sábado, 27 de abril de 2013

Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 13, 31-33, 34-35


31. Salido que hubo Judas, dijo Jesús:
"Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en Él.

32. Y si Dios queda glorificado en Él, Dios igualmente le glorificará a Él en sí mismo, y le glorificará muy presto.

33. Hijitos míos, por un poco de tiempo aún estoy con vosotros. Vosotros me buscaréis; y así como dije a los judíos:

A donde Yo voy no podéis venir vosotros, eso mismo digo a vosotros ahora.

34. Entretanto un nuevo mandamiento os doy, y es:

Que os améis unos a otros; y que del modo que Yo os he amado a vosotros, así también os améis recíprocamente.

35. Por aquí conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis un tal amor unos a otros".
Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús

Santa Zita - Sirvienta (1278) - Fiesta Abril 27


Una sencilla sirvienta del hogar. Desde los 12 años hasta su muerte sirvió en casa de los Fatinelli de Lucca (Italia), siendo a veces humillada y criticada por ellos. Mereció, no obstante, su respeto gracias a la sincera devoción y a la entrega a su trabajo. El Señor le favoreció con el don de los milagros y carismas extraordinarios. El culto a la sierva de Dios comenzó poco después de su muerte en 1272. Su tumba en la iglesia de San Fridiano fue objeto de veneración y peregrinación por toda clase de gente.

Canonizada en 1696, su nombre entró en el calendario Romano en 1748. Desde Italia su culto pasó ya desde la edad media a todas partes de Europa, sobre todo dentro de las clases populares. Muy vinculada a las asociaciones de jóvenes del servicio doméstico.

Historia

Santa Zita nació en Lucca (Italia), en 1218, de una familia campesina pobre, pero muy piadosa. De pequeñita, bastaba que la mamá le dijera:
"Ésto agrada a Dios"
Para que la niña lo hiciera. Y bastaba decirle:
"Ésto no agrada a Nuestro Señor"
Para que dejara de hacerlo. A los 12 años, a causa de la pobreza de la familia tuvo que emplearse de sirvienta en una familia rica. El consejo que le dio la mamá al despedirse de ella fue ésto:
"En tus acciones y palabras debes pensar: ¿ésto agradará a Dios?"
Fue un consejo que le ayudó muchísimo a comportarse bien. El jefe de la familia donde Zita fue a trabajar, era de temperamento violento y mandaba con gritos y palabras muy humillantes. Todos los empleados protestaban por este trato tan áspero, menos Zita que lo aceptaba de buena gana para asemejarse a Cristo Jesús que fue humillado y ultrajado. Las demás empleadas le tenían enviada y la humillaban continuamente con palabras hirientes. Pero jamás Zita respondía a sus ofensas ni guardaba rencor o resentimiento. Los obreros se disgustaban porque ella demostraba aversión a las palabras groseras y a los cuentos inmorales. La tildaban de "besaladrillos" y de "beata". Pero con el correr de los años, todos se fueron dando cuenta de que era una verdadera santa, una gran amiga de Dios.

Era la más consagrada a sus oficios en toda esa inmensa casa y repetía que una piedad que lo lleva a uno a descuidar los deberes y oficios que tiene que cumplir, no es verdadera piedad.

Un hombre quiso irrespetarla en su castidad, y ella le arañó la cara, y lo hizo alejarse. El otro fue con calumnias ante el dueño de la casa y éste la insultó horriblemente. Zita no dijo ni una sola palabra para defenderse. Dejaba a Dios que se encargara de su defensa. Y después se supo toda la verdad y el patrón tuvo que arrepentirse del trato tan injusto que le había dado y creció enormemente su aprecio por aquella humilde sirvienta. El dinero de su sueldo lo gastaba casi todo en ayudar a los pobres. Dormía en una estera en el puro suelo porque su catre y colchón los había regalado a una familia muy necesitada.

Un día en pleno invierno con varios grados bajo cero, la señora de la casa le prestó su manto de lana para que fuera al templo a oír misa. Pero en la puerta del templo encontró a un pobre titiritando de frío y le dejó el manto. Al volver a casa fue terriblemente regañada por haber dado aquella tela, pero poco después apareció en la puerta de la casa un señor misterioso a traer un hermoso manto de lana. Y no quiso decir quién era él. La gente decía:
"Un ángel del Señor vino a visitarnos"
Un día llevaba para los pobres entre los pliegues de su delantal, todo lo que había sobrado del almuerzo, y por el camino se encontró con el furioso jefe de la casa, el cual le preguntó:
"¿Qué lleva ahí?"
Ella abrió el delantal y solamente apareció allí un montón de flores.

En época de gran escasez y hambre, Zita repartió entre los más pobres unos costales de grano que había en la despensa. Cuando llegó el furibundo capataz de la casa a contar cuántos costales de grano quedaban en el granero, la santa se puso a rezar a Dios para que le solucionara aquel problema. El hombre encontró allí todos los costales de grano. No faltaba ni uno solo. Y nadie se pudo explicar cómo ni cuándo fueron repuestos los que la joven había repartido entre los pobres. Cuando le quedaba un día libre, lo empleaba en visitar pobres, enfermos y presos, en ayudar a los condenados a muerte.

Estuvo 48 años de sirvienta, demostrando que en cualquier oficio y profesión que sea del agrado de Dios, se puede llegar a una gran santidad. Murió el 27 de abril de 1278. Fueron tantos los milagros que se obraron por su intercesión que el Papa Inocencio XII la declaró santa. Y su cuerpo se conservaba incorrupto cuando fue sacado del sepulcro, más de 300 años después de su muerte. Todavía son miles y miles los peregrinos que van a visitar el sepulcro y el templo de Santa Zita. Y ella sigue dándonos esta gran lección:

Que en un trabajo humilde se puede ganar una gran gloria para el cielo

Fuente - Texto tomado de EWTN:

Bebé Colombiana sobrevivió a aborto y la llaman "Milagro" - Abril 23 de 2013


Una bebé que fue dada por muerta en el Hospital General de Barranquilla (Colombia), luego de que su madre se indujera un aborto con fármacos, sorprendió a los médicos mientras la llevaban a la morgue donde despertó.

Según informa la prensa local, la madre de la niña, identificada como Yulieth Patricia Chamorro Martínez, tenía seis meses de gestación cuando fue llevada el 23 de abril de emergencia al hospital, luego de que ingiriera un producto abortivo.

El dictamen médico señaló que la bebé había nacido muerta. En declaraciones a la prensa local, un enfermero que atendió el caso dijo que:
"Su pequeño rostro estaba pálido, no tenía signos vitales, el corazón no le latía al momento de nacer"
Mientras la trasladaban a la morgue, un enfermero se percató de que la bebé:
"hacía un sonido, pero como iba envuelta en un papel llegué a pensar que era el roce con mis manos el que lo producía, pero el ruido siguió"
Al retirar el papel que recubría el cuerpo de la bebé:
"la criatura como que tomó aire, y de una lloró. Quedamos asombrados. Había ocurrido un MILAGRO. Por unos segundos nos miramos las caras, pero luego corrimos a la sala de urgencias para salvarla"
Los especialistas en el hospital trabajaron por una hora para estimular el cuerpo de la bebé y darle calor.
"Poco a poco su rostro fue cogiendo color, fue asombroso ver ese MILAGRO. DIOS actuó ante la mirada de todos los que estábamos en esa sala", recordó el enfermero.
La niña fue llamada "Milagro" y remitida a la UCI Neonatal del Hospital Universitario Adelita de Char, donde es supervisada por un Defensor de Familia.

Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA: