miércoles, 7 de agosto de 2013

Santo Domingo de Guzmán - Presbítero y Fundador de la Orden de Predicadores "Los Dominicos" - Fiesta Agosto 8




Nombre: Domingo de Guzmán Garcés
Nacimiento: Año 1170 - Caleruega - Reino de Castilla (España)
Fallecimiento: Agosto 6 de 1221 - Bolonia - Sacro Imperio Romano Germánico
Canonización: Año 1234 - Patrono de la provincia de Burgos. Y fundador del Santo Rosario. Fue canonizado por el Papa Gregorio IX. Religioso español y santo católico.
Fundador de la Orden de Predicadores, más conocidos como Dominicos.

La Madre de Dios, en persona, le enseñó a Santo Domingo a rezar el Rosario en el año 1208 y le dijo que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la fe.

Domingo de Guzmán era un santo sacerdote español que fue al sur de Francia para convertir a los que se habían apartado de la Iglesia por la herejía albingense. Santo Domingo trabajó por años en medio de estos desventurados. Por medio de su predicación, sus oraciones y sacrificios, logró convertir a unos pocos. Pero, muy a menudo, por temor a ser ridiculizados y a pasar trabajos, los convertidos se daban por vencidos. Santo Domingo dio inicio a una orden religiosa para las mujeres jóvenes convertidas. Su convento se encontraba en Prouille, junto a una capilla dedicada a la Santísima Virgen. Fue en esta capilla en donde Domingo le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.

La Virgen acude en ayuda
de Santo Domingo de Guzmán

La Virgen se le apareció en la capilla. En su mano sostenía un Rosario y le enseñó a Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.

Domingo salió de allí lleno de celo, con el Rosario en la mano. Efectivamente, lo predicó, y con gran éxito porque muchos albingenses volvieron a la fe católica.

Lamentablemente la situación entre albingenses y cristianos estaba además vinculada con la política, lo cual hizo que la cosa llegase a la guerra. Simón De Montfort, el dirigente del ejército cristiano y a la vez amigo de Domingo, hizo que éste enseñara a las tropas a rezar el Rosario. Lo rezaron con gran devoción antes de su batalla más importante en Muret. De Montfort consideró que su victoria había sido un verdadero milagro y el resultado del Rosario. Como signo de gratitud, De Montfort construyó la primera capilla a Nuestra Señora del Rosario.

Las Promesas de la Virgen
a los que recen el Rosario

Un creciente número de hombres se unió a la obra apostólica de Domingo y, con la aprobación del Santo Padre, Domingo formó la Orden de Predicadores (más conocidos como Dominicos). Con gran celo predicaban, enseñaban y los frutos de conversión crecían. A medida que la orden crecía, se extendieron a diferentes países como misioneros para la gloria de Dios y de la Virgen.


El Rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir, la Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le dijo que reviviera dicha devoción. La Virgen le dijo también que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados por medio del Rosario y reiteró las promesas dadas a Santo Domingo referentes al Rosario.

Su Santidad Juan Pablo II nos insiste en el rezo del Santo Rosario:
"Recen en familia, en grupos. Recen en privado. Inviten a todos a rezar. No tengan miedo de compartir la fe. Nada más importante. El mundo está en crisis. Nuestras fuerzas humanas no son suficientes. La victoria vendrá una vez más por la Virgen María. Es la victoria de su Hijo, el Señor Rey del Universo: Jesucristo".


Sus armas para convertir eran la oración, la paciencia, la penitencia, y muchas horas dedicadas a instruir a los ignorantes en religión. Cuando algunos católicos trataron de acabar con los herejes por medio de las armas, o de atemorizarlos para que se convirtieran, les dijo:
"Es inútil tratar de convertir a la gente con la violencia. La oración hace más efecto que todas las armas guerreras. No crean que los oyentes se van a conmover y a volver mejores porque nos ven muy elegantemente vestidos. En cambio con la humildad sí se ganan los corazones"
Y cuentan las antiguas tradiciones que Santo Domingo vio en sueños que la ira de Dios iba a enviar castigos sobre el mundo, pero que la Virgen Santísima señalaba a dos hombres que con sus obras iban a interceder ante Dios y lo calmaban. El uno era Domingo y el otro era un desconocido, vestido casi como un pordiosero. Y al día siguiente estando orando en el templo vio llegar al que vestía como un mendigo, y era nada menos que San Francisco de Asís. Nuestro santo lo abrazó y le dijo:
"Los dos tenemos que trabajar muy unidos, para conseguir el Reino de Dios"
Y desde hace siglos ha existido la bella costumbre de que cada año, el día de la fiesta de San Francisco, los padres dominicos van a los conventos de los franciscanos y celebran con ellos muy fraternalmente la fiesta, y el día de la fiesta de Santo Domingo, los padres franciscanos van a los conventos de los dominicos y hacen juntos una alegre celebración de buenos hermanos.

El gran fundador le dio a sus religiosos unas normas que les han hecho un bien inmenso por muchos siglos. Por ejemplo éstas:

Primero contemplar, y después enseñar. O sea: antes dedicar mucho tiempo y muchos esfuerzos a estudiar y meditar las enseñanzas de Jesucristo y de su Iglesia, y después sí dedicarse a predicar con todo el entusiasmo posible.

Predicar siempre y en todas partes. Santo Domingo quiere que el oficio principalísimo de sus religiosos sea predicar, catequizar, tratar de propagar las enseñanzas católicas por todos los medios posibles. Y él mismo daba el ejemplo: donde quiera que llegaba empleaba la mayor parte de su tiempo en predicar y enseñar catecismo.

La experiencia le había demostrado que las almas se ganan con la caridad. Por eso todos los días pedía a Nuestro Señor la gracia de crecer en el amor hacia Dios, y en la caridad hacia los demás y tener un gran deseo de salvar almas. Ésto mismo recomendaba a sus discípulos que pidieran a Dios constantemente. Los santos han dominado su cuerpo con unas mortificaciones que en muchos casos son más para admirar que para imitar. Recordemos algunas de las que hacía este hombre de Dios:

Mortificaciones padecidas
por Santo Domingo de Guzmán
  • Cada año hacía varias cuaresmas, o sea, pasaba varias temporadas de a 40 días ayunando a pan y agua.
  • Siempre dormía sobre duras tablas.
  • Caminaba descalzo por caminos irisados de piedras y por senderos cubiertos de nieve.
  • No se colocaba nada en la cabeza ni para defenderse del sol, ni para guarecerse contra los aguaceros.
  • Soportaba los más terribles insultos sin responder ni una sola palabra. 
  • Cuando llegaban de un viaje empapados por los terribles aguaceros, mientras los demás se iban junto al fuego a calentarse un poco, el santo se iba al templo a rezar.
  • Un día en que por venganza los enemigos los hicieron caminar descalzos por un camino con demasiadas piedrecitas afiladas, el santo exclamaba:
"La próxima predicación tendrá grandes frutos, porque los hemos ganado con estos sufrimientos"
Y así sucedió en verdad. Sufría de muchas enfermedades, pero sin embargo, seguía predicando y enseñando catecismo sin cansarse ni demostrar desánimo. Era el hombre de la alegría, y del buen humor. La gente lo veía siempre con rostro alegre, gozoso y amable. Sus compañeros decían:
"De día nadie más comunicativo y alegre. De noche, nadie más dedicado a la oración y a la meditación"
Pasaba noches enteras en oración. Era de pocas palabras cuando se hablaba de temas mundanos, pero cuando había que hablar de Nuestro Señor y de temas religiosos entonces sí que charlaba con verdadero entusiasmo. Sus libros favoritos eran el Evangelio de San Mateo y las Cartas de San Pablo. Siempre los llevaba consigo para leerlos día por día y prácticamente se los sabía de memoria. A sus discípulos les recomendaba que no pasaran ningún día sin leer alguna página del Nuevo Testamento o del Antiguo. Los que trataron con él afirmaban que estaban seguros de que este santo conservó siempre la inocencia bautismal y que no cometió jamás un pecado grave.

Totalmente desgastado de tanto trabajar y sacrificarse por el Reino de Dios, a principios de agosto del año 1221 se sintió falto de fuerzas, estando en Bolonia, la ciudad donde había vivido sus últimos años. Tuvieron que prestarle un colchón porque no tenía. Y el 6 de agosto de 1221, mientras le rezaban las oraciones por los agonizantes cuando le decían:
"Que todos los ángeles y santos salgan a recibirte"
Dijo:
"¡Qué hermoso, qué hermoso!"
Y expiró. A los 13 años de haber muerto, el Sumo Pontífice Gregorio IX lo declaró santo y exclamó al proclamar el decreto de su canonización:
"De la santidad de este hombre estoy tan seguro, como de la santidad de San Pedro y San Pablo"
Fuente - Texto tomado de ES.WIKIPEDIA.ORG:
http://es.wikipedia.org/wiki/Domingo_de_Guzm%C3%A1n

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:
http://www.corazones.org/maria/rosario_historia.htm


Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:
http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=484

San Cayetano - Presbítero y Fundador - (1480-1547) - Fiesta Agosto 7



Este santo, muy popular entre los comerciantes y ganaderos porque los protege de muchos males, nació en 1480 en Vicenza, cerca de Venecia, Italia. Su padre, militar, murió defendiendo la ciudad contra un ejército enemigo. El niño quedó huérfano, al cuidado de su santa madre que se esmeró intensamente por formarlo muy bien. Estudió en la Universidad de Padua donde obtuvo dos doctorados y allí sobresalía por su presencia venerable y por su bondad exquisita que le ganaba muchas amistades.

Se fue después a Roma, y en esa ciudad capital llegó a ser secretario privado del Papa Julio II, y notario de la Santa Sede. A los 33 años fue ordenado sacerdote. El respeto que tenía por la Santa Misa era tan grande, que entre su ordenación sacerdotal y su primera misa pasaron tres meses, tiempo que dedicó a prepararse lo mejor posible a la santa celebración.

En Roma se inscribió en una asociación llamada "Del Amor Divino", cuyos socios se esmeraban por llevar una vida lo más fervorosa posible y por dedicarse a ayudar a los pobres y a los enfermos. Viendo que el estado de relajación de los católicos era sumamente grande y escandaloso, se propuso fundar una comunidad de sacerdotes que se dedicaran a llevar una vida lo más santa posible y a enfervorizar a los fieles. Y fundó los Padres Teatinos (nombre que les viene a Teati, la ciudad de la cual era obispo el superior de la comunidad, Msr. Caraffa, que después llegó a ser el Papa Pablo IV).

San Cayetano le escribía a un amigo:
"Me siento sano del cuerpo pero enfermo del alma, al ver cómo Cristo espera la conversión de todos, y son tan poquitos los que se mueven a convertirse"
Y éste era el más grande anhelo de su vida: que las gentes empezaran a llevar una vida más de acuerdo con el santo Evangelio. Y donde quiera que estuvo trabajó por conseguirlo.

En ese tiempo estalló la revolución de Lutero que fundó a los evangélicos y se declaró en guerra contra la Iglesia de Roma. Muchos querían seguir su ejemplo, atacando y criticando a los jefes de la santa Iglesia Católica, pero San Cayetano les decía:
"Lo primero que hay que hacer para reformar a la Iglesia es reformarse uno a sí mismo"
San Cayetano era de familia muy rica y se desprendió de todos sus bienes y los repartió entre los pobres. En una carta escribió la razón que tuvo para ello:


"Veo a mi Cristo pobre, ¿y yo me atreveré a seguir viviendo como rico? Veo a mi Cristo humillado y despreciado, ¿y seguiré deseando que me rindan honores? Oh, qué ganas siento de llorar al ver que las gentes no sienten deseos de imitar al Redentor Crucificado"
En Nápoles un señor rico quiere regalarle unas fincas para que viva de la renta, junto con sus compañeros, diciéndole que allí la gente no es tan generosa como en otras ciudades. El santo rechaza la oferta y le dice:
"Dios es el mismo aquí y en todas partes, y Él nunca nos ha desamparado, ni siquiera por un minuto"
Fundó asociaciones llamadas "Montes de piedad" (Montepíos) que se dedicaban a prestar dinero a gentes muy pobres con bajísimos intereses.


Sentía un inmenso amor por Nuestro Señor, y lo adoraba especialmente en la Sagrada Hostia en la Eucaristía y recordando la santa infancia de Jesús. Su imagen preferida era la del Divino Niño Jesús.


La gente lo llamaba: "El padrecito que es muy sabio, pero a la vez muy santo"

Los ratos libres los dedicaba, donde quiera que estuviera, a atender a los enfermos en los hospitales, especialmente a los más abandonados y repugnantes. Un día en su casa de religioso no había nada para comer porque todos habían repartido sus bienes entre los pobres. San Cayetano se fue al altar y dando unos golpecitos en la puerta del Sagrario donde estaban las Santas Hostias, le dijo con toda confianza:
"Jesús amado, te recuerdo que no tenemos hoy nada para comer"
Al poco rato llegaron unas mulas trayendo muy buena cantidad de provisiones, y los arrieros no quisieron decir de dónde las enviaban.


En su última enfermedad el médico aconsejó que lo acostaran sobre un colchón de lana y el santo exclamó:
"Mi Salvador murió sobre una tosca Cruz. Por favor permítame a mí que soy un pobre pecador, morir sobre unas tablas"
Y así murió el 7 de agosto del año 1547, en Nápoles, a la edad de 67 años, desgastado de tanto trabajar por conseguir la santificación de las almas. Enseguida empezaron a conseguirse milagros por su intercesión y el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1671.

Oración

¡Oh glorioso San Cayetano padre de la Providencia!,
no permitas que en mi casa me falte
la subsistencia y de tu liberal mano
una limosna te pido en lo temporal y humano. 

¡Oh glorioso San Cayetano!,
Providencia, Providencia, Providencia.

(Aquí se pide la gracia que se desea conseguir)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Jaculatoria:
 Glorioso San Cayetano, interceded por nosotros ante la Divina Providencia.


Oración

¡Oh glorioso San Cayetano! Aclamado por todas las naciones; padre de Providencia, porque con portentosos milagros socorres a cuantos te invocan con fe en sus necesidades. Te suplico me obtengas del Señor oportuno Socorro en las angustias presentes y sea ello prueba de la bienaventuranza eterna. Amén.

Santísima Trinidad ¡Oh Divina Providencia! Concédeme tu clemencia, por tu infinita bondad, arrodillado a tus plantas, a Ti portento de toda caridad, te pido por los míos casa, vestido y sustento.

Concédenos la salud, llévanos por buen camino, que sea siempre la virtud que guíe nuestro destino. Tú eres toda mi esperanza, eres el consuelo mío, en Ti creo, en Ti confío. Tu Divina Providencia se extienda a cada momento para que nunca nos falte casa, vestido, sustento y los Santos Sacramentos en el último momento.

San Cayetano bendito:
lo que tú más deseabas:
la conversión de los que somos
tan pecadores, es un favor inmenso
que no hemos logrado conseguir,
pero que tú con tu intercesión
nos puedes obtener. Pídele a Dios
que nos logremos convertir.

Fuente - Texto tomado de EWTN:

Fuente - Texto tomado de DEVOCIONARIO.COM: