sábado, 2 de noviembre de 2013

San Martín de Porres - Fiesta Noviembre 3



En Suramérica es muy popular San Martín de Porres y hasta se han filmado hermosas películas acerca de su vida y milagros. Es un santo muy simpático y milagroso.

Nació en Lima (Perú) el 9 de diciembre de 1579, hijo de padre blanco español (Don Juan de Porres), que estuvo breve tiempo en la ciudad de Lima, y de madre negra panameña (Ana Vázquez). Martín nació mulato y lo bautizaron, en la parroquia de San Sebastián, en la misma pila que Rosa de Lima. Por el color de su piel, su padre no lo quiso reconocer y en la partida de bautismo figura como "de padre desconocido". Su infancia no fue demasiado feliz, pues por ser mulato era despreciado en la sociedad.

La madre lo educó como pudo, más bien con estrecheces, porque los importantes trabajos de su padre le impedían atenderlo como debía. De hecho, reconoció a sus hijos sólo tardíamente; los llevó a Guayaquil, dejando a su madre acomodada en Lima, con buena familia, y les puso maestro particular. 

Martín regresó a Lima, cuando a su padre lo nombraron gobernador de Panamá. Son misteriosos los caminos del Señor: no fue sino un santo quien lo confirmó en la fe de sus padres. Fue Santo Toribio Mogrovejo, segundo arzobispo de Lima y actual patrono del Episcopado Latinoamericano, quien hizo descender el Espíritu sobre su moreno corazón, corazón que el Señor fue haciendo manso y humilde como el de su madre.

A los 15 años pidió ser admitido en la comunidad de Padres Dominicos. Como a los mulatos les tenían mucha desconfianza, fue admitido solamente como "donado", o sea un servicial de la comunidad. Así vivió 9 años, practicando los oficios más humildes y siendo el último de todos.


Martín aprendió el oficio de peluquero y barbero y también algo de medicina; comprendía el oficio al disponer de yerbas para hacer emplastos y poder curar dolores y neuralgias; además, era preciso un determinado uso del bisturí para abrir hinchazones y tumores. Martín supo hacerse un experto por pasar como ayudante de un excelente médico español. De ello comenzó a vivir y su trabajo le permitió ayudar de modo eficaz a los pobres que no podían pagarle. Por su barbería pasarán igual labriegos que soldados, irán a buscar alivio tanto caballeros como corregidores.

Entonces sí que empezó a hacer obras de caridad a manos llenas. Los frailes se quejaban de que Fray Martín quería hacer del convento un hospital, porque a todo enfermo que encontraba lo socorría y hasta llevaba a algunos más graves y pestilentes a recostarlos en su propia cama, cuando no tenía más donde se los recibieran. Con la ayuda de varios ricos de la ciudad, fundó el Asilo de Santa Cruz, para reunir a todos los vagos, huérfanos y limosneros y ayudarles a salir de su penosa situación.


El muchacho era inteligente, y fue tal su amor por los hermanos que no tardó en aprender, para poderlos servir mejor. Desde niño sentía predilección por los enfermos y los pobres, en quienes reconocía sin duda el rostro sufriente de su Señor. Pero lo que hace ejemplar a su vida no es sólo la repercusión social de un trabajo humanitario bien hecho. Más es el ejercicio heroico y continuado de la caridad, que dimana del amor a Jesucristo, a Santa María. Como su persona y nombre imponía respeto, tuvo que intervenir en arreglos de matrimonios irregulares, en dirimir contiendas, fallar en pleitos y reconciliar familias. Con clarísimo criterio aconsejó en más de una ocasión al Virrey y al arzobispo en cuestiones delicadas.


Alguna vez, quienes espiaban sus costumbres por considerarlas extrañas, lo pudieron ver en éxtasis, elevado sobre el suelo, durante sus largas oraciones nocturnas ante el santo Cristo, despreciando la natural necesidad del sueño. Llamaba profundamente la atención, su devoción permanente por la Eucaristía, donde está el verdadero Cristo, sin perdonarse la asistencia diaria a la Misa al rayar el alba. Por el ejercicio de su trabajo y por su sensibilidad hacia la religión tuvo contacto con los monjes del convento dominico del Rosario, donde pidió la admisión como donado, ocupando la ínfima escala entre los frailes. Allí vivían en extrema pobreza, hasta el punto de tener que vender cuadros de algún valor artístico para sobrevivir. Pero a él no le asusta la pobreza, la ama. Pronto la virtud del moreno dejó de ser un secreto. Su servicio como enfermero se extendía desde sus hermanos dominicos hasta las personas más abandonadas que podía encontrar en la calle. Su humildad fue probada en el dolor de la injuria, incluso de parte de algunos religiosos dominicos. Incomprensión y envidias: camino de contradicciones que fue asemejando al mulato a su Reconciliador. En 1603 le fue concedida la profesión religiosa y pronunció los votos de pobreza, obediencia y castidad. A pesar de tener en su celda un armario bien dotado de yerbas, vendas y el instrumental de su trabajo, sólo dispone de tablas y jergón como cama.

Llenó de pobres el convento, la casa de su hermana y el hospital. Todos le buscan porque les cura aplicando los remedios conocidos por su trabajo profesional; en otras ocasiones, se corren las voces de que la oración logró lo improbable y hay enfermos que consiguieron recuperar la salud, sólo con el toque de su mano y de un modo instantáneo. Revolvió la tranquila y ordenada vida de los buenos frailes, porque en alguna ocasión resolvió la necesidad de un pobre enfermo, entrándolo en su misma celda y, al corregirlo alguno de los conventuales por motivos de clausura, se le ocurrió exponer en voz alta su pensamiento anteponiendo a la disciplina los motivos de la caridad, porque "la caridad tiene siempre las puertas abiertas, y los enfermos no tienen clausura".

Aquello que más recuerda el pueblo de Lima son sus numerosos milagros. A veces se trataba de curaciones instantáneas, en otras bastaba tan sólo su presencia para que el enfermo desahuciado iniciara un sorprendente y firme proceso de recuperación. Muchos lo vieron entrar y salir de recintos, estando las puertas cerradas. Otros lo vieron en dos lugares distintos a un mismo tiempo. Todos, grandes señores y hombres sencillos, no tardaban en recurrir al socorro del santo mulato: "Yo te curo, Dios te sana", decía Martín con grande conciencia del inmenso amor del Señor, que ha gustado siempre de tocar el corazón de los hombres con manos humanas.



Aunque él trataba de ocultarse, sin embargo, su fama de santo crecía día por día. Lo consultaban hasta altas personalidades. Muchos enfermos lo primero que pedían cuando se sentían graves era:
"Que venga el santo hermano Martín"
Y él nunca negaba un favor a quien podía hacerlo. Pasaba la mitad de la noche rezando. A un crucifijo grande que había en su convento iba y le contaba sus penas y sus problemas, y ante el Santísimo Sacramento y arrodillado ante la imagen de la Virgen María pasaba largo  tiempo rezando con fervor. Sin moverse de Lima, fue visto sin embargo en China y en Japón animando a los misioneros que estaban desanimados. Sin que saliera del convento, lo veían llegar junto a la cama de ciertos moribundos a consolarlos.

A los ratones que invadían la sacristía, los invitaba a irse a la huerta y lo seguían en fila muy obedientes. Como otro pobre de Asís, se mostró también amigo de perros cojos abandonados que curaba, de mulos dispuestos para el matadero. Su amor humilde y generoso lo abarcaba todo: su amabilidad con los animales era fruto de su inmenso amor por el Creador de todas las cosas. El pueblo de Lima venera hoy su dulce y sencilla imagen, con su escoba en la mano dando de comer, de un mismo plato, a perro, ratón y gato.


Llegaron los enemigos a su habitación a hacerle daño y él pidió a Dios que lo volviera invisible y los otros no lo vieron.

Cuando oraba con mucha devoción se levantaba por los aires y no veía ni escuchaba a la gente. A veces el mismo virrey que iba a consultarle (siendo Martín tan de pocos estudios), tenía que aguardar un buen rato en la puerta de su habitación, esperando a que terminara su éxtasis. En ocasiones salía del convento a atender a un enfermo grave, y volvía luego a entrar sin tener llave de la puerta y sin que nadie le abriera. Preguntado cómo lo hacía, respondía:
"Yo tengo mis modos de entrar y salir"
El arzobispo se enfermó gravemente y mandó llamar al hermano Martín, para que le consiguiera la curación para sus graves dolores. Él le dijo:
"¿Cómo se le ocurre a su excelencia invitar a un pobre mulato?"
Pero luego le colocó la mano sobre el sitio donde sufría los fuertes dolores, rezó con fe, y el arzobispo se mejoró enseguida. Recogía limosnas en cantidades asombrosas y repartía todo lo que recogía. Miles de menesterosos llegaban a pedirle ayuda.

Tras una vida de honda respuesta a la gracia de Dios, de intensa y perseverante entrega vividas al calor de la caridad y el sacrificio, ya a los 60 años de edad, Fray Martín cayó enfermo y supo de inmediato que había llegado la hora de encontrarse con el Señor. El pueblo se conmovió, y mientras en la calle toda Lima lloraba, el mismo Virrey fue a verlo a su lecho de muerte, para besar la mano de quien decía de sí mismo: "ser un perro mulato", tal era la veneración que todos le tenían. Poco después, mientras se le rezaba el Credo, besando el crucifijo con profunda alegría, el santo partió. Murió el 3 de noviembre de 1639. Pero esta partida no lo alejó de su pueblo. Toda la ciudad acudió a su entierro y los milagros empezaron a obtenerse a montones por su intercesión. Todo el pueblo, esperanzado le reza a diario, aguardando su tierna intercesión y agradeciendo sus milagros. Fray Martín de Porres, el mulato "santo de la escoba", fue canonizado el 6 de mayo de 1962 por el Papa Juan XXIII.

Los Milagros

Las historias de sus milagros son muchas y sorprendentes, éstas fueron recogidas como testimonios jurados en los Procesos Diocesano (1660-1664) y Apostólico (1679-1686), abiertos para promover su beatificación, también proceden de los mismos religiosos dominicos que convivieron con él.

Se le atribuye el don de la bilocación (sin salir de Lima, fue visto en México, en África, en China y en Japón), animando a los misioneros que se encontraban en dificultad o curando enfermos. Mientras permanecía encerrado en su celda, lo vieron llegar junto a la cama de ciertos moribundos a consolarlos o curarlos. Muchos lo vieron entrar y salir de recintos estando las puertas cerradas. En ocasiones salía del convento a atender a un enfermo grave, y volvía luego a entrar sin tener llave de la puerta y sin que nadie le abriera. Preguntado cómo lo hacía, siempre respondía: "Yo tengo mis modos de entrar y salir".

Se le reputó control sobre la naturaleza, las plantas germinaban antes de tiempo y toda clase de animales atendían a sus mandatos. Uno de los episodios más conocidos de su vida es que hacía comer del mismo plato a un perro, un ratón y un gato en completa armonía.

Se le atribuyó también el don de la sanación, de los cuales quedan muchos testimonios, siendo las más sorprendentes la curación de enfermos desahuciados.

"Yo te curo, Dios te sana" (era la frase que siempre solía decir para evitar muestras de veneración a su persona). Según los testimonios de la época, a veces se trataba de curaciones instantáneas, en otras bastaba tan sólo su presencia para que el enfermo desahuciado iniciara un sorprendente y firme proceso de recuperación. Con unas vendas y vino tibio sanó a un niño que se había partido las dos piernas.

Muchos testimonios afirmaron que cuando oraba con mucha devoción, levitaba y no veía ni escuchaba a la gente. A veces el mismo Virrey que iba a consultarle (aún siendo Martín de pocos estudios), tenía que aguardar un buen rato en la puerta de su habitación, esperando a que terminara su éxtasis.

Otra de las facultades atribuidas fue la videncia. Solía presentarse ante los pobres y enfermos llevándoles determinadas viandas, medicinas u objetos que no habían solicitado pero que eran secretamente deseadas o necesitadas por ellos. Se contó además, que Juana, su hermana, habiendo sustraído a escondidas una suma de dinero a su esposo se encontró con Martín, el cual inmediatamente le llamó la atención por lo que había hecho. Se le atribuyó también facultades para predecir la vida propia y ajena, incluido el momento de la muerte.

De los relatos que se guardan de sus milagros, parece deducirse que Martín de Porres no les daba mayor importancia. A veces, incluso, al imponer silencio acerca de ellos, solía hacerlo con joviales bromas, llenas de donaire y humildad. En la vida de Martín de Porres los milagros parecían obras naturales.

¿Qué nos enseña su vida?


La vida de San Martín nos enseña:
  • A servir a los demás, a los necesitados. San Martín no se cansó de atender a los pobres y enfermos y lo hacía prontamente. Demos un buen servicio a los que nos rodean, en el momento que lo necesitan. Hagamos ese servicio por amor a Dios y viendo a Dios en las demás personas.
  • A ser humildes. San Martín fue una persona que vivió esta virtud. Siempre se preocupó por los demás, antes que por él mismo. Veía las necesidades de los demás y no las propias. Se ponía en el último lugar. A llevar una vida de oración profunda. La oración debe ser el cimiento de nuestra vida. Para poder servir a los demás y ser humildes, necesitamos de la oración. Debemos tener una relación íntima con Dios.
  • A ser sencillos. San Martín vivió la virtud de la sencillez. Vivió la vida de cara a Dios, sin complicaciones. Vivamos la vida con espíritu sencillo.
  • A tratar con amabilidad a los que nos rodean. Los detalles y el trato amable y cariñoso es muy importante en nuestra vida. Los demás se lo merecen por ser hijos amados por Dios.
  • A alcanzar la santidad en nuestras vidas. Por alcanzar esta santidad, luchemos...
  • A llevar una vida de penitencia por amor a Dios. Ofrezcamos sacrificios a Dios.
Fuente - Texto tomado de CATHOLIC.NET:
http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=443

Fuente tomada de Wikipedia:

8 cosas asombrosas que el Corán dice de Jesús y un cristiano debería conocer



En su libro "Encontré a Cristo en el Corán", recientemente publicado en español, Mario Joseph, que fue imán musulmán en la India y hoy es católico, explica, precisamente, lo que dice el título: las referencias a Cristo en el Corán le llevaron al cristianismo.

Eso complicó mucho su vida con persecuciones, incomprensiones y rechazos, que él acepta, dice, porque también Cristo las vivió, previno sobre ellas y deben verse como parte de la vida cristiana. 

El 20% de la población mundial

Una de cada cinco personas sobre la tierra, si conoce algo de Jesús, es a través del Islam y del Corán. Los musulmanes, incluso los poco letrados, creen conocer a Jesús bastante, lo tienen integrado en su cosmovisión, como un profeta más. Que el Corán no lleve a más musulmanes al cristianismo se debe a que muchos musulmanes no conocen con detalle el Corán y no hacen preguntas incómodas sobre él. El musulmán de a pie conoce y profesa que Jesús, según el Corán, fue un gran profeta antes que Mahoma, que Dios lo engendró milagrosamente en María sin concurso de varón, que hizo milagros, etc...

La clave que inquietó a Mario Joseph es hasta qué punto es grande Jesús, sobre todo cuando se compara con lo que el Corán dice de Mahoma.

Usar el Corán para comprobar las diferencias que da a Jesús y a Mahoma es algo que se está empezando a difundir. En el ámbito cristiano protestante, el teólogo y apologeta evangélico Norman L. Geisler suele señalar estos seis:

Puntos de comparación entre ambos "profetas" según el Corán:


1) El Corán reconoce que Jesús nace de una mujer virgen, pero que Mahoma no (la tradición islámica conoce bien a los padres de Mahoma, Abdulá y Amina).
2) El Corán reconoce que Jesús no pecó, no tenía pecado en Él, mientras que recoge que Mahoma sí era pecador.
3) En el Corán, Jesús es llamado el "Mesías", es decir, el Ungido, un título muy elevado que Mahoma no recibe.
4) En el Corán Jesús es llamado "la Palabra de Dios", un título poderoso y elevado, que Mahoma no recibe.
5) En el Corán se declara varias veces que Jesús hacía milagros, mientras que en este libro Mahoma no los hace.
6) Jesús en el Corán es ascendido al Cielo con su cuerpo; cosa que el Corán no recoge acerca de Mahoma. 
Mario Joseph, cuando aún era imán musulmán y se llamaba Suleimán, sin conocer nada de Geisler y su exposición, ya había notado estos aspectos que le inquietaban. 

Y cuando preguntaba a sus maestros si eso no significaba que Jesús era más grande que Mahoma, quizá mucho más grande, ellos no sabían responder con razones. Pero Mario Joseph señala algunos detalles más.

7) El nombre de Mahoma aparece en el Corán sólo 4 veces, bajo dos denominaciones: Ahmed y Mohammed. En cambio, Jesús es mencionado en el Corán con 4 títulos poderosos: Kalimathullahi (Palabra de Dios), Ruhullahi (Espíritu de Dios), Isá al-Masih (Jesús el Mesías) y, finalmente, Ibnu Mariam (hijo de María, título poderoso porque María es la más excelsa de las mujeres, protegida de Dios, modelo para todos, etc...).
8) El capítulo 19 del Corán, titulado "María", canta excelencias asombrosas de Jesús que Mario no veía atribuidas en Mahoma, a saber: 
  • Jesús es la Palabra de Dios
  • Jesús es el Espíritu de Dios
  • Habló desde su cuna (el bebé Jesús, casi recién nacido, explica a unos maledicentes que su madre no ha tenido trato con varón)
  • Dio vida a pájaros hechos de barro (historia que el Corán toma del evangelio apócrifo de Tomás, o de la Infancia, del siglo II)
  • Curó enfermedades incurables
  • Dio vida a los muertos 
  • Es omnisciente
  • "Reveló todos los secretos"
  • "Ascendió al Cielo"
  • "Todavía está vivo"
  • "Cristo volverá a venir"
¿Cómo encajar todo esto con la supuesta autoridad de Mahoma? 

Y eso se refiere sólo a lo que se encuentra en el Corán: en los hadices y otras fuentes de tradición islámica, se ve claramente, por ejemplo:


"Que los demonios no se acercaban siquiera a Jesús y María, tal era su pureza y santidad, mientras que sí hostigaban a Mahoma. ¿No hace eso de Jesús alguien muy superior?"


Mahoma peca, Jesús no.

Mahoma ha de pedir perdón por sus faltas.

Y es que aunque el clero musulmán y los líderes religiosos islámicos hablen maravillas de Mahoma, en el Corán se ve, por ejemplo, como en la Sura 47 se dice al "profeta": "sabe, pues, que no hay más dios que Alá y pide perdón por tus faltas"; y más adelante, "que Dios te perdone por tus faltas" (en 48,2). 

En cambio, Jesús, ni en el Corán ni en el Evangelio pide nunca perdón a Dios; Él, que insiste en la humildad, nunca reconoce haber pecado. Ni cristianos ni musulmanes atribuyen pecado alguno a Jesús.

Mahoma es sólo apóstol, Jesús es Ungido.

Y el título de "Mesías" ("Ungido") de Jesús, puede sonar mucho más fuerte que el de Mahoma, que para el Corán es sólo "enviado" (es decir "apóstol", en griego), o profeta (si bien el Corán le llama "el Apóstol de Dios y el sello de los Profetas", en 33,45).

 

Por otra parte, el título de que Jesús es la Palabra de Dios resuena con fuerza, ya que Mahoma no es nunca llamado así. Un cristiano que hable con un musulmán e insista en que Jesús es el Logos, la Palabra, algo eterno que está eternamente unido a Dios, no un mero hombre, podrá avanzar bastante. 

El cuerpo de Mahoma está en La Meca; el de Jesús, en el Cielo.

Por otra parte, los musulmanes no dudan de que el cuerpo de Mahoma está enterrado en La Meca, y allí peregrinan. También peregrinan a las tumbas de muchos otros profetas y hombres santos y milagrosos. Pero saben que no hay tumba de Jesús, que el cuerpo de Jesús no está en ningún sitio, y que en el Santo Sepulcro no hay ningún cadáver ni restos, como bien saben también los cristianos. El Corán mismo dice que Dios elevó a Jesús hacia Él (al Cielo). Añade -eso sí- que "no lo mataron ni lo crucificaron, aunque eso les parecía a ellos" (Sura 4:157-158).

Para entender a Alá,
acude a la Biblia


En su apasionante testimonio, Mario cuenta que rezó a Alá pidiéndole guía sobre cómo debía entender y tratar a Jesús; después acudió al Corán y leyó: 
"Si tienes alguna duda acerca de lo que te hemos revelado, pregunta a quienes antes que tú ya leían la Escritura" (Sura 10, Jonás, verso 94)
Mario entendió, asombrado, que ¡quien tenga dudas sobre el Corán es remitido por el mismo Corán a los que leían las escrituras previas, cristianos y judíos! Es decir, para obtener la perfección del Corán, debe obtenerse de la Biblia. 
En su testimonio, Mario cuenta cómo eso le llevó, siendo un joven imán, a preguntar a una monja en una parada de autobús, y cómo ésta le remitió al Centro Divine Retreat de Muringoor, donde hoy es predicador católico, no sin pasar por duras pruebas que explica en su libro.

Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:

¿Cómo ganar una indulgencia plenaria en la Fiesta de Todos los Fieles Difuntos?



Usted puede enviar al cielo
a un familiar o amigo fallecido

¿Cómo ganar una indulgencia plenaria en la Fiesta de Todos los Fieles Difuntos?

Queridos amigos, el 2 de noviembre la Iglesia conmemora a todos los fieles difuntos. En este día especial, ustedes pueden ganar una indulgencia plenaria para una persona fallecida –un familiar o un amigo, por ejemplo- de modo que si esa persona está en el purgatorio, salga de allí y vaya enseguida al Cielo. 

¿Cómo es esto posible? Mediante la comunión de los santos, que el Papa Francisco explicó así el miércoles pasado:
“La comunión de los santos (...) es una unión espiritual que nace del Bautismo, no se trunca con la muerte, sino que, gracias a que Cristo ha resucitado, está destinada a encontrar su plenitud en la vida eterna. Hay un vínculo profundo e indisoluble entre los que todavía son peregrinos en este mundo, entre nosotros, y los que han cruzado el umbral de la muerte a la eternidad. Todos los bautizados en la tierra, las almas del Purgatorio y todos los beatos que están ya en el Paraíso forman una única gran Familia. Esta comunión entre tierra y cielo se realiza sobre todo en la oración de intercesión”.
Los santos interceden ante Dios por nosotros, y nosotros podemos rogar al Señor por las almas del purgatorio.

La Iglesia establece que el 2 de noviembre todos los fieles pueden ganar una indulgencia plenaria para aplicarla a un alma del purgatorio (la persona que ustedes elijan). Esto es lo que hay que hacer para ganar la indulgencia: 

1. El día 2, en que se celebra la Conmemoración de todos los Fieles Difuntos, visiten piadosamente una iglesia u oratorio. En esta piadosa visita, se debe rezar un Padrenuestro y el Credo. Además, es preciso formular la intención de querer evitar cualquier pecado mortal o venial. 

2. Deben cumplir tres condiciones: confesarse, recibir la Santa Comunión y rezar por las intenciones del Papa (por ejemplo, un Padrenuestro y un Avemaría; pero es posible rezar otras oraciones, según su piedad y devoción). Las tres condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de la fiesta de todos los Fieles Difuntos. Pero es conveniente que la Comunión y la oración por las intenciones del Papa se realicen el mismo día.

Una vez cumplidas estas condiciones, la persona por la que ustedes deseen aplicar la indulgencia podrá entrar en el Cielo. ¿No creen que es hermosa, la comunión de los santos?


Pero hay más: del 1 al 8 de noviembre, pueden ganar otras indulgencias plenarias, siempre para aplicarlas a las almas del purgatorio por las que ustedes deseen rezar. La indulgencia plenaria únicamente puede ganarse una vez al día. Pueden ganar estas indulgencias visitando piadosamente un cementerio (aunque sea mentalmente, si no pueden físicamente) y orando por los difuntos. También hay que querer evitar cualquier pecado mortal o venial, y cumplir las tres condiciones que hemos explicado antes (Confesión Sacramental, Comunión Eucarística y Oración por las intenciones del Papa). Hay que precisar que una misma confesión sirve para ganar varias indulgencias; pero en cambio, se necesita una comunión para cada indulgencia plenaria, así como una nueva oración por las intenciones del Papa y una nueva visita al cementerio.

Un ejemplo: si deseo ganar 3 indulgencias plenarias para 3 personas, debo realizar 3 visitas al cementerio en 3 días distintos. Y en cada uno de esos días, debo rezar por los difuntos en el cementerio; ir a comulgar; y rezar por las intenciones del Papa. Pero es suficiente que vaya a confesar una sola vez dentro de esa semana.

¡Enviemos al Cielo a una persona querida, ya que el Señor nos da esta posibilidad! No se puede hacer un regalo más grande... Compartan este post para que más personas tengan esta posibilidad. ¡Muchas gracias!

Fuente - Texto tomado de NEWS.VA ESPAÑOL en Facebook: