domingo, 20 de febrero de 2011

Beata Jacinta de Jesús Marto - Vidente de Nuestra Señora de Fátima - Febrero 20


Nació en Aljustrel, el día 11 de Marzo de 1910. Murió santamente el 20 de Febrero de 1920, en el Hospital de "D. Estefânia", en Lisboa, después de una larga y dolorosa enfermedad, ofreciendo todos sus sufrimientos para la conversión de los pecadores, por la paz del mundo y por el Santo Padre.

El día 12 de Septiembre de 1935 fue solemnemente trasladado su cadáver del sepulcro de la familia del Barón de Alvaiázere, en Ourém, para el cementerio de Fátima y colocado junto a los restos mortales de su hermanito Francisco.

El día 1 de Mayo de 1951 se efectuó con la mayor sencillez, el traslado de sus restos mortales para el nuevo sepulcro preparado en la basílica de Cova de Iria, (lado izquierdo según se entra). El proceso de beatificación de los dos videntes de Fátima, Francisco y Jacinta Marto, después de las primeras diligencias hechas en 1945 fue iniciado en 1952 y concluido en 1979.

El 15 de Febrero de 1988 fue entregada al Santo Padre Juan Pablo II y a la Congregación para la causa de los Santos, la documentación final que contribuyó para que el Santo Padre los proclamara "beatos". Por medio de esta documentación ellos fueron declarados "venerables" por decreto el 13 de Mayo de 1989. El último paso será, como esperamos, la canonización por la cual serán declarados "santos".

Texto tomado de EWTN:
http://www.ewtn.com/fatima/spanish/children/index.htm




Palabras de Jacinta


Sobre el pecado:

  • Los pecados que llevan más almas al Infierno son los pecados de la carne.
  • Vendrán modas que han de ofender mucho a Nuestro Señor.
  • Las personas que sirven a Dios no deben ir con la moda, la Iglesia no tiene modas, Dios es siempre el mismo.
  • Los pecados del mundo son muy grandes.
  • Si los hombres supiesen lo que es la eternidad, harían todo para cambiar de vida.
  • Los hombres se pierden porque no piensan en la muerte de Nuestro Señor y no hacen penitencia.
  • Muchos matrimonios no son buenos, no agradan a Nuestro Señor y no son de Dios.
Sobre los sacerdotes y los gobernantes:


  • Madrina mía, ¡pida mucho por los pecadores!
  • ¡Pida mucho por los sacerdotes!
  • ¡Pida mucho por los religiosos!
  • ¡Los sacerdotes sólo deberían ocuparse de las cosas de la Iglesia!
  • ¡Los sacerdotes deben ser puros, muy puros!
  • La desobediencia de los sacerdotes y religiosos a sus superiores y al Santo Padre ofende mucho a Nuestro Señor.
  • Madrina mía, ¡pida mucho por los gobiernos!
  • ¡Ay de los que persiguen la Religión de Nuestro Señor!
  • Si el gobierno dejase en paz a la Iglesia y diese libertad a la Santa Religión, sería bendecido por Dios.
Sobre las virtudes cristianas:

  • Madrina mía, no ande en medio del lujo; huya de las riquezas.
  • Sea muy amiga de la santa pobreza y del silencio.
  • Tenga mucha caridad, incluso con quien es malo.
  • No hable mal de nadie y huya de quien lo hace.
  • Tenga mucha paciencia, porque la paciencia nos lleva al Cielo.
  • La mortificación y los sacrificios agradan mucho a Nuestro Señor.
  • La confesión es un sacramento de misericordia. Por eso es necesario que se aproximen al confesionario con confianza y alegría. Sin confesión no hay salvación.
  • La madre de Dios quiere más almas vírgenes, que se vinculen a Ella por el voto de castidad.
  • Para ser religiosa es necesario ser muy pura de alma y de cuerpo.
  • Iría con mucho gusto a un convento; pero quiero más ir al Cielo.
  • ¿Y sabes tú qué quiere decir ser pura?, le preguntaba la Madre Godinho.
  • Sí, lo sé. Ser pura de cuerpo es guardar la castidad; y ser pura de alma es no cometer pecados, no mirar lo que no se debe ver, no robar, no mentir nunca, decir siempre la verdad aunque nos cueste.
  • Quien no cumple las promesas que hace a Nuestra Señora, nunca tendrá felicidad en sus cosas.
  • Los médicos no tienen luz para curar bien a los enfermos, porque no tienen amor de Dios.
Texto tomado del Libro:
Fátima - Por Fin Mi Inmaculado Corazón Triunfará - Su Mensaje - Sus Advertencias - Sus Promesas - Campaña Salvadme Reina de Fátima, por la gracia de Jesús - P. Juan Clá Dias