sábado, 5 de octubre de 2013

Lectura del Santo Evangelio Según San Lucas 17, 5-10



5. Entonces los apóstoles dijeron al Señor:
"Auméntanos la fe"
6. Y el Señor les dijo:
"Si tuviereis fe tan grande como un granito de mostaza, diréis a ese moral: arráncate de raíz, y trasplántate en el mar, y os obedecerá".


7. ¿Quién hay entre vosotros que teniendo un criado de labranza, o pastor, luego que vuelve del campo le diga:

'Ven, ponte a la mesa'

8. Y que al contrario no le diga:

'¿Dispónme la cena, cíñete, y sírveme, mientras yo como y bebo, que después comerás tú y beberas?'

9. ¿Por ventura el amo se tendrá por obligado al tal criado, de que hizo lo que le mandó?

10. No por cierto. Así también vosotros, después que hubiereis hecho todas las cosas que se os han mandado, habéis de decir:

'Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que lo que ya teníamos obligación de hacer'.
Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

Santa María Francisca de las Cinco Llagas - Fiesta Octubre 6



Santa María Francisca de las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo (Ana María Gallo), virgen de la Tercera Orden Regular de San Francisco, nació en Nápoles (Italia) en 1715. Su padre era un tejedor, hombre de terrible mal genio. La mamá era una mujer extraordinariamente piadosa, la cual antes del nacimiento de la niña, ante los tratos tan violentos de su esposo y ante los misteriosos sueños que había tenido, le consultó el caso a San Francisco Jerónimo, el cual le profetizó que tendría una hija a la cual Dios le hablaría por medio de revelaciones.

Desde muy pequeñita fue obligada por su padre a trabajar muchas horas cada día en su taller de hilados. Pero la mamá aprovechaba todo rato libre para leerle libros piadosos y llevarla al templo a orar. El párroco, admirado de su piedad y viendo que se sabía de memoria el catecismo, la admitió a los 8 años a la Primera Comunión, y al año siguiente la encargó de preparar a varios niños. Las demás obreras de la fábrica comentaban:
"María Francisca trabaja las mismas horas que nosotras y hace el doble de hilados que las demás.  ¿Qué será?  ¿Vendrá su ángel de la guarda a ayudarla?"
Y empezó a correr la noticia de que esta jovencita recibía especiales ayudas del cielo. Lo cierto es que cada día dedicaba cuatro o más horas a rezar, leer y meditar. Y cada mañana asistía muy devotamente a la Santa Misa. Un domingo por la tarde, mientras preparaba unos niños a la Primera Comunión, de pronto se quedó callada como mirando a lo lejos y luego dijo:
"José, Josecito: corra a su casa que su mamá lo está necesitando. Vaya allá enseguida"

El niño salió corriendo y encontró que a la mamá le había dado un ataque, y al caer había lanzado una lámpara encendida sobre un poco de ropa y se iba a producir un incendio. A tiempo pudo apagar las llamas y salvar la vida de su mamá. La noticia corrió por todo el barrio, y la gente comenzó a comentar que a esta muchacha le enviaba Dios mensajes extraordinarios. Como era hermosa, el papá le consiguió un novio de clase rica. Pero María Francisca le dijo que ella había prometido a Dios conservarse soltera y virgen, para dedicarse a la vida espiritual y a ayudar a salvar almas. El papá estalló en cólera y le dio violentos azotes. La encerró en una pieza a pan y agua por varios días. La jovencita aprovechó este encierro y este ayuno para dedicarse a orar y a meditar y a hacer penitencia. La mamá logró hacer que un padre franciscano viniera a la casa y convenciera al furibundo papá para que dejara en libertad a su hija para escoger el futuro que más le agradara. El religioso logró convencer a Don Francisco Gallo a que permitiera que su hija se dedicara a la vida espiritual, en vez de obligarla a contraer matrimonio.

El 8 de septiembre de 1731 recibió el hábito de Terciaria Franciscana y siguió viviendo en su casa, pero con comportamientos de religiosa. Como la gente comentaba que esta muchacha avisaba el futuro y leía las conciencias, un hombre de negocios le propuso a Don Francisco que aprovechara las cualidades de su hija para conseguir mucho dinero. El papá le propuso entonces a María Francisca que se dedicara a adivinar la suerte a los demás y cobrara las consultas. Ella le dijo:
"¿Papa, es que has creído que yo soy adivina?"
"No eres adivina", le respondió él, "pero eres una santa y lograrás que Dios te comunique el futuro de la gente"
La joven le dijo humildemente:
"¡Papá, yo no soy una santa!  Yo soy una pobre criatura que lo único que hace es tratar de rezar con fe, pero no soy la que tú te estás imaginando. Y además nunca negociaré con lo que es de la religión!"
Entonces el papá la castigó ferozmente a latigazos y a duras penas la mamá logró sacarla de sus manos. La joven corrió aterrorizada a casa del Sr. Obispo, el cual se fue ante el juez y logró que a ese hombre le pusieran una sentencia, de que si en adelante azotaba a su hija tendría que pagar una multa. Ésto hizo que no la azotara más.

María Francisca era muy devota de la Pasión de Cristo, por eso al hacerse Terciaria Franciscana tomó el nombre de María Francisca de las Cinco Llagas. Y pasaba horas y horas meditando en la Pasión y Muerte de Jesús. Frecuentemente mientras estaba en oración entraba en éxtasis (suspensión de la actividad de los nervios y de los sentidos, acompañada con visiones sobrenaturales). La Santísima Virgen se le aparecía y le traía mensajes. Pero también el demonio se le presentaba en forma de perro rabioso que la aterrorizaba. 

Afortunadamente descubrió que al hacer la señal de la cruz, y al pronunciar los nombres de JESÚS, JOSÉ y MARÍA lograba que el demonio saliera huyendo. Este fue el consejo que le oyó un día al crucifijo:


"Cuando te asalten los ataques de los enemigos del alma, haz la señal de la cruz, y además de invocar los nombres de las tres divinas personas de la Santísima Trinidad, debes decir varias veces: Jesús, José y María"
Una señora la invitó a visitar un enfermo, pero la llevó a una casa en donde se efectuaba un baile inmoral. Ella huyó precipitadamente y se libró de la corrupción. Cuando se murió la mamá, María Francisca se dio cuenta de que ante el temperamento tan violento de su padre, ella tenía que abandonar el hogar. Y un santo sacerdote le permitió que fuera atenderle la casa cural. Allí estuvo 38 años de su existencia, y ese tiempo le sucedieron muchos hechos misteriosos. Un día estaba barriendo la sacristía cuando oyó una voz que le decía:
"María Francisca, huya, salga huyendo rápido"
Ella salió corriendo y minutos después se desplomó el techo de la sacristía. Así salvó su vida. Cuando rezaba el Viacrucis iba sufriendo algunos dolores parecidos a los que Jesús sufrió en el Huerto de los Olivos, en la flagelación, en la coronación de espinas, al llevar la cruz a cuestas y al ser crucificado. Cada Viernes Santo entraba en agonía como si estuviera muriendo en una cruz. Y todo esto lo ofrecía por la conversión de los pecadores, y el descanso de las benditas almas del purgatorio. Las gentes decían:
"María Francisca saca más almas del purgatorio ella sola con sus sufrimientos, que todos nosotros con nuestras oraciones"
Uno de los fenómenos más extraordinarios de esta santa sucedieron durante la comunión.



En tres ocasiones la Santa Hostia voló a posarse en sus labios. Una vez mientras el sacerdote decía: "Éste es el Cordero de Dios"... la Hostia que él tenía en la mano salió volando y fue a colocarse en la boca de la santa. Otra vez voló desde el Copón, y una tercera vez, al partir el celebrante la Hostia grande, un pedazo de ella voló hacia la fervorosa mística que estaba aguardando turno para comulgar. En la Navidad de 1741, el Niño Jesús le habló y le dijo:
"Quiero que seamos amigos para siempre"
Fue tan grande la emoción de ella al oírle ésto a Nuestro Señor, que quedó ciega por 24 horas. Después recobró otra vez la vista y el resto de su vida lo dedicó por completo a amar a Jesús y a hacerlo amar por los demás. Le aparecieron las cinco llagas o heridas de Jesús en su cuerpo. Su salud era muy defectuosa y las enfermedades la hacían sufrir enormemente. Cuando su padre estaba moribundo le pidió a Dios que le pasara a ella los dolores que el pobre hombre estaba padeciendo, y así sucedió con espantosos sufrimientos para la santa mujer. Pero con estos sufrimientos logró convertir a su papá y a muchos pecadores más. En sueños veía a varias almas del purgatorio que le suplicaban ofreciera por ellas sus sufrimientos y así lo hacía. Muchas personas la trataron muy mal y ella ofrecía con paciencia estos malos tratos, rezando por quienes la ofendían, y tratando bien a quienes le trataban mal. Las gentes murmuraban contra ella y le inventaban lo que no era cierto, pero ella callaba, para asemejarse a Jesús que callaba en Su Pasión. A su director espiritual le dijo un día:
"He sufrido en mi vida todo lo que una persona humana puede sufrir. Pero todo ha sido por amor a Dios" Y le añadía: "¡Padre, sean muy bondadosos con las personas que los vienen a consultar. No sean duros con nadie!"
Santa María Francisca de las Cinco Llagas

Mística (Año 1791)
Anunció que iban a llegar muy pronto unos sufrimientos terribilísimos para la Iglesia Católica (y en aquellos años llegaron las feroces persecuciones de la Revolución Francesa, que ocasionaron tantísimas muertes de católicos). Pidió a Dios que no permitiera que ella presenciara estos desastres, y murió cuando estaban empezando. El 6 de octubre de 1791 murió santamente. Y al año 1867 el Sumo Pontífice la declaró santa. A un sacerdote le prometió que se le aparecería pocos días antes de que él se muriera. Así lo hizo. Se le apareció y a los tres días murió el padre.


Santa Faustina Kowalska - Apóstol de la Divina Misericordia - Fiesta Octubre 5

Es el apóstol de
la Divina Misericordia


Nacimiento: Agosto 25 de 1905 en Glogowiec, Konin (Polonia).
Fallecimiento: Octubre 5 de 1938 en Lagiewniki, Cracovia (Polonia).

Sor Faustina nació en el año 1905 en la aldea de Glogowiec, cerca de Lodz, como la tercera de 10 hermanos en la familia Kowalski. Desde pequeña se destacó por el amor a la oración, laboriosidad, obediencia y sensibilidad ante la pobreza humana. Su educación escolar duró apenas tres años. Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para trabajar de empleada doméstica en casas de familias acomodadas.

A los 20 años entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, donde como Sor María Faustina vivió 13 años cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios. Desde niña había deseado ser una gran santa y, en consecuencia, caminó hacia este fin colaborando con Jesús en la obra de salvar a las almas perdidas, hasta ofrecerse como sacrificio por los pecadores. Los años de su vida conventual estuvieron marcados, pues, por el estigma del sufrimiento y las extraordinarias gracias místicas.

La misión de Sor Faustina
consiste en tres tareas

Jesús, en Ti confío
  1. Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona.
  2. Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: (La Imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la Fiesta de la Divina Misericordia, el primer Domingo después de la Pascua de Resurrección, la Coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia "las tres de la tarde"). A estas formas de la devoción y a la propagación del culto a la Divina Misericordia, el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo.
  3. La tercera tarea es inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo el camino trazado por Santa Faustina. Este camino es la actitud de confianza de niño hacia Dios, que se expresa en cumplir su voluntad y la postura de caridad hacia el prójimo. Actualmente este movimiento dentro de la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo entero: congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades, asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina Misericordia y personas no congregadas que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor Jesús transmitió por Sor María Faustina.
Sor María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato del Señor Jesús y de los confesores. Registró en él con fidelidad todo lo que Jesús le pidió y describió todos los encuentros de su alma con Él.
"Secretaria de mi más profundo misterio -dijo el Señor Jesús a Sor María Faustina- tu misión es la de escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a Mí" (Diario 1693).
Esta obra acerca de modo extraordinario el misterio de la misericordia Divina. Atrae no solamente a la gente sencilla sino también a científicos que descubren en ella un frente más para sus investigaciones. El Diario ha sido traducido a muchos idiomas, por citar algunos: Inglés, Alemán, Italiano, Español, Francés, Portugués, Árabe, Ruso, Húngaro, Checo y Eslovaco.

El 18 de abril de 1993 el Papa Juan Pablo II beatificó a nuestra Sor Faustina Kowalska, en la Basílica de San Pedro en Roma. Fue en el primer Domingo de Pascua, en el cual, según el pedido expreso de Jesús a Sor Faustina, debía celebrarse la Fiesta de la Misericordia. Y la beatificó precisamente Juan Pablo II, quien siendo aún arzobispo de Cracovia, llevó adelante el proceso arquidiocesano como paso previo a los procesos romanos. El 30 de abril de 2000, el Santo Padre Juan Pablo II, canonizó a Sor Faustina, en la Basílica de San Pedro, frente a 200.000 devotos de la Divina Misericordia.


El Diario de Santa Faustina fue escrito por orden de su Director Espiritual, el Rev. P. Miguel Popocko, queriendo además cumplir y obedecer la voluntad de Jesús:
"Hija Mía, sé diligente en apuntar cada frase que te digo sobre Mi misericordia, porque están destinadas para un gran número de almas que sacarán provecho de ellas" (Diario, 1142).
Su misión era transmitir lo que quería Nuestro Señor, es decir que todo el mundo conociera la Misericordia de Dios. Su Diario es un impresionante relato de las ascensiones y de la oscuridad del alma, es un testimonio de una fe difícil e inquebrantable. Es, ante todo, un testimonio de la confianza total a la infinita misericordia de Cristo.



Jesús se quejó conmigo con estas palabras:
"La desconfianza de las almas desgarra Mis entrañas. Aún más Me duele la desconfianza de las almas elegidas; a pesar de Mi amor inagotable no confían en Mí. Ni siquiera Mi muerte ha sido suficiente para ellas. ¡Ay de las almas que abusen de ella!"
Escribe ésto:
"Antes de venir como el Juez Justo, vengo como el Rey de Misericordia. Antes de que llegue el día de la justicia, les será dado a los hombres este signo en el cielo. Se apagará toda luz en el cielo y habrá una gran oscuridad en toda la tierra. Entonces, en el cielo aparecerá el signo de la cruz y de los orificios donde fueron clavadas las manos y los pies del Salvador, saldrán grandes luces que durante algún tiempo iluminarán la tierra. Eso sucederá poco tiempo antes del último día".
"Oh, cuánto Me hiere la desconfianza del alma. Esta alma reconoce que soy santo y justo, y no cree que Yo soy la Misericordia, no confía en Mi bondad. También los demonios admiran Mi justicia, pero no creen en Mi bondad".
Una vez el Señor me dijo:
"Me hieren más las pequeñas imperfecciones de las almas elegidas que los pecados de las almas que viven en el mundo. Estas pequeñas imperfecciones, no es todo; te revelaré el secreto de Mi Corazón, lo que sufro por parte de las almas elegidas: la ingratitud por tantas gracias es el alimento continuo de Mi Corazón por parte del alma elegida. Su amor es tibio, Mi Corazón no puede soportarlo; estas almas Me obligan a rechazarlas de Mí. Otras no tienen confianza en Mi bondad y nunca quieren sentir la dulce intimidad en su corazón, pero Me buscan por allí, lejos y no Me encuentran. Esta falta de confianza en Mi bondad es lo que más Me hiere. Si Mi muerte no las ha convencido de Mi amor, ¿qué es lo que las convencerá? Muchas veces un alma Me hiere mortalmente y en tal caso nadie Me consolará. Hacen uso de Mis gracias para ofenderme. Hay almas que desprecian Mis gracias y todas las pruebas de Mi amor; no quieren oír Mi llamada, sino que van al abismo infernal. Esta pérdida de las almas Me sumerge en la tristeza mortal. En tales casos, a pesar de ser Dios, no puedo ayudar nada al alma, porque ella Me desprecia; disponiendo de la voluntad libre puede despreciarme o amarme. Tú, dispensadora de Mi misericordia, habla al mundo entero de Mi bondad y con esto consolarás Mi Corazón".
"Hija Mía, el sufrimiento será para ti la señal de que Yo estoy contigo".
"Hija Mía, si por medio de ti exijo de los hombres el culto a Mi misericordia, tú debes ser la primera en distinguirte por la confianza en Mi misericordia. Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia Mi. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: La primera -la acción-, la segunda -la palabra-, la tercera -la oración-. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mi. De este modo el alma alaba y adora Mi misericordia. Sí, el primer domingo después de Pascua es la Fiesta de la Misericordia, pero también debe estar presente la acción y pido se rinda culto a Mi misericordia con la solemne celebración de esta Fiesta y con el culto a la imagen que ha sido pintada. A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas; ella ha de recordar a los hombres las exigencias de Mi misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil".
Promesa del Señor:
"A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en la vida y especialmente a la hora de la muerte".
Visión del infierno

POR SANTA FAUSTINA KOWALSKA
Jesús - Divina Misericordia 
y Santa Faustina Kowalska

741. “Hoy he estado en los abismos del infierno, conducida por un Ángel. Es un lugar de grandes tormentos, ¡qué espantosamente grande es su extensión!

Los tipos de tormentos que he visto:

El primer tormento que constituye el infierno, es la pérdida de Dios;

El segundo, el continuo remordimiento de conciencia;

El tercero, aquel destino no cambiará jamás;

El cuarto tormento, es el fuego que penetrará al alma, pero no la aniquilará, es un tormento terrible, es un fuego puramente espiritual, incendiado por la ira divina;

El quinto tormento, es la oscuridad permanente, un horrible, sofocante olor; y a pesar de la oscuridad los demonios y las almas condenadas se ven mutuamente y ven todos el mal de los demás y el suyo;

El sexto tormento, es la compañía continua de Satanás;

El séptimo tormento, es una desesperación tremenda, el odio a Dios, las imprecaciones, las maldiciones, las blasfemias.

Estos son los tormentos que todos los condenados padecen juntos, pero no es el fin de los tormentos.

Hay tormentos particulares para distintas almas, que son los tormentos de los sentidos: cada alma es atormentada de modo tremendo e indescriptible con lo que ha pecado.

Hay horribles calabozos, abismos de tormentos donde un tormento se diferencia del otro. Habría muerto a la vista de aquellas terribles torturas, si no me hubiera sostenido la omnipotencia de Dios. Que el pecador sepa: con el sentido que peca, con ese será atormentado por toda la eternidad. Lo escribo por orden de Dios para que ningún alma se excuse [diciendo] que el infierno no existe o que nadie estuvo allí ni sabe cómo es.

Yo, Sor Faustina, por orden de Dios, estuve en los abismos del infierno para hablar a las almas y dar testimonio de que el infierno existe. Ahora no puedo hablar de ello, tengo, la orden de dejarlo por escrito. Los demonios me tenían un gran odio, pero por orden de Dios tuvieron que obedecerme. Lo que he escrito es una débil sombra de las cosas que he visto.

He observado una cosa: la mayor parte de las almas que allí están son las que no creían que el infierno existe. Cuando volví en mí no pude reponerme del espanto, qué terriblemente sufren allí las almas. Por eso ruego con más ardor todavía por la conversión de los pecadores, invoco incesantemente la misericordia de Dios para ellos.

Oh Jesús mío, prefiero agonizar en los más grandes tormentos hasta el fin del mundo, que ofenderte con el menor pecado".

Fuente - Texto tomado de CATHOLIC.NET:
Fuente - Texto tomado del Libro:
Diario – Santa María Faustina Kowalska – La Divina Misericordia en mi alma - Stockbridge, Massachussets 2001