sábado, 17 de diciembre de 2011

Lectura del Santo Evangelio Según San Lucas 1, 26-38


26. Estando ya Elisabet en su sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a Nazaret, ciudad de Galilea.

27. A una Virgen desposada con cierto varón de la casa de David, llamado José; y el nombre de la Virgen era María.

28. Y habiendo entrado el ángel a donde ella estaba, le dijo:
"Dios te salve, ¡oh llena de gracia!, el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres".
29. Al oír tales palabras la Virgen se turbó, y púsose a considerar qué significaría una tal salutación.

30. Mas el ángel le dijo:
"¡Oh María!, no temas, porque has hallado gracia en los ojos de Dios.

31. Sábete que has de concebir en tu seno, y parirás un Hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.

32. Éste será Grande, y será llamado Hijo del Altísimo, al cual el Señor Dios dará el trono de su padre David, y reinará en la casa de Jacob eternamente.

33. Y su reino no tendrá fin".
34. Pero María dijo al ángel:
"¿Cómo ha de ser eso, pues yo no conozco ni jamás conoceré varón alguno?"
35. El ángel en respuesta le dijo:
"El Espíritu Santo descenderá sobre Ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, o fecundará; por esta causa el fruto santo que de Ti nacerá será llamado Hijo de Dios.

36. Y ahí tienes a tu parienta Elisabet, que en su vejez ha concebido también un hijo; y la que se llamaba estéril, hoy cuenta ya el sexto mes.

37. Porque para Dios nada es imposible".
38. Entonces dijo María:
"He aquí la esclava del Señor, hágase en Mí según tu palabra".
Y en seguida el ángel desapareciendo se retiró de su presencia.

Palabra del Señor,
Gloria a Ti, Señor Jesús

Novena de Navidad - Día Tercero (Diciembre 18)


Consideración

Así había comenzado su vida encarnada el Niño Jesús. Consideremos el alma gloriosa y el Santo Cuerpo que había tomado, adorándolos profundamente.

Admirando en primer lugar el alma de ese divino Niño, consideremos en ella la plenitud de su ciencia beatífica, por la cual desde el primer momento de su vida vio la divina esencia más claramente que todos los ángeles y leyó lo pasado y lo porvenir con todos sus arcanos y conocimientos.

Del alma del Niño Jesús pasamos ahora a su cuerpo, que era un mundo de maravillas, una obra maestra de la mano de Dios. Quiso que fuese pequeño y débil como el de todos los niños y sujeto a todas las incomodidades de la infancia, para asemejarse más a nosotros y participar en nuestras humillaciones.

La belleza de este cuerpo del Divino Niño fue superior a cuanto se ha imaginado jamás, y la divina sangre que por sus venas empezó a circular desde el momento de su Encarnación, es la que lavó todas las manchas del mundo culpable.

Pidámosle que lave las nuestras en el sacramento de la penitencia, para que el día de su dichosa Navidad nos encuentre purificados, perdonados y dispuestos a recibirle con amor y provecho espiritual.

(A continuación se reza: Oración para todos los días - Oración a la Santísima Virgen María - Oración a San José - Gozos para la llegada del Niño Dios - Oración al Niño Jesús)

Fuente - Textos tomados de la Novena de Navidad - Arquidiócesis de Medellín