sábado, 24 de marzo de 2012

Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 12, 20-33


20. Al mismo tiempo ciertos gentiles de los que habían venido para adorar a Dios en la fiesta.

21. Se llegaron a Felipe, natural de Betsaida en Galilea, y le hicieron esta súplica:
"Señor, deseamos ver a Jesús"
22. Felipe fue y lo dijo a Andrés; y Andrés y Felipe juntos, se lo dijeron a Jesús.

23. Jesús les respondió, diciendo:
"Venida es la hora en que debe ser glorificado el Hijo del hombre.

24. En verdad, en verdad os digo, que si el grano de trigo, después de echado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto.

25. Así el que ama desordenadamente su alma, la perderá; mas el que aborrece o mortifica su alma en este mundo, la conserva para la vida eterna.

26. El que me sirve, sígame; que donde yo estoy, allí estará también el que me sirve; y a quien me sirviere, le honrará mi Padre.

27. Pero ahora mi alma se ha conturbado. Y ¿qué diré?  ¡Oh Padre!, líbrame de esta hora. Mas no, que para esa misma hora he venido al mundo.

28. ¡Oh Padre!, glorifica tu santo nombre".
Al momento se oyó del cielo esta voz:
"Le he glorificado ya, y le glorificaré todavía más".
29. La gente que allí estaba, y oyó el sonido de esta voz, decía que aquello había sido un trueno. Otros decían:
"Un ángel le ha hablado"
30. Jesús les respondió, y dijo:
"Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros.
31. Ahora mismo va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser lanzado fuera.
32. Y cuando yo seré levantado en alto en la tierra, todo lo atraeré a mí".
33. (Ésto lo decía para significar de qué muerte había de morir).

Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús