en honor de Cosme y Damián en el Foro Romano, con hermosísimos mosaicos, fue dedicada posiblemente el 27 de septiembre. Ese día se celebró la fiesta de Cosme y Damián hasta su traslado al 26 de septiembre en el nuevo calendario.

Y sucedió entonces que junto a la tumba de los dos hermanos gemelos, Cosme y Damián, empezaron a obrarse maravillosas curaciones. Entre las personas distinguidas que atribuyeron su curación de males gravísimos a los santos Cosme y Damián, figuró el emperador Justiniano I de Constantinopla, en una gravísima enfermedad, se encomendó a estos dos santos mártires y fue curado inexplicablemente. Quien con sus ministros fue personalmente a la ciudad de Cirrhus, a visitar la tumba de los dos santos a darles las gracias y especialmente para venerar las reliquias de sus benefactores.

Los santos Cosme y Damián son nombrados en el canon de la misa y, junto con San Lucas, son los patronos de médicos y cirujanos. En oriente los llaman "los no cobradores", porque ejercían la medicina sin cobrar nada a los pacientes pobres.

Tres pares de santos
llevan los mismos nombres


Por un error, los cristianos de Bizancio honraron a tres pares de santos con los nombres de Cosme y Damián:
  1. Los de Arabia, que fueron decapitados durante la persecución de Diocleciano (17 de octubre).
  2. Los de Roma, que murieron apedreados en el curso del reinado de Carino.
  3. Y los hijos de Teódota, que no fueron mártires. Sin embargo, se trata de los mismos.
Pidamos al Señor por intercesión
de los Santos Cosme y Damián
por los médicos, para que cumplan
santamente con su profesión

"Lo que habéis recibido gratis,
dadlo también gratuitamente"
(Jesucristo Mt. 10, 8)

Quiera Dios enviarnos
muchos médicos generosos que,
a imitación de Cosme y Damián,
se dediquen a recetar
gratuitamente a los pobres,
y a aprovechar su ascendiente
para propagar la santa religión
de Jesucristo. Qué hermoso fuera 
que hubiera muchos médicos así.

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

Fuente - Texto tomado de EWTN:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Cosme_y_Damian.htm

San Cleofás - Discípulo de Jesús - Fiesta Septiembre 25



Cleofás significa “esclarecido por la gloria”. Viene de la lengua hebrea.

El creyente apóstol es una persona que se goza anunciando a Cristo por todos sitios. Los discípulos de Cristo son llamados para seguir sus pasos y para anunciarlo sin cesar cada día.

Fue discípulo de Jesús. Su mujer se llamaba María de Cleofás. Quizá fuera hermano de San José. Sus hijos se llamaban Santiago el Menor, José y Simón.

Estuvo entre los primeros discípulos que recibieron al Señor después de su gloriosa Resurrección, según refiere San Lucas:

Es la alborada del Domingo. Unas mujeres, quieren envolver en lienzos el cuerpo y poner perfumes preciosos, a la usanza judía, en el cuerpo de Jesús, ya que no pudo prepararse con finura el viernes por la tarde cuando lo pusieron en el sepulcro.


El sepulcro está vacío, no tiene cuerpo dentro. Unos ángeles avisan que está vivo el Señor Jesús. Las mujeres, locas de alegría, nerviosas, corren y transmiten la nueva a los discípulos. Pedro y los demás no pueden creer ese inusitado acaecimiento.

La distancia de Jerusalén a Emaús es de algo más de diez kilómetros. Hacia Emaús caminan ese mismo día dos discípulos del Maestro. Uno de ellos responde al nombre de Cleofás. Van comentando entre ellos los acontecimientos del fracaso de Jesús en los días pasados.

Las pisadas son pesadas porque llevan la amargura en el pecho. Son tantos años juntos, tantas ilusiones truncadas, tantas promesas secas, tantas alegrías cegadas... hasta los proyectos del Reino se esfumaron con los clavos, la cruz y la lanza. Con Jesús muerto mal se anda.


Se les unió un caminante como compañero de camino. Ellos temían "ofuscada la mirada". Al preguntar qué les pasa, Cleofás con tono enojado casi le regañó por no estar al día de lo que ha pasado en la Ciudad Santa. Cuando resumen los hechos tan trágicos e impresionantes, el viajero les recordó que ya estaba previsto por los profetas.


Al acercarse a la aldea, el caminante hace intención de proseguir. Cleofás y su amigo le insistieron:
"Quédate con nosotros, que el día ya declina"

El caminante accedió, entró con ellos en la casa, se sentó a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió en trozos, y se lo dio. En este instante le reconocieron.


Ahora, desandar lo andado para decirle a los hermanos que las mujeres mañaneras tenían razón no es pesado, es alegría; avanzan en la noche tan seguros como a pleno día porque lucen mucho las estrellas, los pasos se han tornado ágiles y firmes, el corazón late con fuerza, el gozo se ha hecho vida. Notan la vehemencia de decir pronto a los otros que Jesús sí es el Mesías. Con Jesús Vivo bien se camina.


Según alguna tradición, lo mataron los judíos en el mismo camino en que encontró a Jesús resucitado. Le tomaron inquina porque predicaba la palabra de Jesús Nazareno.

El historiador palestino Egesipo afirma que Cleofás era hermano de San José. Fue el marido de la hermana de la Virgen, la María de Cleofás presente con las otras mujeres piadosas en el mismo drama del Calvario.

Según Eusebio y San Jerónimo, Cleofás era nativo de Emaús. Y en Emaús, según una tradición antigua, Cleofás, testigo de la resurrección, fue asesinado por un grupo de judíos intolerantes que afirmaban que el Mesías no había llegado todavía y mucho menos que hubiera resucitado.

San Jerónimo nos asegura, ya en el siglo IV, que su casa se transformó en iglesia.

El martirologio romano ha colocado su fiesta en este día.

Oración a San Cleofás

Confesamos, Señor,
que sólo tú eres santo
y que sin ti nadie es bueno,
y humildemente te pedimos
que la intercesión
de San Cleofás
venga en nuestra ayuda,
para que de tal forma
vivamos en el mundo,
que merezcamos llegar
a la contemplación
de tu gloria.
Por nuestro
Señor Jesucristo,
Tu Hijo,
Amén.

Fuente - Texto tomado de CHURCHFORUM.ORG: