lunes, 21 de octubre de 2013

Beato Papa Juan Pablo II - Fiesta Octubre 22



Karol Jósef Wojtyla, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, a 50 km. de Cracovia (Polonia), el 18 de mayo de 1920. Su pontificado de casi 27 años ha sido el tercero más largo en la historia de la Iglesia. Murió el 5 de abril de 2005 y fue beatificado en un tiempo récord por Benedicto XVI, el 1 de mayo de 2011.



Hoy 22 de octubre de 2013 es la tercera y última vez que la Iglesia Católica celebra la fiesta como Beato de S.S. Juan Pablo II, ya que será proclamado santo el próximo 27 de abril de 2014.

Primera memoria litúrgica del
Beato Papa Juan Pablo II
(Octubre 22 de 2011)

Beato Papa Juan Pablo II
Radio Vaticana (2011-10-22).

"¡Bienaventurado tú, amado Beato Papa Juan Pablo II, porque has creído!  ¡Te rogamos que continúes sosteniendo desde el Cielo la fe del Pueblo de Dios!".

Con esta entrañable invocación culminaba su homilía Benedicto XVI al beatificar a Karol Wojtyla, haciendo resonar en la abarrotada Plaza de San Pedro, en sus alrededores y en el mundo entero veneración, cariño, devoción, profunda gratitud y alegría:

¡Giovanni Paolo II é Beato!

La fecha elegida para su memoria litúrgica es la del comienzo de su Pontificado: un día como hoy, de hace 33 años. Ese 22 de octubre de 1978 era Domingo y coincidía con la Jornada Mundial de las Misiones. "Precisamente hoy toda la Iglesia celebra su "Jornada Misionera Mundial": es decir, ora, medita, trabaja para que las palabras de vida de Cristo lleguen a todos los hombres y sean escuchadas como mensaje de esperanza, de salvación, de liberación total", señaló el Beato Juan Pablo II. El nuevo Papa invitaba al mundo a no tener miedo, a abrir de par en par las puertas a Cristo... Ese mismo día pronunció unas palabras también en español:

"Mi pensamiento se dirige ahora hacia el mundo de lengua española, una porción tan considerable de la Iglesia de Cristo. A vosotros, hermanos e hijos queridos, llegue en este momento solemne el afectuoso saludo del nuevo Papa. Unidos por los vínculos de una común fe católica, sed fieles a vuestra tradición cristiana, hecha vida en un clima cada vez más justo y solidario, mantened vuestra conocida cercanía al Vicario de Cristo y cultivad intensamente la devoción a nuestra Madre, María Santísima".

Frases célebres / Pensamientos
de Juan Pablo II

El sufrimiento


  • Las palabras de la oración de Cristo en Getsemaní prueban la verdad del sufrimiento.
  • Getsemaní es el lugar en el que precisamente este sufrimiento, expresado en toda la verdad por el profeta sobre el mal padecido en el mismo, se ha revelado casi espiritualmente ante los ojos de Cristo.
  • El sufrimiento humano ha alcanzado su culmen en la pasión de Cristo.
  • La cruz de Cristo se ha convertido en una fuente de la que brotan ríos de agua viva.
  • En la cruz de Cristo no sólo se ha cumplido la redención mediante el sufrimiento, sino que el mismo sufrimiento humano ha quedado redimido.
  • Pido para vosotros la gracia de la luz y de la fuerza espiritual en el sufrimiento, para que no perdáis el valor, sino que descubráis individualmente el sentido del sufrimiento y podáis, con la oración y el sacrificio, aliviar a los demás.
Confianza en Dios


  • Sabed también vosotros, queridos amigos, que esta misión no es fácil. Y que puede convertirse incluso en imposible, si sólo contáis con vosotros mismos. Pero lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios (Lc. 18,27; 1,37).
  • Los verdaderos discípulos de Cristo tienen conciencia de su propia debilidad. Por ésto ponen toda su confianza en la gracia de Dios que acogen con corazón indiviso, convencidos de que sin Él no pueden hacer nada (Cfr Jn. 15,5). Lo que les caracteriza y distingue del resto de los hombres no son los talentos o las disposiciones naturales. Es su firme determinación de caminar tras las huellas de Jesús.
  • Dios no es un ser indiferente o lejano, por lo que no estamos abandonados a nosotros mismos.
  • En las inevitables pruebas y dificultades de la existencia, como en los momentos de alegría y entusiasmo, confiarse al Señor infunde paz en el ánimo, induce a reconocer el primado de la iniciativa divina y abre el espíritu a la humildad y a la verdad.
  • En el Corazón de Cristo encuentra paz quien está angustiado por las penas de la existencia; encuentra alivio quien se ve afligido por el sufrimiento y la enfermedad; siente alegría quien se ve oprimido por la incertidumbre y la angustia, porque el Corazón de Cristo es abismo de consuelo y de amor para quien recurre a Él con confianza.
Otras
Frases célebres / Pensamientos
de Juan Pablo II


  • La peor prisión es un corazón cerrado.
  • La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad.
  • Amar es lo contrario de utilizar.
  • Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aún siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, justicia, y solidaridad.
  • En realidad, todas las cosas, todos los acontecimientos, para quien sabe leerlos con profundidad, encierran un mensaje que, en definitiva, remite a Dios.
  • La violencia jamás resuelve los conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas.
  • El diálogo, basado en sólidas leyes morales, facilita la solución de los conflictos y favorece el respeto de la vida, de toda vida humana. Por ello, el recurso a las armas para dirimir las controversias representa siempre una derrota de la razón y de la humanidad.
  • La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida.
  • El respeto a la vida es fundamento de cualquier otro derecho, incluidos los de la libertad.
  • La familia está llamada a ser templo, o sea, casa de oración: una oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración.
  • Por eso América: si quieres la paz, trabaja por la justicia. Si quieres la justicia defiende la vida. Si quieres la vida, abraza la verdad, la verdad revelada por Dios.
  • Dios se deja conquistar por el humilde y rechaza la arrogancia del orgulloso.
  • La vocación del cristiano es la santidad, en todo momento de la vida. En la primavera de la juventud, en la plenitud del verano de la edad madura, y después también en el otoño y en el invierno de la vejez, y por último, en la hora de la muerte.
  • Si nos alejamos de Dios, ¿quién nos garantiza que un día un poder humano no reivindique de nuevo el derecho a decidir qué vida humana vale y cuál no vale?
  • El matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia. Los hijos son fruto precioso del matrimonio.
  • No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón.
  • La Iglesia de hoy no necesita "cristianos a tiempo parcial", sino cristianos de una pieza!
  • La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida.
  • El verdadero conocimiento y la auténtica libertad se hallan en Jesús. Dejad que Jesús forme parte siempre de vuestra hambre de verdad y justicia, y de vuestro compromiso por el bienestar de vuestros semejantes.
  • Los medios de comunicación han acostumbrado a ciertos sectores sociales a escuchar lo que «halaga los oídos».
  • La guerra es siempre una derrota de la humanidad.
  • No habrá paz en la tierra mientras perduren las opresiones de los pueblos, las injusticias y los desequilibrios económicos que todavía existen.
  • Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz.
  • Los creyentes de todas las religiones, junto con los hombres de buena voluntad, abandonando cualquier forma de intolerancia y discriminación, están llamados a construir la paz.
  • La Iglesia es la caricia del amor de Dios al mundo.
  • Cuando al hombre se le pone como medida de todas las cosas, se le convierte en esclavo de su propia finitud.
  • Me afecta cualquier amenaza contra el hombre, contra la familia y la nación. Amenazas que tienen siempre su origen en nuestra debilidad humana, en la forma superficial de considerar la vida.
  • El artista vive una relación peculiar con la belleza. En un sentido muy real puede decirse que la belleza es la vocación a la que el Creador le llama con el don del talento artístico.
Para implorar favores por intercesión
del Siervo de Dios, el Papa Juan Pablo II


Oh Trinidad Santa.

Te damos gracias por haber concedido
a la Iglesia al Papa Juan Pablo II
y porque en él has reflejado
la ternura de Tu paternidad,
la gloria de la cruz de Cristo
y el esplendor del Espíritu de amor.

Él, confiando totalmente
en tu infinita misericordia
y en la maternal intercesión de María,
nos ha mostrado una imagen
viva de Jesús Buen Pastor,
indicándonos la santidad,
alto grado de la vida cristiana ordinaria,
como camino para alcanzar
la comunión eterna Contigo.

Concédenos, por su intercesión,
y si es Tu voluntad,
el favor que imploramos,
con la esperanza de que sea
pronto incluido en el número de tus santos.

Amén.

El Papa Francisco decretó que Juan XXIII y Juan Pablo II sean inscritos como santos el 27 de abril de 2014, Segundo Domingo de Pascua o Domingo «de la Divina Misericordia».

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA.COM:

Fuente - Texto tomado de NEWS.VA - THE VATICAN TODAY:
http://www.news.va/es/news/primera-memoria-liturgica-del-beato-juan-pablo-ii

Video tomado de YOUTUBE (ROMEREPORTSESP):
http://www.youtube.com/watch?v=cb1yTWVjx4U

Fuente - Texto tomado de PROVERBIA.NET:
http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=530&page=4

San Hilarión - Monje Año 371 - Fiesta Octubre 21

Hilarión significa "El muy alegre"
Es el santo de la abstinencia y del ayuno perpetuo. Nació en Palestina pero no era judío. Sus padres eran paganos. Fue a estudiar a Alejandría (en Egipto), donde había una escuela muy afamada de los cristianos, y allá se convirtió al cristianismo y se hizo bautizar. Oyó hablar del famoso monje San Antonio Abad y se fue a visitarlo al desierto. Estuvo en su compañía durante dos meses y se quedó admirado de la gran santidad de este monje y de su bondad exquisita, como también de los ayunos y mortificaciones que hacía. Se propuso imitarlo en cuanto más le fuera posible. Pero viendo que allá en Egipto era mucha la gente que iba a visitar a San Antonio para consultarle, se volvió a su patria a vivir en perfecta soledad en un desierto.

Vendió las posesiones que le habían dejado sus padres y repartió el dinero entre los pobres y se marchó a un desierto de Palestina a orar y meditar. San Antonio le había regalado una túnica hecha de material muy rudo y tosco, y con esa túnica pasó mucho tiempo, sin estrenar jamás un vestido, como penitencia de sus pecados. Siendo de constitución muy débil y sumamente sensible al frío y al calor, sin embargo durante los espantosos calores del desierto durante el día no tomaba ni una gota de líquido. Y en los fríos intensísimos de la noche no se abrigaba con nada más que con su tosca túnica. Se propuso no comer nada ningún día antes de que se ocultara el sol, y lo cumplió toda la vida (¡qué comparación con nuestra flojedad, que no nos permite ni siquiera pasar medio día sin comer o beber!).


Los primeros años únicamente se alimentaba con unos dátiles que comía cada anochecer. Pero luego se dio cuenta de que ésto le estaba perjudicando en su salud, y empezó a comer de vez en cuando algunas verduras y un poco de pan y aceite. Cuando las tentaciones impuras lo atacaban con más fuerza, reducía su alimentación a la mitad de lo que comía de ordinario, y decía:
"Estoy debilitando un poco a este asno salvaje que es mi cuerpo, para que no le lance tantas coces a mi alma"
Se construyó una celda tan corta y angosta que apenas cabía acostado o de rodillas. Dos metros de larga, metro y medio de ancha, y metro y medio de alta. Y rara vez salía de allí. San Jerónimo que conoció tal rancho, se quedó aterrado ante tanta mortificación. Pero así conseguía convertir pecadores y pagar sus propios pecados. Sentía gran deseo de ir a visitar los santos lugares donde nació, vivió y murió Jesús, y estando en ese mismo país le quedaba fácil hacerlo. Pero no lo hizo sino una sola vez en su vida, y esta vez con grandes sentimientos de piedad y veneración. Después hizo el sacrificio de no volver más por allí. Hasta en esos deseos tan santos sabía mortificarse.

En varios sitios donde estuvo viviendo, su modo de ganarse la vida era recorrer terrenos solitarios, y recoger leña y mandar a algunos de sus discípulos a venderla, y con eso comprar el alimento para él y para otros. Cuando ya llevaba 20 años haciendo penitencia en el desierto, unos esposos acudieron a él a pedirle que rezara para que en su hogar hubiera hijos, pues eran estériles. San Hilarión oró por ellos y Dios les concedió unos hijitos muy hermosos. Esto hizo que se volviera sumamente popular en los alrededores, y empezaron a llegar montones de gente a visitarlo y a pedirle consejos y oraciones. Varios hombres quisieron imitar a San Hilarión y se fueron a vivir también en cabañas en esas soledades. Él los dirigía y les enseñaba el arte de orar, de meditar y de saber dominar el cuerpo por medio de mortificaciones costosas. Hilarión sufría mucho de sequedades espirituales, pero ésto mismo le servía para poder comprender a los que pasaban por horas de tristeza, de crisis y angustias.

Cuando ya tenía unos 65 años se dio cuenta de que no le era posible vivir en soledad. Un gran número de monjes le pedían dirección espiritual y una continua peregrinación de gentes llegaba a suplicarle oraciones y a pedirle consejos. Entonces decidió irse a un sitio más alejado y solitario, y empezó una vida errante, la cual es uno de los casos más típicos y raros en la historia de la Iglesia. Se fue hacia los desiertos de Egipto, donde hacía muy poco tiempo había muerto el gran San Antonio. Allí los discípulos del santo le hicieron recorrer metro por metro, los terrenos donde había vivido el famoso monje. Le decían:
"Allí pasaba las noches rezando. En aquella roca se subía cuando quería que nadie fuera a molestarlo mientras meditaba..."
Hilarión suspiraba por llegar a ser como su modelo: el gran Antonio.

Pero sucedió que en aquella región hacía muchos meses que no llovía y la gente estaba sufriendo a causa del largo verano. El pueblo acudió a implorar las oraciones de San Hilarión, a quien consideraban como el sucesor de San Antonio Abad. El santo rezó con mucha fe y llegaron lluvias muy abundantes. Ésto le consiguió una gran popularidad. Luego empezaron a llegar campesinos mordidos por serpientes venenosas, y al ser ungidos con aceite bendecido por San Hilarión quedaban curados. El santo viendo que no lograba vivir oculto, y que cada día llegaban más y más personas a buscarlo, dispuso huir una vez más.

Para sus largos viajes no aceptaba sino a los religiosos que fueran capaces de andar con él durante todo el día, sin beber ni una gota de agua ni comer, desde el amanecer hasta el anochecer. Ahora se fue a la Isla de Sicilia, y se estableció con varios de sus discípulos en un sitio muy deshabitado. Pero otro discípulo suyo que lo amaba mucho, San Hesiquio, se puso a buscarlo por todas partes. Al fin, un comerciante le dijo que en Sicilia había un famoso monje que hacía muchos milagros. Hacia allá se fue San Hesiquio, y logró encontrar a su maestro. Y se dio cuenta de que la gente lo estimaba muchísimo por su santidad, por sus milagros y porque jamás recibía ningún dinero ni regalo alguno.

San Hilarión dijo que quería huir a un sitio donde nadie lo conociera. Y se fueron a la Isla de Chipre. Pero allá un maremoto amenazaba con ahogar a las gentes de la costa, y destruir todas sus habitaciones. El santo echó una bendición a las olas y éstas se calmaron. Con esto su fama se extendió por toda la isla. Al fin obtuvo que lo dejaran irse a vivir a una altísima roca, donde nadie lo distrajera en su oración y en sus meditaciones, y allí murió muy santamente a la edad de 80 años.

Fuente - Texto tomado de EWTN: