martes, 27 de diciembre de 2011

Santos Mártires Inocentes - Fiesta Diciembre 28


Los Santos Inocentes

De acuerdo a un relato del Evangelio de San Mateo (2, 13): Después de marchar los Magos, el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo:

"Levántate, toma al Niño y a su Madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al Niño para matarlo".

El Rey Herodes mandó matar a los niños de Belén menores de dos años, al verse burlado por los magos de Oriente, que habían venido para saludar a un recién nacido de estirpe regia. A partir del siglo IV, se estableció una fiesta para venerar a estos niños, muertos como "mártires" en sustitución de Jesús. La devoción hizo el resto. En la iconografía se les presenta como niños pequeños y de pecho, con coronas y palmas (alusión a su martirio).

En nuestro tiempo continúa la masacre de inocentes. Millones son masacrados por el aborto, millones más mueren abandonados al hambre... ¿qué haces?


Te rogamos, Señor...
  • Te pedimos Padre, por todas las personas aquí presentes que de una u otra forma colaboran en esta lucha por la defensa de la vida, desde el momento de la concepción hasta su muerte natural. Dales la gracia, el valor y la fortaleza necesaria para vivir y trabajar diariamente según Tu Santa Voluntad.
  • Oremos por el Papa, defensor incansable de la vida y la dignidad de la persona humana. Oremos por los obispos, los sacerdotes y diáconos y por todos aquellos que tienen una responsabilidad en la comunidad cristiana.
  • Te rogamos Señor que ayudes y protejas a todas aquellas familias que sufren conflictos graves, que ponen en peligro su estabilidad y el bienestar de sus miembros, en especial de los más pequeñitos. Que Tu sabiduría los ilumine para que puedan encontrar en el AMOR la solución a sus problemas, y logren obtener la paz y la tranquilidad necesarias para vivir según Tu voluntad.
  • Te pedimos Señor porque el actual desarrollo científico-biológico no atente contra la dignidad de la persona humana, sino que por el contrario lleve a la humanidad a Tu encuentro, para que asombrados por la maravilla de la creación, sepamos amarla y respetarla.
  • Te pedimos Padre, por todos los bebés que ahora corren peligro de ser abortados. Para que sus madres, iluminadas por la luz de Tu Santo Espíritu, reconozcan en ellos la maravilla de Tu creación y cobijadas bajo el manto amoroso y maternal de María, encuentren el mejor camino para salir adelante de sus dificultades.
  • Muy especialmente, te pedimos hoy Señor por todas aquellas personas que se dedican a practicar y promover el aborto. Que a través de Ti, logren conocer la verdad y comprendan que en cada pequeño ser que eliminan, está presente la maravilla de Tu creación y de Tu presencia. Ilumínalos para que comprendan el valor infinito de cada vida humana y, conscientes de su grandeza, aprendan a amarla y respetarla.
  • Inspíranos Padre, para que recordemos que sin Ti nada podemos y que todo nuestro esfuerzo, vaya siempre encaminado a ser testimonio vivo del gran Amor de Dios hacia los hombres. Danos la fuerza y el valor que necesitaremos para continuar siempre fieles a Tu palabra.
Todavía no hablan, y ya confiesan a Cristo
(de los sermones de San Quodvultdeus - Obispo)

Nace un niño pequeño, un gran Rey. Los magos son atraídos desde lejos; vienen para adorar al que todavía yace en el pesebre, pero que reina al mismo tiempo en el cielo y en la tierra. Cuando los magos le anuncian que ha nacido un Rey, Herodes se turba y, para no perder su reino, lo quiere matar; si hubiera creído en Él, estaría seguro aquí en la tierra y reinaría sin fin en la otra vida.

¿Qué temes, Herodes, al oír que ha nacido un Rey? Él no ha venido para expulsarte a ti, sino para vencer al Maligno. Pero tú no entiendes estas cosas, y por ello te turbas y te ensañas y, para que no escape El que buscas, te muestras cruel, dando muerte a tantos niños. Ni el dolor de las madres que gimen, ni el lamento de los padres por la muerte de sus hijos, ni los quejidos y los gemidos de los niños te hacen desistir de tu propósito. Matas el cuerpo de los niños, porque el temor te ha matado a ti el corazón. Crees que, si consigues tu propósito, podrás vivir mucho tiempo, cuando precisamente quieres matar a la misma Vida.

Pero Aquel, fuente de la gracia, pequeño y grande, que yace en el pesebre, aterroriza tu trono; actúa por medio de ti, que ignoras sus designios, y libera las almas de la cautividad del demonio. Los niños, sin saberlo, mueren por Cristo; los padres hacen duelo por los mártires que mueren. Cristo ha hecho dignos testigos suyos a los que todavía no podían hablar. He aquí de qué manera reina El que ha venido para reinar. He aquí que el libertador concede la libertad, y el salvador la salvación. Pero tú, Herodes, ignorándolo, te turbas y te ensañas y, mientras te encarnizas con un niño, lo estás enalteciendo y lo ignoras.

¡Oh gran don de la gracia!  ¿De quién son los merecimientos para que así triunfen los niños?  Todavía no hablan, y ya confiesan a Cristo. Todavía no pueden entablar batalla valiéndose de sus propios miembros, y ya consiguen la palma de la victoria.

Fuente - Textos tomados de CATOLICO.ORG:

San Juan - Apóstol y Evangelista - Fiesta Diciembre 27

San Juan Evangelista:
consíguenos de Dios la gracia especial de leer con fe y cariño tu santo evangelio,
y obtener de su lectura gran provecho para nuestra alma.
Dios es amor (San Juan)
Juan significa = "Dios es misericordioso"

Este apóstol tuvo la inmensa dicha de ser el discípulo más amado por Jesús. Y se ha hecho muy famoso por haber compuesto el cuarto evangelio. Nació en Galilea. Era hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor. Su oficio era el de pescador. Parece que fue uno de los dos primeros discípulos de Jesús, junto con Andrés. Los dos eran también discípulos de Juan Bautista, y un día al escuchar que el Bautista señalaba a Jesús y decía:
"Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo".
Se fueron detrás de Él. Jesús se volvió y les dijo:
"¿Qué buscan?"
Ellos le respondieron:
"Señor: ¿dónde habitas?"
Y Jesús les dijo:
"Vengan y verán"
Y se fueron con Él y estuvieron en su compañía toda la tarde recibiendo sus enseñanzas. Durante toda su vida, Juan jamás podrá olvidar el día, la hora y el sitio en que se encontró por primera vez con Jesucristo. Fue el momento más decisivo de su existencia. Juan estaba después un día con su hermano Santiago, y con sus amigos Simón y Andrés, remendando las redes a la orilla del lago, cuando pasó Jesús y les dijo:
"Vengan conmigo y los haré pescadores de almas".
Inmediatamente, dejando a su padre y a su empresa pequeña, se fue con Cristo a dedicarse para siempre y por completo a extender el Reino de Dios. Juan Evangelista hizo parte, junto con Pedro y Santiago, del pequeño grupo de preferidos que Jesús llevaba a todas partes y que presenciaron sus más grandes milagros. Los tres estuvieron presentes en la Transfiguración, y presenciaron la Resurrección de la hija de Jairo. Los tres presenciaron la agonía de Cristo en el Huerto de los Olivos. Junto con Pedro, fue este apóstol encargado por Jesús de prepararle la Última Cena.

Al ver la mamá de Santiago y Juan que Jesús los prefería tanto, y aconsejada por ellos dos, que eran bien orgullosos, se atrevió a pedirle al Señor una gracia muy especial: que cuando Él empezara a reinar, nombrara a Juan primer ministro y a Santiago ministro también. Jesús le respondió que el señalar los primeros puestos en el Reino de los Cielos le correspondía al Padre Celestial, y que éstos ya estaban determinados para otros. Los demás apóstoles se indignaron contra estos dos vanidosos, pero Jesús aprovechó aquella ocasión para recordarles que en el Reino de los Cielos ocuparán los primeros puestos, los que se hayan dedicado a prestar servicios humildes a los demás.

A Juan y su hermano Santiago les puso Jesús un sobrenombre: "Hijos del Trueno". Y ésto se debió a que un día fueron los apóstoles a pedir hospedaje en un pueblo de samaritanos (que odiaban a los judíos), y nadie les quiso proporcionar nada. Entonces estos dos hermanos, que eran violentos, le propusieron a Jesús que les mandara a aquellos maleducados samaritanos alguno de los rayos que tenía desocupados por allá en las nubes. Jesús tuvo que regañarlos porque no habían comprendido todavía que Él no había venido a hacer daño a ninguno, sino a tratar de salvar a cuantos más pudiera. Más tarde estos dos hermanos tan vanidosos y malgeniados, cuando reciban el Espíritu Santo, se volverán humildes y sumamente amables y bondadosos.

En la Última Cena tuvo el honor de recostar su cabeza sobre el corazón de Cristo. Juan Evangelista fue el único de los apóstoles que estuvo presente en el Calvario al morir Jesús. Y recibió de Él en sus últimos momentos el más precioso de los regalos. Cristo le encomendó que se encargara de cuidar a la Madre Santísima María, como si fuera su propia madre, diciéndole:

"He ahí a tu Madre".

Y diciendo a María:

"He ahí a tu hijo".

El domingo de la Resurrección, fue el primero de los apóstoles en llegar al sepulcro vacío de Jesús. Se fue corriendo con Pedro (al oír la noticia de que el sepulcro estaba vacío), pero como era más joven, corrió a mayor velocidad y llegó primero. Sin embargo, por respeto a Pedro lo dejó entrar a él primero y luego entró él también; y vio y creyó que Jesús había resucitado. Después de la Resurrección de Cristo, cuando la segunda pesca milagrosa, Juan fue el primero en darse cuenta de que el que estaba en la orilla era Jesús. Luego Pedro le preguntó al Señor señalando a Juan:
"¿Y éste qué será?"
Jesús le respondió:
"Y si Yo quiero que se quede hasta que Yo venga, a ti qué?"
Con esto algunos creyeron que el Señor había anunciado que Juan no moriría. Pero lo que anunció fue que se quedaría vivo por bastante tiempo, hasta que el reinado de Cristo se hubiera extendido mucho. Y en efecto vivió hasta el año 100, y fue el único apóstol al cual no lograron matar los perseguidores. Después de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, Juan iba con Pedro un día hacia el templo, y un pobre paralítico les pidió limosna. En cambio le dieron la curación instantánea de su enfermedad. Con este milagro se convirtieron cinco mil personas, pero los apóstoles fueron llevados al tribunal supremo de los judíos, que les prohibió hablar de Jesucristo. Pedro y Juan les respondieron:
"Tenemos que obedecer a Dios, antes que a los hombres"
Los encarcelaron, pero un ángel llegó y los libertó. Otra vez los pusieron presos y les dieron 39 azotes a cada uno. Ellos salieron muy contentos de haber tenido el honor de sufrir esta afrenta por amor al Señor Jesús, y siguieron predicando por todas partes. Juan, para cumplir el mandato de Jesús en la Cruz, se encargó de cuidar a María Santísima como el más cariñoso de los hijos. Con Ella se fue a evangelizar a Éfeso y la acompañó hasta la hora de su gloriosa muerte.

El emperador Domiciano quiso matar al apóstol San Juan y lo hizo echar en una olla de aceite hirviente, pero él salió de allá más joven y más sano de lo que había entrado, entonces fue desterrado a la Isla de Patmos, donde fue escrito el Apocalipsis. Después volvió otra vez a Éfeso, donde escribió el Evangelio según San Juan, que es el libro que lo ha hecho tan famoso. Este libro tiene un estilo elevadísimo e impresionantemente hermoso. Agrada mucho a las almas místicas, y ha convertido a muchísimos con su lectura. A San Juan Evangelista lo pintan con un águila al lado, porque es el escritor de la Biblia que se ha elevado a más grandes alturas de espiritualidad con sus escritos. Ningún otro libro tiene tan elevados pensamientos como en su evangelio.

Dice San Jerónimo que cuando San Juan era ya muy anciano se hacía llevar a las reuniones de los cristianos, y lo único que les decía siempre era ésto:
"Hermanos, ámense los unos a otros".
Una vez le preguntaron por qué repetía siempre lo mismo, y respondió:
"Es que ése es el mandato de Jesús, y si lo cumplimos, todo lo demás vendrá por añadidura".
San Epifanio dice que San Juan murió hacia el año 100, a los 94 años de edad. Poco antes había ido a un monte tenebroso a convertir a un discípulo suyo que se había vuelto guerrillero, y lo logró convertir volviéndolo bueno otra vez. Dicen los antiguos escritores que amaba mucho a todos, pero que les tenía especial temor a los herejes porque ellos con sus errores pierden muchas almas.

Fuente - Texto tomado de EWTN: